lunes, 7 de junio de 2021

Libertad

 LIBERTAD

La obligación de todo adolescente es creer que la suya es una experiencia irrepetible y que la vida empieza en la esquina de su barrio y termina en la explanada del parque en el que caen las cervezas, los porros y los calimochos; creer que se comerá el mundo y que las bromas, los amores, las gamberradas, los estudios, la música que le acompaña es la enciclopedia única que da sentido a la realidad. El destino de esa etapa corta de su vida, que más adelante recordará como la más prolongada, es cagarla sin remedio.

Así que creo que si la pandemia me hubiera pillado con quince años yo también me hubiera rebelado a joderme la mejor edad detrás de una mascarilla, encerrado y distante, ahora que una especie de ímpetu brota desde el pecho y uno se siente eterno. No creo que me hubiera sacrificado, sacrificado?, por los mayores, aunque fuera capaz de enternecerme unos minutos por la hecatombe de las residencias, las imágenes del caos hospitalario, el sufrimiento imparable, la incertidumbre, el temor, el miedo de las primeras semanas...

Madrid "liberándose" la noche del 27/3/2021: ese día
murieron 13 personas por Covid
 

Con un olfato envidiable para captar los anhelos de los adolescentes, quizás porque ella misma vive una adolescencia pertinaz que la lleva a pronunciar frases inmaduras, a veces tan estúpidas como las que nosotros mismos pronunciábamos a aquella edad, la presidenta de la comunidad de Madrid se ha erigido en abanderada de la libertad de los jóvenes. Se trata de un nuevo concepto de libertad sustentado en eslogans peregrinos pero atractivos, como ese “vivir a la madrileña” de cervecita de terraza combinado con la adicción al humo y a la contaminación acústica de los atascos, un desenfado naif que se encoge de hombros cuando le dicen que el Zendal ha costado tres veces lo presupuestado, como cuando nuestra madre nos pillaba sisándole las vueltas de la frutería. Esta nueva concepción de la libertad es tolerante con el racismo, la exaltación del macho alfa, pone en un mismo nivel la tauromaquia y el derecho a la eutanasia, y se extiende en muchas capas de la población como la canción del verano, una dicha insustancial y efímera que, como a nosotros cuando éramos jóvenes, parece abstraerlas de un futuro incierto rodeado de fondos buitre. Comete, eso sí, un error que cualquier educador maduro no debe cometer nunca: hacerse pasar por colega del educando adolescente. Algo que la sociedad acaba pagando caro.

Y es que la libertad republicana, la que conciliaba con igualdad y fraternidad, nunca ha tenido buena prensa en la españa cañí, centralista, con esa mezcla perversa de misa y discoteca, familia tradicional y puterío, que ahora se viste de adolescencia rebelde modelo Jeanette. Pero es lo que hay...


Paul Eluard (1895-1952), vanguardista y transgresor, poeta de la resistencia contra el nazismo, publicó “Liberté” en 1942, un poema de amor a la libertad que eleva anhelos sencillos a la categoría de belleza. El poema fue musicado por el cantante y actor Marc Lavoine y hace un par de años la cantante Madeleine Peyroux, a la que tenía medio castigada desde que la padecimos en un confuso concierto en la Sociedad Filarmónica, lo bordó en esta versión.

Libertad

En mis cuadernos de escolar
en mi pupitre en los árboles
en la arena y en la nieve
escribo tu nombre.
En las páginas leídas
en las páginas vírgenes
en la piedra la sangre y las cenizas
escribo tu nombre.

En las imágenes doradas
en las armas del soldado
en la corona de los reyes
escribo tu nombre.

En la selva y el desierto
en los nidos en las emboscadas
en el eco de mi infancia
escribo tu nombre.

En las maravillas nocturnas
en el pan blanco cotidiano
en las estaciones enamoradas
escribo tu nombre.

En mis trapos azules
en el estanque de sol enmohecido
en el lago de viviente lunas
escribo tu nombre.

En los campos en el horizonte
en las alas de los pájaros
en el molino de las sombras
escribo tu nombre.

En cada suspiro de la aurora
en el mar en los barcos
en la montaña desafiante
escribo tu nombre.

En la espuma de las nubes
en el sudor de las tempestades
en la lluvia menuda y fatigante
escribo tu nombre.

En las formas resplandecientes
en las campanas de colores
en la verdad física.
escribo tu nombre.

En los senderos despiertos
en los caminos desplegados
en las plazas desbordantes
escribo tu nombre.

En la lámpara que se enciende
en la lámpara que se extingue
en la casa de mis hermanos
escribo tu nombre.

En el fruto en dos cortado
en el espejo de mi cuarto
en la concha vacía de mi lecho
escribo tu nombre.

En mi perro glotón y tierno
en sus orejas levantadas
en su patita coja
escribo tu nombre.

En el quicio de mi puerta
en los objetos familiares
en la llama de fuego bendecida
escribo tu nombre.

En la carne que me es dada
en la frente de mis amigos
en cada mano que se tiende
escribo tu nombre.

En la vitrina de las sorpresas
en los labios displicentes
más allá del silencio
escribo tu nombre.

En mis refugios destruidos
en mis faros sin luz
en el muro de mi tedio
escribo tu nombre.

En la ausencia sin deseo
en la soledad desnuda
en las escalinatas de la muerte
escribo tu nombre.

En la salud reencontrada
en el riesgo desaparecido
en la esperanza sin recuerdo
escribo tu nombre.

Y por el poder de una palabra
vuelvo a vivir
nací para conocerte
para cantarte
Libertad