jueves, 27 de agosto de 2020

Blog sobre el blog

 BLOG SOBRE EL BLOG

El blog cumplió 8 años en junio. Aquel 29 de junio publiqué “Aitor no para de llorar” (https://charlievedella.blogspot.com/2012/09/aitor-no-para-de-llorar-ese-dia-aitor.html), una especie de crónica personal de la final de la Copa del Rey de fútbol de ese año. Aunque releyéndola me parece la mar de digna solo tuvo 13 visitas, y pese a que se trataba de un canto al orgullo athlético, un amigo me dijo que se me veía el plumero culé. Vaya debut...

Pitada al emérito en la final de copa de 2012
262 entradas y 8 años más tarde, el número total de visitas al blog acaba de alcanzar la cifra de 45.000, con una media de algo más de 170 por entrada. Para mí, que nunca he publicado un libro con más de 1.000 ejemplares de tirada, un auténtico exitazo.


Recuerdo que cuando empecé se hacían múltiples bromas sobre los blogs. Una de ellas venía a decir que entre las cosas que uno tenía que hacer en la vida, las clásicas de plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro, se colaba la de publicar un blog. En mi caso, además de completar el cuarteto, suelo presumir de haber modificado una ley de presupuestos a cuenta de la equiparación de derechos y deberes de ambos padres en los casos de adopción internacional, obviamente con la ayuda de dos compas sindicales y la proposición de ley presentada por grupo de Izquierda Unida de la época.

Creo que la fiebre del blog ha pasado de moda y ahora solo quedamos unas centenas, quizás millares de irreductibles, incapaces de sintetizar una idea en el espacio corto de twitter. De hecho, los twitteros que no se conforman con acertar con dos o tres frases ingeniosas y quieren argumentarlas, acaban recurriendo a hilos interminables de incómoda@ lectura. Así que sigo pensando que el formato del blog es muy adecuado para la manifestación de opiniones.

Hace ya tiempo que otro amigo me dijo que mi blog parecía un diario personal: así es. El blog, como toda escritura de periodicidad corta, tiene mucho de descarga emocional, de desahogo. Una amiga opina que escribo muy duro. Otras, contrariamente, me suelen caracterizar por la tendencia a la nostalgia y a una cierta ternura retrospectiva. Hay quien se sorprende de la aparición del ferretero, el frutero, el artista o el asesino del barrio, pero siempre he sido muy chauvinista de barriada, sea esta Santutxu o el Camp del Grassot. Poco antes del confinamiento otro amigo me confesó que creía que yo era un erudito musical. Cuando le dije que no tenía ni idea de solfeo y que mi pasión por la música no impedía que tuviera que dedicar bastante tiempo a completar la información de las piezas que elegía, casi le extrañó. Y es que hasta algo tan humilde como un blog de unas decenas de líneas requiere un esfuerzo de documentación, y aún así, la cagas más a menudo de lo que cabría desear. Pero para mí eso tiene una doble perspectiva muy gratificante: aprendes y compartes conocimiento.

Suelo tener pocos comentarios en el mismo blog, siempre solidariamente positivos, y bastantes más a través del correo electrónico, el guasap o personalmente. Hay quien demuestra su afecto no faltando nunca a la cita, y aunque sea en dos líneas, comenta la última entrada y algún detalle que alienta a seguir. L@s hay que, generos@s, lo comparten inmediatamente en Facebook. Especialistas en música, deportivos o económicos que me asesoran de cuando en cuando. También recurro a amig@s que me ayudan a traducir canciones o poemas del francés, el inglés o el italiano. No l@s nombro para no olvidar a nadie pero tod@s saben quienes son: l@s amig@s, es decir, la gente por la que vale la pena vivir. De este modo y a través de los años el blog es para mí un lugar de encuentro y ha servido, también, para el reencuentro.

En el terreno de lo efectivo, pocos éxitos. No he conseguido que Ciriaco Párraga cuelgue por fin en el Museo de Bellas Artes de Bilbao (https://charlievedella.blogspot.com/2014/02/reivindicacion-de-ciriaco-parraga-el.html); ni que hayan quitado el nombre de Gabriel Aresti a las calles que traicioneramente le han dedicado, como él pidió (https://charlievedella.blogspot.com/2013/12/el-nombre-de-lascalles-hay-quien.html); ni siquiera parece que la tragedia de Zaldíbar haya afectado electoralmente al señor Urkullu (https://charlievedella.blogspot.com/2020/02/urkullu.html); incluso desterraron la gramola del Kubrick poco después de haberle dedicado una entrada (https://charlievedella.blogspot.com/2019/03/la-gramola-elkubrick-en-la-esquina-del.html). Pero nada se consigue si no se intenta.

Un abrazo colectivo, que esto no acaba aquí.


Para esta especie de balance con agradecimiento colectivo he elegido una maravilla clásica de alegría, también múltiple, que encontré casualmente: “Forêts paisibles”, pasaje de Indes Galantes de Jean-Philippe Rameau (1683-1764), interpretado por Les Arts Florissants, grupo sinfónico y vocal fundado en Caen (Francia), en su cuarenta aniversario. Todo ello buscado, aprendido y compartido...




sábado, 15 de agosto de 2020

Richie Havens

RICHIE HAVENS, EL TIPO QUE ABRIÓ 

EL FESTIVAL DE WOODSTOCK


Siguiendo la costumbre de acercarme a mi vieja colección de vinilos durante los veranos orduñeses, he elegido una vez más un ejemplar casi olvidado, el doble recopilatorio dedicado a Richie Havens (1941-2013) que Polydor lanzó en España con el rimbombante nombre de POP HISTORY Vol. 11.

Por delante de número tan aciago la colección había editado antologías de Jimi Hendrix, Cream, John Mayall, The Who y otros grupos menos conocidos como Taste o The Spotnicks.

Pop History Vol.11
Se trata de una grabación no muy conseguida, Richie Havens no era ni un buen intérprete – la mayor parte de su repertorio eran versiones – ni desde un luego un creador avanzado, así que el disco contiene, principalmente y como tantas otras cosas, un buen puñado de nostalgia.

Eso sí, Richie Havens tuvo sus minutos de gloria. Tal día como hoy, 15 de agosto pero de hace la friolera de 51 años, el músico se subió al escenario e inauguró el mítico festival de Woodstock. Aunque tenía que salir en quinta posición el retraso de la mayoría de músicos, porque las autopistas estaban colapsadas, le llevó a presentarlo y a tocar durante tres horas seguidas, incluso agotando su todavía corto catálogo.

Esa actuación inicial, recogida en el documental estrenado al año siguiente, le convirtió en leyenda y permitió vivir de esas rentas artísticas y un característico rasgueo de guitarra hasta su fallecimiento en 2013.


He elegido una canción de la que no he encontrado vídeo en directo pero me parece una de las más conseguidas de las que conozco, “Shouldn't all the world be dancing” (https://youtu.be/8JJO0KLUR5A), de la banda sonora del film underground “Ciao Manhattan”, y “Freedom” (https://youtu.be/SQ0I0SRW9_U), incorporada al documental del festival.

Solo la primera está en el POP HISTORY VOL.11.