lunes, 27 de septiembre de 2021

Fernando Moleres / Orduña Hiria



EXPOSICIÓN DEL FOTÓGRAFO FERNANDO MOLERES 
EN EL MUSEO ORDUÑA HIRIA

Con la renovación de su dirección, abierta a nuevas colaboraciones y proyectos, el museo ORDUÑA HIRIA va a inaugurar esta semana un espacio de exposiciones temporales. El objetivo es dedicar una parte del mismo a artistas locales, sean estas y estos reconocidos, como es el caso de quien va a estrenarlo, o jóvenes fotógrafos/as, pintores/as, escultores/as, grabadores/as, etc. que complementen la exposición permanente de oficios e historia de la ciudad.

Para iniciar este proyecto el museo ha elegido a uno de los artistas de mayor recorrido, el fotógrafo Fernando Moleres. Nacido en Orduña en 1963, es un creador autodidacta que descubrió el valor de las instantáneas en un viaje a la Nicaragua del sandinismo aún no adulterado. Enfermero de profesión, simultaneó esa actividad con la publicación de las primeras fotografías en medios de comunicación, y ya en 1994 cambió su residencia a Barcelona, donde vive actualmente, para dedicarse por entero al reportaje gráfico de carácter documental.

La obra de Moleres, que no obvia el magisterio moral y artístico de Sabastiao Salgado, está comprometida con la defensa los derechos humanos y la denuncia a través de imágenes de su conculcación. Colaborador asiduo de publicaciones de prestigio, como Stern, Le Figaro Magazine, Le Monde 2, La República, Io Donna, The Independent o The Sunday Times Magazine, ha cosechado un buen número de nominaciones, becas y premios internacionales, entre los que cabe destacar tres World Press Photo. En 2012 creó el programa Free Minor Africa (África Menor Libre), una iniciativa no gubernamental sin ánimo de lucro, cuyo objetivo es reinsertar en la sociedad a jóvenes delincuentes de Sierra leona, y desde 2014 colabora en el Proyecto Anthropoceno, algunas de cuyas fotografías fueron publicadas por El País en febrero de este año.

La obra que abre la exposición el próximo viernes 1 de octubre está dedicada a una de sus obsesiones, la denuncia de la explotación laboral infantil, una de las lacras de nuestro mundo.

En fin, un excelente punto de partida para el museo, al que deseo un futuro lleno de éxitos.


* enlace a la página web de Moleres: https://www.fernandomoleres.com/


miércoles, 15 de septiembre de 2021

La España saqueada II

 LA ESPAÑA SAQUEADA ( y II)

La tierra no es de la señora de V… A ella sólo le pertenece el agua. 

Cuando el agua sube de nivel crecen sus dominios.” Ilya Ehrenburg


VICTORIANA VILLACHICA MURGOITIO, “LA MARQUESA”

La señora V… a la que Ehrenburg aludía con pudor en el texto de la primera parte de este blog era Victoriana, hija de Luis Villachica, acaudalado latifundista zamorano, y de su sirvienta elorriana, Marta Murgoitio. Este hecho confirma que las migraciones no son uniformes ni permanentes, es decir, que hay comunidades que pueden pasar de emisoras a receptoras de población migrante.

La vida de Victoriana, que solo fue reconocida cuando el padre era casi un anciano sin otra descendencia, es, por otra parte, representativa de la doble vida de los señores de la época, la “españa de charanga y pandereta, cerrado y sacristía, devota de Frascuelo y de María” que cantara Machado.

Mujer de costumbres extrañas, conocida en la comarca como “la marquesa”, título que en realidad no poseía, acabó heredando el patrimonio del padre y construyó una casa en Ribadelago, por encima del lago de Sanabria, donde vivió largas temporadas. Victoriana era odiada por los vecinos del embalse, ya que, siendo propietaria del mismo hasta su publificación durante la república, lo era también de su pesca, que a menudo acababa pudriéndose sin siquiera servir de alimento a las familias de los propios pescadores y lugareños.

LA CATÁSTROFE DE VEGA DE TERA

Se dice que “a perro flaco todo son pulgas” y así fue para las gentes de
Ribadelago, el lugar donde Victoriana ubicó su hacienda. Además de la pobreza y abandono secular de sus gentes, la comarca sufrió a mediados del siglo pasado el único hecho que la puso en un mapa reconocible, la catástrofe del embalse de Vega de Tera.

Fundada por Javier Martín Artajo, ex diputado de la CEDA y hermano de un ministro de Franco, Hidroeléctrica Moncabril pugnaba con Iberduero en el aprovechamiento de la abundancia de agua procedente de antiguos glaciares y una orografía adecuada para crear saltos productores de energía.

Tras una construcción accidentada, salpicada de corruptelas, el embalse colapsaba la noche del 9 de enero de 1959 y una masa de 8 millones de metros cúbicos se desplomaba sobre el pueblo de Ribadelago, acabando con la vida de 144 personas, un cuarto de sus habitantes en aquel momento.

Aunque el perito elegido para evaluar las circunstancias del derrumbe dejó claro que éste se debió a la mala calidad y proyección de los materiales, los responsables acabaron siendo absueltos. Al poco tiempo el generalísimo visitó el lugar, se hizo unas fotos saludando a los supervivientes y dejó su firma en la construcción de un poblado de aspecto andaluz, Ribadelago de Franco, que si bien perdido el apellido aún muestra sus vergüenzas en contraste con la belleza autóctona de La Puebla o San Martín de Castañeda.


LOS EMBALSES DEL DUERO


Los bellos cauces del Duero, el Esla o el Pisuerga son, cuando atraviesan las provincias de Zamora y Salamanca, un rosario de embalses propiedad de Iberdrola, entre ellos dos de los diez más grandes de la península y el que hace unas semanas ha ocupado planas y titulares de prensa: Ricobayo.

Hace unos años pasamos una semana en una casa rural junto a la presa de Saucelle, en los Arribes salmantinos. Solía subir con mi hija pequeña al pueblo más cercano para aprovisionarnos. Era un pueblo pobre, casi deshabitado, con alguna taberna destartalada y un supermercado que parecía un decorado de los años cincuenta del pasado siglo. Solo atravesando el Duero, es decir, a apenas veinte kilómetros, se llegaba a una preciosa villa portuguesa, limpia, moderna, de casas blanqueadas y cierta oferta turística.

Campus de Iberdrola
Siempre se ha visto Portugal como el hermano pobre de la península, y pese a una extensa frontera común, como un país lejano, desconocido e ignorante. La utopía anarquista de una federación de pueblos ibéricos se ve descompensada de este lado de la península, porque según encuestas bastante recientes la mitad de los portugueses y portuguesas sí estarían en ello.

Según he sabido con posterioridad la distancia social a uno y otro lado de la frontera parece deberse a la aportación que las empresas extractoras aportan a los pueblos o zonas cedentes de su riqueza, el agua y la energía eléctrica.

Con datos relativos a 2015, Iberdrola aporta solo 1 de cada cuatro euros de impuestos a la comunidad de la que extrae esa riqueza, Castilla y León, yendo los otros tres a las arcas del País Vasco y más específicamente a la hacienda foral del territorio de Bizkaia.

En cuanto a las ganancias, esas no tienen “patria”. Engordan los bolsillos de sus mayores accionistas, entre estos el Estado de Qatar, con cerca de un 9%, o el omnipresente fondo buitre Blackrock, con más de un 5%, y sirven para construir edificios singulares, como el Campus Iberdrola, en San Agustín del Guadalix o la torre de Bilbao, con la que iniciaba el blog. Por cierto, estas dos comunidades son deficitarias de energía hidroeléctrica: el País Vasco en cerca de un 50% y la Comunidad de Madrid en un super-récord del 95%.


EL DESEMBALSE DE RICOBAYO, LA RUINA DE LOS PUEBLOS


El embalse de Ricobayo se ha hecho fatalmente famoso este verano. De 36 kilómetros de largo y una capacidad de 1.200 hectómetros cúbicos, en su construcción entre 1929 y 1934 llegaron a trabajar 2.600 trabajadores, lo que obligó a crear un poblado hoy casi deshabitado.

Como en toda gran obra de construcción, cuando esta acabó los pueblos pobres siguieron siéndolo y se vieron obligados a reinventarse para sobrevivir. En las últimas décadas, los que descansan en la ribera del embalse de Ricobayo han ido aprovechando el reclamo turístico de su paisaje, con playas, pesca y deporte acuático, y se han convertido en lugar de veraneo, con numerosos restaurantes, chiringuitos, y pequeñas empresas de servicios.

Las expectativas en 2021 se fueron al traste a mediados del mes de agosto,
el embalse desembalsado en agosto

cuando Iberdrola, en plena escalada de precios de la energía, vació el pantano hasta dejarlo en 11,16% de su capacidad, lo que no solo ha llevado al borde de la ruina a pequeñas empresas del entorno, sino que, tal como denuncia Greenpeace, está generando una auténtica catástrofe ecológica y ha dejado incluso sin abastecimiento de agua potable a algunos pueblos de la comarca. Leo hoy mismo que el gobierno de coalición lo va a impedir legalmente a partir de ahora. Que así sea...

La concesión de la presa de Ricobayo a Iberdrola es una demostración del saqueo permanente de las energéticas y de la complacencia y complicidad de los poderes públicos. La caducidad inicial y reversión al Estado se debía producir a los 75 años, es decir, en 2010, pero en 1990 la empresa consiguió una prórroga de otros treinta años utilizando una argucia legal, la presentación de un proyecto de ampliación, Ricobayo 2, que nunca se llevó cabo. No es de extrañar. Mientras la empresa arruina a los pueblos ribereños, saca más 30 millones euros anuales de la explotación del embalse, según datos de El Confidencial. 

Hay que subrayar que el único impuesto que llega a las arcas de esos municipios es el Impuesto de Actividades Económicas, impuesto que, curiosamente, se ha visto reducido este año en un rasgo de generosidad de la Diputación de Zamora, en manos del PP, pasando de un 33 a un 25%. ¿Cuánto paga por ese impuesto la empresa Iberdrola en toda la provincia? Pues poco más de 250.000 euros. Vamos, un chollazo para la empresa y la ruina de esa parte de la "españa saqueada".

Y es que como decía Ehrenburg cuando llegó a estas tierras hace ya casi un siglo: “a los ricos no les sobra jamás el dinero...”


Buscando música y cantantes zamoranos he encontrado una bella simbiosis. La de David Rivas, por lo que he leído prolífico y multipremiado compositor, y una jovencísima cantante, Lucía Gonzalo, en un corto y minimalista fado, esa música triste que salta desde el otro lado del Douro. 


https://youtu.be/PcgFYIyGyG0












jueves, 9 de septiembre de 2021

La España saqueada

 LA ESPAÑA SAQUEADA (I)

A mis amig@s zamoran@s, Sabina, Juanan,

 Jose Antonio..., gente peleona  

LA TORRE DE IBERDROLA

En los últimos años de actividad solía acercarme a un balcón cercano a la mesa de
trabajo para mirar a la lejanía, una de esas recomendaciones que los oftalmólogos dan a lo trabajadores encadenados a una pantalla de ordenador. El viejo edificio da al parque de Doña Casilda, más comúnmente parque de los Patos. Me gusta que el parque tenga esa doble nominación, la de los animales que pueblan su viejo estanque y la de Casilda Iturrizar, por su nombre y apellidos de mujer autónoma, y no el de viuda de uno de los fundadores del Banco de Bilbao, Tomás Epalza, por más que esa condición sobrevenida dé nombre a una calle de la villa.

No muchos metros más allá, frente a la antigua puerta principal del Museo de Bellas Artes, Iberdrola, una de las empresas motoras del país, inició en marzo de 2007 la construcción de una torre emblemática que pretendía convertirse en el edificio más alto de la comunidad e incluso, se decía, superar la altura del vecino monte Archanda. 

Me produce cierta nostalgia reconocerme en el balcón, ya casi sesentón, sumando el número de pisos que la columna vertebral del edificio iba jalonando y comprobar que su altura no supera la cima de la montaña, pero sí la perspectiva de su horizonte desde el edificio. El resultado: 41 plantas, 165 metros de altura y un nuevo arquitecto "vip", el argentino César Pelli, dejando su sello en lo que fue zona industrial de la ría. Hay que reconocer que el edificio, pese a reiterar la obsesión por las proas y el acero-corten de sus colegas, respondió a las expectativas y corona, al menos de momento, el skyline proyectado por los últimos gobiernos municipales. Para seguir con referencias navales puede decirse que es también el “buque insignia” de una corporación energética que tiene a cuatro de sus empresas entre las diez primeras del País Vasco y confesó en 2020 un beneficio neto de 3.600 millones de euros, exactamente un 4,2% más que en el ejercicio anterior. 

JUAN DE URRUTIA, EL FUNDADOR AMURRIANO

Una estatua con la figura de Juan de Urrutia Zulueta (1866-1925) se eleva en uno de los ángulos de la plaza de su mismo nombre, frente al ayuntamiento de Amurrio y a apenas cien metros de la tienda de ropa que regentara el padre del actual líder de la extrema derecha española, Santiago Abascal.  

Juan de Urrutia, hijo de un herrero de Orduña, fue hombre estudioso y emprendedor, además de un lince en los negocios. Tras cursar la carrera de Ingeniero de Minas en Madrid, pasó a dirigir algunas de las primeras empresas eléctricas del País Vasco y en 1901, ya como propietario principal, fundó la Sociedad Hidroeléctrica Ibérica empresa que, tras su muerte, absorbería Saltos del Duero y se convertiría en Iberduero. La historia se cierra con la fusión de esta con Hidrola y la creación de la actual Iberdrola (no se comieron mucho la cabeza para nombrarla), es decir, de la propietaria de la famosa torre de Bilbao.

A apenas otros cien metros de la estatua que rinde homenaje al ingeniero están las piscinas de Amurrio. Ese lugar es en verano el campo de entrenamientos que me permite afrontar pequeñas travesías a nado, más un pretexto para conocer territorios ajenos que para batir récords a mi edad. Allí sigue Ángel año tras año contando los largos de quienes sostenemos la extraña cordura de seguir la línea azul del fondo durante treinta, cuarenta, sesenta largos…mientras pensamos en nuestras cosas, casi siempre nada importante.  

Pues bien, tras un viaje frustrado hace dos años y la anulación de su travesía en 2020 pensé que de este año no pasaba atravesar a nado el lago Sanabria y saldar braceando la deuda contraída con esa olvidada esquina peninsular, cosa que hice, no sin algún contratiempo, el pasado 29 de agosto. 


LA COMARCA DE SANABRIA

Situada al noroeste de la provincia de Zamora, historiadores y lingüistas parecen decantarse mayoritariamente por su origen celta (de “sen”/monte y “briga”/fortificación), palabras de una lengua, el “pachuocu”, que algunos ancianos del lugar conservan gracias o por culpa de un clima y orografía especialmente duros. 

El poeta ruso Ilya Ehrenburg, que viajó por allí invitado por el gobierno de la república en 1931, plasmó en un texto la dualidad de la comarca: la belleza del paisaje y la crudeza de la vida de sus gentes. Se dice que Ehrenburg envió el texto a Miguel de Unamuno, reprochándole la visión idílica, desprovista de crítica social, que éste había dado del lugar. He aquí el texto, creo que íntegro, que pese a los años transcurridos puede servir para irnos adentrando en la "españa saqueada".

“El lago es ahora de un gris pálido, los montes de un rosa tierno. Esta región parece creada para las expansiones líricas. Aquí, la lengua española, viril y dura, se reblandece. Aquí puede hablarse de amor, sin espantar a los pájaros y al silencio con las ásperas consonantes. Aquí las mozas cantan fados tristes y suaves. Las orillas del lago están silenciosas y deshabitadas. Pululan peces,  revolotean los pájaros. Así solían pintar el paraíso los primeros renacentistas...Para venir de Madrid hasta aquí, hay que montar primero en un rápido hasta Medina del Campo; luego, en un correo hasta Zamora; luego, en autobús hasta Puebla de Sanabria; luego, en coche de mulas hasta el lago; en burro, si es que lo hay… ¡Qué lejos está Madrid de esta aldeíta! Aquí no ha cambiado nada. El agua del lago sigue poniéndose gris y las montañas de color de rosa, igual que antes, en los atardeceres. Las mozas siguen cantando canciones tristes igual que antes, e igual que antes los aldeanos mandan todos los años a un caballero desconocido, a un fantasma, el foro, o hablando más claramente: dos mil quinientas pesetas…Los aldeanos tienen muy poca tierra: un puñado de tierra, que no es siquiera tierra, sino ‘tierriña’. ¿Qué sacarán de ella?... 

Trescientos treinta habitantes tiene la aldea. Como en todas las aldeas, un sinfín de críos. Aquí, la miseria engendra con la terquedad de los fatalistas resignados. Niños hambrientos. En vez de casas, establos negros, ahumados. Se resiste uno a creer que la gente pueda vivir así toda la vida. ¿Serían fugitivos, víctimas de un incendio? No; son sencillamente españoles contribuyentes. Jamás viene nadie en su socorro. Y años tras año, tienen que entregar a un caballero lejano y desconocido todo lo que consiguen arrancarle a la tierra avara: dos mil quinientas pesetas. ¡Quinientos duros! Quinientos duros para el caballero fantasmal que heredó de su pare, además de otros bienes, el derecho a seguir cobrando el antiguo foro. El afortunado caballero es abogado. Posee una hermosa casa en la aldea, al lado del convento. No tiene muchos clientes, pero los aldeanos han de pagarle anualmente sus quinientos duros, no porque él los necesite, sino porque conoce bien las leyes y sus derechos…A los ricos no les sobre jamás el dinero. Todos los años reciben los aldeanos el aviso correspondiente. Mandan el dinero. El señor firma el recibo. En el mes de abril de 1931 los amantes de la libertad proclamaron en Madrid la República. Y no contentos con esto, declararon en la Constitución que España es una ‘República de trabajadores’. Claro está que, para evitar malas interpretaciones, se apresuraron a aclarar: ‘Una República de trabajadores de todas clases’. En 1931, lo mismo que en los años anteriores, los campesinos de San Martín pagaron al señor las dos mil quinientas pesetas. Trabajaron todo el año hurgando la tierra estéril. También el señor trabajó lo suyo: al llegar la fecha, se pasó el aviso y firmó el recibo. Al otro lado del lago está la segunda aldea: Ribadelago. Aquí, los aldeanos no tienen que pagar el foro, pero no por ello pasan menos hambre. Aquí, hay todavía menos tierra. Unos diminutos sembrados de patatas, que tal parecen huertos de juguetes. Los moradores de estas aldeas comen patatas y habas. Procuran comer con medida, para no excederse. Cabañas como gallineros, barracones oscuros sin ventanas.

Rara vez encienden los candiles. El aceite resulta demasiado caro. En cada guarida de éstas viven seis, ocho, diez personas. Enfermos, ancianos, niños; todos revueltos. Antes había una escuela. Luego trasladaron al maestro y se olvidaron de mandar otro. Y no notan su falta, pues es difícil tener ganas de estudiar con el estómago vacío. En toda la aldea no hay más que una casa con chimenea, ventanas y hasta visillos en los ventanas. En esta casa vive el administrador de la señora de V… Sobre esta señora se podrían componer versos. Antaño, el poeta le hubiera cantado: ‘¡Hermosa eres, poderosa y rica…!’ Y no sé si la señora de V… es hermosa. Sólo sé que es poderosa y rica. Es propietaria de varias casas de la Gran Vía de Madrid. También le pertenecen las aguas del lago de San Martín de Castañeda. Estas aguas, suavemente plateadas, que despiertan los sentimientos líricos y que, además, son ricas en pescado. La tierra no es de la señora de V… A ella sólo le pertenece el agua. Cuando el agua sube de nivel crecen sus dominios.”

Continuará...