miércoles, 21 de noviembre de 2018

Indiferencia


INDIFERENCIA



Creo que una de las características más acentuadas de M punto Rajoy era su capacidad de indiferencia. Pese a haber llevado durante casi dos lustros la responsabilidad del gobierno de España tenía una arte especial para silbar, zapear y hacerse el loco cuando había problemas que pintaban bastos. No en vano consideraba que los políticos deben saber mirar para otro lado.
Conozco gente, buena gente, que busca esa indiferencia. Les recomiendas un libro o una película y la rechazan porque es cruda, habla de realidades que les/nos hieren. “Bastantes problemas tenemos ya”, te dicen, y se recluyen en distracciones más banales.
La indiferencia con respecto al sufrimiento es la antítesis de una palabra muy desprestigiada por su connotación religiosa que hay quien considera sinónimo de empatía, pero que a mí me gusta más: compasión.
Portada de Charlie Hebdo
anterior al atentado
Compadecer es “padecer con”, es decir, acompañar el padecimiento de otro u otra, paso previo e imprescindible de la solidaridad. Algunos filósofos “duros” creen que la compasión nace de un sentimiento de superioridad. Según ellos solo puede compadecerse alguien que no padece, y los “malistas”, esos herederos de la tradición nacional-católica que defienden la existencia del Valle de los Caídos y rezan con la boca pequeña lo de “perdonar a quienes nos ofenden”, califican a los compasivos de “buenistas”, y se compadecen más de los embriones que de los niños que cruzan mares para intentar sobrevivir o llevar una vida mejor.
Pero eso de la indiferencia, paradojas, debe ser muy propio del poder. Hace unos meses oí por la radio una entrevista a uno de los supervivientes del atentado a la revista satírica “Charlie Hebdo”, Philippe Lançon. Periodista en el diario Liberation y columnista de la revista, Lançon sobrevivió con enormes destrozos en el rostro, lo que le ha llevado a sufrir hasta 18 operaciones reparadoras, un itinerario quirúrgico e íntimo que relata en “Le lambeau”, un libro que Anagrama publicará el año que viene.
En la entrevista, Lançon contaba que poco tiempo después del atentado recibió la visita del entonces presidente de la república francesa, François Hollande, en términos coloquiales no muy ortodoxos, un “picha brava”. Mientras le saludaba protocolariamente se dio cuenta de que la mirada y atención del presidente no se centraba en él sino en la cirujana, una mujer al parecer muy bella. Esa indiferencia no compasiva hacia quien sufre se repitió poco tiempo después, cuando en un segundo encuentro Hollande pareció interesarse más por el destino de la médico que por la salud y el estado anímico del periodista. Lançon lo contaba con cierta ironía, pero para mí tiene un trasfondo tremendamente amargo.

La lista prosigue. Ayer mismo leí que el presidente Trump se declara indiferente al informe que sus propios servicios de información han elaborado sobre el asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi. Así que cómo no lo va ser de los informes de las distintas ONGs sobre la hambruna que la misma Arabia Saudí viene provocando en Yemen...

A mí me es difícil ser indiferente a esta canción, “Gallo rojo, gallo negro” (Quico Sánchez Ferlosio - 1940-2003) y a su intérprete, Silvia Pérez Cruz.



viernes, 9 de noviembre de 2018

Eñaut Elorrieta


UNA CANCIÓN DEL ÚLTIMO DISCO 

DE EÑAUT ELORRIETA 

PARA EL FIN DE SEMANA

Creo recordar que fue hace casi treinta años. Un miserable había quitado la vida de la hija de una humilde pareja andaluza. Ante la estupefacción de quienes reclamaban con furia desatada la máxima pena para el asesino, los padres, con una dignidad que envidio, declararon que ellos no eran partidarios de la máxima pena.

La nueva versión acústica, con acompañamiento de un quinteto de cuerda, de una bellísima canción de Eñaut Elorrieta sobre un poema de Joseba Sarrionandia me ha llevado a recordar esa conducta y a meterme en el pellejo de personas que no solo no tienen nada que ver conmigo, sino que he criticado y condenado mientras empuñaban armas, ponían bombas, practicaban aquella cantinela aborrrecible de la “socialización del sufrimiento” que acabó con la vida de numerosas víctimas civiles.

Así que con todo el respeto para esas víctimas directas, me permito recordar que los distintos gobiernos prometieron medidas favorables a los presos si ETA abandonaba las armas, más tarde si las entregaba, y finalmente si se disolvía. Todo eso ha ocurrido ya…





HEMEN GAUDE
agian hasieran bertan ekibokatu ginen
mundura euskaludun sortzean.
eta gero ez genuen iraultzaren borrokatik
apartatzen jakin

esna-kantu bat abestu genion
sehaska hutsari,
eta goiz batez El Puertiko kartzelean
esnatu ginen

maite genituen gauzengatik erori ginen preso,
baina gure maitasune oraindik
ez dago perso

zorionez edo zorigaitzez,
anitz ekibokatu ekari gintuzten
deserriko azken ipurdi honetan bizi edo hiltzera.
eta bizi, hestu, ia mirari, gainbizi gara

eta bizitza ez da guretzat
egundo izango,
lehen zen bezalakoa
harrezkero

maite genituen gauzengatik erori ginen preso
baina gure maitasuna oraindik
ez dago preso
AQUÍ ESTAMOS
Quizás nos equivocamos justo en el principio
al ser creados en el mundo como vascos.
Y después no supimos como apartarnos del camino de la revolución.

Le cantamos una canción de cuna a la cuna vacía.
Y una mañana nos despertamos en la cárcel del puerto

Por las cosas que amábamos caímos presos.
Pero todavía nuestro amor no se encuentra preso.

Por suerte o por desgracia y a muchos por equivocación
nos trajeron al culo del mundo para vivir o morir.

Y vivimos apretujados con dificultad sobreviviendo casi de milagro.
Y para nosotros la vida jamas volverá a ser la misma que antes.

Por las cosas que amábamos caímos presos.
Pero todavía nuestro amor no se encuentra preso.