jueves, 10 de octubre de 2019

ABATIDOS


ABATIDOS

EL TARAJAL

Pensaba que el Estado había asumido que el deleznable episodio de la playa de El Tarajal merecía una depuración de quienes, por activa o por pasiva, provocaron la muerte por ahogamiento de quince emigrantes en 2014. Por el contrario, la Abogacía del Estado ha recurrido el procesamiento de 16 guardias civiles iniciado por un Juzgado de Instrucción de Ceuta, cuya jueza había señalado de modo impecable que “la protección de la frontera...no puede dar pábulo a sobreentender, ni remotamente, que las fronteras o espacios entre las mismas son zonas de excepción en relación a los derechos humanos".

Pues bien, el recurso de la abogacía del estado se basa en tres elementos que, siendo suave, me atrevo a calificar de pintorescos: 1) los hechos se produjeron tras un intento de traspasar la frontera en avalancha 2) las muertes se dieron en el lado marroquí y 3) ninguna de las muertes fue directamente provocada por agentes de la guardia civil.

Como no soy jurista no sé si de esas afirmaciones se puede derivar algún atenuante, bienvenida sea, pero 1) ¿se quiere decir que tras una avalancha los cuerpos de seguridad tienen barra libre? 2) En el caso de admitir que las muertes fueron provocadas por la actuación de los agentes imputados, ¿tiene alguna importancia que aquellas se produjeran en territorio extranjero? y 3) por mi experiencia como nadador en mar abierto sé lo difícil que es mantener la calma, la respiración, en situaciones complicadas (en mi caso el oleaje, la desorientación…), en el caso que nos ocupa, además de eso, ser recibidos desde la orilla con pelotas de goma, aunque éstas no fueran a dar; en consecuencia, ¿se puede decir que semejante recibimiento no tuvo nada que ver con la muerte por “anoxia anóxica” (ahogamiento) de los emigrantes?

Tengo que advertir que no soy un radical en este tipo de temas. No creo que los policías o los guardias civiles sean seres perversos a los que simplemente les va la marcha. Los hay, seguro que los hay, pero creo que si ocurren estas cosas es porque hay mandos que las auspician y abogacías del estado dispuestas a no depurarlas.

Este caso, que de verdad creía ventilado, y la actitud nociva de la abogacía ante algo tan natural en un estado democrático como es aceptar el error, la negligencia, el delito, llámese como se quiera, me ha empujado a dedicar el blog al palabro que lo encabeza, ABATIDOS, ese eufemismo tan en boga desde hace años para amparar determinadas acciones más que discutibles de cuerpos de seguridad de procedencia varia.


¿VUELTA A LA LEY DE FUGAS?

Es evidente que Eduardo Dato fue un legislador creativo. No solo se le conoce por ser el promotor de la primera normativa de seguridad social, la Ley de Accidentes de Trabajo del año 1900. Ante el creciente auge de los movimientos sindicales, principalmente en Barcelona, Dato, en su condición de presidente de gobierno de España, firmó en 1921 la denominada Ley de Fugas, un engendro que permitía asesinar a toda persona que “huyera” de las fuerzas del orden, en aquel momento a decenas de sindicalistas de la CNT. Por cierto, él mismo fue “abatido” tiempo después por un grupo de anarquistas.

Casi 100 años después el espíritu de esa ley se ha extendido por toda Europa, incluido el Estado Español, donde demasiado a menudo ni siquiera se intenta detener a los “terroristas”, supuestos o no, sino que simplemente se les “abate” sin más remilgos por policías bien pertrechados y protegidos por infinitas medidas de seguridad. Lo peor es que se aplaude esa actuación, y en algún caso hasta se condecora a sus artífices con el silencio casi unánime de los partidos políticos y medios de comunicación, que anuncian que los terroristas fueron ABATIDOS con una banalidad insultante. Me ha parecido curioso, yo diría que molestado por defecto, que uno de los pocos artículos que denuncia esta lacra haya sido publicado en un periódico de derecha dura con la firma de Amando de Miguel.

Y bien, como dicen que una imagen vale más que mil palabras he creído conveniente acompañar el texto con dos videos, ambos de sobra conocidos: El primero es un excelente trabajo de Diario.es sobre lo sucedido en El Tarajal, y pone de manifiesto el “bananerismo” de los diálogos de los agentes de la guardia civil y el cinismo de los responsables políticos, principalmente del ex ministro Fernández Díaz.

El segundo no se produce en una ciudad de Texas. Los policías no son blancos supremacistas a la caza de un delincuente negro que se defiende con un cuchillo. Son mossos de escuadra “abatiendo” a uno de los terroristas del atentado de Las Ramblas. Se trata por lo tanto de un asesino, cierto, en un clima de emoción desatada, cierto, aparentando que llevaba explosivos, cierto, pero según nuestras leyes y principios morales, alguien que tenía el derecho a ser detenido y poder defenderse ante un juez. Quizás, incluso a reisentarse, pero nunca a ser cazado con las normas de la denostada Ley de Fugas.


He recordado para la ocasión a este grupo mestizo, No Blues, que tenía olvidado y del que me entero que hace dos años perdió a su alma máter, el holandés Ad van Meurs. No eran virtuosos, pero esa mezcla acústica de blues y música árabe que ellos llamaban “arabicana” tenía un encanto muy especial.



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