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lunes, 23 de septiembre de 2024

The Smiths

LA CANCIÓN DEL VERANO 2024: 
“BACK TO THE OLD HOUSE“  DE THE SMITHS


No soy fan de los Smiths ni los he seguido como grupo, tampoco a Marr o Morrisey en su periplo de solistas, pero tengo un vinilo con la recopilación de sus grabaciones en la BBC, que editado a mediados de los ochenta del siglo pasado me pareció en su momento que aportaba aire fresco al universo del pop/rock. 
Se da además la circunstancia de que uno de sus cortes me venía bien para acompañar la colección de fotos y referencias vinílicas que cierra el verano en Orduña, porque habla con ambivalencia de una vieja casa, la familiar, que  adapto a la repleta de recuerdos, en este caso siempre buenos, de Maite, mi chica.
La música de los Smiths me parece algo caótica, con ritmos que se solapan o rompen y un Morrisey demasiado tentado por el falsete, pero capaz de conseguir extrañas melodías que acaban enganchando. Sus letras también suelen mostrar la tendencia a la ambigüedad y la bipolaridad, hecho confirmado por la de esta bellísima y melancólica "Back to the old House" ("Vuelta a la vieja casa") que nombro canción del verano casi cuatro décadas después de ser grabada. Pienso renovarme sin falta el año próximo.

Transcribo la letra e inserto la canción de fondo musical del itinerario en blanco y negro del verano orduñés. Espero que una u otro, y a poder ser amb@s, os agraden. ¡¡¡Feliz otoño!!!

I would rather not go
Preferiría no ir
Back to the old house
De vuelta a la antigua casa
I would rather not go
Preferiría no ir
Back to the old house
De vuelta a la antigua casa
There's too many bad memories
Tengo demasiados malos recuerdos
Too many memories
Demasiados recuerdos
When you cycled by, here began all my dreams
Cuando pasabas en bicicleta, ahí comenzaron todos mis sueños
The saddest thing I've ever seen
Era lo más triste que he visto jamás
And you never knew
Y tú nunca supiste
How much I really liked you
Lo mucho que me gustabas
Because I never even told you
Porque ni siquiera te lo llegué a decir
Oh, and I meant to
Oh, y vaya si lo intenté
Are you still there?
¿Aún estás allí?
Or have you moved away?
¿O te has ido?
Or have you moved away?
¿O te has ido?
I would love to go
Me encantaría ir
Back to the old house
De vuelta a la antigua casa
But I never will
Pero nunca lo haré
I never will, I never will
Nunca lo haré, nunca lo haré
I never will
Nunca lo haré


sábado, 16 de septiembre de 2023

Alisa Sibirskaya

 ALISA SIBIRSKAYA, FOTÓGRAFA PICTÓRICA

De la serie "Dreamers"
Bill Viola

Desde que los/as humanos/as, por las razones que fueran, empezaron reinterpretar el mundo en cuevas y murales de piedra, buscaron plasmar la realidad dentro de las posibilidades que sus herramientas y pigmentos se lo permitían. No soy experto en historia del arte pero es innegable que el atrevimiento artístico y el desarrollo de la vanguardias en la pintura es paralelo al nacimiento y evolución de la fotografía como medio de emulación de la realidad.


Ante la derrota que suponía un medio que igualaba el natural, l@s artistas plástic@s exploraron nuevas vías de expresión, sea con los instrumentos clásicos (impresionismo, fauvismo, etc.), sea saltando las barreras mismas de lo meramente expositivo (dadaísmo…).

"Mujer bebiendo con
su marido"
Veermer

Pues bien, el itinerario seguido por la fotografía ha sido de algún modo el inverso. En la inauguración de una exposición reciente, un fotógrafo local reconocía que su obra había derivado en los últimos tiempos hacia la abstracción, y así se recogía en instantáneas de papeles medio arrancados, paredes desconchadas y la búsqueda de una descomposición de los espacios naturales. Es como si los fotógrafos descubrieran que un género que parecía anticuado en el siglo XIX, la pintura, se les hubiera adelantado.

Otro punto de vista reconoce y recrea el valor de los pintores clásicos. Es el caso del video-artista Bill Viola (Nueva York 1951), a quien el Guggenheim de Bilbao dedicó una retrospectiva en 2017. En ella se apreciaba que parte de su obra había evolucionado hacia un cierto clasicismo, principalmente en el uso del color y la luz. Algunos críticos relacionaban esas instalaciones con la pintura renacentista, algo que en alguna de sus instalaciones, “The dreamers” por ejemplo, parecía evidente.

"7", Alisa Sibirskaya
Creo que la sorprendente Alisa Sibirskaya (Krasnoyarsk (Rusia) – 1989), a la que he descubierto hace nada, no solo “parte de”, sino que insiste en esa veta y retrocede directamente unos cuantos siglos, no ya homenajeando a los clásicos holandeses, que lo hace, sino generando una obra, en este caso fotográfica, que parece una continuidad de la que Vermeer o Steen pudieran pintar casi cinco siglos antes.

"Mujer desnudándose"
Steen

Curiosamente, Sibirskaya, afincada actualmente en Barcelona, considera que sus “fotografías son un diario, no hablo de sirenas, centauros o criadas de la edad de oro holandesa, hablo de mí misma; todo lo que aparece en las imágenes son para mí cosas muy específicas”, algo que es difícilmente perceptible en instantáneas que resaltan su formación teatral, principalmente en la composición, y que, si bien entiende como una “sublimación”, contrasta, por no decir que no tiene que nada que ver, con su reivindicación de la “cultura de la protesta” y una actitud muy crítica con la invasión de Ukrania y la deriva de la Rusia de Putin. Sí reconoce que tras el impasse que la guerra ha producido en su obra es más que probable que esta gire, aunque sea, dice, “a través de símbolos y metáforas”. Me atrevo a adelantar, y me gustaría que así fuera, que hacia una reinterpretación de los muy interesantes y olvidados maestros del realismo socialista, de la que ya hay algún atisbo...Pero sea como sea, disfrutemos de esta oleada de revisionismo fotográfico, que reproduzco en reducida dimensión, porque la belleza, aunque retroceda, es siempre sinónimo de felicidad.

"Cleopatra"
Alisa Sibirskaya

Aquí el link de su página web, que vale la pena merodear: https://alisasibirskaya.com/







Alentado por un familiar melómano me he asomado recientemente a la obra de otro ruso exiliado, Serguéi Rachmaninoff (1873-1943), según él el mejor enlace, en este caso musical, entre lo clásico y la modernidad. Como sus obras más reconocidas me parecen muy complejas, he elegido este precioso y no muy extenso adagio de la Sinfonía n.2, Opus.27 III.




lunes, 10 de abril de 2023

Vivian Maier

 VIVIAN MAIER, FOTÓGRAFA DOMÉSTICA

Autorretrato en el espejo

El año pasado se celebró en nuestro barrio una exposición de fotografía doméstica, un género que está adquiriendo relevancia porque reescribe la historia gráfica desde el punto de vista de cotidianidad, aportando documentación ignorada por la historia con mayúsculas, la verdad impostada, asediada por los protocolos, siempre parcial y generalmente narrada por los vencedores de las contiendas económicas, políticas y guerreras.

El invierno de 2007 un joven historiador llamado John Maloof compró por 380 dólares un lote subastado. Se trataba de un montón de cajas con cientos de objetos diversos, extrañas colecciones y ropas, pero principalmente de negativos fotográficos, unos 150.000, y cientos de películas de 8 y 16 milímetros y casettes. Era el legado dejado por una tal Vivian Maier (Nueva York 1926-2009).

A lo largo de una investigación que narra en un excelente documental, Maloof va desvelando la vida poliédrica, contradictoria pero apasionante de una mujer solitaria, sin parejas conocidas ni descendencia, que compaginaba el cuidado de niños de familias bien de Nueva York con la obsesión por coleccionar cuanto pillaba, principalmente imágenes fotográficas y fílmicas del mundo que la envolvía. A través de esa indagación sabemos por los comentarios a menudo divergentes de quienes la contrataron o fueron cuidados por ella que era de origen francés por parte materna, de la que había heredado un acento que a veces exageraba para enmascarar su identidad, algo que acrecentaba haciéndose llamar por apellidos ajenos, como Sra. Smith, variando el suyo, Mayer o Meyer, o su propio nombre, el hipocorístico Viv en vez de Vivian, y, desde luego, manteniendo bajo candado real el archivo de toda índole que fue acumulando. En una ocasión manifestó que “era como una espía”.

Si no espía, Vivian Maier sí fue una especie de notaria de la vida cotidiana del Nueva York de la segunda mitad del siglo pasado, una mujer de metro ochenta de estatura y ademanes masculinos que deambulaba por sus calles con una eterna Rolleiflex colgando del cuello.

Sus fotos más antiguas corresponden al año de 1951 e inician una extraordinaria visión de la ciudad que únicamente interrumpe en dos ocasiones: un desconcertante viaje por Tailandia, India, Egipto, Yemen y varios países de Sudamérica; y visitas esporádicas a la aldea cercana a los Alpes franceses donde había nacido su madre.

Por lo que se vislumbra a lo largo de los testimonios de quienes la conocieron, Maier escondía también un mundo interior sombrío, un lado oscuro y morboso. Coleccionaba recortes de periódicos que recreaban asesinatos y delitos diversos, y testimonios de niños a los que cuidó hablan de una mujer huraña, incluso maltratadora, lo que contrasta con quienes recuerdan gratamente el periodo en el que les llevaba a aventurarse y buscar desechos a lo largo de la ciudad. En todos los casos se concluye su carácter solitario, rodeada de un misterio que aliñaba escondiendo e impostando su identidad, si bien su obra describe una necesidad obsesiva de acoger, entender, acompañarse de las personas y las cosas que la rodeaban, a veces cruda, otras irónica, tierna, hasta compasiva...

Siempre he oído decir a los fotógrafos profesionales que a veces hay que hacer cientos de fotos para obtener lo que buscan. Entre los miles de negativos en blanco y negro o color de Vivian Maier hay sin duda muchos donde encontrar lo que creemos que buscaba. Yo he elegido uno de sus curiosos y múltiples autorretratos y solo una ínfima muestra más o menos representativa del Nueva York que retrató, ya que en internet se pueden encontrar cientos de sus fotografías.

Para conocer mejor al personaje este es el enlace al documental “Descubriendo a Vivian Maier”:

https://www.facebook.com/watch/live/?ref=watch_permalink&v=10154929826291243


Aunque con la omnipresencia de un glamouroso Sting en sus mejores tiempos, la fotografía de este video del "Englishman in New York" podría estar firmada por la propia Vivian.



https://youtu.be/d27gTrPPAyk




viernes, 11 de marzo de 2022

Tractorista de Castilla


 EL TRACTORISTA DE CASTILLA,
 FOTÓGRAFO RURAL

Dar a la vida unas gotas de alegría, belleza y felicidad tampoco es tan difícil. Tan solo se trata de poner un poco de em/peño/patía y supongo que pertenecer al bando de los ingenuos que siempre vemos el vaso medio lleno.

Rodrigo Carrillo, alias “el tractorista de Castilla”, lo hace todos los días desde el vehículo que conduce por campos de la tierra familiar de Villar de Cañas(Cuenca), a la que volvió tras estudiar sociología en Madrid. Pues bien, yo soy de los receptores agradecidos de las instantáneas que cada mañana cuelga en twitter, para disfrute de quienes unos minutos después nos enzarzamos en una carrera para ver quién tiene más me gusta, retwits o seguidores, como si en ello nos fuera el futuro inmediato.

Por sus fotos, que según un reciente artículo de El Mundo ejecuta con una Nikon o el mismo móvil, las amplias llanuras le dan la serenidad que el ruido de las redes sociales oculta y enmaraña. Crítico no obstante con los sinsabores de la españa vaciada y saqueada, su obra, que él califica de amateur, no es paisajística en un sentido estricto, porque subraya la transformación humana que su propio tractor, “Pequod”, como el barco del protagonista de Moby Dick, hace a diario en la tierra que cultiva.

He elegido unas pocas fotos de febrero, pero vale la pena apuntarse a Twitter, proponer su amistad y recibir el soplo de belleza que expone a diario. Aquí su enlace:https://twitter.com/AgricultorCast


Hace unos pocos años Los Elefantes se juntaron con Sidonie y Love of Lesbian para homenajear al cantante conquense por excelencia, José Luis Perales, en este himno de amor. Por cierto, no es mi estilo preferido pero qué bien canta Shuarma, 



https://youtu.be/M6LuBqu2nVk?t=115


jueves, 13 de enero de 2022

René Maltête

 RENÉ MALTÊTE, CREADOR DE PARADOJAS VISUALES

Alguna vez he avisado de que no todo lo que fluye en la redes es bazofia. Hace poco dediqué un espacio a Víctor Clavijo, actor y fotógrafo que dedica su twitter a popularizar la poesía mediante doblajes fake. Por cierto, días después arrasó en esa red con una parodia de El Hundimiento. Otra aficionada a la fotografía me daba a conocer hace unos días al tal René Maltête. La verdad es que apellidarse Maltête (mala cabeza) tiene su cosa, así que parece que el fotógrafo se propuso dar pábulo al apellido yendo por la senda de las personas que piensan más allá de lo común, pero sobre todo ve lo que mucha gente no ve o no quiere ver.

En la wiki se dice que fue alumno y colaborador del gran Jacques Tati. No sería de extrañar, dada la trascendencia del humor visual en la obra de Tati y el hecho de que algunas de las fotos de Maltête podrían ser fotogramas de sus películas, pero no lo he encontrado entre los créditos de ninguno de sus films, de manera que imagino que no pasaría de simple meritorio. Anarquista, pacifista, ecologista radical, acabó más de una vez con sus huesos en la gendarmería.

Publicó varios libros de poesía combativa y una exigua obra fotográfica, un tanto discontinua y no sé si se gran calidad técnica, pero con una “mirada” absolutamente genial. El trabajo que le dio más fama es el libro “París de las calles y las canciones”, en el que colaboraron Brassens, Trenet, Gainsbourg o Ferré, entre otros

He aquí una pequeña muestra, pero quien quiera extenderse su hijo sostiene una página en la que se puede ver la parte más importante de su obra: 




Creo que no había traído nunca a este otro tipo de mala reputación.


https://youtu.be/-oUo80SSnoc

lunes, 27 de septiembre de 2021

Fernando Moleres / Orduña Hiria



EXPOSICIÓN DEL FOTÓGRAFO FERNANDO MOLERES 
EN EL MUSEO ORDUÑA HIRIA

Con la renovación de su dirección, abierta a nuevas colaboraciones y proyectos, el museo ORDUÑA HIRIA va a inaugurar esta semana un espacio de exposiciones temporales. El objetivo es dedicar una parte del mismo a artistas locales, sean estas y estos reconocidos, como es el caso de quien va a estrenarlo, o jóvenes fotógrafos/as, pintores/as, escultores/as, grabadores/as, etc. que complementen la exposición permanente de oficios e historia de la ciudad.

Para iniciar este proyecto el museo ha elegido a uno de los artistas de mayor recorrido, el fotógrafo Fernando Moleres. Nacido en Orduña en 1963, es un creador autodidacta que descubrió el valor de las instantáneas en un viaje a la Nicaragua del sandinismo aún no adulterado. Enfermero de profesión, simultaneó esa actividad con la publicación de las primeras fotografías en medios de comunicación, y ya en 1994 cambió su residencia a Barcelona, donde vive actualmente, para dedicarse por entero al reportaje gráfico de carácter documental.

La obra de Moleres, que no obvia el magisterio moral y artístico de Sabastiao Salgado, está comprometida con la defensa los derechos humanos y la denuncia a través de imágenes de su conculcación. Colaborador asiduo de publicaciones de prestigio, como Stern, Le Figaro Magazine, Le Monde 2, La República, Io Donna, The Independent o The Sunday Times Magazine, ha cosechado un buen número de nominaciones, becas y premios internacionales, entre los que cabe destacar tres World Press Photo. En 2012 creó el programa Free Minor Africa (África Menor Libre), una iniciativa no gubernamental sin ánimo de lucro, cuyo objetivo es reinsertar en la sociedad a jóvenes delincuentes de Sierra leona, y desde 2014 colabora en el Proyecto Anthropoceno, algunas de cuyas fotografías fueron publicadas por El País en febrero de este año.

La obra que abre la exposición el próximo viernes 1 de octubre está dedicada a una de sus obsesiones, la denuncia de la explotación laboral infantil, una de las lacras de nuestro mundo.

En fin, un excelente punto de partida para el museo, al que deseo un futuro lleno de éxitos.


* enlace a la página web de Moleres: https://www.fernandomoleres.com/


miércoles, 22 de abril de 2020

A la ville de...


“A LA VILLE DE...”, FOTOGRAFÍAS DE 
EUGENI GAY PARA EL DÍA DEL LIBRO

Creo que si tuviera idea de fotografía intentaría hacer cosas parecidas a las que va dejando Eugeni Gay (Txeni) a través de sus libros y exposiciones. No le veo como esos cazadores de instantáneas que persiguen estresados lugares propicios, sino más bien merodeando, paseante como los abuelos de antes, con las manos recogidas en la espalda, esperando que las imágenes transcurran. Recuerdo las primeras fotos que le vi en un reportaje sobre el accidente del Yak que publicó en “El País”, principalmente la de un exprimidor con el zumo de una naranja en la mesa de la cocina. Esa imagen cotidiana de los familiares daba una perspectiva personal e íntima de algo que conocíamos a través de una iconografía truculenta, con restos de fuselaje, cuerpos y pertenencias desperdigadas por una ladera envuelta en la niebla.
Su nuevo libro, “A la ville de...” hace referencia a la frase pronunciada por Juan Antonio Samaranch cuando Barcelona fue elegida sede olímpica. Corría el año 1986. Como en su anterior publicación apenas usa palabras, acaso una corta referencia a la alegría del momento, perdida en una ciudad que incluso para él, que entonces solo tenía ocho años, es, ahora, cada vez más irreconocible.
Veo el libro como un itinerario que empieza en las afueras, quizás el delta del Llobregat, con imágenes de marismas, nubes, cañaverales, plantas invasoras. Tarda en aparecer la mano humana en un bloque de hormigón, una torre de alta tensión y una primera persona, una mujer con cachaba sentada en la cuneta de lo que parece un camino asfaltado. Solo entonces se acelera la aparición del elemento humano, inicialmente a través de rasgos simbólicos, señales de tráfico, espejos, huellas, pero con personas casi siempre sedentarias.
A medida que avanza el libro nos acercamos por fin a la ciudad, a la Barcelona heredada de los juegos olímpicos del 92, desde las laderas y los barrios anteriores, los del desarrollismo, a la nueva ciudad, que apenas se atisba en imágenes de fachadas de cristal, aceras, cemento, vehículos, los colores y las formas de la modernidad. En el centro de esa urbe abigarrada las personas transcurren, caminan, muchas veces parece que deprisa y casi siempre solas, aunque lo hagan entre una aparente muchedumbre y en el marco de una nueva simbología tecnológica e industrial.
Quizás echo a faltar alguna imagen de los nuevos habitantes de Barcelona, aunque sepamos que son, o eran, como los contratos, temporales, turistas que mayoritariamente van a “estar”, no a conocer esa ciudad que para mí, que la abandoné hace treinta y cinco años, ya es pura y simple añoranza.
Bueno, Txeni, es mi aportación de “profano” a un libro que me parece francamente bello. Además, el que quiera peces que se moje, es decir, ¡¡que lo compre!! He hecho coincidir este blog con la cercanía al “día del ídem” con toda intención. He aquí la página web para pedirlo y hacer un buen regalo: http://www.eugenigay.com/books

Vídeo presentación del libro con este link:  https://vimeo.com/user78447834

domingo, 1 de julio de 2018

Eugeni Gay


“DESDE LA ISLA CUÁNTICA”, 
UN LIBRO DE EUGENI GAY MARÍN
Soy por lo menos tan analfabeto en fotografía como devoto de su poder de evocación y su capacidad de captar instantes mágicos. Pues bien, ya hace tres años que Eugeni Gay Marín (Barcelona - 1978), amigo e hijo de amigos, apareció en estas páginas porque presentaba en el FNAC de Bilbao parte de la obra que había sido premiada en el certamen de Arles (Francia) de 2014. En aquella exposición aparecían algunas de las fotos de “DESDE LA ISLA CUÁNTICA”, el trabajo al que ha dedicado casi seis años en la Isla del Sol del lago Titicaca, que ahora recopila en un libro de cuidada edición.
Lo primero que llama la atención de la publicación es que no hay ningún texto que acompañe las instantáneas, supongo que como una invitación a que las imágenes funcionen por sí mismas, es decir, demuestren que no necesitan palabras que las expliquen. El libro tiene, además, un ritmo secuencial que intercala imágenes de la naturaleza con las de sus pobladores, siempre integrados, nunca con un protagonismo superior a la lluvia, las nubes, la superficie del agua del lago, árboles, rocas, animales…con luces y colores que transmiten la magia de una isla a 3.800 metros de altitud.

Bueno, mi analfabetismo fotográfico me impide seguir: es mi lectura, pero seguro que hay más.

Acompaño el enlace al pequeño video con el que Eugeni fue ganador de la Beca Áqaba Media en 2015 (http://aqabamedia.davidlinuesa.com/portfolio-item/desde-la-isla-cuantica), que a mí me parece precioso, un enlace a su página web (http://www.eugenigay.com/project/desde-la-isla-cuantica/), y a Ediciones Anómalas para adquirir el libro: http://www.edicionesanomalas.com/producto/desde-la-isla-cuantica/