lunes, 16 de diciembre de 2019

Libertad de expresión


LIBERTAD DE EXPRESIÓN


Hace unas semanas tuve ocasión de ver el documental (“Gas the arabs”) que ha ganado el Goya 2019 en su versión de cortometraje (“Gaza”). Como fue una visión casi familiar, con uno de los directores, Julio Pérez del Campo, dispuesto a explicarnos los avatares de su realización, no solo “padecimos” la crudeza de unas imágenes que te sumergen en la ruina metáforica y real en la que el estado de Israel tiene sumida a la franja de Gaza, también conocimos de primera mano que la larga mano del lobby sionista pretende que eso, además, no se sepa.

Para empezar, Julio no entró en Gaza en calidad de documentalista, sino como biólogo, su profesión original. Cuando salió del país llevaba un trabajo aparente, fotos de huertas, parajes rurales, etcétera, y otro real, horas de metraje oculto que transformó en una película que no describe, únicamente expone imágenes de la barbarie que se está produciendo en la zona.

Viendo en el documental las atrocidades cometidas por el estado de Israel, uno entiende lo que el director nos explicó al acabar, a saber, la inicial grabación clandestina y la persecución posterior del film, que incluyó anulaciones de su programación en casi todos los festivales internacionales, las amenazas a los distribuidores (un cierto número mantuvo su dignidad y la proyectó) el silencio de las cadenas televisivas tras la concesión del premio (solo se pasó en las de Castilla La Mancha e Illes Balears, eso sí, a horas intempestivas) y la prohibición expresa del arzobispado de Madrid a que se proyectara en la parroquia de San Carlos Borromeo (https://www.elconfidencial.com/cultura/cine/premios-goya/2019-02-01/documental-gaza-iglesia-documental-prohibicio_1798402/).

La libertad de expresión no existe en las dictaduras. Si un periodista o un artista se pasa un pelo se le liquida y punto (caso Khashoggi – Arabia Saudí, por poner un ejemplo, hay cientos), pero de la que presumen los países democráticos se hace puré cuando las potencias colonizadoras (Israel es una estado en expansión a base de colonos que usurpan territorios a la fuerza) y los poderes económicos persiguen, prohiben o extorsionan cualquier expresión crítica.

Es curioso y alentador que Julio Pérez del Campo se mostrara esperanzado en el coloquio. Supongo que es porque una persona luchadora no se puede permitir ser pesimista.

Enlaces para ver la película en Youtube:



Además de los enlaces a las tres partes de la película, he incluido la valiente dedicatoria de Julio, en la entrega de su Goya, y música palestina, de la que me declaro analfabeto y he tenido que improvisar al redactar el blog. Espero haber acertado con un corte de la actuación en el Olimpya de tres hermanos laudistas llamado Trío Joubran.