viernes, 26 de julio de 2013

EL CONTENEDOR

Con un estribillo y unos coros podría ser el título de una canción del verano de Georgie Dann, pero fue en primavera cuando los contenedores sembraron la discordia en numerosos municipios de Gipuzkoa por un quítame un puerta a puerta. 

Cierto es que detrás de la polémica hay intereses económicos y planteamientos divergentes sobre el tratamiento de residuos, y que la desaparición, salvo de los destinados al vidrio, de un instrumento que al menos tiene tanta historia por detrás como la fregona o el portero automático, merece un debate extenso y reposado, pero lo que recrudece la controversia - a mí al menos así me lo parece - es el espíritu revanchista de los desalojados de los gobiernos municipales (PNV), promotores repentinos de grupos de desobediencia civil y referéndum populares. Lo que hay que ver…
Dice una leyenda urbana que la kale borroka abandonó su obsesión por la quema de contenedores el día que un grupete de pirómanos vio salir a un joven rumano de la tripa de uno de ellos con un manojo de quincalla metálica. Las leyendas nunca son del todo ciertas pero suelen esconder medias verdades, porque algo parecido le ocurrió a un amigo mío cuando bajó a echar la basura de su casa y oyó que alguien con acento extranjero se cagaba en su parentela. Desde entonces abre el artefacto con precaución, saluda con un protocolario “buenas noches”, y si nadie contesta lanza la bolsa de la basura a su interior.

El contenedor, como las bolsas de basura, es un instrumento urbano relativamente moderno. Hace solo unas décadas los cubos de basura iban tal cual, sin aislantes; se acumulaban frente a la puerta de los edificios y eran descargados directamente por los empleados del ayuntamiento en los camiones. Pese a lo que pueda parecer también había reciclaje selectivo, ya que en cada barrio había un trapero que compraba “ampolles i papers, draps i roba bruta, paraigües i mobles vells”  (“botellas, trapos y ropa sucia, paraguas y muebles viejos”, decía la viejísima canción de Serrat / http://www.youtube.com/watch?v=LbjgCCcCOl4), que luego revendía y reintegraba a la cadena productiva. 

Con la asunción de la responsabilidad del reciclaje urbano, los municipios consiguieron que éste se multiplicara exponencialmente. Fue la irrupción de los contenedores de colorines varios y su creciente modernización, incluso con destino en el subsuelo.  En la actualidad los contenedores de basura orgánica son, además, fuente de nutrientes para pobres y clases medias en caída libre, que los merodean en busca de algo que echarse a la boca. Para muestra un botón.

viernes, 19 de julio de 2013

ALTERNATIVA LAICA PUBLICA SU INFORME 
SOBRE EL ESTADO DE LA LAICIDAD EN 2012

Como es evidente la laicidad en el Estado Español es una asignatura pendiente, que no gana con los gobiernos supuestamente laicos y pierde mucho gas con los confesionales de derecha. 

Aquí el enlace: http://www.alternativalaica.es/articulos/informe-sobre-el-estado-de-la-laicidad-2012

miércoles, 10 de julio de 2013

EQUÍVOCO

Hugo Gatti
Allá estaba Gatti, el legendario cancerbero argentino. Colaboraba en un programa de deportes, y  si la cámara mantenía un plano medianamente fijo yo podría confirmar si se trataba del portero que, durante mis últimos años de futbolista amateur, puse de ejemplo de lo que nunca hay que llevar cuando se juega: un collarcito-amuleto, la esclavina, un arete, el anillo de bodas…
Según creía haber leído años atrás, Hugo Gatti se segó el dedo anular al engancharse la sortija de su mano derecha con uno de los ataderos de los que colgaba la red de la portería. El cronista se dejaba llevar  por la épica del momento y describía el amago del delantero ante la acometida del central, su gesto técnico disparando el balón con una trayectoria en parábola directa a la cruceta, y el salto del guardameta para atajarlo, que comparaba con el vuelo majestuoso de un águila imperial.  
Como si la figura histórica de Gatti fuera irrelevante, no me interesaba el contenido del programa, ni su participación, seguramente amena, llena de anécdotas y sucedidos, sino confirmar la amputación de uno de sus dedos. La posición del portero no permitía una visión clara de las manos. Se trataba de una de esas tertulias con una mesa parecida a la de la santa cena, un director en el centro y media docena de apóstoles repartidos a derecha e izquierda, de manera que éste solo aparecía esporádicamente, cuando el presentador le concedía la palabra. En la primera toma me fue imposible distinguir el número de dedos de ambas extremidades, ya que las mantenía apoyadas en la mesa. Hubo otros dos planos antes de que Gatti, ya metido de lleno en el debate, empezara a gesticular recordándonos su ascendencia italiana, pero, o le había vuelto a crecer o no le faltaba ningún dedo.
Yo nunca había estado seguro de que el protagonista del accidente fuera Hugo Gatti, y ahora empezaba a dudar de que éste hubiera ocurrido realmente o se trataba de una de esas advertencias maternas que se acaban asimilando a un hecho y personaje auténticos. ¿Murió realmente un motorista por la picadura de una avispa cuando llevaba la boca abierta? o ¿hubo alguna vez un portero que perdiera un dedo al parar un balón endemoniado?
Pumpido con el dedo recién recuperado
Pues sí. Nery Pumpido, portero del River Plate, ganador de la Copa del Mundo en México y uno de los mejores arqueros de la República Argentina, perdió el dedo anular mientras se recuperaba de una lesión. El ejercicio era muy sencillo. Pumpido tenía que tocar el larguero cada vez que su preparador físico se lo indicaba. En uno de esos saltos, la alianza se le enganchó en uno de los arneses que servían para atar la red y dejó ambos, anillo y dedo, colgando de la escarpia. 
Tras una insólita operación que duró cerca de cuatro horas, un reconocido microcirujano bonaerense consiguió reimplantárselo, de modo que, en su caso, yo tampoco podría haber comprobado la amputación a vista de pájaro. 
Nery Pumpido jugó varios años más en River, el Betis y el Unión de Santa Fe, y creo que Hugo Gatti sigue tertuliando en Intereconomía.