En
una entrevista a raíz de su presencia en el film “A veinte pasos
de la fama”, Lisa Fischer (Nueva York - 1958) declaraba que pese a
que tras la película parecía llegado el momento de mostrar su
capacidad solista, también había sido feliz
formando parte de un grupo acompañante, ensamblando voces y
armonías, algo
que ha hecho ininterrumpidamente desde su debut en 1983, a
veinte pasos de los Rolling (hay decenas de versiones de "Gimme Shelter" en Youtube), Sting o Tina Turner, entre otros.
La
fama no deja de ser el resultado de muchas variables, suerte entre
ellas, pero si alguien es feliz con lo que tiene la ambición deja de
ser un elemento determinante. Debe ser el caso de la maravillosa Lisa
Fischer, una mujer que ahora, en una fase interpretativa
especialmente dulce junto al grupo Grand Baton, solo pide tiempo para
interpretar la multitud de canciones
que la esperan.
Su
carrera en segunda fila, a esos pocos pasos del estrellato, no le
impidieron ganar el Grammy a la mejor intérprete femenina de R&Blues
de 1991 con
“How
Can I Ease the Pain”, que
expongo junto a una actuación más actual, interpretando el "Wild horses" de los Rolling Stones, para demostrar que ha sido
y es una de las “mejores” voces de todos los tiempos.
Una
tía que dice de Donald Trump que "tiene
un desequilibrio mental, es un depredador sexual, racista, misógino,
narcisista, demagogo, atemorizante", demuestra
cordura y capacidad analítica, pero si además
es una artistaza con cinco premios Gramy a la que sigo, lo confieso,
solo desde la publicación de “The
calling” en 2007, cuando ya llevaba grabando veinte
años,
bien merece un espacio preferente.
He
elegido esta canción de su penúltimo
disco, “The
Things That We Are Made Of”, que
habla de
alguien que espera a los
voluntarios
de la guerra de España rodeada
de la
alejada serenidadde
la vida
cotidiana. Lo que más me gusta de Mary Chapin es su capacidad
interpretativa. La voz se la dio la naturaleza, lo otro es adquirido.
A disfrutarla...
"Between
The Wars (Charleston 1937)"
Take
the train down Friday next,
In
summer hat and linen dress
Hail
a taxi at the station
There
will be artichokes and cabbages,
Sweet
honeycombs and radishes
To
feed your grateful nation
Bring
paper, easel, pen and ink
To
set up on the lawn
Where
summer mornings brim with light
And
evenings fill with birdsong
Between
the wars
Ginger
cakes are served with tea
Your
lovers orbit endlessly
And
your children march like soldiers
Their
nets for catching butterflies
Fill
up with wind and sit up high
Like
rifles at their shoulders
But
this is where you fled the world
This
is where you gather
Take
up take up your skirts and twirl
Like
angels through the asters
Between
the wars
A
telegram arrives from Spain
The
earth falls off its axis
Grief
hands down a kind of pain
You
can't prepare or practice
You
paint the tables, paint the walls
The
mantles, mirrors, lamps and halls
Paint
every single surface
No
corner here will go untouched
By
loss and love and by your brush
Such
emptiness is worthless
There
are no ghosts except the ones
Leaving
us behind
We
wave and shout come back come back
Frozen
now in time
Between
the wars
“Entre
las guerras (Charleston 1937)”
Toma
el tren el próximo viernes,
Con
sombrero de verano y un vestido de lino Para
un taxi en la estación Habrá
alcachofas y coles, Dulces
panales y rábanos Para
alimentar a tu nación agradecida
Trae
papel, caballete, pluma y tinta
Para
instalar en el césped Donde
las mañanas de verano rebosan de luz Y
las noches se llenan de cantos de pájaros Entre
las guerras.
Pasteles
de jengibre se sirven con té
Tus
amantes orbitan sin fin
Y
tus hijos marchan como soldados
Sus
redes para atrapar mariposas
Se
llenan de viento y ondean alto
Como
rifles en sus hombros
Pero
aquí es donde huiste del mundo
Aquí
es donde te reúnes Recógete,
recógete las faldas y gira Como
los ángeles a través de los ásteres Entre
las guerras Un
telegrama llega desde España La
tierra cae de su eje La
pena entrega una especie de dolor No
puedes prepararte o practicar
Pinta
las mesas, pinta las paredes
Los
revestimientos, espejos, lámparas y pasillos Pintar
cada superficie Ningún
rincón aquí quedará sin tocar Por
la pérdida y el amor y por tu pincel Tal
vacío no tiene valor No
hay fantasmas, excepto los que nos
dejan atrás Que
saludamos y gritamos volved, volved Congelados
ahora en el tiempo Entre
las guerras"
La palabra potro tiene en castellano dos acepciones principales: la
de criatura joven de la yegua y la de instrumento de tortura. No sé
cual de estos dos valores le dieron el apodo al recién liberado
Santi Potros, el responsable de dos de los atentados más
sanguinarios de la historia de ETA, Hipercor y plaza de la República
Dominicana, pero imagino que el primero, porque la tortura era más
bien especialidad del cuartel de Intxaurrondo. Ahora le veo salir de
la cárcel en pantalón corto, como un abuelete al que le empiezan a
fallar las canillas y casi me enternece. Luego me entero de que en su
pueblo, Lasarte, le han puesto una gran pancarta de bienvenida, y sin
querer coincidir con Pablito Casado, los dioses me libren, el
homenaje me pone de mala leche.
A finales de los años ochenta del pasado siglo coincidí con un
abertzale de apellido con pedigrí. Hacia pocos meses ETA había
asesinado a varias decenas de ciudadanos en mi “pueblo”,
Barcelona. En su mayor parte trabajadores, dado el lugar donde se
ubica Hipercor, Nou Barris. Un lugar que yo mismo había llegado a
frecuentar. Cuando hablando del atentado le dije que el responsable,
entonces se hablaba de Troitiño, era un salvaje h. de p. El muchacho
me respondió que más catalanes debían haber muerto. En aquel
momento lo entendí como la típica salida de tono radical ( era un
época en la que los hooligans gritaban “ETA mátalos” y los más
“imparciales” “algo habrá hecho”), pero la frase cobró un
sentido trágico cuando mi interlocutor fue detenido como miembro de
esa organización no mucho después. Lo peor es que por una supuesta
relación profesional él solía viajar asiduamente a Barcelona, y
por entonces pensé que algo tuvo que ver con el atentado, pero lo
cierto es que solo estuvo unos pocos años en la cárcel; parece que
porque efectivamente no tenía nada que ver con la matanza, pero
también, creo, por el peso de su apellido... Me dicen que ahora es
un boyante empresario turístico lo que demuestra que la reinserción
es saludable. Enhorabuena!!!
No creo en la venganza, aunque sí pienso que hay que pagar por el
mal que uno hace y creo que Santi Potros lo ha hecho sobradamente.
También, injustamente, los familiares de este y otros presos a los
que se aplica una teoría propia de las ideologías fascistas, la
socialización del sufrimiento, la condena a ciudadanos civiles no
responsables, una teoría que en otro grado ha servido para
justificar tanto el bombardeo de Gernika como la matanza de Hipercor, o la que tal día como mañana provocaron en Las Ramblas un grupo de islamistas fanáticos.
En fin, me gustaría pensar que la salida a la libertad de ese hombre
que hace años retaba airadamente a jueces y periodistas, ahora con
pinta de jubilado inofensivo, es una metáfora del futuro que nos
espera. Sic fiat (así sea), como decían los latinos.
Como mañana es el aniversario del atentado que golpeó a mis
paisanos en Las
Ramblas, he elegido esta bella canción/homenaje a la arteria que da
vida a la ciudad, con una muestra de los artistas que sigue pariendo a
pesar de la gente empeñada en agredirla, entre ellas Veil, sobrina
de mi gran amiga Merche. Per sempre!!!
Hace unos años, al llegar a la estación de Ciudad Real en una
visita familiar, una señora de origen latino de mediana edad me
pidió que le ayudara a bajar dos enormes y pesadísimas maletas.
Cuando le pregunté que qué llevaba allí me contestó que todo lo
que tenía.
Pues bien, la foto que abre el blog es una de las que pueblan la
exposición que Lagun Artean, una asociación dedicada al amparo de
las personas sin techo, presentó hace poco en el centro cívico de
Begoña. Era, con la que se inserta en esta misma página, la que más
me llamó la atención, aunque algunas más dramáticas representaran
a gente que pedía limosna, personas en comedores sociales o haciendo
cola ante algún centro de ayuda. Nada que no esté al alcance de
nuestros ojos, salvo que no lo queramos ver.
El tamaño de la fotografía, de aproximadamente un metro cuadrado,
te entrometía en un mundo interior, en la intimidad de alguien que
ha agrupado su historia personal en ese pequeño espacio, un
dormitorio solidario que la ha rescatado de las penurias de la calle.
Parece una mujer joven pero ya adulta, y los objetos que la rodean,
los que ha salvado de una cadena de derrotas, son mayoritariamente
muñecos y peluches (uno de ellos reposa entre sus manos) que remiten
a la infancia, posiblemente la mejor, ¿única? etapa feliz de su
vida, los únicos rescatados de un naufragio profundo; también
algunos retratos de grupo, quizás de alguien a quien quiso, dos
estampas de vírgenes, y la única identidad grupal con el equipo de
la ciudad. La otra foto tiene un contenido parecido, aunque esa
mujer, algo mayor, parece mirar al futuro a través de la luz de la
ventana.
A estas tres mujeres, la del tren que hace unos años llegaba a una
ciudad desconocida con todas sus cosas en dos maletas, y esas chicas
rodeadas de los peluches de su infancia, la vida les ha desposeído
de la memoria que dan las pertenencias, las que se guardan como
fetiches, recordatorios de los momentos y personas queridas. Ahora
mismo bastante tienen con dormir bajo techo…
El pie de una de las fotos subraya que en la Comunidad Vasca hay 409
mujeres en situación de exclusión residencial, de ellas 21 en la
p... calle.
En 2005 el entonces presidente de la Generalitat de Catalunya,
Pascual Maragall, le espetó al líder del partido de la oposición
que su organización tenía un problema, el 3%. Imagino que
alguien le advirtió que los socialistas tenían el mismo problema o,
quién sabe, que si seguía removiendo el árbol caerían todas las
ramas, una especie de amenaza que el ya anciano Jordi Pujol lanzó en
el Parlament en críptica referencia a la familia real española
cuando se descubrió que la suya era también un clan mafioso, porque
el porcentaje se convirtió en una especie de referente, pero de la acusación de Maragall nunca más se supo.
Maragall hablando del 3%
La pasada semana sí se sabía que una administradora de fincas de
Bizkaia llevaba años quedándose con la pasta que sus clientes
dedicaban a obras de rehabilitación de sus viviendas. Cerca de
150.000 euros según el diario que publicaba la noticia.
La traigo
aquí porque hace unos dos meses cambiamos dos ventanas de casa con
una empresa de confianza a la que habíamos contratado para una
reforma anterior. En una de las entrevistas para aclarar cuestiones
del presupuesto, salió el tema de los/as administradores de fincas.
En ese momento, para nuestro asombro y desconsuelo nos enteramos de
que lo normal en el sector era que la/el administrador pidiera a la empresa contratada una comisión mínima del famoso 3%, incluidos los
administradores/as amateurs, es decir quiénes se turnan anualmente
entre los vecinos y vecinas de la comunidad.
El tres es un mal número, que duda cabe. Estaba redactando
estos sucedidos cuando me entero del contenido de la comparecencia
parlamentaria del caso OPE-Osakidetza. Para los de fuera del oasis
vasco, informo: el sindicato ESK y el grupo parlamentario de
Elkarrekin-Podemos se enteran de la posible filtración de los
exámenes de la oposición de Osakidetza (Servicio Vasco de Salud)
a través de tres médicos opositores, así que, como si de una
primitiva se tratara llevan ante notario la lista de los futuros
aprobados en varias de las especialidades que ofertan plazas y...
¡Bingo!... 99% de aciertos, con notas, además, desproporcionadas.
Pues bien, tras desmentidos, encogimiento de hombros, huida hacia
delante, la Consejería anuncia dos medidas en su comparecencia
parlamentaria: abrir un expediente administrativo al médico de uno
de los tribunales y enviar a la fiscalía a los tres médicos
opositores que denunciaron la filtración. Capón al supuesto
corrupto y hostión a quienes denuncian la corrupción.
Menos mal que el flamante nuevo secretario del PP, Pablo Casado, todo
un fenómeno en máster y similares, nos da esperanza con sus tres
medidas estrella: la defensa de la vida, de la familia y de la unidad de España.
¡PROGRAMAZO!
La canción elegida no es para echar cohetes pero sí el video que la acompaña, casi una película de terror.
Creo que oí por primera vez a Víctor Jara en el invierno de 1971. Con 19 años y todo el ansia de la vida encima, reunirnos los sábados por la noche con lo que quedaba de la pandilla del barrio a oír discos prohibidos, asediados, censurados, nos proporcionaba, como la asiduidad a los cine-fórum del Clot, la vitamina necesaria para sobrevivir a la grisura del último franquismo.
Los discos de Jara los traía un compañero jienense de mi hermano, al que recuerdo acompañado de la muleta que aliviaba una cojera más que evidente, seguramente producto de la poliomielitis, otro de los daños colaterales del franquismo.
En aquellos tiempos un tocadiscos tenía un valor totémico, alrededor del que éramos capaces de permanecer en un silencio eclesial, y si el disco era prohibido o perseguido el ritual tenía algo de catarsis colectiva. Solo de vez en cuando alguien hacía un comentario sobre la letra u osaba tararearla con voz queda.
A Víctor Jara solo le quedaban 2 años para ser acribillado, después de que un grupo de torturadores le quebraran los dedos de ambas manos.
Leo emocionado que 45 años después han sido condenados sus asesinos, ahora quizás ancianitos candorosos, a los mejor incluso arrepentidos. Así de lenta es la justicia...tanto, que varios de quienes escuchábamos a Víctor jara en el setenta y uno ya no están entre nosotros, entre ellos mi propio hermano.
En estas mismas fechas se conmemora el asesinato de Germán Rodríguez en los safermines de 1978. Los responsables directos e indirectos de su muerte siguen sin pagar por ello, aunque solo sea de forma declarativa. Solo puedo decir que me gustaría verlo.
"Te recuerdo Amanda" es una de las canciones de amor más bellas de todos los tiempos. Hay decenas, probablemente cientos de versiones de un poema que convierte lo íntimo en épico y viceversa. No he querido pasar por alto la original, ni la última que he oído, solo instrumental, a cargo de un asiduo del blog, Paolo Fresu, acompañado de Daniele Di Bonaventura.
Soy por lo menos tan analfabeto en fotografía como devoto de su
poder de evocación y su capacidad de captar instantes mágicos. Pues
bien, ya hace tres años que Eugeni Gay Marín (Barcelona - 1978),
amigo e hijo de amigos, apareció en estas páginas porque
presentaba en el FNAC de Bilbao parte de la obra que había sido
premiada en el certamen de Arles (Francia) de 2014. En aquella
exposición aparecían algunas de las fotos de “DESDE LA ISLA
CUÁNTICA”, el trabajo al que ha dedicado casi seis años en la
Isla del Sol del lago Titicaca, que ahora recopila en un libro de
cuidada edición.
Lo primero que llama la atención de la publicación es que no hay
ningún texto que acompañe las instantáneas, supongo que como una
invitación a que las imágenes funcionen por sí mismas, es decir,
demuestren que no necesitan palabras que las expliquen. El libro
tiene, además, un ritmo secuencial que intercala imágenes de la
naturaleza con las de sus pobladores, siempre integrados, nunca con
un protagonismo superior a la lluvia, las nubes, la superficie del
agua del lago, árboles, rocas, animales…con luces y colores que
transmiten la magia de una isla a 3.800 metros de altitud.
Bueno, mi analfabetismo fotográfico me impide seguir: es mi lectura,
pero seguro que hay más.
Supongo que por la veteranía que se presupone a gente de mi edad,
pero sobre todo por razones de amistad, soy miembro del jurado de un
concurso literario en los dos últimos años. Se trata de un certamen
humilde en la cuantía y valor de sus premios, pero generoso en el
ámbito y cantidad de los que concede, dado que uno de sus objetivos
es motivar la escritura en las nuevas generaciones. Así que además
del concurso de relato corto y poesía para adultos, tanto en euskera
como en castellano, las entidades que lo promueven auspician otros
cuatro premios infantiles y juveniles.
Aunque no se trata de decidir la inocencia o culpabilidad de alguien,
ni por tanto de asumir el papel de un Henry Fonda enfrentado a once
hombres sin piedad (https://www.filmaffinity.com/es/film695552.html),
hacerlo de la bondad o no de una obra creativa también tiene su
exigencia. Como he sido circunstancialmente premiado y finalista en
certámenes, en general también humildes, sé que, cualquier éxito,
por sencillo que sea, el mero reconocimiento de una obra que te ha
llegado a quitar el sueño, recompensa la pelea contra el papel en
blanco y el reto de la expresión de ideas, de emociones, de la
memoria y sus demonios.
Una votación del jurado en "Doce hombres sin piedad"
Tengo que decir que es seguramente en estos premios en los que el
jurado más en serio se lo toma, ya que es sabido, y ni se oculta,
que muchos de los grandes certámenes literarios se resuelven por
encargo al prefijado ganador o ganadora. Hace unos años, por cierto,
me enteré con gran decepción que un poeta muy reconocido, cercano
ideológicamente a mí, participaba de ese pasteleo en concursos de
mediana cuantía. También sé, porque he sido bendecido por alguna
de sus decisiones, que los hay profesionales del oficio, lo que les
supone una fuente complementaria de ingresos e invitaciones.
El jurado del que hablo está compuesto por voluntarios y
voluntariosos aficionados a la escritura, profesores, algún o alguna
periodista, dispuestos a tirarnos tres o cuatro semanas leyendo todo
tipo de escritura. En estos dos años cosas interesantes, gente con
oficio, alumnos de talleres; también, todo hay que decirlo, bisoñez,
porque algunas/os de sus autores no han traspasado la barrera que separa un diario
privado de un relato y, además, aún no han vivido lo suficiente
para que sus vidas tenga demasiado interés, pero como he dicho más
de una vez, el solo hecho de superar el vértigo del papel en blanco
tiene su mérito.
Yo creo, por lo menos para mí, que el veredicto más difícil es el
correspondiente a los apartados juvenil e infantil. Decía con ironía
uno de los miembros del jurado que las chicas no sólo están
permanentemente enamoradas, sino que además lo cuentan. Es cierto
que abunda ese desamor tan propio de la adolescencia, pero no falta
la crítica social y el despecho intergeneracional. Sin embargo, ¿qué
cabe valorar en esos casos? Porque en los adultos hay menos dudas. No
se puede pasar por alto una escritura pesada, en la que se adivina la
figura literaria forzada, mucho menos los anacronismos, las faltas
sintácticas u ortográficas, pero tampoco los lugares comunes, ese
déjà vu que calca algo ya leído. Ahora bien, a un niño o niña de
diez o doce años, ¿qué le puedes exigir? Detrás de un poema lleno
de ripios, corto en vocabulario, puede haber una inocencia que
fascina, y ante un relato que discurre por espacios y tiempos
lejanos el esfuerzo de una imaginación que se descontrola. Uff! Qué
responsabilidad cuando lo que se juega esa muchacha o chico que ha
empezado a escribir es ver publicado el relato después de subir a un
escenario a recoger un premio, algo que quizás le aliente a seguir
por ese camino. Tengo entendido que anteriores ganadores/as juveniles
ya son periodistas profesionales y han publicado su primer libro.
Así que menos mal que el equilibrio que dan seis jurados no precisa
de un Henry Fonda dispuesto a jugarse el tipo por una decisión
justa…
Uno de los casos más populares de jurado injusto fue el que, formado
por doce blancos, condenó al boxeador Rubin “Hurricane” Carter a
cadena perpetua en 1967, una decisión que fue anulada 18 años
después tras un calvario de apelaciones. Bob Dylan le dedicó una de
mis canciones preferidas en 1975.
En
2015 falleció Gloria Van Aerssen, la última superviviente de
Vainica Doble (Carmen Santoja nos había abandonado quince años
antes). En apenas una docena de discos ambas nos dejaron un reguero
de canciones repletas de un vitalismo crítico y contagioso que
rescato hoy, empujado por una espléndida versión de “Déjame
vivir con alegría” por el “Grupo de expertos sol y nieve”
(estos ya se pasearon hace tiempo por el blog http://charlievedella.blogspot.com/2014/05/las-nuevasprofesiones-callejeras-el.html). Como no hay dos sin
tres he encontrado otra curiosa interpretación a cargo de treinta
músicos de El Prat de Llobregat. Bon cap de setmana!!!
Déjame
que descanse un rato al sol,
déjame vivir con alegría,
si
he pescado bastante para hoy,
mañana será otro día,
no
faltará un caracol.
Yo no cambio tu ananás por mi
limón,
yo no cambio tu salmón por mi salmonete,
mete la
"Rolley-Flex" en un cajón,
agarra la puerta y
vete,
no te quiero en mi rincón.
Y un higo chumbo y
una aceituna,
tu nuevo mundo yo descubrí con Colón.
Y una
aceituna y un higo chumbo,
vete a tu luna y déjame en mi
rincón.
Oscurita es mi pigmentación,
y mi cuerpo es
enjuto y resistente,
rubias gentes me tienen compasión
porque
me falta algún diente
y entre dientes me río yo.
Con
un dátil por alimentación,
con un dátil yo inventé la
democracia,
con un dátil yo te gano el maratón,
no me
hace ninguna gracia
que me tengas compasión.
Y un
higo chumbo y una aceituna,
tu nuevo mundo yo descubrí con
Colón.
Y una aceituna y un higo chumbo,
vete a tu luna y
déjame en mi rincón.
Al
ir a ubicar “Los últimos mohicanos” en las baldas de la librería, me di cuenta de que Manuel Vicent (Villavieja 1936)
es el autor del que tengo más libros. No es de extrañar, dada mi
predilección por quienes hacen mix con la literatura de alcance
medio, el columnismo y el periodismo de estampa, pero sobre todo por
los biógrafos párvulos ( ver
http://charlievedella.blogspot.com.es/2016/11/eugenio-baronchelli-biografo-breve.html),
capaces de diseccionar a un personaje con la precisión de un forense
con apenas unos cientos de palabras; diez páginas en el caso que nos
ocupa.
En
este, además, el maestro Vicent dedica la pluma a una serie de
colegas ya desaparecidos, los últimos mohicanos de un periodismo en
extinción, gente que hacía literatura en los grandes diarios de
papel, la mayoría también desaparecidos o en trance de hacerlo,
acompañando sus retratos con caricaturas de Fernando Vicente.
Así
que he aquí una pequeña selección para animar al personal a
adquirir el volumen.
“Bagaría
nunca renunció a ejercer de sí mismo, su mejor obra personal.
Desayunaba a las nueve de la noche, almorzaba a las tres de la
madrugada, cenaba a las doce del mediodía y en medio hacía
insomnios de alcohol y póquer, cafés con leche, bocadillos al pie
de las barras, hasta deshacerse hablando de la nada y de todo, contra
esto y aquello, en las tertulias bajo el humo del tabaco que se
confundía con la niebla de todas las madrugadas” ( de Luis Bagaría
– El lápiz del dibujante revolucionario)
“Con
este autor se ha dado un hecho curioso: fue en su tiempo uno de los
grandes; puso su afilada inteligencia y un estilo literario sin
ninguna veta de tocino al servicio de la historia; contó de primera
mano las cosas que pasaban en la calle; estaba donde había que
estar, en los acontecimientos políticos, en los homenajes
literarios; era citado, admirado y seguido por una legión de
lectores y, de repente, terminada la guerra civil, se lo tragó la
tierra y ni siquiera fue recordado como un exiliado famoso.” ( de
Manuel Chaves Nogales – Disparar a la distancia precisa)
“Ortega
había dado siempre la espalda a la iglesia, pero alrededor de su
lecho de muerte revoloteó el agustino Félix García, experto en
descabellar con la extremaunción a agnósticos de renombre. El
fraile entró en la alcoba del moribundo. ¿Ortega confesó sus
pecados, besó el crucifijo? El fraile dejó el interrogante en el
aire”. ( de José Ortega y Gasset – Naufragio en la palangana de
Pilatos)
“En
los últimos años de su oficio llegaba por la mañana, cuando el
local aún olía a serrín mojado, se sentaba junto al ventanal del
fondo, el camarero de turno depositaba sobre el velador un café con
leche en vaso, el tintero y la pluma; César ponía la pitillera
dorada y comenzaba a llenar cuartillas sobre todo y sobre nada, sobre
cosas de la vida que no le comprometieran, organillos, farolas,
muchachas en flor, castañeras, anuncios y máscaras.” ( de César
González Ruano – La máquina de fabricar calderilla)
“Tenía
de España una visión de chiringuito, de corrala o sacristía, con
una deriva natural hacia ese lado menor de la vida, de los sucesos,
de los personajes. Así construyó un mundo propio, asentado en un
costumbrismo esperpéntico, de lápida funeraria, de refranes de
calendario zaragozano, coplillas de ciego, sermones de cura
trabucaire, apocalipsis de hoja parroquial, con una galería de
progresistas de pana rayada, de ejecutivos de Agua Brava y verga de
búfalo bajo el loden, de políticos de solomillo al punto o
sangrante”. ( de Luis Carandell – La historia es una anécdota)
“En
1945, en el corazón de la más dura posguerra, un hombre que había
sido policía durante la república, afiliado al PSUC, detenido y
condenado, volvía a casa después de haber cumplido varios años de
prisión. Vivía en la calle Botella, en el Raval de Barcelona. El
hombre subía muy abatido esa mañana con una maleta de cartón a su
piso, donde le esperaba su mujer, una humilde modista, y en mitad de
la escalera se cruzó con un niño gordito de cinco años. Los dos se
miraron muy sorprendidos al verse por primera vez. Así cuenta Manuel
Vázquez Montalbán el momento y el lugar en que conoció a su padre”
(Manuel Vázquez Montalbán – El marxismo pop y la gente derrotada)
En
el año 2000 Vázquez Montalbán escribió “Cancionero general del
franquismo”, una recopilación de 455 canciones surgidas durante
ese periodo entre gris y eastmancolor del siglo XX. Entre ellas, su
preferida, “Tatuaje”, en la interpretación más esencial, la de
doña Concha Piquer.
Además
de servir de música de fondo a la publicidad de una cerveza, “Dulce
introducción al caos”, de Extremoduro, está considerada una de
las mejores canciones de la historia de la música española. He
llegado a leer que la segunda, siempre detrás de la intocable
“Mediterráneo”, aunque como hay para todos los gustos en alguna
lista la intocable es “Ni tú ni nadie”, de Alaska y Dinarama
(???) y en la misma aparecen otras tres canciones de Extremoduro pero
no ésta. Pues eso, contra gustos…
Primer
corte de “La ley innata”, noveno disco de Extremoduro, obra
conceptual que marca una frontera entre la primera época del grupo,
caracterizada por lo que ellos llamaban rock transgresivo, y la
posterior, con composiciones y letras mucho más complejas que
derivan hacia el rock progresivo, cuasi sinfónico, ya la traje al
blog en su momento hablando de bondades, porque hacia su mitad
incluye un fragmento de la bellísima “Jesús, alegría de los
hombres”, de Juan S. Bach
(https://charlievedella.blogspot.com/2016/06/buenismo-para-la-gente-de-mi-generacion.html).
Y no me cuesta mojarme, esta canción está entre las mejores.
Como aficionado a
la arqueología urbana llevaba tiempo pensando en fotografiar una
cabina telefónica que sobrevive cerca de casa, cuando se ha cruzado la noticia de
la muerte de Antonio Mercero, seguramente, y a su pesar, su mejor
propagador.
cabina a apenas 100 metros de mi casa
La cabina, medio
destartalada, con el logo del antiguo monopolio en el frontispicio,
permanece en una plazoleta próxima, frente a la terraza de dos bares
habitualmente concurridos. Llama la atención su estatura y amplitud,
que en su momento, antes de perder la puerta de acceso, era un
espacio habitable que permitía cierta intimidad. No recuerdo si
podían cerrarse por dentro, aunque ese fue el componente decisivo de
“La cabina”, el corto televisivo que dio fama a Mercero.
La película, con un tono eminentemente kafkiano, pretendía hacer
crítica de una modernidad que asaltaba plazas y aceras. El encierro
involuntario de López Vázquez era una metáfora del poder injusto y
arbitrario; también de la creciente despersonalización. Ahora, su final, en un
aparcamiento de cabinas rellenas de humanos, es casi naif.
El móvil, con sus distintas capacidades (twitter, guasap, etc.) es un cepo virtual que nos confina a un espacio aún más reducido y
a una aparente comunicación, impulsiva y obsesiva, carente
normalmente de reflexión, en la que todo quisque pone lo primero que se le ocurre. Ahí
tenemos al “nou honorable” con sus twitters xenófobos; al otro
lado del espectro a Iglesias conquistando los cielos desde un chalet
de Galapagar; y a la mafia de la Gürtel, perdón, del PP, dejando un
sendero de conversaciones grabadas que pondrían rojo a Capone. ¿Solo se
libra Rivera, comodín ideológico, socialdemócrata y ultraliberal,
español y europeísta? Vaya joya… Si no te valen sus firmes
principios, no hay por qué preocuparse, como decía Groucho, tiene
más.
Con semejante
panorama, hasta dan ganas de comprar “Matildes” (*)…
(*) Precisamente
por anuncios de López Vázquez en televisión, las acciones de Telefónica eran
popularmente conocidas como Matildes.
En esta ocasión
qué mejor homenaje a Mercero y a la arqueología urbana y televisiva
que revisar “La cabina”.
Cuando
leí hablar a Modiano de las fronteras invisibles que separan los
barrios, me di cuenta, rebobinando, de que el barrio de mi infancia
acababa a apenas 400 metros de casa. Si cerraba los ojos era capaz de
recordar las porterías, los comercios, bares, quioscos, de un
espacio físico de unas doce manzanas, pero mi memoria se perdía al
atravesar su limite virtual. Apenas era capaz de recordar algún
itinerario ajeno, el que llevaba al colegio o a algún lugar de
encuentro.
Gracias
a mi pequeño nieto he traspasado recientemente una de las fronteras
invisibles de mi barrio actual con el fin de acercarle al nuevo
parque infantil de la Mina del Morro, en una de las plazoletas de sus
viviendas de protección oficial. En la primera visita me di cuenta
de que mi nieto era, con Alba e Isaac y sus primos de etnia
gitana, el único autóctono entre una veintena de niños que jugaban
felices en aquel nuevo espacio lúdico. Entre ellos María Ángeles y
Hansel, nicaragüenses con apenas un mes en nuestro país, o el grupo
de africanos de cuerpos esbeltos y sonrisa amplia que amparaban a mi
nieto, uno de los niños más pequeños del parque. La experiencia
demuestra que las peores fronteras, las de los prejuicios, no existen
para los niños que apenas conocen todavía las palabras mío, tuyo,
nosotros y vosotros.
Les
supongo clientes de la escuela cercana de la Mina del Morro y no de
la que, trasladada desde la otra punta del barrio, conserva su nombre
primigenio de ikastola, que intuyo, alberga a niños del centro de
Santutxu, porque los veo transcurrir en procesión por las calles que
ascienden hacia el centro del barrio. Cuando sean mayores imagino que
recordarán ese itinerario y sus detalles, pero quizás desconozcan
la existencia de ese parque cercano y la desolación de las calles
laterales, con decenas de lonjas vacías que vanamente se venden o
alquilan desde hace años.
Yendo
al otro lado del barrio por la calle Fika, también abatida por
locales en alquiler o venta, hacia allí donde antes se ubicaba la
ikastola, transcurre la calle Zabalbide, dicen y creo que la más
larga de Bilbao, porque une el casco viejo con la ladera del monte
Artxanda. Hace años la parte que une Santutxu con el casco viejo era
una vía medianamente comercial con bares y tiendas. Yo mismo trabajé
en en un centro hoy cerrado en el cruce entre ambas. Pues bien, hoy
es una calle desangelada, con los bajos en estado de abandono.
el grupo Garamendi, con el cerrado centro del INSS al fondo, en el cruce de las calles Fika y Zabalbide
Los
construccionistas sociales insistían en la importancia de las vías
de paso como elementos de desarrollo que, ya obsoletos, carecen de su
sentido primigenio. Ya hablé en un blog anterior de algunos puentes
de Bilbao (http://charlievedella.blogspot.com.es/search?q=puentes)
como medios de enlace entre conventos de uno u otro lado de la ría,
algo que hoy no tendría sentido. El caso más claro se da en la
economía de pueblos que, por culpa de circunvalaciones, perdieron su
condición de zonas de paso. Recuerdo el caso de Arenys de Mar, en
la costa del Maresme, donde vendedores ambulantes de peladillas y
garrapiñadas hacían el agosto gracias a un par de semáforos. Por
contra, el poyecto de Zorrozaure, en Bilbao, con amplia oferta de
nuevo terreno urbanizable y puentes reales y metafóricos, va a
condicionar el desarrollo de las zonas o barrios colindantes y
servirá, sirve, para una creciente especulación.
No
me gustaría acabar sin hablar de otro fenómeno novedoso: el rechazo
a la peatonalización en algunas zonas de Bilbao. Hace unas decenios
los vecinos reivindicábamos lo que suponíamos dulcificación de los
barrios mediante el desalojo del automóvil, hoy hay manifestaciones
y recogidas de firmas para que el ayuntamiento no convierta
determinadas calles en un inmenso bar sin fronteras. Ah!, perdón,
con la frontera invisible que separa a clientes y turistas de
habitantes y ciudadanos.
Hace unos meses, revisando papeles, trastos, desechos, encontré la
última agenda de mi padre, que falleció hace más de dos años.
Cada dos o tres, también cuando alguien le regalaba una nueva,
quizás haciendo juego con una cartera de bolsillo, mi padre dedicaba
una o varias jornadas a actualizarla con curiosa dedicación
artesana. Quitaba las grapas que cosían el abecedario, extraía cada
una de sus letras, y después de mecanografiar nombres apellidos,
teléfonos y direcciones con una vieja, pesada y panzuda Lexycon 80,
volvía a zurcirla con una paciencia que nunca fue su fuerte.
Al ojearla me di cuenta de que estaba, como la elegante Porky
francesa de la que hablaba Eduardo Galeano en “Días y noches de
amor y de guerra”, “llena de muertos”. Ahí figuraban sus
mejores amigos, sus hermanos, sus cuñados, algunos compañeros de
trabajo y profesión...números de teléfono fijo, por supuesto, y
domicilios que dejaron de serlo hace ya muchos años. Leyendo
nombres y direcciones podía recomponer la mayor parte de la vida de
mi padre y recordar los rostros y las voces de quienes la poblaban.
Ya no había anotaciones con citas o tareas pendientes, porque
imagino que fue la última agenda que rellenó, ya definitivamente
jubilado.
La vieja fábrica Hispano Olivetti de Barcelona
Cuando yo lo hice, hace ya dos años, eché de menos la función
recordatoria de la agenda de trabajo. Durante meses me perdía entre
los días de la semana, los horarios de mañana y tarde, y el cambio
de rutinas. No habituado a hacerlo en mi portátil, estuve a punto de
agenciarme una moleskine, pero antes descubrí que el móvil no solo
contiene un espléndido almacén de contactos, sino un
calendario/notificador con imágenes coloridas y alarmas de signo
diverso. El de los tiempos...
En cuanto a la Lexycon 80 forma parte del progreso de la segunda
mitad del pasado siglo. En su momento fue, junto a otra histórica,
la Lettera 22 (conservo una), la máquina de escribir más vendida de
Hispano Olivetti, empresa que contó con una impresionante fábrica
cerca de la plaza de las Glorias de Barcelona. Una fábrica que llegó
a dar trabajo a más de 3.000 obreros. En la época de las históricas huelgas
que compartió con Motor Ibérica, Roca, La Seda, Seat etcétera...me
tocó hacer alguna pintada por la zona, todo un honor, aunque tengo
entendido que actualmente, vencida por el tsunami de las nuevas
tecnologías y replegada Olivetti, la empresa matriz, el edificio es
hoy un Centro Comercial. Otro signo de los tiempos...
Apoyo el texto con “Life´s work”, de The Weather Station, alias de
la cantante canadiense Tamara Lindeman, uno de mis últimos
descubrimientos. Aunque ésta sea una canción de su penúltimo
disco tiene un toque nostálgico sobre la avatares de la vida y el trabajo que acompañan bien a lo anterior.