martes, 16 de junio de 2020

Luis Claramunt y Helios Gómez

VEROSÍMILES, HETERÓNIMOS Y 

OTRAS RAREZAS ( y 2)


Claramunt en su primera etapa gitana a la derecha de la foto
Claramunt en su primera etapa gitana
a la derecha de la foto

El pintor Luis Claramunt (Barcelona 1951 – Zarautz 2000) decidió convertirse en el heterónimo gitano de sí mismo. Coincidí con él en el viejo claustro de la universidad de Barcelona, aunque desapareció en segundo curso, cuando los aprendices de filósofos tuvimos que trasladar los bártulos a la escuela de Estudios Mercantiles. Creo que nunca llegué a cruzar una palabra con él. Casi siempre solo y con la leyenda parece que falsa de haber participado en una reyerta entre facciones radicales, acostumbraba a dar vueltas a la columnata a paso largo, y en pleno invierno vestía un polo de manga corta de color azul. Una mañana coincidí con él en los wáteres y descubrí que combatía el frío dando tragos de algún licor, seguramente coñac, de una petaca de metal.

En dos o tres años Claramunt mutó su vestimenta progre por traje con chaleco oscuro, y aunque siguió llevando el pelo largo, lo engominó hacia atrás y se elevó sobre botines puncha como el gitano heterónimo que quería ser. Su prima Silvia Martínez Palou (file:///C:/Users/charl/Downloads/SMP_TESIS%20(4).pdf), que le dedicó su tesis doctoral , parafrasea palabras de Michel Foucault para decir que quiso “hacer de su cuerpo un fragmento de espacio imaginario”. Solo su apellido catalán le traicionaba. De saberlo, yo le hubiera podido prestar cualquiera de mis dos Cortés.

Claramunt dejó atrás los escarceos filosóficos y se dedicó a pintar a lo bestia, autodidacta en los recursos pero consciente en los objetivos: arte bruto, expresionismo de colores y formas agrestes, como el paisaje de la Barcelona canalla, lumpen y marginal a la que pertenecía por vocación.


Estación del Norte de Barcelona
Abandoné su recuerdo cuando yo mismo dejé nuestra ciudad natal, y ahora que repaso su biografía para escribir el blog  descubro que vivió en Bilbao, imagino que en alguno de las zonas gitanas de la villa, y murió en Zarautz, sin llegar a los cincuenta años de edad. Lo cierto es que, pese a esa coincidencia geo-biográfica, nunca le volví a ver.


Observo su obra y me parece sobrevalorada, quizás porque la genialidad, y en este caso la autenticidad, se mide más por la actitud que por la aptitud. Juana de Aizpuru, avispada galerista, lo pescó pronto e imagino que supo venderle como enfant terrible hasta que los problemas con el alcohol, la enfermedad y la crisis le llevaron a la decadencia.

Leo que murió en casa de su hermana Victoria, ayudado económicamente por esta y el benjamín de la familia. También se dice que el pintor inspiró al personaje central de la novela “El amante bilingüe”, de Juan Marsé.





Autorretrato
Helios Gómez (Sevilla 1905- Barcelona 1956) no necesitaba ir de gitano porque lo era. Di con él mientras yo mismo preparaba una novela fallida e inédita, “El retorno de la Columna Durutti”, título basado expresamente en un equívoco: el de la mítica publicación de la Internacional Situacionista y del primer disco del grupo de Manchester, “The Durutti Column”. Creía que el error fonético atraería los cazadores de gazapos, sabedores de que el líder anarquista se apellidaba Durruti y no Durutti, que más parece una marca de fetuccini.

Pero vayamos al grano. Reconozco que incitado por un prejuicio racista me llamó la atención la biografía de Helios Gómez, así que localicé y compré uno de los libros publicados sobre su obra, “La revolución gráfica”, en 2010. Ahora he repasado el libro y buscado si la Associació Cultural que fundara su hijo, seguía en pie. Así es, tiene una estupenda página web (http://www.heliosgomez.org/associacio.htm) y veo que ha seguido publicando.

Helios Gómez fue un excelente y muy reconocido dibujante y cartelista republicano. Republicano en sentido amplio, porque a lo largo de su vida transitó por toda su escala ideológica: de la CNT a una desconocida Liberación Nacional Republicana que él mismo creara en la posguerra, pasando por el BOC, el PCE o la UGT, además de colaboraciones, en este caso profesionales en distintos órganos de otras organizaciones, el POUM, o la milicia cultural que pergeñó Durruti, para la que creo la revista “El frente”.

Además de su acercamiento a Durruti, otros dos hechos enlazan con la primera parte de este blog sobre “Verosímiles...”: que el gurú crítico Jean Cassou fuera prologuista de sus libros y que coincidiera con Max Aub en el campo de concentración de Vernet D`Ariége.

La obra gráfica de Gómez es un compendio de las vanguardias del primer tercio del siglo XX. Su obra, casi siempre en tinta china negra, tiene rasgos cubistas, futuristas, constructivistas, pero si hay algo que la caracteriza es un expresionismo agrio fruto de un espíritu más rebelde que revolucionario.

Bombardeo de una escuela 1938


De lo que conozco me quedo con su última época (“Viva octubre”, “La columna en marcha” y “Horrores de la guerra”) que le acercan al mundo del cómic, con imágenes colectivas muy detalladas.

Tras su paso por varios campos de concentración, entre ellos el citado Vernet D`Ariége, vuelve a Barcelona en 1942 y se aparta de la ilustración por motivos evidentes de autocensura, pasándose a la pintura surrealista y al muralismo (Jazz Colón y Residencia Sant Jaume, ambos desaparecidos). 

Mención aparte merece la llamada Capilla Gitana, mural realizado por Gómez durante su “estancia” en la cárcel Modelo de Barcelona por propaganda y asociación ilegal entre 1948 y 1954. Actualmente está tapado por una capa de pintura en una celda de la cuarta galería y es reivindicado por numerosas asociaciones en el marco de la recuperación de la cárcel como museo. 

Interesados meteos en la página web de la asociación.






Después de dos “bichos raros” como Claramunt y Gómez, permanentemente rebelados contra los estereotipos sociales, habrá que reincidir en lo musical.

Hace unas semanas vi una de la primeras películas del reciente nonagenario Clint Eastwood, “Escalofrío en la noche” (1971), un thriller vulgar y anticuado que solo salva un Clint en plena forma física. Pues bien, en la película suena “First time ever i saw your face”, la canción que dio su primer Grammy a Roberta Flack.

El compositor es el cantante folk Ewan MacColl (1915-1989), otro outsider por su militancia izquierdista. MacColl había compuesto la canción para Peggy Seeger y detestaba la versión lenta y edulcorada de Roberta Flack.

Para los que suene el apellido MacColl, efectivamente, se trata del padre de Kirsty (1959-2000), muy conocida por la maravillosa Fairytale of New York”, que interpretó junto a los Pogues y creo haber incluido en el blog hace tiempo.