¡¡¡JODER, QUÉ FAUNA!!!
Hace
un montón de años que no veía un HOLA (*). En las peluquerías de caballeros
(vuelve a usarse este genérico) la revista habitual era el Interviú hasta su
recientísima desaparición. Descansaba junto al perchero y entre diarios deportivos.
El HOLA me pareció de un formato más grande que como yo lo recordaba, pero
siempre con su elegante papel cuché y sus fotografías de más de media página.
Estaba abierto de par en par en la residencia de ancianos en la que vive mi
madre desde hace casi un año. Seguramente abandonada por algún familiar, porque
ya son pocos los ancianos capaces de pasar las páginas, menos, como es
evidente, de captar su contenido.

El
HOLA también me ha hecho recordar a un personaje familiar, un anticuario amigo de
mis abuelos paternos que se coló en los saraos de la gente muy bien y vivió de
ella creo que casi hasta su muerte. Cuando yo lo conocí ya era setentón, y
aunque en horas bajas, conservaba el porte elegante que le había permitido
moverse entre nobles y burgueses de postín, a los que vendía joyas, muebles y
pieles que, imagino, compraba a bajo precio a gente venida a menos. Por
entonces ya usaba ropa pasada de moda y parecía un personaje salido de una
película.
Pero
por lo que veo la corte no ha desaparecido. Han cambiado las formas pero no su
contenido. Están los aristócratas que salen en las revistas (en el HOLA digital
hay una sección dedicada a Casas Reales), y todavía sus bufones, futbolistas,
toreros, jugadores de golf, cómicos, cantantes… y los pillos y pillas que
flirtean y hacen pequeños negocios para sobrevivir. Como decía aquel, ¡¡¡joder, qué fauna!!!
(*) Según
datos de OJD la revista HOLA tira una media de 368.613 ejemplares semanales y
en 2016 tuvo una facturación de 87 millones
de euros, con un beneficio de 1,7 millones (tras algunos años de pérdidas en el peor momento de la crisis).
Como
viejo fan de The Kinks (el primer disco que me compré fue el "All
Day and All of the Night") he
recordado este “A well respected man” que habla de un hombre respetable, conservador,
que compra acciones y valores, adora las regatas, y espera hacerse con la
fortuna de su padre cuando pase a mejor vida.