miércoles, 15 de septiembre de 2021

La España saqueada II

 LA ESPAÑA SAQUEADA ( y II)

La tierra no es de la señora de V… A ella sólo le pertenece el agua. 

Cuando el agua sube de nivel crecen sus dominios.” Ilya Ehrenburg


VICTORIANA VILLACHICA MURGOITIO, “LA MARQUESA”

La señora V… a la que Ehrenburg aludía con pudor en el texto de la primera parte de este blog era Victoriana, hija de Luis Villachica, acaudalado latifundista zamorano, y de su sirvienta elorriana, Marta Murgoitio. Este hecho confirma que las migraciones no son uniformes ni permanentes, es decir, que hay comunidades que pueden pasar de emisoras a receptoras de población migrante.

La vida de Victoriana, que solo fue reconocida cuando el padre era casi un anciano sin otra descendencia, es, por otra parte, representativa de la doble vida de los señores de la época, la “españa de charanga y pandereta, cerrado y sacristía, devota de Frascuelo y de María” que cantara Machado.

Mujer de costumbres extrañas, conocida en la comarca como “la marquesa”, título que en realidad no poseía, acabó heredando el patrimonio del padre y construyó una casa en Ribadelago, por encima del lago de Sanabria, donde vivió largas temporadas. Victoriana era odiada por los vecinos del embalse, ya que, siendo propietaria del mismo hasta su publificación durante la república, lo era también de su pesca, que a menudo acababa pudriéndose sin siquiera servir de alimento a las familias de los propios pescadores y lugareños.

LA CATÁSTROFE DE VEGA DE TERA

Se dice que “a perro flaco todo son pulgas” y así fue para las gentes de
Ribadelago, el lugar donde Victoriana ubicó su hacienda. Además de la pobreza y abandono secular de sus gentes, la comarca sufrió a mediados del siglo pasado el único hecho que la puso en un mapa reconocible, la catástrofe del embalse de Vega de Tera.

Fundada por Javier Martín Artajo, ex diputado de la CEDA y hermano de un ministro de Franco, Hidroeléctrica Moncabril pugnaba con Iberduero en el aprovechamiento de la abundancia de agua procedente de antiguos glaciares y una orografía adecuada para crear saltos productores de energía.

Tras una construcción accidentada, salpicada de corruptelas, el embalse colapsaba la noche del 9 de enero de 1959 y una masa de 8 millones de metros cúbicos se desplomaba sobre el pueblo de Ribadelago, acabando con la vida de 144 personas, un cuarto de sus habitantes en aquel momento.

Aunque el perito elegido para evaluar las circunstancias del derrumbe dejó claro que éste se debió a la mala calidad y proyección de los materiales, los responsables acabaron siendo absueltos. Al poco tiempo el generalísimo visitó el lugar, se hizo unas fotos saludando a los supervivientes y dejó su firma en la construcción de un poblado de aspecto andaluz, Ribadelago de Franco, que si bien perdido el apellido aún muestra sus vergüenzas en contraste con la belleza autóctona de La Puebla o San Martín de Castañeda.


LOS EMBALSES DEL DUERO


Los bellos cauces del Duero, el Esla o el Pisuerga son, cuando atraviesan las provincias de Zamora y Salamanca, un rosario de embalses propiedad de Iberdrola, entre ellos dos de los diez más grandes de la península y el que hace unas semanas ha ocupado planas y titulares de prensa: Ricobayo.

Hace unos años pasamos una semana en una casa rural junto a la presa de Saucelle, en los Arribes salmantinos. Solía subir con mi hija pequeña al pueblo más cercano para aprovisionarnos. Era un pueblo pobre, casi deshabitado, con alguna taberna destartalada y un supermercado que parecía un decorado de los años cincuenta del pasado siglo. Solo atravesando el Duero, es decir, a apenas veinte kilómetros, se llegaba a una preciosa villa portuguesa, limpia, moderna, de casas blanqueadas y cierta oferta turística.

Campus de Iberdrola
Siempre se ha visto Portugal como el hermano pobre de la península, y pese a una extensa frontera común, como un país lejano, desconocido e ignorante. La utopía anarquista de una federación de pueblos ibéricos se ve descompensada de este lado de la península, porque según encuestas bastante recientes la mitad de los portugueses y portuguesas sí estarían en ello.

Según he sabido con posterioridad la distancia social a uno y otro lado de la frontera parece deberse a la aportación que las empresas extractoras aportan a los pueblos o zonas cedentes de su riqueza, el agua y la energía eléctrica.

Con datos relativos a 2015, Iberdrola aporta solo 1 de cada cuatro euros de impuestos a la comunidad de la que extrae esa riqueza, Castilla y León, yendo los otros tres a las arcas del País Vasco y más específicamente a la hacienda foral del territorio de Bizkaia.

En cuanto a las ganancias, esas no tienen “patria”. Engordan los bolsillos de sus mayores accionistas, entre estos el Estado de Qatar, con cerca de un 9%, o el omnipresente fondo buitre Blackrock, con más de un 5%, y sirven para construir edificios singulares, como el Campus Iberdrola, en San Agustín del Guadalix o la torre de Bilbao, con la que iniciaba el blog. Por cierto, estas dos comunidades son deficitarias de energía hidroeléctrica: el País Vasco en cerca de un 50% y la Comunidad de Madrid en un super-récord del 95%.


EL DESEMBALSE DE RICOBAYO, LA RUINA DE LOS PUEBLOS


El embalse de Ricobayo se ha hecho fatalmente famoso este verano. De 36 kilómetros de largo y una capacidad de 1.200 hectómetros cúbicos, en su construcción entre 1929 y 1934 llegaron a trabajar 2.600 trabajadores, lo que obligó a crear un poblado hoy casi deshabitado.

Como en toda gran obra de construcción, cuando esta acabó los pueblos pobres siguieron siéndolo y se vieron obligados a reinventarse para sobrevivir. En las últimas décadas, los que descansan en la ribera del embalse de Ricobayo han ido aprovechando el reclamo turístico de su paisaje, con playas, pesca y deporte acuático, y se han convertido en lugar de veraneo, con numerosos restaurantes, chiringuitos, y pequeñas empresas de servicios.

Las expectativas en 2021 se fueron al traste a mediados del mes de agosto,
el embalse desembalsado en agosto

cuando Iberdrola, en plena escalada de precios de la energía, vació el pantano hasta dejarlo en 11,16% de su capacidad, lo que no solo ha llevado al borde de la ruina a pequeñas empresas del entorno, sino que, tal como denuncia Greenpeace, está generando una auténtica catástrofe ecológica y ha dejado incluso sin abastecimiento de agua potable a algunos pueblos de la comarca. Leo hoy mismo que el gobierno de coalición lo va a impedir legalmente a partir de ahora. Que así sea...

La concesión de la presa de Ricobayo a Iberdrola es una demostración del saqueo permanente de las energéticas y de la complacencia y complicidad de los poderes públicos. La caducidad inicial y reversión al Estado se debía producir a los 75 años, es decir, en 2010, pero en 1990 la empresa consiguió una prórroga de otros treinta años utilizando una argucia legal, la presentación de un proyecto de ampliación, Ricobayo 2, que nunca se llevó cabo. No es de extrañar. Mientras la empresa arruina a los pueblos ribereños, saca más 30 millones euros anuales de la explotación del embalse, según datos de El Confidencial. 

Hay que subrayar que el único impuesto que llega a las arcas de esos municipios es el Impuesto de Actividades Económicas, impuesto que, curiosamente, se ha visto reducido este año en un rasgo de generosidad de la Diputación de Zamora, en manos del PP, pasando de un 33 a un 25%. ¿Cuánto paga por ese impuesto la empresa Iberdrola en toda la provincia? Pues poco más de 250.000 euros. Vamos, un chollazo para la empresa y la ruina de esa parte de la "españa saqueada".

Y es que como decía Ehrenburg cuando llegó a estas tierras hace ya casi un siglo: “a los ricos no les sobra jamás el dinero...”


Buscando música y cantantes zamoranos he encontrado una bella simbiosis. La de David Rivas, por lo que he leído prolífico y multipremiado compositor, y una jovencísima cantante, Lucía Gonzalo, en un corto y minimalista fado, esa música triste que salta desde el otro lado del Douro. 


https://youtu.be/PcgFYIyGyG0