viernes, 2 de marzo de 2018

Mamá

MAMÁ

Mi madre falleció el pasado 28 de febrero. Tenía 95 años, así que presenció y vivió en primera persona los grandes desastres del siglo XX, principalmente la guerra civil. No hizo grandes cosas, si entendemos que no hacer grandes cosas es haber sido una buena madre y abuela, además de ser una “manitas” en todo tipo de bricolaje, y moderna a su manera,  se sacó el carnet de conducir en los años sesenta, cosa nada habitual entre las mujeres de su época. En los últimos años ambos pudimos disfrutar de una cercanía que pienso que nos hizo felices. Como no creo en el más allá me quedo con el más acá, que son los buenos recuerdos que uno se lleva de por vida.

Y como hablar de la muerte de una madre es lo más difícil, aprovecho unos versos que le dediqué en vida y un retrato que le hice hace unos pocos años:


ROSELLÓN – VILADOMAT ( BARCELONA )
Yo nunca estuve allí, quiero decir,
en aquel tiempo, porque no había nacido,
pero a veces, cuando el otoño empuña
su bandera granate
parece que te incitara a volver
donde nunca estuviste,
posar frente al portal que fue nuevo entonces
esperando quizás que una señal remota
te muestre los orígenes,
la que será mi madre algún tiempo después,
mientras oye en la radio
que el Sabaté volvió a fugarse,
y prepara la mesa con afán diligente,
colmando la vivienda de olor a bechamel.

He pensado mucho qué música dedicarle. Entre sus preferidos estaba Jorge Sepúlveda, que imagino la hizo bailar en su juventud; en los últimos tiempos, cuando aún tenía bien la cabecita, descubrí que se sabía muchas letras, un don que yo no he heredado. Pero si me voy al cajón de su casa en el que guardaba los cassettes descubro que conservaba tres discografías bastante copiosas: la de María Dolores Pradera, a la que no se perdía cuando actuaba en Barcelona, y las de Chavela Vargas y Cecilia. Cuando a los 25 años de su muerte le dedicaron a esta última un curioso disco de duetos le grabé una copia. Creo que esta canción era una de sus preferidas y de las de mis dos hijas, que la cantaban durante los viajes que hacíamos para ir a verla.