jueves, 14 de abril de 2016

MUJERES POETAS DE LA GENERACIÓN BEAT


A raíz de una conferencia celebrada en 1994 Gregory Corso, uno de los poetas/machos de la generación beat, decía que también “hubo mujeres, estaban allí, yo las conocí, sus familias las encerraron en manicomios, se las sometía a tratamientos por electrochoque. En los años 50 si eras hombre podías ser rebelde, pero si eras mujer tu familia te encerraba. Hubo casos, yo los conocí. Algún día alguien escribirá sobre ellas”.

Annalisa Marí ha cumplido la apuesta y recopilado, seleccionado y traducido la obra de 10 poetas pertenecientes a esa generación en un libro publicado por Bartleby Editores.

Estas 10 mujeres, algunas emparejadas más o menos coyunturalmente con los gurús de la generación,  Fritsch, Orlovsky, Ginsberg, a los que lanzan dardos envenenados en algunos de sus poemas, muestran a través de la antología su capacidad literaria, su atrevimiento y, en algunos casos, parte de la tragedia que las persiguió por el mero hecho de ser mujeres: Denise Levertov conoció la cárcel; Lenore Kandel acabó sus días en una silla de ruedas, tras un accidente de moto viajando con su marido, miembro de los Hells Angels; Elise Cowen se tiró por una ventana a los 29 años después de darse una vuelta por varios hospitales psiquiátricos; Janine Pommy  enviudó a los 20 años de edad del pintor peruano Fernando Vega, muerto de sobredosis de heroína.

Ginsberg, Waldman y Corso
Casi todas fueron activistas políticas, flirtearon en algún momento con las drogas y el budismo zen; compartieron amantes de uno u otro sexo; y practicaron y practican (hay supervivientes) una poesía peleona y atrevida, sin puntos, mayúsculas, con lecturas paralelas, siempre apegada a su condición de mujeres.

Como siempre que dedico una entrada a la poesía he aventurado una pequeña selección para hacer boca. Que lo que hay que hacer es comprar el libro, joder!!!

“…siempre he sido a la vez
tan mujer como para derramar lágrimas de emoción
y tan hombre 
como para conducir mi coche en cualquier dirección”
(de “Conducción temeraria” – Hettie Jones)

“Quise un coño de placer dorado
más puro que la heroína
para honrarte…”
(de “Quise un coño de placer dorado” – Elise Cowen)

“¿Cómo perdonarte esta sangre
que no había de fluir de nuevo, si no fijarse feliz en mi vientre
para crecer y hacerse hijo?
(de “Menstruación, septiembre 1964” – Diane di Prima)

“…te amo/ amo tu polla en mi mano
se agita como un pájaro
entre mis dedos
mientras te hinchas y endureces en mi mano
desflorando mis dedos
con tu fuerza rígida
eres hermoso / eres hermoso
eres cien veces hermoso…”
(de Poema Dios/amor” – Lenore Kandel)

“…No seas tan cobarde e indulgente luego
No te preocupes por lo que piensa todo el mundo
No te preocupes por lo que piensa todo el mundo
Sobre ti
No hay nadie más inteligente ni más iluminado ni más famoso
Por el amor de dios Allen, súbete los pantalones tan holgados…”
(de “Algunas líneas para un amigo famoso” – Anne Waldman)

“…Esto es periódico
Llega con la luna llena
Dejadme aullarle a la noche
Que ningún hombre me toque…”
(de “La grieta del mundo” – Anne Waldman)

“…Anne se ha vuelto loca, está hecha un desastre, es inútil
Está ausente, no hay nada que hacer
Golpea su tambor
Golpea su tambor en el templo interior
Al sonido del tambor ella repite
“Buda, Buda”
Es la melodía más dulce.”
(de “A la manera de Mirabai” – Anne Waldman)

“… pero oh          yo no soy cristo
bendiciendo a mis verdugos
no soy buda       no soy santa
tampoco poseo esa fuerza incandescente
de la fe iluminada…”
(de “Poema para tiranos” – Lenore Kandel)

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Como se nombra a Odetta en uno de los poemas del libro, qué mejor para musicar el texto que su apasionada interpretación de “The house of the rising sun” (La casa del sol naciente), una de las canciones más versionadas y, según la revista Rolling Stone, entre las 500 más bellas de todos los tiempos.