jueves, 15 de agosto de 2013

Kid Paret y Emile Griffith

KID PARET, EL BOXEADOR QUE 
LLAMÓ MARICÓN A EMILE GRIFFITH

Lo confieso, cuando era un adolescente me gustaba el boxeo. A los catorce años me metía en la cama con un transistor y escuchaba clandestinamente la retransmisión de las veladas de los jueves en el Price de Barcelona. Estaba más empapado de los púgiles de la época que de los futbolistas que poblaban los diarios deportivos de BCN. Podría falsear afición tan políticamente incorrecta con un repaso a las películas que el cine ha ido dedicando a ese deporte, pero por mucho que algunas sean auténticas obras maestras, en aquel entonces o aún no habían sido estrenadas o yo no las conocía. Así que no hay nada que me disculpe. Tampoco la tipología canalla de sus protagonistas; esa pléyade de chulos de barrio golpeándose entre doce cuerdas como nuevos gladiadores. Pan y circo.

Benny Kid Paret era uno de ellos. Pasó infancia y juventud de trifulca en trifulca con otros gallitos de los arrabales más pobres de Santa Clara (Cuba), donde cortaba caña por un dólar diario, hasta que un entrenador vio sus cualidades físicas, encontró un patrocinador que regentaba una carnicería y le convirtió en el “ídolo de los matarifes”. Siendo todavía Bernardo Paret ganó 26 combates como amateur y sufrió una sola derrota a manos un tipo que le sacaba peso, estatura y malas artes.

Kid Paret


Cuando Fidel Castro prohibió el boxeo profesional, los mejores púgiles de Cuba fueron a buscarse la vida a los Estados Unidos. En manos de mafiosos dispuestos a sacar el mayor partido de sus músculos, Kid Paret recorrió varias categorías, incluso la de los semipesados, muy por encima de su talla y morfología. Era un “echao palante” que ni siquiera aprendió a leer y escribir, un faltón dispuesto a comerse el mundo con los puños. 

En abril de 1960 conquistó el campeonato mundial de los pesos welter, un entorchado que perdió y recuperó enfrentándose a uno de los mejores boxeadores de la categoría de todos los tiempos: Emile Griffith.

En el intermedio, los mentores de Kid Paret se aprovecharon de su carácter bravucón y concertaron una pelea con el rey de los pesos medios. Pretendían que ostentara la corona mundial en dos categorías luchando con un contrincante desigual, de mayor peso y envergadura. Todas las peleas de Kid Paret eran cruentas. No era el mejor púgil de la generación cubana que desembarcó en los Estados Unidos pero sí el mejor encajador, con una resistencia al castigo que lindaba lo inhumano. Así que en diciembre de 1961 Kid Paret le aguantó 10 asaltos a Gene Fuller, el rey de los medios, en una de las peleas más sangrientas que se recuerdan.

Solo 4 meses después, el cubano se presentó al pesaje para defender el título inferior ante Griffith con un certificado médico que le habilitaba y su verborrea habitual. Emile Griffith era un atleta espectacular. Lo habían descubierto por casualidad, mientras trabajaba con el torso desnudo en una fábrica de sombreros para mujer. Con solo unos meses de entrenamiento se subió a un ring y en poco tiempo disputó el campeonato del mundo. Solo tenía un “defecto”: se decía que le gustaban los hombres, un tabú en aquel tiempo, más si uno era un gladiador, el prototipo de macho alfa. 

Dice la leyenda que Kid Paret llegó al pesaje contoneando las caderas y la mano en el culo, y que cuando vio acercarse a Griffith le llamó maricón sin más preámbulo. Es verosímil. Al “indio Nevares”, todavía en Cuba, le dijo que le iba a quitar el arco y las flechas, y era habitual oírle burlarse de sus contrincantes. 

También se dice que tuvieron que separarlos y que la frase fue el motivo del ensañamiento de Griffith en el duodécimo asalto de la pelea que les enfrentó a las pocas horas: veintitantos golpes en una de las esquinas del cuadrilátero con la televisión en directo (ver enlace en siguiente viñeta).  Éste no volvió a recuperar el conocimiento. Falleció diez días después. Pese a la paliza, es mayoritaria la sensación de que el cubano empezó a morir en el combate que había librado con Fuller unos meses antes, del que no tuvo tiempo de recuperarse debidamente.

https://www.youtube.com/watch?feature=player_detailpage&v=E_hgassgD94
Sigue la leyenda que Griffith, que boxeó hasta los 47 años, no volvió a golpear con todas sus fuerzas y se convirtió voluntariamente en una esgrimista que ganaba los combates a los puntos, lo que, unido al reconocimiento de su bisexualidad, agrandó el mito iniciado con la muerte del cubano. Griffith falleció el 23 de julio pasado y los medios de comunicación recordaron con unanimidad la frase que resumía los años posteriores a la tragedia que acabó con su contrincante: "Sigo preguntándome lo extraño que es todo esto. Mato a un hombre y la mayoría lo entiende y me perdona. Sin embargo, amo a un hombre y esa misma gente lo considera un pecado imperdonable. Aunque nunca fui a la cárcel, he estado en prisión casi toda mi vida"

Acabaré con los últimos versos del poema que Nicomedes Santa Cruz, poeta peruano, dedicó a Kid Paret.
"La gente aplaude al que me mata
El referee no dice break
Que mi mujer no sepa nada
Mi nombre es Benny Kid Paret."