miércoles, 7 de febrero de 2018

Pan

EL CUSCURRO
Hace unos días le oí decir al cocinero Ferrán Adriá que sus mayores placeres culinarios eran la centolla, a la que definió como araña amiga, el caviar, la sardina, la tortilla de patatas de su madre y el cuscurro de la baguette que te comes antes de llegar a casa. Me quedo con este último porque en mi familia es motivo de controversia y me sirve para seguir hablando de las cosas secundarias de este mundo, a las que por suerte o por desgracia sigo abonado.

Ya sé que más de uno no estará de acuerdo, tratándose como se trata de un bien tan elemental, histórico y con connotaciones religiosas, pero al lado de lo de Puigdemont y el vídeo de Felipe VI, todo parece filfa. Escuchando a varios tertulianos y periodistas quejarse de que un señor les marque el sumario desde Bruselas, cuando el día anterior la fiscalía del reino consideraba que el borrado de los discos duros del PP no era cosa relevante y no dedicaban a semejante escándalo ni un sola palabra, constaté que lo noticiable es tan voluble y subjetivo como el valor de la centolla o el cuscurro, así que a lo mío, a lo del pan.
En el mundo católico el pan tiene buena prensa, al tratarse del alimento de la transustanciacion, el que el sacerdote hace dios en la eucaristía, y tal como dice el padre nuestro, la oración standard, el bocado necesario. Supongo que es la razón por la que se dice de alguien bondadoso que es un pedazo de pan, y de un trabajo sencillo que es pan comido. Cuando yo era niño me podía llevar una reprimenda si se me caía alguna sobra de comida al suelo, pero si lo caído era el pan de dios el accidente se convertía en pecado. Podía sobrar o estropearse algo de comida pero el pan nunca acababa en la basura. Para eso estaba mi madre sumergiendo las sobras troceadas en un tazón de café con leche a la mañana siguiente o aprovechándolas para sopas varias.
El pan vuelve a estar de moda. En Bilbao se hace cola en los comercios que usan masa madre, tienen horno de leña o elaboran todo tipo de formas (hogaza, mollete, pistola, baguette…) y contenidos (de maíz, centeno, espelta, trigo…), y las panaderías de franquicia se acomodan a la moda con sucedáneos de buena apariencia. Una de esas franquicias, de nombre vasco también aparente, ha llenado el centro de expendedurías. Según las malas lenguas detrás del apellido autóctono hay un fondo de inversión alemán. Así que a por el currusco (en casa lo nombramos así y dice la RAE que también es correcto).




Silvia Pérez Cruz ofreció esta versión de “No hay tanto pan” en el Auditòrium de Palma de Mallorca el 2 de junio de 2016. Esta frase, cerrada con “para tanto chorizo”, era y es una de las consignas que los desahuciados de la crisis dedican a corruptos y banqueros.  Toma currusco!!!