lunes, 8 de octubre de 2018

Catedral


CATEDRAL
Henry Beyle (Grenoble - 1783-1842), entró un día en la Basílica de la Santa Croce de Florencia y le dio un vahído ante la contemplación del templo, un éxtasis que desde entonces es llamado “síndrome de Stendhal”, alias del autor de “Rojo y negro”. Actualmente debería pagar 8 euros, 48 por una visita guiada, para recorrerla entre cientos de turistas que huelen a sudor y protección solar, y pese a que la basílica preserva su esplendor la emoción no sería la misma.
La Pagoda
El fenómeno de la gentrificación, del que ya he hablado en otras ocasiones, hiere la belleza de los templos turísticos, es decir, los mejores, diseñados para enaltecer, asombrar, estremecer, dependiendo del estilo, el volumen o el color y la luz velada que entra por sus rosetones y vidrieras, al eliminar algunas de sus características principales, el silencio y la sensación de soledad compartida.
Iglesia de los Dominicos de Alcobendas
Aunque las iglesias eran el epicentro de la vida social y un lugar de encuentro, y en su interior se producían y reproducen arengas destinadas a amedrentar a los fieles, a salvo de las muchedumbres preservan el sobrecogimiento que impone la intención artística, a veces contenida, otras excesiva, de quiénes las idearon.
Miguel Fisac (Daimiel – 1913-2006) era pariente y paisano de mi abuelo materno. Aunque vivió hasta 2006 no le llegué a conocer, y pese a mi interés por cualquier tipo de expresión artística no lo hice en su caso, creo que por el prejuicio de haber sido el arquitecto estrella del opus-dei durante buena parte de su vida profesional. Para los desatentos a la arquitectura les recuerdo un acontecimiento controvertido que cundió entre los medios periodísticos de la época: la demolición de un edificio emblemático de Madrid llamado La Pagoda. Fisac era el creador de obra tan peculiar. Según las malas lenguas pagó su tosca salida de la secta, así definió al Opus al largarse, y pese a la oposición del colegio de arquitectos, Álvarez del Manzano, alcalde y él mismo miembro de la “obra”, se responsabilizó de su demolición en 1999.
Hablo de Fisac por desagravio personal y porque durante su época religiosa diseñó hasta siete Iglesias, algunas de ellas con una mezcla de sobriedad y luminosidad que impresiona. No en vano tres de sus construcciones están consideradas entre los veinte mejores edificios de Madrid en el siglo XX, entre ellos la iglesia de los dominicos de Alcobendas.
Pero este blog no viene motivado por Stendhal o Fisac, sino por la audición de un viejo vinilo (costumbre anual cuando accedo a los que hibernan desde hace años en Orduña), el que Paul Horn (Nueva York – 1930-2014) grabó en la catedral de Santa María, en San Francisco, principalmente por su último corte, una interpretación de “Jesu, dulcis memoria”, de Tomás Luis de Victoria (Sanchidrián – 1548-1611).

Paul Horn era otro “místico” de la belleza, también dopado por la creencia religiosa, en este caso cristiana, pero en la mayoría de sus discos inclinada al hinduismo. Quería haber incrustado el corte en el blog por una autenticidad sonora en vivo que incluye hasta una tos y su  mayúscula hermosura, pero al buscarlo en internet he visto que el disco no ha sido digitalizado. Se ofrece por un precio módico en Spotify (https://www.merchbar.com/vinyl-records/paul-horn/paul-horn-in-concert-st-marys-cathedral-s-f), en su formato de vinilo inicial, y yo lo presto previa garantía de conservación. He podido incorporar, eso sí, una de las múltiples versiones corales que hay en Youtube.
Catedral de Bilbao 

Sigo con las catedrales para confesar que a veces, en los días desapacibles o multitudinarios, me gusta entrar en la de Bilbao, que en épocas no turísticas es, para un apóstata como yo, un remanso en el que reposar la mente y admirar la hermosura del coro, los vitrales, pero sobre todo del triforio que la rodea. Me apunto por tanto a la heterodoxia de Fisac, que algún crítico calificó de “pagana”, porque me permite suplir la religiosidad por la emoción que Stendhal sintió por la belleza.





Pero para rebajar el famoso síndrome he elegido otro viejo tema en directo, “Cathedral”, de Crosby Stills and Nash, un grito airado y dolorido por ese Cristo “en nombre de quien tantas personas han mentido y muerto”. Amén.