lunes, 5 de mayo de 2025

Aguadulce

AGUADULCE

Este año el Imserso nos ha facturado a Aguadulce, hermoso nombre que, como todo enclave humano, merece cierto detenimiento.

UN POCO DE HISTORIA

Aguadulce a inicios del S.XX
Aunque considerada una barriada de Roquetas de Mar, núcleo urbano de 133.000 habitantes, Aguadulce tiene entidad e historia propia, algo que incluso se percibe geográficamente, ya que sigue separada del mismo por terrenos, el humedal de Algaida entre ellos, que parecen abandonados a su suerte.

Si bien se admiten ciertos asentamientos en el siglo XVIII, como lugar de descanso de los torreros que daban mantenimiento a las torres de Cerrillos y de la Rambla Honda, no se la considera como población estable hasta 1830, cuando Ginés Perales, natural de Roquetas, abre una venta aprovechando el agua dulce del manantial, hoy cegado, que viene de la sierra cercana.

Pasa este a ser un lugar de descanso de quienes viajan entre Almería y Málaga o bajan de las Alpujarras, pero también, muy pronto, de refugio de contrabandistas y estraperlistas, principalmente de tabaco. También de los chivatos que controlan a los carabineros.

Su cercanía a la capital y el hecho de que la costa, hasta allí escarpada, se arremanse, la convierte ya a finales del siglo XIX en una zona de baños, a la que acuden las gentes adineradas de Almería, industriales, ingenieros, terratenientes y militares. 

Máximo Cuervo, a la izquierda,
junto a Fraga Iribarne 
Dos de estos últimos, Pablo Clares, pero sobre todo el general Máximo Cuervo (Madrid 1893-1982) son personajes de cierta importancia en la evolución de la ciudad. El primero, comandante retirado y hombre culto, por sus preocupaciones sociales, principalmente por la enseñanza, llegando a presidir la Junta de Instrucción de la provincia.

Por su parte el caso de Cuervo es similar al de “impulsores” similares del desarrollo de otras zonas turísticas peninsulares. Militar franquista, Director de Prisiones en la posguerra, fundador de la Biblioteca de Autores Cristianos y la Editorial Católica, él mismo heredero de amplios terrenos en la localidad, Cuervo consigue, como miembro del Consejo de Estado, que Fraga Iribarne declare  Aguadulce nada menos que primer Centro de Interés Turístico en 1964, adelantándose incluso a Benidorm, una calificación que rendirá al general pingües beneficios económicos y la condición de ilustre de la localidad.

AGUADULCE HOY

Tras una corta estancia, dedicada además al “dolce far niente”, es difícil dar una visión que no sea la de un turistón jubilado que pasea sus carnes ajadas por el paseo marítimo y vermutea en los baretos del puerto náutico, pero sí se percibe en la zona cercana a la línea de mar detalles que la distinguen de otros pueblos costeros. Urbanizaciones de cierto nivel arquitectónico, como la del Palmeral (1968), de Fernando Cassinello, edificios hosteleros en general no muy altos, y una planificación, incluso en la zona interior, donde vive la gente que curra, bastante apañada, con la excepción del hormigón que escala las laderas de los montes aledaños. Los abundantes espacios verdes proporcionan un ambiente tranquilo, que contrasta con el urbanismo desbordado de Roquetas y el paisaje desolador de los invernaderos que la rodean.  

Interior de Ntra. Sra. del Carmen

Quiero detenerme un poco en Cassinello (Almería 1928-1975), no solo porque he leído que fue colega y amigo de Miguel Fisac, pariente de uno de mis abuelos, sino porque es el artífice de gran parte de los edificios y complejos de la primera época de desarrollo turístico de la provincia, como el Gran Hotel Almería (1965) o el citado El Palmeral. También porque fue protagonista en el derrumbe de un edificio almeriense en construcción con el resultado de quince muertos, del que según algunas fuentes fue absuelto y según otras declarado responsable. En cualquier caso ese fue uno de las primeras tragedias del incipiente desarrollismo especulativo ligado al turismo de playa.

Sin salir de Aguadulce, y para acabar, me quiero referir al que considero su edificio más peculiar, la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen (1973), una construcción característica de la singular personalidad de su firmante, el arquitecto Antonio Ortiz Gacto (Córdoba 1941 – 2011), que simultaneó la obra de culto religioso con una pintura de colores y formas explosivas, de abundantes desnudos y referencias “libertinas”. Se trata de un edificio de aspecto espacial, un “Gehry rudimentario” de paredes encaladas y un espacio interior de gran originalidad, porque se estructura como un auditorio con graderío más propio de un teatro que de un templo religioso. De "imsersar" en Aguadulce la iglesia es el único monumento que ningún turista de pro debería eludir.


Y como epílogo musical un hombre de la tierra, Tomatito (Almería 1958), acompañando el humilde puñado de fotos que fui recopilando en nuestra estancia “imsersiva” anual. La canción, “Pa Salinas”, pertenece a su disco “Aguadulce”, publicado en 2004. 



NOTA: el pasado mes de abril el blog batió su récord de visitas, 6.700, impensable cuando se inició con 11 allá por 2012. Eskerrik asko.



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