martes, 12 de agosto de 2025

"Mágico" - Gismonti, Haden, Garbarek

MÁGICO

En alguna crítica jocosa se dice que la mezcla de músico noruego, yanqui y brasileño parecía la más acertada para un chiste, pero aplicados en corresponder al título del cuarto vinilo que traigo al blog este verano, los tres músicos de culturas tan dispares consiguieron en 1979 crear un espacio común lleno de magia, en el sentido más exacto del término.

Grabado aquel año en el mítico sello ECM, “Mágico” agrupaba a tres de los que habrían de convertirse con el tiempo en marca de la casa: el guitarrista y pianista Egberto Gismonti (Carmo 1947), el saxofonista Jan Garbarek (Mysen 1947), y el bajo Charlie Haden (Iowa 1937-2014), que venía de colaborar con uno de los monstruos del free jazz, el saxofonista neoyorquino Ornette Coleman.

El disco empieza fuerte, porque su pieza inicial, “Bailarina”, 14´26´´, ya muestra la belleza de una obra que en su tiempo me provocó verdadera adicción. Compuesta por los cantautores brasileños Geraldo Carneiro y Piry Reis, muestra la combinación instrumental, a mi modo de ver muy equilibrada, que se da a lo largo del vinilo. Aunque es Garbarek quien marca la melodía de la canción, me encanta la sutilidad de los chicos de la cuerda, por más que en el primer tercio se animen a protagonizar un pequeño duelo, que el brasileño resuelve volviendo al tema central con tarareo incorporado, y que sean ellos quienes cierren la pieza con un desvanecido instrumental no menos sutil. En medio un pedazo de canción que vale la pena degustar sin interferencias ni despistes.

El segundo tema de la cara A , “Mágico”, da nombre al disco y está compuesto por Gismonti. Es un tema de una “magia” solo a momentos luminosa, en el seno de un elepé de naturaleza más bien triste. Garbarek lleva la voz cantante con su saxo tenor, siempre acompañado del brasileño, que se luce con un bonito “solo” con ecos de música española para guitarra. Haden sigue ahí, sin que se note, pero sí se nota.

“Silence” abre la cara B del disco y es el único corte compuesto por el norteamericano. Se trata de una pieza lánguida, alguien la definió como “una balada con la elegante austeridad de un coral de Bach”, yo hablaría incluso de réquiem. Con el lentísimo ritmo que marca un Gismonti dedicado aquí al piano, da tiempo al lucimiento de cada uno de sus intérpretes. Petra, la hija de Haden, que dedicó una versión “a capella” tras su muerte, decía que “a medida que la canción avanza, hay una sensación de esperanza”, la misma que marcó la obra de Haden, un tipo comprometido que formó una banda contra la guerra de Vietnam y dedicó discos y canciones a las víctimas de la guerra civil española, el Che, Sandino o  Dolores Ibarruri, La Pasionaria. Pese a que pueda parecer un contrasentido en un blog dedicado a “Mágico” yo me quedo con la versión que Haden compartió con Chet Baker y otros músicos a finales de los ochenta del pasado siglo.

“Spor”, el cuarto corte del disco empieza con el dúo de cuerdas entrando suavemente hasta dar paso a Garbarek, autor de la canción. Se trata de otro tema melancólico con protagonismo alternativo de saxo y guitarra, y un Haden que nuevamente apenas se deja oír.

“Palhaço” es el tema más corto y el que cierra el disco. Es también la pieza más vital del vinilo, con Gismonti, su compositor, de nuevo al piano con instantes de extraordinaria belleza e inspiración. Aun tratándose de una canción que me gusta mucho, hay momentos en que me sobra el saxo demasiado estridente de Garbarek, un músico al que mi amigo Pepe y yo vimos por aquella época en la mítica sala Zeleste de Barcelona. 

El éxito del disco hizo que el grupo repitiera un año después con “Folk songs” y que nada más y nada menos que treinta años más tarde se editara una grabación en directo y aumentada de “Mágico” con el nombre de “Mágico-Carta de amor”, que contiene, entre otras, la canción dedicada a La Pasionaria. 

Además del enlace al original en Spotify (https://open.spotify.com/intl-es/album/2TmLd8hxA3Xgd8mc304bTg?si=q_SvfEpeR3yBMJ5M4jk6qA) acompaño una versión en directo del elepé en el Berliner Jazztage de 1979, que aunque bastante fidedigna altera algo el orden del disco e incorpora improvisaciones de los músicos. También incluyo enlace a la grabación/homenaje de la hija de Haden de la que hablo en el blog. Que lamiak, bruixes, brujas y meigas os acompañen.