domingo, 28 de enero de 2018

Emilio González

RETRATO DE EMILIO GONZÁLEZ

Retrato de Emilio
Durante los últimos dos o tres meses he estado trabajando en hacer el retrato de Emilio González. Para mí ha sido un orgullo, porque además de ser el padre de nuestro amigo Alfonso, Emilio era un ser admirable. No fue premio Nobel, ni doctor cum laude, ni le concedieron la medalla del Mérito Civil. No sale en ninguna enciclopedia, ni tiene página de Wikipedia, pero era una de esas personas que ayudan a cambiar el mundo. Nacido en Orozko en 1920, es decir, perteneciente a la quinta del biberón, sobrevivió a la guerra y a la dictadura con la dignidad de la gente sencilla: trabajando sin bajar la cabeza ni doblar la cerviz.

Obrero manual pero sabio autodidacta, estudió no solo la mejor de las carreras, la de la honradez, en las calles de Pamplona y Bilbao, sino todo cuanto pudiera aprender de la lectura, la conversación o cuánto estuviera a su alcance. Cuando le conocí, ya mayor y jubilado, peleaba en la asociación de vecinos por la urbanización de su barriada, y si había que hablar con el alcalde o el concejal de urbanismo, Emilio era el más indicado por su capacidad y su sensatez. Tuve la fortuna de ser su amigo y compartir muchas charlas sobre lo que fuera. Era un gran conversador. Mi último recuerdo, semanas antes de que muriera, convaleciente en el hospital, me confirmaron la serenidad y bonhomía que caracterizó su vida. Como solo soy un pintor aficionado no sé si habré estado a su altura. Por siempre, Emilio!!!

Como Emilio vivió en una de la siete calles de Bilbao, fue chiquitero y amante de las bilbainadas que cantan las lindezas del vino y el buen vivir. Aunque parezca mentira hay poca cosa de calidad auditiva en youtube. Este “Beber, beber”, de Los Chimberos es de lo mejor. 

miércoles, 17 de enero de 2018

SEGURIDAD SOCIAL

LA SEGURIDAD SOCIAL 
ECHA LA PERSIANA

El pasado día 15 de enero cerraron un centro de la Seguridad Social en el que trabajé a principios de los años noventa del pasado siglo. No es el primero ni el último. Hace un mes más o menos estuve allí para hacer una consulta y ya encontré una oficina destartalada y medio desértica. Me dio pena, aunque no es algo que no se viera venir.

El modelo de descentralización administrativa y acercamiento al ciudadano en la seguridad social se inició a mediados de los años ochenta. Era la época en la que Felipe González quería ser Willy Brandt u Olof Palme, alentaba el sistema de pensiones y desarrollaba una administración cercana al ciudadano, con jóvenes que, no relevados, se acercan ahora a los sesenta años de edad.


El símbolo de la marea marrón de los jubiletas
Más o menos por aquellos tiempos asistí a un acto convocado por una conocida aseguradora. El ponente daba cifras sobre el peso de los fondos de pensiones en los Estados Unidos, que en aquel momento ya igualaba al PIB (ahora es el 127%), y casi babeaba intentándonos convencer del consumo de fondos y planes de pensiones.  La perorata venía acompañada de las primeras campañas de los agoreros interesados de la banca, que vaticinaban que el sistema público no llegaría a los años noventa. No solo no acertaron, sino que poco a poco, y gracias a un lenguaje olvidado, el del pacto, y sucesivas reformas legales, el sistema tuvo superávit y creó un fondo de reserva para tiempos peores (el mismo que están liquidando), de modo que el funcionamiento más que potable del sistema desbarató el proyecto de bancos y aseguradoras.

Relaciono estos dos hechos porque el primero, el cierre de la oficina de la seguridad social, es una metáfora de lo que se pretende: el arrumbamiento del sistema público y el triunfo, por fin, de los sistemas privados (fondos y planes). Hay que pensar que el mercado español de fondos y planes solo suponía un 9,5% del PIB en 2016, una birria para los que manejan el cotarro.

Y es que la estrategia de quienes no soportan que las pensiones no formen parte de su cartera de negocio está por fin llegando a buen término. Se dilapida la hucha, se vende la inviabilidad del sistema, es decir, se convence a los trabajadores en activo que ellos pagan a sus mayores pero no cobrarán ni en broma lo mismo que ellos, y se les ofrece la alternativa feroz del sálvese quien pueda: los fondos y planes de pensiones.  Con ese futuro, ¿para qué oficinas?

Como no soy economista no me veo capaz de dar soluciones, pero parece penoso que a mayor productividad (robotización, economía 4.0…), menor viabilidad del sistema. Por cierto, y ya acabo, en países más o menos boyantes, Francia, Alemania o Italia, el mercado de los fondos de pensiones es aún menor que en España con respecto al PIB. Supongo que ese hecho confirma en gran parte un análisis nada sospechoso, el de Ignacio Fuentes, técnico del Banco de España: “los sistemas privados tienden a estar más desarrollados en aquellas economías en las que la cobertura pública es menor y en las que las autoridades han tomado medidas para fomentarlos, incluso introduciendo en algunos casos la obligatoriedad de establecer planes ocupacionales”.  Que la marea marrón nos proteja!!!

Como es de mi quinta y una de las mejores voces que conozco, he escogido de acompañamiento al siempre joven Luis Pastor, con su hijo Pedro y su mujer Lourdes, cantando a eso que nunca dejamos de buscar, nuestra libertad.





jueves, 11 de enero de 2018

Hola

¡¡¡JODER, QUÉ FAUNA!!!

Hace un montón de años que no veía un HOLA (*). En las peluquerías de caballeros (vuelve a usarse este genérico) la revista habitual era el Interviú hasta su recientísima desaparición. Descansaba junto al perchero y entre diarios deportivos. El HOLA me pareció de un formato más grande que como yo lo recordaba, pero siempre con su elegante papel cuché y sus fotografías de más de media página. Estaba abierto de par en par en la residencia de ancianos en la que vive mi madre desde hace casi un año. Seguramente abandonada por algún familiar, porque ya son pocos los ancianos capaces de pasar las páginas, menos, como es evidente, de captar su contenido.

Al pensar en ese contenido concluí que hay  dos universos paralelos. El de ellos y ellas en el escenario, siempre triunfando, elegantes, bellos y bellas, aparentemente felices, y el exterior de la gente común, ocupando la grada. Allí estaba nuestro monarca asistiendo a la boda de una ahijada junto a Marta Gayá, dicen que amante de su viejo, el emérito, y Rodrigo Rato  (qué hostias hace Rato campando libre por esos mundos como si nada hubiera pasado). Tías y tíos buenísimos, vestidas y trajeados con ropajes para mí excesivos, pero joder, qué envidia! a todos les queda como un guante. Es gente que ha nacido para ser rica, vivir del cuento o de lo que sea, ser fotografiada y envidiada. También había múltiples fotos de pijos y pijas haciéndose selfies, riéndose a carcajada limpia, quiero pensar que no de nosotros, los lacayos de la plebe, porque en el fondo nos ignoran. El maestro Vicent contaba que un día una aristócrata se asustó al ver a un pobre mientras paseaba por el Paseo de Recoletos de Madrid, y exclamó sobresaltada: ¡¡pero qué le pasa a este hombre!!

El HOLA también me ha hecho recordar a un personaje familiar, un anticuario amigo de mis abuelos paternos que se coló en los saraos de la gente muy bien y vivió de ella creo que casi hasta su muerte. Cuando yo lo conocí ya era setentón, y aunque en horas bajas, conservaba el porte elegante que le había permitido moverse entre nobles y burgueses de postín, a los que vendía joyas, muebles y pieles que, imagino, compraba a bajo precio a gente venida a menos. Por entonces ya usaba ropa pasada de moda y parecía un personaje salido de una película.

Pero por lo que veo la corte no ha desaparecido. Han cambiado las formas pero no su contenido. Están los aristócratas que salen en las revistas (en el HOLA digital hay una sección dedicada a Casas Reales), y todavía sus bufones, futbolistas, toreros, jugadores de golf, cómicos, cantantes… y los pillos y pillas que flirtean y hacen pequeños negocios para sobrevivir.  Como decía aquel, ¡¡¡joder, qué fauna!!!

(*) Según datos de OJD la revista HOLA tira una media de 368.613 ejemplares semanales y en 2016 tuvo una facturación  de 87 millones de euros, con un beneficio de 1,7 millones (tras algunos años de pérdidas en el peor momento de la crisis).


Como viejo fan de The Kinks (el primer disco que me compré fue el "All Day and All of the Night")  he recordado este “A well respected man” que habla de un hombre respetable, conservador, que compra acciones y valores, adora las regatas, y espera hacerse con la fortuna de su padre cuando pase a mejor vida.



miércoles, 3 de enero de 2018

Joan Margarit 4

LA MÚSICA CONSUELA (y 4)

Joan Margarit sigue en activo. Hace poco ha ganado el Premio Pablo Neruda, de modo que el trayecto a través de su poesía no ha terminado y se me ha hecho corto. Empecé las entregas hablando de mi viejo deseo de que la vida tuviera música de fondo. La tiene. Solo hay que leer sus poemas para entender que aguzando el oído, abriendo los sentidos, el viento hace sonar un órgano en la noche (“Collserola”), las hojas secas un rumor de batería (“Plaza Rovira”); que escuchar el hierro de los tranvías, que cuando era joven pasaban por la Rambla, era hacerlo de una sonata de pobreza y rosas (“Barcelona”);  que la curva delicada de un talón marca, despacio, el ritmo de la música (“Tarde de lluvia”), la música que suena por todas partes, en la lluvia de las tejas, en el  agua que mana en la cisterna, con su voz profunda, o en la gotera, rítmica, que hace su solo en vuestra oscuridad (“Tormenta”), la música última, quizás, que marca el ruido de ciudad en los cristales (“No tires las cartas de amor”), y es, en Querrán que te mueras”, el sonido del mar tranquilo, al atardecer, mitad órgano y mitad violonchelo.
Joan Margarit en pleno recital

Se puede decir que Margarit es además un compositor “sui generis”, un compositor que nos ha dejado un buen número de canciones “de cuna”, “de la luna gris”, “de los lunes”, “de la mala mar”; “Tres boleros para un recuerdo”, una “Balada de Montjuich”, una genérica “Melodía” y un “Réquiem por Anna”, entre otras tantas, además de un bellísimo “Tango”, el mismo que bailaban sus padres los domingos en el pasillo de la casa, como recuerda en “Bandoneón”, poema de uno de sus últimos libros, “Misteriosamente feliz”, que luego transcribo.

Pero para un mejor conocimiento de Margarit no hay como  entrar en su página web, en la que hay un buen número de poemas recitados por el propio autor: http://www.joanmargarit.com/es/poemas-para-leer-y-escuchar/

BANDONEÓN

L’harmònium litúrgic de carrer,

l’orgue alemany més pobre,

va embarcar amb els emigrants,

que el van portar als bordells de Buenos Aires.

Igual que un capellà que ha apostatat,

allà va arrossegar-se per històries

de soledat i de melancolia.

Sempre he estimat els tangos, que escoltava

quan era un nen, les tardes de diumenge,

amb el pare i la mare que els ballaven

amunt i avall pel passadís de casa.

Són la veu d’una èpica perduda,

amb el bandoneón arrossegant

lletres que parlen dels amors culpables.

Els qui ballaven en el passadís

ara ja són dintre d’un tango.

Misteriosament feliç el cantusseja

un vell provant un pas de ball en atansar-se,

amb un somriure, a la Desconeguda.

BANDONEÓN

El litúrgico armonio callejero,

el órgano más pobre de Alemania,

fue con los emigrantes que embarcaron

y llegó hasta el burdel en Buenos Aires.

Igual que un cura apóstata,

allí se fue arrastrando por historias

de soledad y de melancolía.

Amé siempre los tangos, que escuchaba

en mi niñez, las tardes de domingo:

mi padre y mi madre los bailaban

recorriendo el pasillo de la casa.

Son la voz de una épica perdida,

con los bandoneones arrastrando

letras que hablan de un amor culpable.

Los que bailaban en aquel pasillo

ahora viven ya dentro de un tango

que, misteriosamente feliz, canta

un viejo que sonríe dando un paso de baile

mientras se acerca a la Desconocida.

 

El tango también sonaba en casa de mis padres, creo recordar que en algún disco de Gardel y en una versión de “Yira yira” que Sara Montiel cantaba en los años cincuenta o sesenta del pasado siglo. Pero para acompañamiento, uno de los grandes, Leopoldo Federico, interpretando “El abrojito”.