miércoles, 26 de junio de 2013

LA TRADUCCIÓN

En una de las entregas del blog, la dedicada al semáforo, tuve la tentación de corregir un par de palabras de La noia del semàfor, el  poema de Joan Margarit. Un error y un atrevimiento, ya que el caso de Margarit  es un tanto singular, al tratarse de un poeta bilingüe en toda la extensión de la palabra, un poeta que no traduce de una lengua a otra, sino que versifica en ambas.

Dicen los grandes lectores que hay que leer una obra en su versión original. Pero es evidente que traducir los giros y continuos usos específicos de una lengua entraña una gran dificultad. ¿Cómo pasar al inglés expresiones populares como “se ha pasado tres pueblos” o, la afortunadamente pasada de moda gracias a Camilo Sesto, “mola mazo”?

Al hilo de esta dificultad he recordado y recopilado tres historias divertidas sobre el mundo de los intérpretes, las traducciones y los doblajes.

La primera entrega es un comic de Lauzier, un dibujante ya fallecido que mostró en “Las cosas de la vida” una apasionante y corrosiva visión del mundo con los ojos de los años ochenta del pasado siglo. Pues bien, en el número 2 aparece “Diálogo en la cumbre”, la amarga historia de un intérprete africano obligado a traducir su propia condena. He colgado el comic en Picasa para que se pueda degustar: https://picasaweb.google.com/101454337953235625264/LauzierDialogoEnLaCumbre

La segunda referencia la leí en un artículo de Jacinto Antón dedicado a los llamados “pieles rojas”, los indígenas que poblaban América del Norte antes de su colonización. Archie Fire Lame Deer era un chamán de una tribu nómada, la de los lakota, que trabajó en Hollywood como extra y especialista en decenas de películas, “La diligencia” y “Flecha rota”, entre otras. Ya veterano, Archie se recicló como asesor y doblador de películas de sioux, y aprovechó la ocasión para vengar las afrentas sufridas por su pueblo a lo largo de los siglos. Cuenta Antón que el doblador traducía a su aire, burlándose de los directores de western y de su visión estereotipada de la realidad indígena. Colocaba canciones infantiles en vez de cantos fúnebres, o  frases del estilo de “a ese blanco no se le levanta”, mientras el subtítulo rezaba “mi hermano blanco habla con lengua recta”. El tipo se lo tenía que pasar pipa…

El último regalito es un clásico. La famosa parodia de Tip y Coll sobre cómo llenar un vaso de agua y su traducción al francés. A la derecha está el enlace a una de sus múltiples versiones.

Bon appétit