jueves, 11 de enero de 2018

Hola

¡¡¡JODER, QUÉ FAUNA!!!

Hace un montón de años que no veía un HOLA (*). En las peluquerías de caballeros (vuelve a usarse este genérico) la revista habitual era el Interviú hasta su recientísima desaparición. Descansaba junto al perchero y entre diarios deportivos. El HOLA me pareció de un formato más grande que como yo lo recordaba, pero siempre con su elegante papel cuché y sus fotografías de más de media página. Estaba abierto de par en par en la residencia de ancianos en la que vive mi madre desde hace casi un año. Seguramente abandonada por algún familiar, porque ya son pocos los ancianos capaces de pasar las páginas, menos, como es evidente, de captar su contenido.

Al pensar en ese contenido concluí que hay  dos universos paralelos. El de ellos y ellas en el escenario, siempre triunfando, elegantes, bellos y bellas, aparentemente felices, y el exterior de la gente común, ocupando la grada. Allí estaba nuestro monarca asistiendo a la boda de una ahijada junto a Marta Gayá, dicen que amante de su viejo, el emérito, y Rodrigo Rato  (qué hostias hace Rato campando libre por esos mundos como si nada hubiera pasado). Tías y tíos buenísimos, vestidas y trajeados con ropajes para mí excesivos, pero joder, qué envidia! a todos les queda como un guante. Es gente que ha nacido para ser rica, vivir del cuento o de lo que sea, ser fotografiada y envidiada. También había múltiples fotos de pijos y pijas haciéndose selfies, riéndose a carcajada limpia, quiero pensar que no de nosotros, los lacayos de la plebe, porque en el fondo nos ignoran. El maestro Vicent contaba que un día una aristócrata se asustó al ver a un pobre mientras paseaba por el Paseo de Recoletos de Madrid, y exclamó sobresaltada: ¡¡pero qué le pasa a este hombre!!

El HOLA también me ha hecho recordar a un personaje familiar, un anticuario amigo de mis abuelos paternos que se coló en los saraos de la gente muy bien y vivió de ella creo que casi hasta su muerte. Cuando yo lo conocí ya era setentón, y aunque en horas bajas, conservaba el porte elegante que le había permitido moverse entre nobles y burgueses de postín, a los que vendía joyas, muebles y pieles que, imagino, compraba a bajo precio a gente venida a menos. Por entonces ya usaba ropa pasada de moda y parecía un personaje salido de una película.

Pero por lo que veo la corte no ha desaparecido. Han cambiado las formas pero no su contenido. Están los aristócratas que salen en las revistas (en el HOLA digital hay una sección dedicada a Casas Reales), y todavía sus bufones, futbolistas, toreros, jugadores de golf, cómicos, cantantes… y los pillos y pillas que flirtean y hacen pequeños negocios para sobrevivir.  Como decía aquel, ¡¡¡joder, qué fauna!!!

(*) Según datos de OJD la revista HOLA tira una media de 368.613 ejemplares semanales y en 2016 tuvo una facturación  de 87 millones de euros, con un beneficio de 1,7 millones (tras algunos años de pérdidas en el peor momento de la crisis).


Como viejo fan de The Kinks (el primer disco que me compré fue el "All Day and All of the Night")  he recordado este “A well respected man” que habla de un hombre respetable, conservador, que compra acciones y valores, adora las regatas, y espera hacerse con la fortuna de su padre cuando pase a mejor vida.