miércoles, 24 de septiembre de 2014

ESTELA GUERRA GARNICA, POETA MEXICANA


No soy nada aficionado a las redes sociales ni a muchos de los vínculos que generan porque me parecen algo artificiosos, pero de vez en cuando la vida te da sorpresas, como dice la canción. Por razones que desconozco, quizás la publicación de un pequeño poema en una revista mexicana, llevo años recibiendo noticias literarias de ese tan lejano y tan cercano país.

Entre mensajes, novedades, eventos, recortes y otros varios tuve acceso a unos versos de Estela Guerra Garnica, socióloga, profesora de educación tecnológica y escritora, natural de Temascalcingo de Velasco, estado de México, y como me gustaron me atreví a pedirle que me indicara cómo adquirir su última publicación, “La noche de las magnolias (y otras mujeres)”. En pocos días recibía ésta y su anterior “Días de luna y polvo” con el único compromiso de hacer trueque con alguno de mis libros.  

Con su permiso y cierta irreverencia selectiva he elaborado un pequeño recorrido vital con fragmentos de algunos de los poemas de “Días de luna y polvo” que me parecen especialmente emocionantes:

“Fui al parto de mis hijos,
a la merienda de lágrimas de mis amigas,
lavé los trastos, acomodé la escoba…” (de “Retrato en sepia”)

“…Narcisos perturbados que juegan a ser dioses,
quieren beberse el mar en una copa…” (de “Narcisos de ciudad”)

“…Envejecen los armarios en la casa;
de vez en cuando escuchan las paredes
la risa de tu madre ausente…” (de “Palomas de luz”)

“…Déjame entrar con sigilo
al vergel que brota de tu vientre,
ser colibrí, libélula o paloma,
volar en ti
sin romper el aire que respiras…” (de “Amarte con sosiego”)

“Para recorrer mi cuerpo no necesitas un carruaje
ni nostalgia deletreando mariposas en mi espalda…” (de “Para recorrer mi cuerpo”)

“…A veces sentimos que nos sobra el cuerpo
cuando el amor se nos escapa…” (de “Para recorrer mi cuerpo”)

“…¿Quiénes somos ahora?
Tú, en el cementerio sólo un nombre;
yo, una mujer
sembrando flores en el salitre…(de “Viudez”)

“…Me dejas aquí, cual flor desnuda en el asfalto.
¡Inútil reclamar a Dios tu muerte!... 

“…Vivo sin el oeste marino de tu cuerpo…
La brisa se lleva el recuerdo de tus manos.

“…El mismo mar
la misma tierra que decía tu nombre
canta a mi oído salmos de abandono…”

“…Cuando un ser amado muere
quedamos abandonados
en el cementerio de los vivos
y los cantos suenan para nadie…” (de “Elegía”)



Supongo difícil acceder a los libros que tiene publicados, pero en la era de la globalización todo es proponérselo:
El vuelo del Arcoiris, Aventura Poética, 1984. México.  Ed. de Autor.  Poemas de la Alta Noche, 2006 Linajes Editores. México. Niebla en el camino. Cuentos y relatos urbanos. 2008, UNAM, México. Como la luz al alba, poemas. 2008 Ala de Avispa Editores, Col.  El avispero. México.   Líneas en el viento, poemas. 2010 Arteria Ediciones, México. Días de luna y polvo, 2010 Instituto Mexiquense de Cultura, México.   La adolescencia tras el muro.  Relatos 2011 Ed, de Autor. Compiladora de Por el sendero de las hormigas. Crónicas y relatos de Azcapotzalco. Ediciones  Cal y Arena.  2012, y   Fuego y Poesía. Homenaje a Emilio Fuego. 2012, La noche de las magnolias y otros poemas, Verso destierro editores, 2014, México. 

martes, 16 de septiembre de 2014

jueves, 11 de septiembre de 2014

“EL MIEDO”, DE GABRIEL CHEVALIER

Entre las numerosas críticas y reediciones de libros publicados  sobre la gran guerra que asoló Europa hace 100 años, elegí este porque ya su título amenazaba con poner las cosas en su sitio, quiero decir, aceptar que el gran protagonista de la confrontación que condujo a la muerte a 20 millones de pringados fue el miedo.  Lo dice de un modo crudo un tipo que pudo haber ido de héroe  superviviente, de vencedor real y moral de la contienda, pero prefirió dar testimonio de la verdad.

Gabriel Chevallier fue uno de los millones de jóvenes arrastrados a una guerra tan estúpida que fue detonada por el asesinato de un archiduque. Durante esos años escribió una especie de diario descarnado, un relato desde dentro de la barbarie con páginas que escupen fango, vómitos, piojos, mutilaciones, pero sobre todo miedo. A lo largo del libro se va descubriendo que el autor no odia a un enemigo desconocido, que no es más que un espejo de sí mismo. A los que odia es a los  políticos “patriotas” y jefes militares que le han enviado como carnaza a una muerte casi segura, salvo honrosas excepciones una banda de ineptos solo preocupados de pasar a la historia; y a sus propios compañeros, con los que a menudo establece una lucha fratricida y mezquina por sobrevivir. Al enemigo solo le teme.   

Para alentar su lectura nada mejor que transcribir alguna de sus páginas. Esta, sobre automutilaciones para poder huir del frente, me ha hecho recordar una de mis películas favoritas, la bellísima “Largo domingo de noviazgo”, de la que podéis ver un pequeño fragmento.

Los soldados no esconden que en F... hubo mutilaciones voluntarias. Muchas de las heridas eran tan sospechosas que un terrible médico militar se hacía reservar cadáveres con los que experimentaba los efectos de los proyectiles disparados a corta distancia, a fin de reconocer así esos efectos en los heridos que le traían. Este médico mandó a algunos hombres ante un consejo de guerra por pies congelados. Los mismos soldados que confiesan las mutilaciones estiman esta medida inicua, y consideran que los pies congelados, en el barro helado, eran un accidente involuntario.
La manera más sencilla de conseguir un tiro de suerte era, al principio, poner una mano en una aspillera localizada por el enemigo. Este recurso fue utilizado en diferentes sitios. Pero las heridas de bala en la mano, sobre todo la izquierda, dejaron muy pronto de ser admitidas. Otro medio consiste en armar una granada y mantener la mano detrás de un parapeto; el antebrazo es arrancado. Parece que algunos hombres recurrieron a esto. No se puede negar que hace falta un cierto valor y una terrible desesperación para cometer semejante cobardía. La desesperación, en los sectores más castigados, puede inspirar las decisiones más absurdas; me han asegurado que en Verdún unos combatientes se suicidaron por temor a sufrir una muerte atroz. Se cuenta en voz baja que también en F... veteranos de los batallones disciplinarios de África herían a sus camaradas. Pulían pequeñas esquirlas de obús para que parecieran nuevas, las metían en un casquillo del que habían retirado la bala y lo alojaban en una pierna, en un lugar convenido de antemano. Cobraban por ello y ganaban dinero con esta turbia actividad. Es cierto que a veces he oído a soldados desear la amputación de un miembro para escapar del frente. En general, los hombres rudos le temen a la muerte, pero aceptan el dolor y la mutilación. Los más sensibles, por el contrario, le temen menos a la muerte que a las formas que adopta aquí, a las angustias y sufrimientos que la preceden.

Los soldados hablan con naturalidad de estas cosas, sin aprobarlas o censurarlas, porque la guerra los ha habituado a encontrar natural lo que es monstruoso. A su modo de ver, la suprema injusticia es que se disponga de su vida sin consultarles, que se les haya traído aquí con mentiras. Esta injusticia legalizada vuelve caducas todas las morales y consideran que las convenciones promulgadas por la gente de la retaguardia, en lo relativo al honor, al valor, a la belleza de una actitud, no pueden concernirles a ellos, gente de la vanguardia. La zona de los obuses tiene sus propias leyes, de las que son sus únicos jueces. Declaran sin vergüenza: «¡Estamos aquí porque no podemos evitarlo!». Sienten que son la mano de obra de la guerra, y saben que los beneficios sólo aprovechan al patrón. Los dividendos irán a parar a los generales, a los políticos, a los industriales. Los héroes regresarán al arado y al banco de carpintero, pordioseros como antes. Este término de héroe les provoca una risa amarga. Se llaman entre sí buenos hombres, es decir, pobres tipos, ni belicosos ni agresivos, que avanzan, matan, sin saber por qué. Los buenos hombres, es decir, la lamentable, enfangada, gemebunda y sangrante hermandad de los PCDF (pobres gilipollas del frente) como ellos se designan tan irónicamente. En fin, carne de cañón. «Aspirante a fiambre”."

martes, 2 de septiembre de 2014

 ¡¡¡VIVA PERET!!!

Mi amigo “Trespa”, un olfateador de bellezas musicales que he copiado en alguna ocasión, me envió el otro día este elogio/recordatorio de Peret que, con su permiso, paso a transcribir literalmente, título incluido.
Vale la pena hacerle caso e ir al original y a sus intérpretes.

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En este país cainita en el que nos ha tocado vivir siempre ha pasado, pasa y, desgraciada y seguramente, seguirá pasando lo mismo: En cuanto alguien saca la cabeza por encima de la media palo y tentetieso, difamaciones, menosprecios, etc., etc.

Me vienen estos "malos pensamientos" a cuenta de la muerte de Peret, un GRANDE DE LA MUSICA, así, con mayúsculas; aunque las mentes de miras estrechas que crean opinión en nuestro panorama musical le despacharan durante mucho tiempo bajo la etiqueta de "flamenquito", "gitanada", "españolada" o, incluso, "música del régimen". Opiniones que continúan vigentes aún incluso cuando, como en el último caso, el régimen lleve desaparecido ya casi tantos años como duró.

Te voy a adjuntar unos links a Youtube donde a nada que uno se fije, piense por su cuenta y tenga una cierta cultura musical podrá atisbar el "peazo de monstruo" que teníamos al lado. Claro que eso supondría que la, desgraciadamente, mayoría no se dejara llevar por la caterva de "opinionated people", lo "moderno" y las "reservas políticas" a todo lo que se haya hecho antes de 1978, aunque según donde oigas o leas algunos se refieren a antes de ayer.

El primero es un vídeo de la canción "La noche del Hawaiano" de 1963. Antes de oirlo, si es que no lo has hecho ya, trasládate a la irrupción de The Manhattan Transfer en el panorama musical de consumo español, allá por el año 1976, con la canción "The speak up mambo", también conocida como "Cuéntame".

Oye las dos y, ahora que está tan "a la page" lo de reconocer los riffs, seguro que te suena.

El segundo es el da la canción "Don Toribio" también de 1963. En 1977 Jhonny Pacheco, fundador de la Fannia All Star, hizo el disco "Llegó Melon" en el que aparece dicha canción.

El tercero es el de "La rumba del tra-catra". Aunque esto es exportable también a los anteriores títulos simplemente visiónalo. Y después acuérdate de las actuaciones de James Brown y ese deslizarse por el escenario a golpe de cadera.

Para acabar no podía dejar de mencionar a Peret cantando en catalán  "El mig amic" (video nº 4) en ¡1974! aunque ya la había editado en ¡¡¡¡1968!!!!,  donde reivindica sus tres idiomas con una naturalidad que ya quisieran hoy los inmersionadores de todo. Y, como no, a  los palmeros: el tío Toni (el de las gafas) de la calle de La Cera fallecido el pasado 3 de agosto y el tío Joanet de Mataró, sección rítmica donde las haya, y que aparecen en todos los videos.
Salud y ¡que se mueran los feos!.

P.D. Como era este hombre que hasta para morirse nos regaló una versión del "el Muerto vivo"https://www.youtube.com/watch?v=_iTEs-G7pB0&list=RD_iTEs-G7pB0#t=0.

-4º video https://www.youtube.com/watch?v=xBds2CZPwJA