martes, 27 de marzo de 2018

Facebok 2


  FACEBOOCK 2 
 “COMPAS” DE COLEGIO

 La posibilidad de husmear en la vida de los demás que te da facebook satisface otra de mis vocaciones, la de detective, o será voyeur? Dejémoslo en un mix de ambas facetas.
Así que, lejos de la patria de la infancia y el espacio geográfico del colegio que cubrió once años de mi vida, facebook me permite saber qué fue de algunos de los compas a los que no he vuelto a ver.
J.S. está entre los triunfadores. Siempre he pensado que la psicología es un campo abonado para gente con problemas que la estudia para sanarlos. J.S. tenía ese perfil. Su tartamudez y una cierta dificultad con el castellano le abocaban a ser de esos alumnos que procuran esconderse y pasar desapercibidos, pero eso no solo no le impidió ser siempre un alumno aventajado, sino que según facebook debió curar esas carencias llegando a ser un profesional muy valorado, incluso internacionalmente.
El colegio en nuestra época de alumnos
En la red solo aparecen cuatro fotos. En una, con el pelo largo y bigotón, figura tal como le recuerdo, sentado en una terraza de la calle Mallorca de Barcelona a finales de los años setenta del pasado siglo. En otra, ya mayor, algo sobrado de peso, aparece bañándose en una piscina. Curiosa estampa…
La mayor parte de comentarios, una necrológica firmada por otro compañero del reducido grupo de “letras” del bachillerato superior, le bendicen como hombre bueno y comprometido, pero una vieja novia despechada le lanza un puyazo post mortem: “gran profesional pero a algunas de sus parejas nos malogró”. Una frase que rompe la tesis de que siempre hablan bien de uno cuando te mueres, pero también confirma lo cruel e indiscreto que puede ser facebook.
Aprovecho conocer que J.S. estuvo exiliado y encarcelado durante el franquismo para enlazar con J.L., de quien, intermediado por un personaje ficticio, conté una anécdota en mi único relato semi largo, “Para después de la nada”.
J.L. era el nazi de la clase. No digo nazi ideológico únicamente. Creo que incluso antes de terminar nuestro periodo colegial militaba en un grupo, ya desaparecido, que realizaba acciones contra militantes antifranquistas, librerías progres, etc. y editaba una revista con cierta difusión en aquella época.
En los estertores del franquismo me tocó sacar de casa una multicopista por razones de seguridad. Se trataba de un artefacto grande y pesado que conseguí embutir a duras penas en una bolsa de deportes. Yo la tenía que acercar a un parque cercano a casa y allí se encargaba un compañero de llevarlo en coche (yo no tenía) a otro lugar seguro. Pues bien, la última persona a la que hubiera querido encontrar mientras esperaba en un banco con el artilugio a mis pies era a J.L., y éste fue el que apareció saludándome efusivamente.
No recuerdo de qué hablamos mientras acariciaba seguramente nervioso la bolsa con el aparato clandestino, pero imagino que por algún momento se me pasó por la cabeza que aquel pedazo de nazi abriera la bolsa y me denunciara a la policía. Golpearme no, porque creo recordar que no tenía ni media hostia…Pero el caso es que J.L. no debió sospechar que el bulto contuviera parte del “aparato de propaganda” de una de los cientos de grupúsculos obstinados en acabar con el franquismo, porque terminó despidiéndose sin más.
Y bien, hace poco, recordando aquel episodio, busqué a J.L. en facebook y vi que había evolucionado. Abandonada la cruz gamada se asoma a las redes con una rara mezcla de esoterismo y nacionalismo post convergente. Eso sí, parece que la izquierda se le sigue atragantando, aunque no creo que a día de hoy la multicopista peligrara.

PD: Mientras corregía esta entrada se suscita internacionalmente la polémica por el uso indebido de datos y noticias falsas teledirigidas en la red social de Facebook. En este momento me planteo seriamente desaparecer de semejante mundillo. La pega: de ser así, estos dos últimos blogs no hubieran existido...

Otro “compa” y en este caso amigo que sigue dedicándose a la música, publicó con varios colegas esta maravilla de disco en 1979, hoy día una joya buscada y cotizada en las subastas. El título de tres de sus canciones, “Rendits a vostres plantes”, “Las misiones” y “Amílcar Barca”, rememoran el ambiente épico-religioso del colegio.