lunes, 22 de agosto de 2022

Crisis

 LA CRISIS DE LAS CORBATAS, 

LOS ESCAPARATES Y LOS CUBITOS DE HIELO



Según se estudiaba en el bachillerato, en los años 60 del pasado siglo España era todavía un país eminentemente agrícola (tal era el calificativo). Aunque el régimen se había descolgado con los famosos Planes de Desarrollo, que publicitaba en los cines con imágenes de saltos hidroeléctricos y botadura de barcos de gran calado, la pertinaz sequía (otro adjetivo muy de época) seguía cebándose con los campesinos de la españa rural, y el labrador, un tipo de faz quebrada por el sol, perdida la guerra y los grandes sueños, o huía a Alemania con una maletica que cerraba con cuerdas o salía vanamente en procesión, tras los patronos, con rogativas que atrajeran lluvias esquivas.

La península, como las costas mediterráneas y gran parte de Europa, es ahora un territorio eminentemente turístico. Los nietos y biznietos de los labriegos han cambiado la laya y el hazadón por el grifo cervecero y la bandeja circular. El país, de espalda a las sequías pertinaces, está metido en una orgía permanente de regadíos, campos de golf y piscinas, amén de la voracidad de los millones de bárbaros del norte que nos invaden para beber como cosacos: cubatas, gin tonic y sangrías, por supuesto, pero también para despilfarrar el agua de las duchas que ahora escasea.

Si añades que un tal Biden, ese señor gagá que comparte el mundo con un asiático y un caballista con cara de malo, ha decidido vetar al Dr. No la parte de Ucrania que dice le corresponde y nos ha metido en una guerra que estamos perdiendo: bingo!!!

No hay agua, ni gas, y el precio de la gasolina está al albur de lo que llaman mercado, una inacabable partida de póker entre tahúres de la peor especie, pero aun así los titulares, las sesudas discusiones de tertulianos y la desazón de un alto porcentaje de la población se dedica una semana a las corbatas, otra a la falta de cubitos de hielo y la siguiente a los escaparates, terribles plagas que este, nuestro sobrado primer mundo, no parece soportar y puede llevarse por delante al gbierno y quien sabe si a la democracia.



No falta en este caos creciente una caterva de actores secundarios, arribistas propios de este país de pillos: negacionistas, lameculos, fachillas de diversas banderías, presidentas ambiciosas, exsocialistas agradecidos, periodistas de encargo, policías corruptos, hidroeléctricos que insultan a sus clientes, políticos gallegos que nunca sabes si suben o bajan, y siempre los más airados, los hosteleros. Porque el quejío permanente, el cante jondo ha pasado del labrador al hostelero, sea el empresario tripón, acostumbrado a contratar, pagar y cotizar por el mínimo legal, o el/la camarera latina, nuevo modelo de jornalera para lo que haga falta. No en vano estamos hablando de un nuevo sujeto revolucionario, la herencia actualizada de los labradores colectivistas, y de una nueva fase del capitalismo: la terracista.

Haya o no cubitos de hielo...


Aunque eso de los ranking musicales es siempre muy subjetivo, dicen que este es uno de los mejores rocks, canciones sobre el verano e interpretaciones del tema. En lenguaje futbolístico, siempre colonizado por los "anglos", esto es un hat trick: pues eso, el "Summertime blues" de Eddie Cochran con The Who en directo en la ciudad de Leeds (1969).


https://youtu.be/kC4S13jcki4

viernes, 12 de agosto de 2022

The Durutti Column

 THE DURUTTI COLUMN

Como siempre durante el verano, vuelvo a la colección de vinilos que conservo en una estantería de Orduña. En este caso, siguiendo más o menos el orden cronológico dejado el año pasado, me voy a los correspondientes a The Durutti Column.

Pues bien, uno de los numerosos amigos italianos que venían a Barcelona a principios de los ochenta del pasado siglo me dijo, escuchando el primer disco del grupo, que conocía a varios tipos colgados de aquella música que calificaba de suicida. Aunque más tarde supe que Vini Reilly (Manchester 1953), “alma mater” del combo, sufría de anorexia nerviosa desde niño, enfermedad que supongo ha influido en una carrera musical tintada de tristeza y ceñida casi exclusivamente a los estudios, el que se suicidó pronto (1980) fue su paisano, colega de discográfica y cultura post-punk, Ian Curtis, líder de Joy Division.

Los lectores más avezados habrán descubierto el error fonético en el nombre del grupo, un doble malentendido que yo mismo desentrañé en “El retorno de la Columna Durutti” (2013), novela definitivamente fallida e inédita, salvo que algún agente avispado la convierta en relato de culto dentro de unas décadas. He aquí el texto:

“Por su parte, Vini Reilly había elegido por sí mismo el impactante apellido cultural de su grupo musical: Durutti Column.

Dice la leyenda que fue fruto de la casualidad o de esa especie de impulso referencial tan propio de los artistas. El caso es que Reilly debió tener acceso al panfleto que los situacionistas lanzaron a mediados de los años sesenta en la universidad de Estrasburgo, Le retour de la colonne Durutti, y por un más que probable desconocimiento se quedó con el caprichoso toque italianizante de la erre y sobre todo de la doble tt, más propio de una marca de farfale o fetuccini que de un grupo de rock o el apellido de un anarquista legendario.

La Durutti Column no pretendía crear comunas libres, rescatar Madrid del asedio fascista, ni acabar con Franco, como lo habían hecho tantos libertarios en plena posguerra. En un estilo minimalista, pausado y repetitivo, tan impropio de la era punk, con la sola compañía casi anecdótica de un bajo, una batería y las bases musicales de un ingeniero de sonido, Vini Reilly empaquetó el producto en papel de lija como un iniciático y remoto acto de anarquía musical.”

“El retorno de la Columna Durutti” es por lo tanto y no por casualidad el nombre del primer disco de The Durutti Column y de mi última aventura narrativa, un texto que entre otras cosas pretendía, sin éxito, homenajear a varios de los anarquistas catalanes que combatieron a Franco en la posguerra, principalmente a Domingo Ibars, alias “Roset”.

El tiempo es cruel e implacable.
Foto reciente de Reilly
Como decía en otro apartado de la novela, “al echar un vistazo a las páginas necrológicas del día y descubrir que alguien al que creímos muerto hacía años acababa de fallecer, supo que Reilly seguía vivo, que en ese intervalo de tiempo había seguido actuando y grabando discos bajo su propio nombre y el del alias colectivo”. Notición: otros nueve años después de cerrar aquel relato redescubro que no solo no se suicidó sino que sigue vivo, aunque veo que su última grabación es de 2016, y el otrora músico con pinta de chavalote desaliñado es hoy un anciano algo decrépito. Como es natural he estado “orejeando” las últimas cosas con el fin de ponerme un poco al día y colgar en el blog. Pero antes una curiosidad: y es que los Durutti, no sé si por afinidades ideológicas tras su primera obra filoanarquista o por el éxito del malentendido, titularon su segundo disco “Lotta Continua” (Lucha Continua), nombre de un importante partido italiano de extrema izquierda que en los años 70 llegó a disponer de diario propio.  

Conservo dos Lps del grupo, “Circuses and Breads” y “Without Mercy”, aunque recuerdo haber tenido otros dos que, o bien regalé o perdí en alguna dejada inapropiada. El primero está muy bien valorado y el segundo es el que más recordaba, porque me sorprendió por su belleza cuando lo oí por primera vez en una actuación en directo en TVE, que por aquellos tiempos todavía mantenía varios programas musicales.

La primera entrega musical es la canción inicial de su primer LP: https://youtu.be/sqTkXEJuNcI, un bellísimo debut que aventura el tránsito por caminos melancólicos del grupo.

La segunda, “Tomorrow”, pertenece a uno de los discos que conservo y
es una canción de desamor, con Reilly repitiendo lacónico “tomorrow never comes” (mañana nunca llega): https://youtu.be/CNLY34gbl2Q


La tercera es la totalidad de “Without mercy”, el otro disco que aún puedo pinchar en el viejo NEC durante este verano. Es mi preferido y una de las grabaciones más ricas instrumentalmente de lo que conozco del grupo. Lo he encontrado en Youtube dividido en dos partes y vale la pena escucharlas enteras.

https://www.youtube.com/watch?v=ugwmMzPn2IM

https://www.youtube.com/watch?v=0NNrncLhCDo




Para verle tocar y conocer su aspecto de chico desaliñado, una demostración de lo que Reilly y el batería Bruce Mitchell podían hacer en un directo de 1988: “Jacqueline” - https://youtu.be/OEGvzjmUs8Y



Y la última y más reciente canción del recorrido, “Réquiem”. Pertenece al disco que Reilly dedicó a la muerte de Tony Wilson (2007), padre del mítico sello discográfico Factory Récords (Joy Division, New Order, Cabaret Voltaire, además de la Durutti Column) y manager del grupo durante muchos años:

https://youtu.be/myay5oiVwSs


Si alguien no se ha empachado de tanta melancolía y se ha enganchado a la obra de The Durutti Column, transcribo el enlace a un espléndido blog con su trayectoria hasta 2014. Salud, anarquía y lucha continua!!!

http://rincondesconexion.blogspot.com/2014/12/the-durutti-column.html