martes, 30 de diciembre de 2014

ÓPERA, CHAMPÁN Y CREMA DE AVENA

La portavoz del PP en las Juntas Generales de Bizkaia ha sido destituida hace unos días por su propio grupo, que alega pérdida de confianza. El detonante, los 43.000 euros que las juntas gastan anualmente en entradas para la ópera, un dinero que la juntera destituida consideraba “abusivos, extemporáneos y poco razonables”, y sus correligionarios de lo más normalito.
banda de lores luciendo pelucón

Esa mismo institución dedica otros 50.000 euros al año al abastecimiento de bollería y similares para el desayuno de los junteros, casi tanto como lo que la Cámara de los Lores inglesa, formada por esos señores y señoras disfrazados con extrañas túnicas y pelucones canos, dedica a la compra de champán.


Remato el triángulo leyendo con estupor en El País que la baronesa Anne Jenkins, representante conservadora en la otra cámara parlamentaria, la de los comunes, achacaba la creciente desnutrición de niños de las clases populares del Reino Unido a “la pérdida de habilidades culinarias de los pobres, que no saben cocinar”, y ponía como ejemplo los 4 peniques  que a ella le cuesta la crema de avena que se prepara todas las mañanas. Así que junteros y lores de uno y otro lado del mar seguirán disponiendo de sus entradas para la ópera, su champancito y su crema de avena. Faltaría más…

domingo, 14 de diciembre de 2014

Navidad con Salvat Papasseit

UN POEMA NAVIDEÑO DE SALVAT PAPASSEIT 
Y OTRO DE PROPINA

Joan Salvat Papasseit (Barcelona 1894-1924) es uno de los poetas más peculiares de los inicios del siglo XX. Autodidacta, pacifista, vanguardista, militante antitaurino, hombre de ideas libertarias, catalanista radical, conoció a muchos de los intelectuales y políticos más influyentes de la época en el Ateneo Enciclopédico Popular. Quizás porque solo vivió 30 años, su poesía me parece de una ingenuidad y cotidianidad entrañables, y pese a que arrastró desde muy joven una tuberculosis que acabó llevándole a la tumba y perdió a una hija de dos años, sus poemas tienen una gran vitalidad y un optimismo contagioso.

estatua de Salvat Papasseit en
el Moll de la Fusta de Barcelona
donde trabajó en su juventud
Cuento en un poema que escribí en los años noventa que conocí a Salvat Papasseit por la publicación de unos versos suyos en una hoja parroquial de Arenys de Mar en pleno franquismo (“Somos mediterráneos,/ niños que cogen ranas en los aljibes de la huerta/ o van camino arriba por la riera de Arenys/leyendo los versos locos,/ extravagantes, de Salvat-Papasseit/ en la hoja parroquial de un domingo de verano,/ y esperan que una torrentera, de improviso,/ lance al mar el coche del alcalde,/ y lo jalean/ llenos de esa risa contagiosa de jóvenes/ sin prisa y sin dolor”). Cuando lo recuerdo me parece algo surrealista, teniendo en cuenta la ideología del poeta, redactor jefe de la enemic del poble” (Un enemigo del pueblo), revista autotitulada “fulla de subversió espiritual” (hoja de subversión espiritual) y tampoco soy muy consciente de qué hacía en mis manos una hoja parroquial. Pero así fue.


Aunque lo tenía un poco olvidado, reencontré a Salvat Papasseit hace unos días buscando versos dedicados a la Navidad. Tratándose de un poeta no creyente y teniendo en cuenta lo de la hoja parroquial, me ha parecido una buena elección. El otro poema, escrito durante una de las convalecencias previas a su muerte, muestra el optimismo que le caracterizaba.

Nadal 
Sento el fred de la nit 
i la simbomba fosca. 
Així el grup d'homes joves que ara passa cantant. 
Sento el carro dels apis 
que l'empedrat recolza 
i els altres qui l'avencen, tots d'adreça al mercat. 
Els de casa, a la cuina, 
prop del braser que crema, 
amb el gas tot encès han enllestit el gall. 
Ara esguardo la lluna, que m'apar lluna plena; 
i ells recullen les plomes, 
i ja enyoren demà. 
Demà posats a taula oblidarem els pobres 
-i tan pobres com som-. 
Jesús ja serà nat. 
Ens mirarà un moment a l'hora de les postres 
i després de mirar-nos arrencarà a plorar. 


Navidad
Siento el frío de la noche
Y la oscura zambomba.
El grupo de muchachos, que ahora pasa, cantando
Siento el carro de apios
que sostiene el empedrado
y otros carros que avanzan, todos hacia el mercado.
Los de casa en la cocina
junto al rojo brasero que quema,
con el gas encendido han preparado el gallo.
Ahora miro la luna que parece llena
y recogen las plumas
y ya añoran mañana.
Mañana en la mesa olvidaremos a los pobres
-¡Tan pobres como somos!-
Jesús ya habrá nacido
Nos mirara un instante a la hora del postre
y después de mirarnos, se echará a llorar.

Tot l'enyor de demà
Ara que estic al llit
malalt,
estic força content.
Demà m’aixecaré potser,
i heus aquí el que m’espera:

Unes places lluentes de claror,
i unes tanques amb flors
sota el sol,
sota la lluna al vespre;
i la noia que porta la llet
que té un capet lleuger
i duu un davantalet
amb unes vores fetes de puntes de coixí,
i una rialla fresca.

I encara aquell vailet que cridarà el diari,
i qui puja als tramvies
i els baixa
tot corrent.

I el carter
que si passa i no em deixa cap lletra m’angoixa
perquè no sé el secret
de les altres que porta.

I també l’aeroplà
que em fa aixecar el cap
el mateix que em cridés una veu d’un terrat.

I les dones del barri
matineres
qui travesseen de pressa en direcció al mercat
amb sengles cistells grocs,
i retornen
que sobreïxen les cols,
i a vegades la carn,
i d’un altre cireres vermelles.

I després l’adroguer,
que treu la torradora del cafè
i comença a rodar la maneta,
i qui crida les noies
i els hi diu: -Ja ho té tot?
I les noies somriuen
amb un somriure clar,
que és el baume que surt de l’esfera que ell volta.

I tota la quitxalla del veïnat
qui mourà tanta fressa perquè serà dijous
i no anirà a l’escola.

I els cavalls assenyats
i els carreters dormits
sota la vela en punxa
quje dansa en el seguit de les roderes.

I el vi que de tants dies no he begut.

I el pa,
posat a taula.
I l’escudella rossa,
fumejant.

I vosaltres amics,
perquè em vindreu a veure
i ens mirarem feliços.

Tot això bé m’espera
si m’aixeco
demà.
Si no em puc aixecar
mai més,
heus aquí el que m’espera:

Vosaltres restareu,
per veure el bo que és tot:
i la Vida
i la Mort. 

Toda la nostalgia de mañana
Ahora que estoy en cama
enfermo,
me noto muy contento.
--Mañana me levantaré quizás
y he aquí lo que me espera:

Unas plazas brillantes de luz,
y unas cercas con flores
bajo el sol,
bajo la luna, al ocaso;
y la chica que trae la leche
de cabecita loca
con su delantalito
de bordes rematados por encajes,
y con su risa fresca.

Y además aquel chico que voceará el diario,
que sube a los tranvías
y que los baja
en marcha

Y el cartero
que me angustia si pasa sin dejarme una carta
porque no sé el secreto
de las otras que lleva.

Y también el avión
que hará alzar mi cabeza
tal si desde un terrado me llamara una voz.

Y las mujeres del barrio
Madrugadoras,
que cruzan muy deprisa camino del mercado
con sus cestos pajizos
y vuelven
rebosantes de coles,
algunas veces carne,
y en otro, rojas cerezas.

Y después el tendero
que saca la tostadora de café
y empieza a darle vueltas al manubrio,
y que llama a las chicas
y les dice: --¿Ya lo tiene todo?

Y las chicas sonríen
son la clara sonrisa,
que es el olor que sale de la esfera que él mueve.

Y todos los niños de mi vecindario
que armarán mucho ruido porque ya será jueves
y no irán a la escuela.

Y los caballos dóciles
y los carreteros dormidos
bajo la lona en punta
que danza al recorrer las roderas.

Y el vino que hace días no he bebido

Y el pan,
puesto en la mesa.
Y el cocido rubio,
humeante.

Y vosotros amigos,
porque vendréis a verme
y nos miraremos, felices.

Todo eso me espera
si me levanto
mañana.

Si no me puedo levantar
nunca más,
he aquí lo que me espera:

--Vosotros quedaréis,
Para ver que todo es excelente;
y la Vida
y la Muerte.

Traducción de José Agustín Goytisolo


Se trata de un poeta que ha sido musicado infinidad de veces por Serrat, Ribalta, Miserachs, Llach, Toti Soler, Ovidi Montllor, etcétera, etcétera, pero me ha parecido más original echar mano a la versión de Loquillo de “Ara no es fa, però jo encara ho faria”

lunes, 8 de diciembre de 2014

IMPOSTOR

Reconozco que me encantan los impostores, quiero decir las historias de impostores. Recuerdo vagamente una película que me divirtió cuando era adolescente. Como entonces las televisiones eran en blanco y negro, ni siquiera sé si era así o, como en otras ocasiones, una imposición de la tecnología de la época. Se llamaba “El gran impostor”, estaba interpretada por Tony Curtis y he sabido por google que la dirigió Robert Mulligan, para situarnos, el mismo de “Matar a un ruiseñor”.  Me gustaría revisarla para comprobar si la estupenda obra menor de Spielberg, “Atrápame si puedes”, tiene algo que ver con la anterior.

En fin, creo que podría hacer una lista de películas sobre impostores y falsificadores más que satisfactoria, en la que no podría faltar “La vida de nadie”, con ese José Coronado que se pasa los días en un parque de Madrid, mientras su familia cree que es un alto ejecutivo del Banco de España.


En 1978 unos cuantos rebotados de lo que con rimbombancia se llamaba “izquierda revolucionaria” que trabajábamos en la administración nos afiliamos a la CNT. Éramos “impostores”, ya que no compartíamos las ideas del anarco-sindicalismo y nuestra única pretensión era hacer “entrismo”, entrar de forma más o menos organizada para coger la dirección ideológica del sector. La aventura duró solo unos meses. Cuando la dirección del sindicato, dominada todavía por gente mayor y sectaria que procedía del exilio, se dio cuenta de la maniobra, disolvió la organización sectorial de la administración del estado y nos expulsó en una asamblea  caótica en la que no faltaron los puñetazos.  El secretario general de la CNT se llamaba Enric Marco.

Viene esta historia de batallitas de abueletes a propósito de la publicación de “El impostor”, una novela biográfica de Javier Cercas dedicada precisamente a Enric Marco, de quien se supo, a punto de pasar a la historia como héroe superviviente del campo de concentración de Mauthausen, que no solo no lo había pisado nunca, sino que solo empezó su carrera sindical cuando el dictador ya estaba enterrado en el valle. No he leído la novela todavía pero promete ser apasionante. Según palabras del propio autor afronta “la impostura” de determinadas figuras surgidas en la transición, quizás también de la de algunos de los que la vivimos en un segundo o tercer plano.

Sigue la tradición: Enric Marco, Luis Roldán, Félix Millet, el pequeño Nicolás…


De acompañamiento musical otro “El gran impostor”, el de Los Platters:

jueves, 27 de noviembre de 2014

DESAPARECIDO

El otro día, los árboles, farolas y cristales de algunas tiendas de la Gran Vía aparecieron con carteles que avisaban de que un anciano había desaparecido. Me llamó la atención que la desaparición se hubiera producido en Vitoria, dada la lejanía, y pensé que sus familiares habrían transmitido su ansiedad con tal fuerza que alguien, en Bilbao, les ayudaba en la búsqueda de un anciano con alzheimer. Días más tarde veo que los pasquines con la fotografía del anciano están por toda la ciudad.

En algunos de mis relatos hay desaparecidos eventuales. Escapan de sí mismos incapaces de afrontar situaciones que consideran agobiantes o, simplemente, para mantener una extraña e intermitente doble vida. Los desaparecidos permanentes dicen ir a por tabaco y se van a Brasil a pegarse la gran vida, o se pierden, como el señor del anuncio, en el rellano de la escalera y entran en un agujero negro.

Pero la palabra desaparecido tiene una connotación no tan literaria. En 1982 Costa Gavras dedicó una película a uno de los más de 3.000 “desaparecidos” por la dictadura de Pinochet. El hecho de que el caso estuviera dedicado a un estadounidense y que el padre fuera interpretado por Jack Lemmon ayudó a internacionalizar el conocimiento de la barbarie. Desde hacía ya cinco años un grupo de mujeres que pedía la aparición de sus hijos en Buenos Aires eran tachadas de locas porque llevaban el pañal de sus hijos en la cabeza y paseaban de dos en dos por la Plaza de Mayo. El número de desaparecidos en Argentina estaba entre los diez y treinta mil. Eran incinerados, enterrados en fosas comunes o lanzados al mar. El caso es que meses después del estreno de la película de Costa Gavras la Organización de Estados Americanos (OEA) declararía que toda desaparición forzada debería calificarse de crimen contra la humanidad, declarándolo imprescriptible en 1994.

Según los estudios realizados por las asociaciones para la recuperación de la memoria histórica y el juez Baltasar Garzón, el número de desaparecidos forzados durante la dictadura franquista ocupa el segundo puesto del ránking mundial, alcanzando la cifra escalofriante de 143.353 personas. 

Desgraciadamente no es solo cosa del pasado. Se cumplen dos meses de la desaparición de 43 estudiantes mexicanos de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, en el municipio de Iguala, estado de Guerrero, por la “fechoría” de protestar contra la discriminación que sufren en la repartición de plazas en favor de escuelas urbanas por parte del Gobierno local. La esperanza es que los mexicanos parecen empeñados en que el delito no prescriba.

El pasado 24 de noviembre mi madre fue diagnosticada de alzheimer, algo previsible desde que en los últimos tiempos su personalidad y su memoria se empeñaron en ir desapareciendo lentamente…
Para los desaparecidos de uno u otro signo, esta canción de Gotan Project:

jueves, 13 de noviembre de 2014


EARLY MORNING RAIN por IAN&SYLVIA

El otro día leí que un joven Bob Dylan solía escuchar a Ian&Sylvia y descubrí esta interpretación de "Early morning rain", una canción que me hace recordar unas potentes anginas que pasé en cama con unos catorce años de edad, oyendo una y otra vez un disco de Peter Paul and Mary que la incluía. El propio Dylan la versionó, no lo recordaba, y también Neil Yong, no tenía ni idea. La canción no es ni de Ian&Sylvia, ni de Peter Paul and Mary, sino de Gordon Lighfoot, joder con el apellido...
Buen fin de semana...

jueves, 6 de noviembre de 2014

EL CEMENTERIO

El recién pasado 1 de noviembre, día de todos los santos, no pude ir al cementerio de Orduña, en uno de cuyos pequeños panteones, seguramente apiñados, yacen los restos de los antepasados de mi mujer. Solemos hacer bromas macabras e inventar que robamos las mejores flores de otras tumbas para ofrecérselas a los nuestros, pero somos, paradójicamente, un grupo de ateos o como mucho escépticos que no falta año tras año a cumplir la tradición.

Los cementerios son una especie de registro civil pedregoso. En los pueblos pequeños, árboles genealógicos completos con apenas media docena de apellidos. Puede apreciarse en la estructura de sus tumbas, panteones, nichos o mausoleos el nivel adquisitivo de los inquilinos, su carácter noble o plebeyo, incluso si se llevaban bien con la familia, cuando  ésta aparece separada, a veces sin una lógica simple.
la tumba de Antonio Machado en Collioure
También se puede intuir o conocer el nivel cultural y, desde luego a partir del día de todos los santos, si los sepultados son recordados todavía cuando algún ramo embellece la losa que les separa de la vida.

El cementerio de mi infancia está en una de laderas de Montjuic. En un nicho tapiado por un mármol negruzco reposaban los restos de mi abuelo paterno, que falleció en Barcelona por casualidad. Dos imágenes rememoran ese lugar al que no voy hace más de cuarenta años. A unos metros de la tumba de mi abuelo había una sepultura con el busto de una azafata fallecida en un accidente en los años cuarenta o cincuenta del pasado siglo. Cuando era niño me impresionaba que una chica tan joven hubiera tenido la mala suerte de morir. La otra imagen es la del mar extendido bajo la ladera, una imagen que siempre me viene a la cabeza cuando oigo eso de:

Y a mí enterradme sin duelo
entre la playa y el cielo...
En la ladera de un monte,
más alto que el horizonte.
quiero tener buena vista.
mi cuerpo será camino,
le daré verde a los pinos
y amarillo a la genista.

No en vano Serrat vivía en el Poble Sec, muy cerca del cementerio, e imagino que allí descansarán algunos de sus antepasados.
kanposanto de Areatza


He aprovechado para decorar el blog con un dibujillo que hice hace años en el cementerio de Areatza  (es flojete pero tiene su cosa sentimental) y una de las fotos que le hice a la tumba de Antonio Machado, lugar de peregrinación de republicanos,  en la visita que hicimos a Collioure hace un par de años.

jueves, 30 de octubre de 2014

EL PLACER DEL BUEN ACABADO

Hace unos días asistí, casi de casualidad, a la presentación de “Truffaut París”, una de esas obras que te reconcilian con el mundo. Digo “casi de casualidad” porque, avisado del evento por el Instituto Francés, pensaba que se trataba de un documental sobre el director de cine y su relación con la ciudad y me encontré con la edición de lo que el autor calificó con humildad  de guía fotográfica.


Veamos. Un cinéfilo admirador de François Truffaut, Arturo Barcenilla, vecino de Iruña, va a París en 1998 a la búsqueda inocente de algunos de los lugares de París que aparecen en las películas del director francés para fotografiarlos. Las primeras localizaciones exitosas, furtivas, casi con vergüenza, le animan a proseguir. Bastantes años después, cuando el proyecto ya toma cuerpo y ha retratado gran parte de esos escenarios, se va a permitir el lujo de dormir invitado en una de las habitaciones en las que habita Antoine Doinel, el alter ego del director. Reconozco haber olvidado muchas de sus películas y no me es nada simpático el personaje de Doinel, pero oyendo a Barcenilla envidio ese trabajo prolijo, que por el simple placer del buen acabado, sin la perspectiva siquiera de ser publicado se encarna, nada más y nada menos que dieciséis años después, en libro espléndido. Envidio la pasión con la que habla de ese trabajo y de Truffaut, y sobre todo, lo pipa que se lo ha tenido que pasar todos estos años… 

lunes, 20 de octubre de 2014

LA PRESENTACIÓN DE 
“ESE PUNTO PRECISO EN EL QUE ENCALLAS”

Cuando iba con mi amigo Edorta a la presentación del libro le comenté que mucha gente me había llamado para decirme que no podía ir, y él me recordó algo que yo le había contado. A los pocos días de que él mismo presentara “Para después de la nada” en la Casa del Libro hace ya seis años, hostias cómo pasa el tiempo…, fui a la librería a algún trámite y me encontré con otra presentación. Un par de tipos encorbatados, por lo que dijeron agente literario y escritor, presentaban un libro de vampiros, entonces muy de moda, ante una concurrencia de dos personas. Estuve unos minutos y pude oír que la primera tirada era de 10.000 ejemplares. Joder!!! Pero lo digo sinceramente, no me daban ninguna envidia. Yo iba a vender muchísimos menos libros, pero unos días antes mis amigos habían llenado ese mismo foro.

Edorta me consolaba explicándome que él había estado en presentaciones con un único “espectador”, pero me acordaba de aquel tipo comunicando a solo dos personas las maravillas de un libro sobre vampiros, que no sé que tenía que ver con su vida y la de la gente común, y tenía pánico. Sí, muchos amigos habían tenido la grandeza de llamarme casi pidiendo perdón por su ausencia forzosa, viajes comprometidos, compromisos familiares, recordándome que les reservara un ejemplar, pero me angustiaba la posibilidad de enfrentarme a un auditorio reducido. Cuando vi que, pese a esas ausencias forzadas, el “público” casi duplicaba al de mi anterior presentación, confirmé que no hay nada que pueda suplir a quienes te quieren y abrazan cuando sufres o, como en esta caso, saben que te pueden dar una alegría.


Así que el pasado viernes, en “loor de multitud” de amigos, otros cuantos amigos presentamos “Ese punto preciso en el que encallas”, editado por Agalir Ediciones Solidarias, y yo, al menos, me lo pasé francamente bien.

En unos días el libro podrá adquirirse en cualquiera de las librerías de la red de Elkar del País Vasco, y en nuestro barrio de Santutxu en la Copistería Dina.


Para la ocasión “Old friends” (“Viejos amigos”), ya sé ya sé, un poco ñoña, pero aun así es una de mis preferidas de Simon y Garfunkel, que uno empieza a estar en edad de soltar la lagrimilla...  

lunes, 6 de octubre de 2014

Rascacielos

RASCACIELOS

He leído estos días que Nueva York, más o menos pasada la resaca del 11-S, vuelve a mirar al intermitentemente a tierra y cielo con la idea de levantar varios edificios de respetable altura en la zona de Manhattan. Descartado competir con chinos y emires, los neoyorquinos se conforman con edificar el inmueble más alto del llamado mundo occidental. Una mole de 520 metros de altura en Park Avenue.

Hubo un tiempo en que yanquis y rusos pugnaron como niños por llegar al cielo, fuera mediante estructuras de hierro y hormigón, o metiendo a perritas y aventureros en pequeñas cápsulas que daban vueltas inútiles al globo terráqueo.

En 1953, el mismo año en que fallecía Stalin, los rusos terminaban el edificio central de la Universidad de Moscú, en aquel momento el 7º en el top ten de los edificios más altos del mundo. Casi al mismo tiempo construían uno similar en Varsovia, el Palacio de Joseph Stalin, un regalo envenenado del pueblo soviético. Quizás pensando en escribir algún día esta reseña me subí a los dos en tiempos pretéritos.  Toda una experiencia… Entonces había que ir en viajes organizados, y los guías hacían de tripas corazón, alababan el colosalismo de la obra y sobre todas las cosas la velocidad de sus ascensores.
Edificio Fábregas

La misma pugna por esa hegemonía se reproducía entre barceloneses y madrileños mucho antes de la ley de consultas. Era entonces algo parecido a “a ver quién la tiene más larga”, y cada vez que de niño iba a la capital del reino a visitar a mi abuela paterna  tenía envidia malsana de sus rascacielos. El más alto y característico era el Edificio España, en la plaza del mismo nombre. Diseñado por los hermanos Otamendi , en 1953 era todo un símbolo del pre-desarrollismo franquista, que presumía del exotismo de albergar una piscina en su azotea. Tras extraños movimientos inversores fue vaciado en 2007, y así permanece desde entonces, como una fachada de cartón piedra sin vida interior. Hace dos años el cineasta Víctor Moreno presentó un documental sobre hecho y situación tan peculiares en el Zinemaldi, del que he conseguido localizar el tráiler.

Mientras los madrileños presumían de rascacielos y copas de europa, el edificio más alto de Barcelona seguía siendo uno de mis preferidos, no por su belleza, sino por su textura melancólica: el edificio Fábregas, en la plaza Urquinaona. Erigido en 1944 por Gutiérrez Soto, otro de los arquitectos del régimen, fue, con solo 15 plantas, el edificio más alto de la ciudad durante algunos lustros. Después brotaron otras setas de altura considerable, el edificio Colón, el más alto hasta la olimpiada del 92, el de Autopistas, el Banco Atlántico, pero casi siempre por detrás de los que iban creando una suerte de pequeña skyline en la zona norte de Madrid.

El primer rascacielos de Bilbao antes de su remodelación
Por cierto, el recién remozado rascacielos de la calle Bailén de Bilbao, antigua sede de la Magistratura de Trabajo, es de la misma época, y aunque hoy nos parezca minúsculo fue el de mayor altura de la ciudad hasta 1968.

En fin, una vez le oí decir a Sáenz de Oiza, el arquitecto siempre polémico de El Ruedo, en la M-30 de Madrid, y del más cercano Santuario de Aranzazu, que adoraba los rascacielos porque desde ellos podía verse la ciudad. Sin duda una boutade de alguien que había proyectado varios, porque lo mejor parece lo contrario, verlos a distancia, como en Manhattan, su línea sinuosa rompiendo el cielo. Mejor con la música que Bernstein compuso para el lado oeste de la ciudad: http://youtu.be/C4YpibbJFoM



Y ojo con el vértigo.


                                        trailer de Edificio España

miércoles, 24 de septiembre de 2014

ESTELA GUERRA GARNICA, POETA MEXICANA


No soy nada aficionado a las redes sociales ni a muchos de los vínculos que generan porque me parecen algo artificiosos, pero de vez en cuando la vida te da sorpresas, como dice la canción. Por razones que desconozco, quizás la publicación de un pequeño poema en una revista mexicana, llevo años recibiendo noticias literarias de ese tan lejano y tan cercano país.

Entre mensajes, novedades, eventos, recortes y otros varios tuve acceso a unos versos de Estela Guerra Garnica, socióloga, profesora de educación tecnológica y escritora, natural de Temascalcingo de Velasco, estado de México, y como me gustaron me atreví a pedirle que me indicara cómo adquirir su última publicación, “La noche de las magnolias (y otras mujeres)”. En pocos días recibía ésta y su anterior “Días de luna y polvo” con el único compromiso de hacer trueque con alguno de mis libros.  

Con su permiso y cierta irreverencia selectiva he elaborado un pequeño recorrido vital con fragmentos de algunos de los poemas de “Días de luna y polvo” que me parecen especialmente emocionantes:

“Fui al parto de mis hijos,
a la merienda de lágrimas de mis amigas,
lavé los trastos, acomodé la escoba…” (de “Retrato en sepia”)

“…Narcisos perturbados que juegan a ser dioses,
quieren beberse el mar en una copa…” (de “Narcisos de ciudad”)

“…Envejecen los armarios en la casa;
de vez en cuando escuchan las paredes
la risa de tu madre ausente…” (de “Palomas de luz”)

“…Déjame entrar con sigilo
al vergel que brota de tu vientre,
ser colibrí, libélula o paloma,
volar en ti
sin romper el aire que respiras…” (de “Amarte con sosiego”)

“Para recorrer mi cuerpo no necesitas un carruaje
ni nostalgia deletreando mariposas en mi espalda…” (de “Para recorrer mi cuerpo”)

“…A veces sentimos que nos sobra el cuerpo
cuando el amor se nos escapa…” (de “Para recorrer mi cuerpo”)

“…¿Quiénes somos ahora?
Tú, en el cementerio sólo un nombre;
yo, una mujer
sembrando flores en el salitre…(de “Viudez”)

“…Me dejas aquí, cual flor desnuda en el asfalto.
¡Inútil reclamar a Dios tu muerte!... 

“…Vivo sin el oeste marino de tu cuerpo…
La brisa se lleva el recuerdo de tus manos.

“…El mismo mar
la misma tierra que decía tu nombre
canta a mi oído salmos de abandono…”

“…Cuando un ser amado muere
quedamos abandonados
en el cementerio de los vivos
y los cantos suenan para nadie…” (de “Elegía”)



Supongo difícil acceder a los libros que tiene publicados, pero en la era de la globalización todo es proponérselo:
El vuelo del Arcoiris, Aventura Poética, 1984. México.  Ed. de Autor.  Poemas de la Alta Noche, 2006 Linajes Editores. México. Niebla en el camino. Cuentos y relatos urbanos. 2008, UNAM, México. Como la luz al alba, poemas. 2008 Ala de Avispa Editores, Col.  El avispero. México.   Líneas en el viento, poemas. 2010 Arteria Ediciones, México. Días de luna y polvo, 2010 Instituto Mexiquense de Cultura, México.   La adolescencia tras el muro.  Relatos 2011 Ed, de Autor. Compiladora de Por el sendero de las hormigas. Crónicas y relatos de Azcapotzalco. Ediciones  Cal y Arena.  2012, y   Fuego y Poesía. Homenaje a Emilio Fuego. 2012, La noche de las magnolias y otros poemas, Verso destierro editores, 2014, México. 

martes, 16 de septiembre de 2014

jueves, 11 de septiembre de 2014

“EL MIEDO”, DE GABRIEL CHEVALIER

Entre las numerosas críticas y reediciones de libros publicados  sobre la gran guerra que asoló Europa hace 100 años, elegí este porque ya su título amenazaba con poner las cosas en su sitio, quiero decir, aceptar que el gran protagonista de la confrontación que condujo a la muerte a 20 millones de pringados fue el miedo.  Lo dice de un modo crudo un tipo que pudo haber ido de héroe  superviviente, de vencedor real y moral de la contienda, pero prefirió dar testimonio de la verdad.

Gabriel Chevallier fue uno de los millones de jóvenes arrastrados a una guerra tan estúpida que fue detonada por el asesinato de un archiduque. Durante esos años escribió una especie de diario descarnado, un relato desde dentro de la barbarie con páginas que escupen fango, vómitos, piojos, mutilaciones, pero sobre todo miedo. A lo largo del libro se va descubriendo que el autor no odia a un enemigo desconocido, que no es más que un espejo de sí mismo. A los que odia es a los  políticos “patriotas” y jefes militares que le han enviado como carnaza a una muerte casi segura, salvo honrosas excepciones una banda de ineptos solo preocupados de pasar a la historia; y a sus propios compañeros, con los que a menudo establece una lucha fratricida y mezquina por sobrevivir. Al enemigo solo le teme.   

Para alentar su lectura nada mejor que transcribir alguna de sus páginas. Esta, sobre automutilaciones para poder huir del frente, me ha hecho recordar una de mis películas favoritas, la bellísima “Largo domingo de noviazgo”, de la que podéis ver un pequeño fragmento.

Los soldados no esconden que en F... hubo mutilaciones voluntarias. Muchas de las heridas eran tan sospechosas que un terrible médico militar se hacía reservar cadáveres con los que experimentaba los efectos de los proyectiles disparados a corta distancia, a fin de reconocer así esos efectos en los heridos que le traían. Este médico mandó a algunos hombres ante un consejo de guerra por pies congelados. Los mismos soldados que confiesan las mutilaciones estiman esta medida inicua, y consideran que los pies congelados, en el barro helado, eran un accidente involuntario.
La manera más sencilla de conseguir un tiro de suerte era, al principio, poner una mano en una aspillera localizada por el enemigo. Este recurso fue utilizado en diferentes sitios. Pero las heridas de bala en la mano, sobre todo la izquierda, dejaron muy pronto de ser admitidas. Otro medio consiste en armar una granada y mantener la mano detrás de un parapeto; el antebrazo es arrancado. Parece que algunos hombres recurrieron a esto. No se puede negar que hace falta un cierto valor y una terrible desesperación para cometer semejante cobardía. La desesperación, en los sectores más castigados, puede inspirar las decisiones más absurdas; me han asegurado que en Verdún unos combatientes se suicidaron por temor a sufrir una muerte atroz. Se cuenta en voz baja que también en F... veteranos de los batallones disciplinarios de África herían a sus camaradas. Pulían pequeñas esquirlas de obús para que parecieran nuevas, las metían en un casquillo del que habían retirado la bala y lo alojaban en una pierna, en un lugar convenido de antemano. Cobraban por ello y ganaban dinero con esta turbia actividad. Es cierto que a veces he oído a soldados desear la amputación de un miembro para escapar del frente. En general, los hombres rudos le temen a la muerte, pero aceptan el dolor y la mutilación. Los más sensibles, por el contrario, le temen menos a la muerte que a las formas que adopta aquí, a las angustias y sufrimientos que la preceden.

Los soldados hablan con naturalidad de estas cosas, sin aprobarlas o censurarlas, porque la guerra los ha habituado a encontrar natural lo que es monstruoso. A su modo de ver, la suprema injusticia es que se disponga de su vida sin consultarles, que se les haya traído aquí con mentiras. Esta injusticia legalizada vuelve caducas todas las morales y consideran que las convenciones promulgadas por la gente de la retaguardia, en lo relativo al honor, al valor, a la belleza de una actitud, no pueden concernirles a ellos, gente de la vanguardia. La zona de los obuses tiene sus propias leyes, de las que son sus únicos jueces. Declaran sin vergüenza: «¡Estamos aquí porque no podemos evitarlo!». Sienten que son la mano de obra de la guerra, y saben que los beneficios sólo aprovechan al patrón. Los dividendos irán a parar a los generales, a los políticos, a los industriales. Los héroes regresarán al arado y al banco de carpintero, pordioseros como antes. Este término de héroe les provoca una risa amarga. Se llaman entre sí buenos hombres, es decir, pobres tipos, ni belicosos ni agresivos, que avanzan, matan, sin saber por qué. Los buenos hombres, es decir, la lamentable, enfangada, gemebunda y sangrante hermandad de los PCDF (pobres gilipollas del frente) como ellos se designan tan irónicamente. En fin, carne de cañón. «Aspirante a fiambre”."

martes, 2 de septiembre de 2014

 ¡¡¡VIVA PERET!!!

Mi amigo “Trespa”, un olfateador de bellezas musicales que he copiado en alguna ocasión, me envió el otro día este elogio/recordatorio de Peret que, con su permiso, paso a transcribir literalmente, título incluido.
Vale la pena hacerle caso e ir al original y a sus intérpretes.

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En este país cainita en el que nos ha tocado vivir siempre ha pasado, pasa y, desgraciada y seguramente, seguirá pasando lo mismo: En cuanto alguien saca la cabeza por encima de la media palo y tentetieso, difamaciones, menosprecios, etc., etc.

Me vienen estos "malos pensamientos" a cuenta de la muerte de Peret, un GRANDE DE LA MUSICA, así, con mayúsculas; aunque las mentes de miras estrechas que crean opinión en nuestro panorama musical le despacharan durante mucho tiempo bajo la etiqueta de "flamenquito", "gitanada", "españolada" o, incluso, "música del régimen". Opiniones que continúan vigentes aún incluso cuando, como en el último caso, el régimen lleve desaparecido ya casi tantos años como duró.

Te voy a adjuntar unos links a Youtube donde a nada que uno se fije, piense por su cuenta y tenga una cierta cultura musical podrá atisbar el "peazo de monstruo" que teníamos al lado. Claro que eso supondría que la, desgraciadamente, mayoría no se dejara llevar por la caterva de "opinionated people", lo "moderno" y las "reservas políticas" a todo lo que se haya hecho antes de 1978, aunque según donde oigas o leas algunos se refieren a antes de ayer.

El primero es un vídeo de la canción "La noche del Hawaiano" de 1963. Antes de oirlo, si es que no lo has hecho ya, trasládate a la irrupción de The Manhattan Transfer en el panorama musical de consumo español, allá por el año 1976, con la canción "The speak up mambo", también conocida como "Cuéntame".

Oye las dos y, ahora que está tan "a la page" lo de reconocer los riffs, seguro que te suena.

El segundo es el da la canción "Don Toribio" también de 1963. En 1977 Jhonny Pacheco, fundador de la Fannia All Star, hizo el disco "Llegó Melon" en el que aparece dicha canción.

El tercero es el de "La rumba del tra-catra". Aunque esto es exportable también a los anteriores títulos simplemente visiónalo. Y después acuérdate de las actuaciones de James Brown y ese deslizarse por el escenario a golpe de cadera.

Para acabar no podía dejar de mencionar a Peret cantando en catalán  "El mig amic" (video nº 4) en ¡1974! aunque ya la había editado en ¡¡¡¡1968!!!!,  donde reivindica sus tres idiomas con una naturalidad que ya quisieran hoy los inmersionadores de todo. Y, como no, a  los palmeros: el tío Toni (el de las gafas) de la calle de La Cera fallecido el pasado 3 de agosto y el tío Joanet de Mataró, sección rítmica donde las haya, y que aparecen en todos los videos.
Salud y ¡que se mueran los feos!.

P.D. Como era este hombre que hasta para morirse nos regaló una versión del "el Muerto vivo"https://www.youtube.com/watch?v=_iTEs-G7pB0&list=RD_iTEs-G7pB0#t=0.

-4º video https://www.youtube.com/watch?v=xBds2CZPwJA 


martes, 26 de agosto de 2014

CAMARILLO BRILLO


“Camarillo brillo” no es solo una canción de Frank Zappa, es la reencarnación del personaje de un relato de Arkaitz Cano del mismo nombre. Un relato en el que los muertos son invitados a encarnarse en personajes literarios, hasta que a uno de ellos se le ocurre: ¿Y si eligiese una canción en vez de un personaje? Y tras mucho dar vueltas elige esta, una canción fronteriza que narra la psicodélica relación entre una mujer desnuda apoyada en el quicio de la puerta y el propio Zappa. Hela aquí en directo con letra y todo.


jueves, 7 de agosto de 2014

El chicle

EL CHICLE

El día 1 de agosto pasado falleció José Luis, mi único hermano. La última vez que le vi reír, solo un mes antes, fue recordando los chicles que pegábamos en la parte baja de los viejos pupitres del colegio que compartimos en los años sesenta del pasado siglo. Este blog va por él…

En la escena final de El último tango en París, Marlon Brando se acerca tambaleándose al balcón del piso que ha compartido durante unas semanas con una mujer de la que ni siquiera conoce el nombre y pega un chicle en la barandilla poco antes de morir. No fue necesario ver esa película en Perpignan para que cuando heredáramos de niños un pupitre a principio de curso tanteáramos sus bajos sabiendo que lo habitual era encontrar una hilera de pegotes petrificados, chicles de alumnos antepasados.  Aún no inventadas las gominolas, las despensas de los pupitres contenían kikos, chupa chups, pegadolças (regalices), y sobre todo chicles, no solo porque eran más fáciles de camuflar entre carrillos, sino principalmente porque estaban de moda.


Aunque según la wikipedia un tal Curtis inventó la goma de mascar a mediados del siglo XIX, los dos hitos que “cambiaron” la historia de la civilización occidental se produjeron ya en pleno siglo XX, cuando Walter Diemer inventó y patentó el llamado “chicle bola”, y sobre todo en 1941, momento en que los responsables militares yanquis lo incluyeron en la dieta diaria de sus soldados.

Así que supongo que el chicle llegó a Barcelona en el Enterprise, un portaviones que fondeó en el puerto en el verano de 1962 con cientos de marineros altos y atléticos que pusieron patas arriba, nunca mejor dicho, los puticlubs y lupanares del barrio chino, y transformaron a la golosina en un símbolo de la modernidad que añorábamos. Con la goma de un lado  a otro de la mandíbula los jóvenes soñábamos convertirnos en “steve mcqueenes” y las jóvenes, imagino, encontrar a tipos rebeldes y un poco chulitos que parecieran formados en el actor´s estudio.

Con algo de cuidado el chicle podía durar más de un día. Una primas mías un poco guarrillas conseguían auténticas pelotas de goma de mascar a base de irlos sumando durante días, pero lo normal es que el masticado acabara descomponiendo el chicle en una sustancia amarga. Éste tuvo sus resistencias. Mi madre solía advertirnos del peligro que podía suponer su tragado, con las tripas irremediablemente pegadas. El otro peligro me lo creé yo mismo un  par de veces, explotándome el globo en el pelo. En esos casos mi madre, tras una bronca descomunal, me lo despegaba con mucha paciencia y una sustancia que asocio a la gasolina.

Con el paso del tiempo y la posmodernidad el chicle ha dejado paso a otras sustancias y ha perdido consistencia y carácter. Ahora es un simple antídoto para la halitosis o un sustituto bastardo del tabaco. Tiene una morfología de píldora minúscula que hace imposible lucirse con un globo de tamaño medio, y yo lo veo en decadencia, como el método Stanislavski y los marines de la VI Flota.

Hace solo unos días mi hermano José Luis pegó su último chicle en la barandilla de un hospital de Ciudad Real. Creo que esta canción de Bobo Rondelli le gustaría.





miércoles, 30 de julio de 2014


EL TIC DE JORDI PUJOL

Tengo que reconocer que este señor nunca me cayó bien, así que pudiera parecer que aprovecho para hacer leña del árbol caído, pero quienes me conocen de cerca saben que hace ya muchos años que defiendo, inspirado en él, una tesis absurda sobre el contenido semántico de los tics que,  después de lo ocurrido estos días, parece ganar status científico.

Antes haré algo de historia para situarnos. A principios de los años ochenta el senyor Pujol  fue imputado en el famosos caso Banca Catalana. Suelo recordar la oleada de amig@s que, haciéndose eco de la propaganda convergente, consideraban el hecho un ataque de la fiscalía a Catalunya. El tiempo ha puesto a cada uno en su sitio. Josep Mª Mena y Carlos Jiménez Villarejo, los fiscales que intentaron empapelarle, se han jubilado después de una carrera honesta y brillante en la que han demostrado una independencia a prueba de políticos y poderes fácticos, y el imputado se ha acabado quitando la senyera y el barret y reconocido, parafraseando al monarca recién abdicado, que se había equivocado y pedía perdón. Todo muy nacional-católico. Faltaría más…

Pero vayamos a lo importante: el tic. Desde que a mediados de los años ochenta del pasado siglo l´honorable empezó a pestañear como un poseso cada vez que lanzaba uno de sus discursitos patrióticos, fui albergando la tesis de que los políticos que mienten se ven traicionados por diversos tics que afectan a ojos, párpados, cejas y aledaños. No es el único. De la misma época Narcís Serra, que pese a pertenecer a una de las sagas que dominan Catalunya desde hace siglos también ha trincado en una de las caixas desaparecidas. Creo recordar que  solía acompañar sus embustes con un movimiento lateral de cuello y cierta tartamudez. Entre los más cercanos en el tiempo, Patxi López, el ex - lehendakari, con una especie de guiño raro y leve adelanto del mentón cuando va de hombre de estado, y el actual “presi”, Mariano Rajoy, con el lóbulo ocular tintineando cada vez que le hacen una pregunta impertinente y debiera decir la verdad pero no puede.

En fin, lamento que la teoría haya tardado tanto tiempo en ganar consistencia. L@s amig@s que pusieron la mano en el fuego por l´honorable no tendrían quemaduras de segundo y tercer grado.


De acompañamiento uno de los panfletos punkis de los años ochenta del pasado siglo: “Autobús número 13” del disco “Que pagui Pujol”, de L´odi social. Bon profit…

jueves, 17 de julio de 2014

ABEL MEEROPOL, EL AUTOR DESCONOCIDO DE “STRANGE FRUIT”
El caso de Abel Meeropol es el del autor eclipsado por una de sus obras, de quien coloca en la historia la hermosura estremecedora de unos versos pero es olvidado para el resto de sus días. Algo sin duda injusto porque, además de escribir una de las piezas más versionadas del jazz de todos los tiempos, Meeropol siguió siendo un buen tipo durante toda su vida.
Impresionado por la imagen del linchamiento y ahorcamiento público de dos negros en Indiana, escribió el poema “Strange fruit” (Fruta extraña) en 1939 y lo publicó en la revista del Partido Comunista, al que pertenecía, sin demasiada repercusión.
Ejercía como maestro en el Bronx y solía acudir al Café Society, un local que servía de punto de reunión de negros y blancos progresistas, además de club de jazz. Fascinado por la sensibilidad musical de Billie Holiday acompañó los versos con una armonía triste, apenas un piano, y presentó el proyecto a la cantante.
Pocos días más tarde Billie Holiday lo interpretaba en público con lágrimas en los ojos y lo convertía en un himno contra la segregación racial. No en vano Billie había visto morir a su padre después de llevarlo de hospital en hospital sin que fuera atendido por el color de su piel.
La grandeza de la canción y la personalidad de la Holiday dejaron a Meeropol en un segundo plano, pero este tipo sencillo, siempre comprometido, escribió más páginas en la historia del siglo XX. En 1953 el matrimonio Rosenberg, Ethel y Julius, formado por dos izquierdistas a los que se acusaba de supuesto espionaje a favor de la Unión Soviética, fue ejecutado en la prisión de Sing Sing. Meeropol, contrario a la deriva estalinista de la URSS, ya había abandonado el Partido Comunista pero seguía siendo un defensor de los derechos humanos, y como tal, detestaba el periodo represivo que su país había emprendido contra toda forma de disidencia, de modo que tomó una decisión acorde con su pensamiento: adoptó a los dos hijos pequeños de los Rosenberg.
En la actualidad, Rachel, la nieta simultánea de Meeropol y los Rosenberg, sigue la tradición familiar y es una de las abogadas “chinche” que viene denunciando el sistema carcelario norteamericano, una industria que mueve miles de millones de dólares (piénsese que USA tiene el 25% de los presos del mundo con solo un 5% de su población).
En cuanto a su abuelo adoptivo, siguió una digna carrera de poeta y compositor y ofreció éxitos a gente como Frank Sinatra o Sacha Distel.
Concluyendo: Abel Meeropol era sin duda algo más que un buen tipo…
En la búsqueda del acompañamiento musical he encontrado una indispensable interpretación de Billie Holiday, y recordado la apabullante versión de Siouxsie and the Banshees en un vinilo que me enorgullece conservar: Siouxsie And The Banshees – Strange Fruit 
Y de colofón una de las traducciones de los emocionantes versos de “Strange fruit”:

De los árboles sureños cuelga una extraña fruta. 
Sangre en las hojas y sangre en la raíz,
negro cuerpo meciéndose en la brisa del Sur.
Fruta extraña que cuelga de los álamos.
Pastoril escena del galante Sur.
Los ojos desorbitados, la boca retorcida,
dulce y fresco aroma de magnolia.
¡Y entonces el repentino olor a carne ardiendo!
Aquí está la fruta para que los cuervos la picoteen,
para que madure con la lluvia, para que el viento la chupe,
para que el sol la pudra, para que los árboles la dejen caer.
Aquí hay una cosecha amarga y extraña.