lunes, 28 de marzo de 2022

Kiosco

EL KIOSCO

Recuerdo la existencia de hasta tres kioscos de prensa en el barrio, principalmente el que, junto a la parada de taxis y la de autobuses en la parte alta de la Campa de Basarrate, era brújula informativa de una parte de sus vecinos.

Actualmente solo queda en pie el de la foto, quizás por su soledad en una barriada de cerca de 40.000 almas, su ubicación en el centro neurálgico o la constancia de su regente, un tipo no especialmente amable. Por esa misma situación en una plaza dura e impersonal parece parte del atrezzo de una película de los años setenta del pasado siglo. Ni el material que expone es demasiado atractivo ni se ha preocupado en modernizarlo, de modo que en la foto se ve una pintada que pide la liberación de Inma, presa vasca que ya salió de la cárcel hace cerca de siete años.

Convertidos en obstáculos peatonales, como lo fueron las cabinas de teléfono hasta que el consistorio acabó con ellas hace unos dos años, los kioscos, como todo lo que en su momento representó la Galaxia Gutenberg, el imperio de la impresión en papel como modelo formativo y cultural, está pasando a formar parte de la memoria de los mayores.

Como he ido transmitiendo en blogs anteriores, el kiosco, TODO, ya está en nuestros bolsillos. Bueno, todo no, porque como estamos viendo estas últimas semanas, además de las ciberbatallas incruentas, las guerras, pese al uso de técnicas de destrucción sofisticadas, siguen teniendo el clasicismo atroz del pasado siglo, su casquería sanguinolenta, las ciudades convertidas en ruinas, las colas de refugiados invadidos por la tristeza y la desesperanza, la podredumbre de los discursos patrióticos y la pérdida de la dignidad que nos devuelve a la caverna.

Por otra parte tampoco quiero ponerme muy sentimental y dedicar demasiado tiempo a la pasión de nuestra infancia por esos minaretes abigarrados que eran los kioscos de nuestros barrios, joyerías de papel con gemas y/o bisutería varia. Pero, pese a la antipatía del kiosquero superviviente de la plaza Ritxi, creo que sentiré cierta nostalgia el día que deje un hueco en su superficie, justo delante de otra ausencia fantasmagórica, la del cine Santutxu, desde hace ya muchos años un supermercado sin demasiada personalidad.


El descubrimiento del ya veterano grupo belga Balthazar y la casualidad de que su último álbum se llame "Sand", arena, elemento tan de actualidad con la calima que aún se arremolina en nuestras calles, kioscos, balcones y terrazas, me ha llevado a publicitarles este atractivo soul/pop, “Losers” (perdedores), que a mi a veces me suena a Lou Reed y otras al mejor Brian Ferry de los ochenta. Por cierto, en la canción citan a otro grande, Paolo Conte.


https://youtu.be/t7WryP7ktIc