viernes, 24 de junio de 2016

Adrià Puntí

“ULL PER ULL”, UNA CANCIÓN DE ADRIÀ PUNTÍ PARA EL FIN DE SEMANA

Polifacético, genial, controvertido, leo que “La clau de girar el taller”, la última obra de Adrià Puntí tras una larga etapa de silencio, recibe el premio Enderrock al mejor disco de 2015. Recordando la actuación de Umpah-pah, del que era la voz cantante, en las fiestas de Bilbao a mediado de los años noventa, y su espléndida interpretación de “Lau teilatu” en un euskera más que digno (la incluyeron en su disco “Bordell”), he revisado su discografía y sus youtube, y he encontrado esta emocionante versión de “Ull per ull”, para muchos su mejor canción, en el Liceo de Barcelona. 

Aunque se trata de un tema que aborda el miedo y la inseguridad infantil, tampoco me ha parecido mal para un fin de semana con elecciones de por medio.




Perdo la por però em tremola el pols
qüestió d'orgull
m'aixeco i no puc, un bon trau al mig del cervell,
ull per ull, dent per dent, qui sap si tots som mecs
comissari a sou, no hi haurà ni un pam de net
cauen guspires, plou però no et mulles,
potser no et cal sopluig,
un déu fent virolles, qui no plora ni mama ni beu.
Ull per ull, dent per dent, qui sap si tots som mecs
comissari a sou, no hi haurà ni un pam de net
mmmm, no hi haurà ni un pam de net,
no hi haurà ni un pam de net.
Cops de puny, ulls de vellut
guerra de botonets
per orgull tu et sents sol,
no vindrà d'un pam,
per orgull tu et sents sol
no faràs el net mai.
Fora complexes, prou de modèsties,
no et caldrà fer-te el gran
mala memòria, falses històries d'un nen d'abans.
Rau la por la sang et cou llàgrimes plorant,
des de sempre has estat un cocodril merdós.
Que et duri, que et duri, que et duri
la bona sort
que et duri, que et duri, que et duri
La gent mirant tots embadalits, tu et sents sol,
ningú fa un pas, escanyolit mirant,
no et mouràs ni un pam, sense moure el nas.
......................................................
Pierdo el miedo pero me tiembla el pulso
cuestión de orgullo
me levanto y no puedo, un buen oirificio en medio del cerebro,
ojo por ojo, diente por diente, quién sabe si todos somos chicos
comisario a sueldo, no habrá ni un palmo limpio
caen centellas, llueve pero no te mojas,
puede que no necesites cobijo,
un dios haciendo trompos, quien no llora ni mama ni bebe.
Ojo por ojo, diente por diente, quién sabe si todos somos chicos
comisario a sueldo, no habrá ni un palmo limpio
mmmm, no habrá ni un palmo limpio,
no habrá ni un palmo limpio.
Puñetazos, ojos de terciopelo
guerra de botones
por orgullo tú te sientes solo,
no vendrá de un palmo,
por orgullo tú te sientes solo
nunca estarás limpio.
Fuera complejos, basta de modestias,
no necesitarás hacerte el mayor
mala memoria, falsas historias de un niño de antes.
Raya el miedo la sangre, te cuece lágrimas, llorando,
desde siempre has sido un cocodrilo mierdoso.
Que te dure, que te dure, que te dure
la buena suerte
que te dure, que te dure, que te dure.
La gente mirando, todos embobados, tú te sientes solo,
nadie da un paso, mirando escuálida,
no te moverás ni un palmo, sin olfatear.


miércoles, 15 de junio de 2016


BUENISMO

Para la gente de mi generación que estudió en colegios de curas la palabra bondad era el paradigma de nuestra conducta. A ningún hermano (así llamábamos a los frailes maristas) se le ocurría alentarnos a ser malos, aunque alguno de ellos te atizara luego con la regla en los nudillos o en la corvas, o te sacara a patadas al pasillo porque habías gesticulado; aunque el término estuviera asociado a la fe (obediencia ciega), la esperanza (naturalmente en el más allá) o la caridad (esa dádiva sobrante que los ricos dan a los menesterosos); aunque su ley fuera el estricto y reducido código de diez normas que un dios barbado posó en las manos de un guía de masas parecido a Charlton Heston.

Parece un cuadro clásico pero es el obispo Cañizares
con su capa encarnada y un grupo de fans
Desde que Zapatero, alias Bambi según la COPE-emisora de la Conferencia Episcopal de la época, empezó a amenazar con alcanzar la Moncloa a principios de siglo (lo conseguiría con desigual acierto poco después), el catolicismo jerárquico, sus medios de comunicación y gran parte de quienes se declaran poseedores de la tradición cristiana, vienen burlándose y detestando lo que con una mezcla de ira y sorna tachan de “buenismo”, y aunque hoy no creyente, como persona educada, y por tanto también heredera de esa tradición, este tema me lleva a mal traer.

He leído hace poco “El reino”, el último libro de Emmanuel Carrère, una especie de ensayo laico sobre el nacimiento y desarrollo del cristianismo a partir del evangelio de Lucas y el liderazgo de Pablo de Tarso, creador de los primeros círculos (es curioso el paralelismo entre la actividad organizativa de aquel Pablo y el actual; y ya es casualidad que éste se apellide Iglesias…), y me ha parecido oportuno transcribir como contrapunto del “malismo” uno de los textos que el escritor considera más fieles de la palabra de Jesús de Nazaret.

“Bienaventurados los pobres porque vuestro es el Reino de los cielos. 
Bienaventurados los que tenéis hambre porque seréis saciados. Bienaventurados los que lloráis porque seréis consolados. 
Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persiguen. 
Al que te abofetee en la mejilla ofrécele también la otra. Al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica dale también el manto. 
A quien te pida da, y al que pida prestado, no le reclames el dinero. 
Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué más queréis? 
No juzguéis y no seréis juzgados. Porque con la medida con que midáis se os medirá. Medido con la medida con la que has medido a los demás. 
¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en tu propio ojo? Saca primero la viga de tu ojo. 
No hay árbol bueno que dé fruto malo y, a la inversa, no hay árbol malo que dé fruto bueno. Cada árbol se conoce por su fruto. 
¿Por qué me llamáis: «Señor, Señor», y no hacéis lo que digo? 
Escuchar mis palabras y ponerlas en práctica es construir sobre piedra: si sopla el viento y cae la lluvia, la casa resistirá. Escucharlas y no ponerlas en práctica es edificar sobre arena: cae la lluvia, los torrentes se desbordan, el viento sopla, todo se desploma. 
Yo os digo: pedid y se os dará. Buscad y hallaréis. Llamad y se os abrirá. El que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama le abren.

Como es evidente estas bienaventuranzas son un perfecto compendio de lo que el obispo Cañizares o el ministro Fernández Díaz, católicos integristas, tacharían hoy día de “buenismo”.

Fantasea Carrére con la idea de que Pablo, el creador y controlador de los círculos cristianos, no hubiera existido, que es como decir que no hubiera existido el cristianismo como estructura organizada, y de que este texto, que no es un producto literario de los evangelistas sino fuente directa de la palabra de Jesús, fuera descubierto siglos después como la obra recuperada de un predicador galileo de los tiempos de Tiberio, un profeta tardío que enlaza con los la Biblia hebraica, para afirmar que, en ese caso, “su originalidad, su poesía, su acento de autoridad y de evidencia nos dejarían atónitos, y que al margen de toda iglesia ocuparía un lugar entre los grandes textos de la sabiduría de la humanidad, al lado de las palabras de Buda y de Lao-Tsé”. 

Más nos valdría. Cuanto menos admiraríamos la belleza simple y alocada de un texto utópico que alienta a que seamos eso que ya no se lleva y el poder establecido desprecia o teme: sencillamente buenos. 

Amén.


Nada más preparar el blog busqué esta pieza de Juan Sebastián Bach, “Jesús, la alegría de los hombres”, de la que he encontrado numerosas versiones, incluido el fragmento que Extremoduro incluyó en "Dulce introducción al caos", y  entre todas ellas esta maravilla de Toquinho. Bienaventurados!!!


jueves, 2 de junio de 2016

Jubilación

JUBILACIÓN

El pasado día 15 de mayo me jubilé y la gente me viene preguntando que qué se siente, como si la jubilación llevara incorporado un cambio físico, no sé, que te crecen alas, pierdes la voz, cambias de sexo… En mi caso la sensación predominante es de liberación del personaje profesional, como volver al camerino, despojarte del vestuario y ser de nuevo uno mismo. Al fin y al cabo nos pasamos la vida interpretando papeles de distinta intensidad.

Imagino que hay actores a los que cuesta desprenderse de ese personaje. Claro, los magino siendo protagonistas, actuando en los mejores escenarios, viajando de aquí para allá, con directores punteros de cine y teatro, chupando primeros planos, salvando escalofriantes situaciones de riesgo, enamorando a primeras actrices. No es mi caso. Profesionalmente he sido siempre un actor secundario, supongo que un actor seguro, con el que los directores veteranos no arriesgaban, pero en definitiva un actor de reparto con un papel, el de funcionario, que no permitía la improvisación, atado como está al principio de legalidad.

Jubilado fiscalizando obra en mi zona de influencia
Pues mira por dónde, también hay en esa profesión actores que se aferran a su personaje. A finales de los años ochenta fui destinado por concurso al puesto singular de cajero en una agencia del extrarradio de Bilbao. Yo era, por seguir con los símiles, un personaje falaz, porque por entonces ya no se hacían pagos por ventanilla y apenas disponía de un exiguo fondo de maniobra. Vamos, es como si en “Casablanca” te dan el papel de Rick y acabas tocando el piano.

El caso es que al poco tiempo le aprobaron al jefe del centro una pensión de invalidez. Tenía una enfermedad crónica que le hacía estar de baja cada dos por tres. Pero este actor se había aferrado a aquel protagonismo de película de serie B y siguió acudiendo al centro y ocupando un puesto de trabajo que ya no le correspondía. Durante unas semanas soportamos una situación kafkiana. 

El antiguo jefe permanecía en su despacho, como atado al sillón, esperando a que le sacaran con las piernas por delante, mientras la nueva responsable debía permanecer en una butaca y los subordinados esperar a que aquel se ausentara para pasar a la firma oficios y resoluciones. Solo tras unas semanas de desconcierto, la dirección provincial tuvo la idea feliz y decisiva de hacerle una despedida, algo así como darle un óscar honorífico por el conjunto de su obra. El tipo se dio por fin por aludido y no volvió a pisar el centro.

Tengo que confesar que repetir esa situación, hacerme pasar por loco y seguir yendo durante unos días después de jubilado a ocupar mi puesto de trabajo es una de mis fantasías incumplidas. Es más, sigo pensando que es una buena idea para un cortometraje. La otra está ligada al espacio físico en el que he pasado los últimos 17 años, un espacio diáfano con una largo pasillo central: mi fantasía consistía en recorrerlo dando volteretas. Para ambas sandeces todavía hay tiempo y, además, ahora ya no me pueden echar. El que avisa no es traidor…   

Y bien, la verdad es que nunca me habían ofrecido tantos primeros papeles, controlador de obra pública o privada, anciano ocioso, montañero, nadador nocturno, yayo de nieto por venir… Así que de esta como mínimo me dan un “goya”.


Para amenizar la jubilación, “El secundario” de Julio Bustamante,: https://open.spotify.com/track/3apX4NbshyUvBPrpxjKyIo