lunes, 5 de octubre de 2015

ESTRAFALARIA SOLIDARIDAD

Mucho antes de que se convirtiera en un nacionalista radical leí escribir a Fernando Savater que la solidaridad era la “soledad compartida”, una definición que me gustó, quizás porque se ajusta a la que soy capaz de ejercer y espero recibir, y se escapa del concepto de caridad, un gesto pretendidamente altruista que solo se ejerce desde posiciones de poder.

Leí hace días que en mi barrio se iba a celebrar un curioso evento solidario consistente en reunir a todo energúmeno dispuesto a comerse 13 bocadillos en 120 minutos, con el fin de que quien no lo consiga destine el pago de la manduca a una asociación contra el cáncer infantil. Supongo que habrá alguna razón personal, pero ¡¡¡Hostia!!!

La idea me ha recordado las famosas “mariscadas pro presos” que los abertzales festejan o festejaban en este mismo barrio, a los que siempre he imaginado chupando cabezas de langostinos mientras los destinatarios de su solidaridad se pudrían en las cárceles entre huelga y huelga de hambre.

En fin, creo que aún persisten los mercadillos “solidarios” y múltiples colectas a beneficio de enfermos, perseguidos y menesterosos, casi siempre ajenos o lejanos - a los cercanos que les parta un rayo – que gente bien, y de bien, aprovecha todavía para lucir joyero y vestuario. Pero lo que más me repatea es esta nueva plaga, más humilde y popular, de decorar la mala conciencia con patrocinios filántropos, en algunos casos, como el de la bocadillada, sencillamente estrafalaria.


La canción no tiene que ver nada con el tema y el video no mola, pero a mí me parece escuchar a los primeros Pretenders…(Florence+The Machine – “Ship to wreck”)