jueves, 25 de julio de 2019

Candilejas


CANDILEJAS
Hace unas semanas me involucré en una discusión de Facebook sobre el progresismo de determinados artistas o intelectuales. La chispa era la negativa de Carlos Bardem a atender a las preguntas de OKDiario, el periódico que dirige el “periodista” (por lo que se ve tiene el título) Eduardo Inda.
Con esa manía tan común de hacer partícipe al resto familiar empezaron a sucederse intervenciones poniendo a parir a su hermano Javier, entre otras algunas que le acusaban de ganar una pasta haciendo la pelota a los judíos (cosa que algún medio ya desmintió en su día: https://www.diariodenavarra.es/noticias/mas_actualidad/sociedad/2014/08/06/el_lobby_judio_perdona_penelope_cruz_javier_bardem_170270_1035.html pero sobre todo por ser rico y progre.
Cartel original de "Candilejas"
Pocos días después, y tras un primer intento fallido por llenazo, veía “Candilejas”, de Charles Chaplin, en Bilboarte, un centro dedicado, entre otras cosas, a redescubrir y revisar obras de autores olvidados y dar a conocer a otros más noveles. Además de una palabra que el tiempo va dejando en desuso, “Candilejas” era una de las tres películas preferidas de mi padre y en más de una ocasión le había oído hablar de ella y tararear su motivo musical central. Me gustaría pensar que el año de su estreno, 1952, pudo ser especial para él, porque nacía su segundo hijo, un servidor. De modo que el visionado de la película tenía su punto emocional.
La había visto de adolescente pero reconozco que excepto alguna escena no la recordaba. Es sin duda una obra maestra. Combina múltiples géneros, la comedia y la tragedia, el musical, el humor y la filosofía, con la destreza ejecutiva de un cineasta todo terreno. Todo ello mediante un festival interpretativo del propio Chaplin, que como actor mímico parecía destinado a sucumbir con el sonoro, pero que además de mostrar una agilidad impropia de su edad, 63 años, aguanta primeros planos y medios acompañado por una voz grave que el doblaje suele ocultarnos. El último número de humor, rivalizando con Buster Keaton, es sencillamente antológico.
He heredado de mi padre, que de niño me llevó alguna vez a las eternas matinales del cine Savoy de Barcelona a ver los cortometrajes radicales y anti sistema de Charlot, su pasión por ese personaje de ficción (https://charlievedella.blogspot.com/2013/11/quien-se-acuerda-decharlot-en-el-piso.html), pero también, ahora, por este Clavero/Chaplin envejecido, casi acabado profesionalmente, alcohólico como lo fue su padre, escéptico, por no decir pesimista, recobrando el aliento, haciendo de tripas corazón para ayudar a alguien más joven, una bailarina que ha intentado suicidarse, porque entiende que si algo ha aprendido en todos esos años es que la vida es una lucha permanente.
Acusado de comunista, reprobado por una vida privada fuera de los cánones de la sociedad conservadora, “Candilejas” fue su último film en los Estados Unidos, país que abandonaría ese mismo año para no acabar siendo encarcelado.
Era artista y rico, pero su cine acompañó e interpretó el mundo que le toco vivir con la mirada de los humildes, los reprimidos, los enfermos, los desesperados. Fue revolucionario, antifascista, pero sobre todas las cosas un genio irrepetible.
Al acabar la sesión ocurrió algo insólito. La sala de Bilboarte prorrumpió en una espontánea salva de aplausos rompiendo el protocolo, y a mí, especialmente emocionado, se me escapó una lagrimita al acordarme de mi padre.

A continuación el tráiler original.


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