martes, 30 de abril de 2024

Abusos 2

ABUSOS 2

La coalición episcopal
Dada la afortunada actualidad del tema sobre abusos en el seno de la iglesia católica, ya que el gobierno de coalición parece dispuesto a reparar el daño causado, incluso con recursos propios, he recordado este blog de nada menos que 13 de mayo de 2013, que me atrevo a republicar con un añadido musical ad hoc.  
En él rememoro la experiencia que viví en mi adolescencia en uno de los dos Colegios de los Hermanos Maristas de Barcelona. Las iniciales de los protagonistas están modificadas por razones obvias. En cuanto a las del hermano abusador tampoco responden a la realidad, ya que, desgraciadamente y pese a que lo he intentado por medios y contactos diversos, no he conseguido recordar ni identificar su nombre compuesto, una desmemoria que imagino nació inconscientemente con sus amenazas.
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ABUSOS

Durante varios meses de un curso de principios de los años sesenta del pasado siglo, el hermano L.A., uno de los frailes más jóvenes de la congregación, se metía con C.M. y M.T., dos alumnos especialmente brillantes, en un aula del colegio de los Maristas de Barcelona durante la hora posterior a la comida. El hermano L.A. cerraba el aula a cal y canto y allí pasaba un tiempo secreto con dos alumnos que tenían entonces once o doce años de edad.

Entre los compañeros, principalmente entre los más mayores, se corrió pronto que se “metían mano”. Era sabido que el hermano L.A. era un sobón. Quien más quien menos había sufrido sus toqueteos el día de su cumpleaños, fecha que aprovechaba para hacerlos pasar como muestras de cariño.

Pese a una inocencia mayoritaria que ignoraba casi todo sobre sexo, abusos, pederastia, entre los alumnos de curso se pensaba que M.T. sentía alguna inclinación “malsana” por C.M., y que ambos mantenían una relación “extraña” que el hermano L.A. convertía en un triángulo aparentemente “perverso”.
Con el rumor bastante extendido, el hermano L.A. convocó a una decena de alumnos en la misma aula que les servía de lugar de encuentro furtivo. Cerró la puerta con el pasador y tras una introducción sobre el pecado de la maledicencia empezó un incisivo interrogatorio.
Creo recordar que yo fui el primer interpelado. El hermano L.A. quería saber el contenido y la extensión de los rumores que habíamos propagado, pero no lo consiguió. En aquel tiempo era difícil que su presión pudiera vencer al miedo a aparecer como chivatos ante los ojos de nuestros compañeros. De modo que uno tras otro lo negamos todo. Al acabar el interrogatorio sin ningún resultado, el hermano L.A., con una voz especialmente severa, nos amenazó con tener que tomar medidas, que incluían la expulsión del colegio, si no dejábamos de hablar de su relación con C.M. y M.T.

Nunca volví a tratar el tema con los compañeros con los que compartí el episodio. Ni siquiera cuando el fraile desapareció al año siguiente. Creo que, o bien fue trasladado porque el asunto llegó a trascender entre sus superiores, o él mismo pensó que lo mejor era poner tierra de por medio antes de que las cosas se complicaran. El caso es que nunca más volvimos a saber de él.

Hace más o menos un año El País Semanal publicó un artículo sobre directivos de las grandes empresas del Estado. Entre esos grandes ejecutivos figuraba M.T., uno de los dos alumnos que habían protagonizado aquel lejano y lúgubre incidente, lo que lo reavivó en mi memoria. Durante algunos días pensé en la posibilidad de localizarle y preguntarle directamente qué es lo que realmente ocurría en aquel aula. Lo consulté con personas allegadas y me hicieron desistir.

En la foto del semanario, M.T. aparecía elegantemente vestido y rodeado de flamantes ejecutivos, y de acuerdo con los parámetros estándar del periodista era uno más entre un colectivo de triunfadores, pero supongo que en más de una ocasión habrá repasado lo sucedido en aquel tiempo y deseado borrarlo de su currículo íntimo y personal.

No sé absolutamente nada de su evolución, ni de la de C.M., ni mucho menos de la del hermano L.A. Si sus superiores no le apartaron de la profesión religiosa o él mismo se dio cuenta de que aquel no era el mejor camino, seguiría toqueteando y abusando de decenas o cientos de niños durante años.

Mientras en Irlanda, Australia, Estado Unidos o Alemania se han abierto cientos de procedimientos judiciales e investigaciones parlamentarias sobre abusos continuados en establecimientos religiosos a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, en el estado español solo hay un pequeño goteo de denuncias personales. Por alguna razón que se me escapa, parece un tema que no se quiere afrontar de forma colectiva.

Acompaño este viejo texto con otra vieja canción, la que Fabrizio de André dedicó en parte a los dioses codiciosos, infelices, sin aliento: Coda di lupo (Cola de lobo). 

Para mejor conocimiento de su contenido y de la obra global del cantante este enlace: http://www.animesalve.com/Discografia/Estudio/Rimini/CodaLupo.htm


https://youtu.be/22EkWHwbUvw




sábado, 13 de abril de 2024

Francesc Gabarró

FRANCESC GABARRÓ, EL BEATLE CATALÁN


Billy Preston con los Beatles
Por su larga trayectoria junto al grupo de Liverpool se suele citar a Billy Preston (Houston 1946-2006) como el quinto Beatle, aunque vista su carrera también se podría hablar del sexto Rolling, dada su colaboración con sus diabólicas majestades en los años setenta. Pero lo cierto es que uno de los últimos éxitos de los Beatles, “Get Back”, fue lanzado como single con créditos compartidos, “The Beatles with Willy Preston”, un honor único y muy especial, dado que se dio con el combo en plena descomposición. 

Mucho menos conocido es Francesc Gabarró (Urgell 1914-1990), del que, por su participación en algunos de los mayores éxitos de los Beatles podríamos calificar como el Beatle catalán.

Cuando George Martin, ya productor y arreglista del grupo, contactó con él en 1965, Gabarró, más conocido como Gabby en el mundo artístico, tenía tras de sí una importante carrera que transitaba entre la música sinfónica y el jazz. Hijo y nieto de músicos, estudió con Pau Casals y simultaneó el violonchelo con el trombón de varas, según interpretara uno u otro género. En el mundo clásico destaca su participación en la que está considerada mejor grabación del “El lago de los cisnes” de Txaikovski, la efectuada en 1977 a las órdenes del director Richard Bonynge. En cuanto al universo jazzístico, compartió escenario con Benny Carter, Django Reinhardt o Stéphane Grappelli bajo el auspicio del Hot Club de Barcelona.

Antes de ello, y durante once años, Gabarró vivió en la India. Y es que en 1936, visto lo que se venía encima, Francesc Casanovas, amigo de la familia, les convenció para que el joven se fuera con su orquesta a Calcuta. De Casanovas solo apuntaré un par de cosillas, porque conocer su figura merecería otro blog: que dirigió el Conservatorio de Música de Calcuta y la Orquesta Sinfónica de Jazz de Nueva York, casi nada…
Francesc Gabarró 

Pero volviendo a Gabarró. Tras su periplo en India con la Orquesta Casanovas, recala en Inglaterra, se casa, adopta su nacionalidad, y gana la oposición de segundo violoncelista de la London Sinphony Orquesta. En ese país desarrolla el resto de su carrera, de nuevo tanto en el mundo de la música sinfónica como del jazz, pero sin olvidar sus inmersiones en bandas sonoras de película y en la música pop, que es en la que quería centrar este pequeño artículo.

Pese a que Gabarró estaba especialmente orgulloso de su colaboración con Frank Sinatra en el único disco que este grabó fuera de los Estados Unidos, “Sinatra Sings Great Songs From Great Britain”, (1962), su interpretación más conocida es la que acompaña a Paul Mc.Cartney en una de las canciones más versionadas de la historia de la música: “Yesterday”. El caso es que su grabación fue conflictiva por causas diversas: las dudas de Paul, único compositor, que pensó durante mucho tiempo que podía tratarse de un plagio; la negativa del resto del grupo a lanzarla como single e incluso como obra de Beatles, por el rechazo a su contenido melódico, muy alejado de su obra hasta esa fecha (1965); y la controversia entre el propio Paul y George Martin sobre cómo acompañarla. Finalmente ganó la opinión de Martin y se enriqueció con un cuarteto de cuerdas en el que, imagino que buscando en las filas de orquestas sinfónicas a un intérprete versátil, dio con Francesc Gabarró, Gabby.

Una interpretación ajustada a lo requerido y el éxito de la canción convirtió al catalán en músico comodín de The Beatles para grabaciones donde tuviera que entrar el violonchelo, lo que ocurrió en “A day in the life” y “All you need is love”, entre otras. Para escuchar su abundante contribución, tanto a la obra de Beatles como a la de otros cantantes, músicos, bandas sonoras, etc. paso enlace con lista y detalle de acceso a páginas. Muy curioso pasear por ella y descubrir la labor a menudo desconocida de los músicos de estudio: https://rateyourmusic.com/artist/francesc-gabarro/credits/

De colofón varias de sus colaboraciones. La primera, una de las piezas compartidas con Sinatra, la preciosa “The gipsy”, también multiversionada, en este caso con la voz prodigiosa del crooner con Gabarró incorporado a la orquesta de Robert Farnon.


https://youtu.be/c4hBOd091Wo

De “All you need is love”, que recuerdo haber visto en la televisión en blanco y negro del crepúsculo franquista como un fogonazo de esperanza, no he encontrado el original, pero sí una especie de mix en el que se puede ver a Gabarró a los 21 segundos.

https://youtu.be/ZGWgthLT3ew 

Sí está en Youtube el video original y muy lisérgico de “A day in the life”, en el que volvemos a ver a Gabarró varias veces y muy claramente en el minuto 2´22” siendo interpelado (¿¿) por McCartney.

https://youtu.be/usNsCeOV4GM 

Y cómo no, acabo con “Yesterday”, la interpretación que convirtió a nuestro personaje en el “Beatle catalán”. En este caso en lata remasterizada en 2009.

https://youtu.be/NrgmdOz227I