viernes, 25 de febrero de 2022

La cartera

 LA CARTERA


Recuerdo haber tenido una parecida.
Esta se vende en internet por 18 euros


Además de ser capaz de rezar un rosario en más de treinta minutos con tal de acortar el horario lectivo, P. tenía una destreza especial para copiar en los exámenes del colegio marista que compartimos durante más de una década. El sistema consistía en mantener el libro abierto entre las piernas y los pies en la cartera de boca ancha. Si el cura o profe de turno se acercaba acechante, P. cerraba el libro con los muslos y lo deslizaba hasta la cartera, una habilidad que imagino le habrá hecho triunfar en alguna faceta de la vida.

La cartera era un objeto apegado a nuestro mundo diario, un contenedor de materia gris en formato papel, estuche y secretos infantiles. La cartera era además, como todo en el mundo, un distintivo de clase que nos clasificaba según fuera de cuero o plástico, fuelle, asa o bandolera. Creo que no la volví a usar hasta muchos años más tarde, quizás por el aborrecimiento de esa etapa en la que acababa convirtiéndose en un lastre, y solo cuando la empecé a asociar a cosas realmente útiles. También pienso que su abandono casi coincidió con la popularización de la mariconera a principio de los años setenta del pasado siglo, muy propia de comerciales y oficinistas varios, o del macuto, más de universitarios y progres de distinto pelaje. Los obreros le daban más a la bolsa, a la fiambrera y a un bocata de amplias proporciones que empezaban a envolver en papel albal.

La cartera de bolsillo era entonces signo de madurez y cierto estatus. Cuando el empleado de banco te daba una tarjeta de crédito como si te hubiera tocado la lotería te veías obligado a adquirirla y llevarla a buen recaudo. Durante un tiempo los más prósperos las apilaban como nuevas medallas olímpicas de metales crecientes e incluso las compartían con tarjeteros “ad hoc” que sacaban para pavonearse en las reuniones. Aún conservo algunas de las carteras de mano que me regaló mi padre, tal de socorrida era como regalo y tan de su aprecio, porque era casi lo único que echaba en falta en sus últimos años. A fin de cuentas en ese espacio reducido la gente apilaba la identidad, el patrimonio y la memoria.

Creo que ahora es también un signo de vejez, porque los jóvenes llevan todo, memoria, salud, querencias y adicciones en el móvil o en la nube, y cuando abro la mía solo veo un altar lleno de reliquias y exvotos que me hacen ver que ambos, la cartera y yo, somos objetos pasados de moda. La eterna juventud la hemos adquirido en la modalidad de mochilas todo terreno, que imitan las de alpinistas avezados, ahora que con la edad les ha dado a muchos jubilados que dejaron de hacer deporte en el colegio por cubrir ocho miles o, como es mi caso, a lanzarnos al agua para salvarnos del naufragio.

Oí por primera vez a esta chica, Valeria Castro, en un concierto celebrado a raíz del desastre volcánico de La Palma interpretando esta canción. No en vano ella es natural de la isla. Luego he sabido que es una currante que se ha ido abriendo camino a base de colgar versiones en youtube. Esta canción, “Guerrera”, también es conocida porque cierra un video dedicado a Margot Friedländer, superviviente del holocausto nazi. Vaya por ella y las mujeres “guerreras”, ahora que se acerca su fiesta anual. 



https://youtu.be/A8kRQV_X-7g



jueves, 3 de febrero de 2022

Laura Nyro

 DESCUBRIENDO A LAURA NYRO

Hace algo más de un mes mi amigo Enric me recomendó, entre otras perlas y para mí descubrimientos, a Laura Nyro (New York 1947-1997). Conocía su nombre y creía haber escuchado alguna cosa de ella, pero no sé porqué la asociaba a ese tipo de cantantes americanas de gran calidad vocal pero principalmente aupadas por buenas producciones que parte de nuestra generación rehuye por prejuicio. Gran error, porque Nyro no responde exactamente a ese perfil.

De entre su obra Enric me destacó “New York Tendaberry”, disco de 1969, de modo que con la oferta entre las manos me he dedicado a escuchar ese LP y algunos más de la extensa, posiblemente completa obra musical de Nyro en Spotify.

Además de la cualidad del consuelo, que recordando al poeta Margarit repito casi cada vez que hablo de música, sabemos que ésta amansa a las fieras, no lo suficiente, porque es sabido que algunos carniceros nazis eran melómanos, pero sí para que un bebé de semanas deje de llorar cuando le canta su hermano de cinco años. Es empírico, lo he experimentado varias veces con mis dos pequeños nietos. Pero estas dos cualidades no son las únicas, desde luego.

Y es que al escuchar “New York Tendaberry” y otros discos de Laura Nyro he vuelto a comprobar que la percepción de una obra artística, en este caso musical, es, aparte momentos, situaciones, estados de ánimo, etc., muy distinta cuando alguien como Enric es capaz de leer su sintaxis que cuando uno, es mi caso, es un oyente “distraído”, alguien que solo percibe el resultado pero desconoce los entresijos, me atrevería a decir que hasta los “trucos” de la obra.

Tras las primeras escuchas me daba vergüenza decirle a Enric, músico y por lo tanto con capacidad de entender la complejidad del disco, que prefería el que la cantante tiene con el trío Labelle, supongo que porque enseguida reconoces e incluso tarareas varias de sus canciones, que luego descubres o confirmas son versiones de Shirelles, Marvin Gaye, Smokey Robinson y, alto ahí, del ”Spanish Harlem” de Ben E. King.

He vuelto a “New York Tendaberry” y como siempre que oyes una obra complicada me ha ido atrapando a base de escucharla con mayor detenimiento. Con una base fundamental de piano, rota solo esporádicamente por otros instrumentos pero principalmente por la voz desgarrada, a veces excesiva de Laura Nyro, sabes que ahí está pasando algo importante, quizás hasta decisivo para la intérprete.

Bueno, quería disculpar mi primera impresión de oyente simple y recomendar leer, escuchar, indagar, buscar más allá de lo aparente, en este caso una obra musical de gran calidad emocional, sobre todo a los jóvenes que tenéis una vida para disfrutar de la belleza por delante. 

Incluyo el texto de la canción que da nombre al LP, traducido por otra amiga, Victoria, y enlace a su totalidad, que espero dure, porque últimamente YouTube está limitando su acceso más de la cuenta.

Tendaberry* de Nueva York 
Arándano
Un subidón de ron
De pincel y tambor
Y el pasado es una nota azul
Dentro de mí
me escapé por la mañana
Tendaberry de Nueva York
Arándano
Alfombras y cortinas y drogas
y capas
Dulces niños en barrios marginales hambrientos
explosión de petardos
y se cruzan
y se hacen polvo
y  patinan
Y llega la noche
me escapé por la mañana
Ahora estoy de vuelta
Desempaquetada
Acera y paloma
pareces una ciudad
Pero te sientes como una religión
A mi
Tendaberry de Nueva York
baya verdadera  
perdí mis ojos
Yo viento de los cielos del este
Aquí donde he llorado
donde he intentado
Donde Dios y el tendaberry se levantan
Donde cuáqueros y revolucionarios
Se unen de por vida
durante años maravillosos
Unidos de por vida
A través de lágrimas de plata
Tendaberry de Nueva York

*parece referirse a una bebida alcohólica hecha con arándanos