lunes, 25 de febrero de 2019

Atletismo


EL NEGRO FUTURO 

DEL ATLETISMO ESPAÑOL

Siempre que un concurso atlético me pilla con la tarde libre por delante, agarro el mando y no lo suelto hasta que veo la pista casi abandonada con los últimos momentos de alguna prueba de salto o lanzamiento.

Así que para alguien que ha visto volar a Bob Beamon más allá de los 8,90 metros en aquel milagroso 1968 en el que pasó de todo, vivido las grandes reyertas entre Ovett, Coe y Cram en el 1.500 a principios de los años ochenta del pasado siglo, o a Aouita o Gebrselassie dominar todas las carreras de fondo entre los 800 y el maratón en décadas sucesivas, difícil es que algo le sorprenda.

No vi correr a Zatopek, al que en su tiempo llamaban “la locomotora humana”, pero he leído el libro que hace unos años le dedicó Jean Echenoz, demasiado triste, pero seguramente la mejor metáfora sobre la rapiña patriótica con que el poder se jama a sus héroes deportivos. 

Pues bien, hace dos fines de semana tuve la fortuna de presenciar el campeonato de España de atletismo en pista cubierta. Alejado del tonillo machista y todavía casposo de los comentaristas futboleros, el de los que se dedican al atletismo tiene un aire familiar, a veces incluso excesivo, porque conocen el estado físico pero también el anímico de l@s atletas y sus entrenador@s.

Así que no hay problema. Aunque estés desvinculado algún tiempo de la actualidad atlética, que esto no es como el fútbol deporte de lunes a domingo, es relativamente fácil ponerte al día, saber la evolución, las marcas, el estado de forma, el futuro inmediato de sus protagonistas, y en este caso, emocionarte, ya que esas protagonistas han sido mujeres y además de color negro, es decir, hijas de los migrantes que los macho alfa del panorama político estatal parecen empeñados en echar a palazos, salvo que lo evitemos.

De color negro es Jaël-Sakura Bestué, paisana mía pero de padre guineano, campeona de 60 metros lisos en pista de cubierta y de 4x100 y 200 metros al aire libre con solo 18 años.

Otra que parece no tener límites es María Vicente. También catalana, pero hija
María Vicente ganando 60 metros vallas
de emigrante cubano es, con 18 años, campeona y récord del mundo de pentatlón sub-20, prueba que, como es natural, dominó en el campeonato.

Negra y también hija de guineana es Salama Celeste Paralluelo, que con 15 años ya ha sido medalla de bronce en 400 metros. En los tres días que duró el campeonato batió su propia marca otras tantas veces, pero lo más sorprendente de esta chica es que también es campeona del mundo de fútbol sub-17. Una pasada para alguien que es solo una niña.
Ana Peleteiro

La más veterana es Ana Peleteiro aunque solo con 23 años. Gallega adoptada, fue campeona del mundo junior de triple salto con 16 años y está empeñada en serlo en categoría absoluta. Ya fue tercera en pista cubierta el pasado año.

La irrupción de semejante negritud, con el rasgo añadido de que no se trata como otras veces de mercenarias sino de hijas de migrantes, es ilusionante y espero que imparable, por más muros y concertinas que se inventen. 

Sirva esto como anticipo de los campeonatos de Europa de Glasgow del próximo fin de semana (preparad el mando para conectar con Teledeporte) y de la celebración del próximo 8 de marzo.












Daymé Arocena pertenece a una nueva generación de cantantes cubanas que como ella misma afirma no puede considerarse integrante de una cultura nativa que no existe.
"No tenemos un pueblo indígena como el Maya o el Quechua. Hicimos un país con un gente de todos lados, eso es lo que distingue a la cultura cubana", afirma. 
Para muestra una rumba.