lunes, 4 de enero de 2021

El lastre

 EL LASTRE

Persona o cosa que entorpece o detiene algo”

(definición de lastre, según la RAE)

Según datos publicados recientemente por el registro de la Asociación Innovación y Derechos Humanos (https://ihr.world/es/2020/12/17/con-la-depuracion-de-los-maestros-superamos-un-millon-de-registros/), el franquismo tramitó nada menos que 564.269 expedientes de depuración a trabajadores relacionados con la enseñanza. No solo se trataba de catedráticos y profesores, sino también de administrativos, ayudantes y colaboradores. Teniendo en cuenta que cerca de 60.000 profesor@s de la primera enseñanza pública, gratuita, laica, mixta y obligatoria de nuestra historia acabaron efectivamente depurad@s, sea mediante fusilamiento o apartamiento definitivo o temporal, y sustituid@s por gente cuya única solvencia pedagógica era su afinidad al régimen, nos podemos hacer una idea del desastre que pudo suponer para la alfabetización e instrucción de aquellas generaciones, e indirectamente para el desarrollo de la cultura, la ciencia y el progreso hasta nuestros días.

Para nuestra desgracia, la república, con sus errores y sombras, solo fue un pequeño paréntesis en la historia de los pueblos del estado. La educación cayó en gran parte en manos de iletrad@s y/o fanátic@s nacional católic@s, y quienes sobrevivieron y recuperaron su puesto lo hicieron a costa de autocensurarse para pasar desapercibidos. Los que coincidimos con alguno de aquell@s maestr@s recordaremos a personajes cautos, de silencios calculados, que hacían equilibrios para transmitirnos la curiosidad y autonomía de pensamiento que suele acompañar a los valores democráticos.

El doctor Luis Montes

Hace unas semanas una contundente mayoría parlamentaria aprobó el proyecto de Ley Orgánica Reguladora de la Eutanasia, pero el reguero de basura que la aprobación del proyecto de ley ha ido dejando hasta su aprobación forma parte de ese lastre sedimentado durante siglos. En 2005 el médico anestesista y excoordinador de urgencias del Hospital Severo Ochoa de Madrid, Luis Montes, fue acusado por el gobierno de Esperanza Aguirre de la realización de hasta 400 presuntas “sedaciones terminales irregulares”. Para Miguel Ángel Rodríguez, asesor de IDA, la presidenta actual, esas sedaciones fueron auténticos asesinatos a manos de un nazi. Según declaraciones de Luis Montes, cesado fulminantemente, linchado hasta su absolución por personajes como el citado, la acusación, que se llevó por delante a 27 médicos del servicio de urgencias, entre ellos a 7 supervisores, fue un ataque a la línea de flotación de la sanidad pública, una cortina de humo para la construcción con dinero público de ocho hospitales posteriormente privatizados. Luis Montes falleció en abril de 2018 sin que recuperara su puesto, pese a la sentencia favorable de la Audiencia Provincial y otra que condenó al borrachete Rodríguez por “delito continuado de injuria grave”, seguramente una condena que le dio puntos para ocupar su puesto actual. Montes defendía el derecho de las personas a disponer de su propia vida y aunque luchó por la legalización de la eutanasia siempre respetó la legislación del momento.

Otra víctima de la resistencia a un derecho tan simple como el de decidir cómo y cuándo uno muere es Ángel Hernández, que en abril de 2019 ayudó a morir a su esposa, enferma terminal, tras un reiterado e incluso filmado consentimiento. Ángel está a la espera de juicio oral porque la fiscalía le pide 6 meses de prisión por “violencia de género”, manda güevos…, una situación que la nueva ley esperemos deje en dique seco.


Decía Gil de Biedma que “de todas las historias de la historia la más triste sin duda es la de España, porque termina mal”. Un reciente informe del Peterson Institute for International Economics (PIEE) confirma el lastre que arrastramos, la herencia secular del poder entre unas cuantas familias que dominan como una telaraña la iglesia, las finanzas, la administración, la empresa, el ejército y...obviamente la monarquía. Tal como señala el informe, casi el 54% de las grandes fortunas españolas son heredadas, 21 de las primeras 100 desde hace varias generaciones.

Con estos mimbres es comprensible el poco dinamismo de la sociedad española. Cualquier cambio, del tipo que sea, se enfrenta a un muro conservador que hace imposible la escalera social e impide que l@s más capacitad@s estén en igualdad de condiciones. Un país en el que hablar de modelo de estado, derecho de autodeterminación, está simplemente vetado; hay capas de la sociedad que ni siquiera entienden que existan otras lenguas en su territorio, que dan por hecho que el español tiene que ser creyente porque el mundo le hizo así y cree que el ejército no está para defender de eventuales ataques externos, sino de cualquier pretensión de modificar el mapa social. Desde la transición esos sectores se han opuesto al divorcio, el derecho al aborto, el matrimonio homosexual, han puesto palos en las ruedas a la enseñanza pública y la sanidad universal, niegan la existencia de violencia de género y finalmente, solo hace unos días han llamado asesinos a los defensores de la eutanasia. Quién da más? 

Resumiendo: seamos pragmáticos y dejémonos de hostias. Aprovechemos el momento actual y soltemos todo el lastre que podamos. No sabemos cuando tendremos otra oportunidad. 


Aunque no niego su calidad nunca he sido fan de Van Morrison (creo que solo tengo dos discos suyos), pero desde que le vi en un concierto anodino y envarado en el Euskalduna hasta le tenía castigado. Una madrugada de estas la SER ofreció un recopilatorio de sus últimas grabaciones, entre ellas la que junto al organista y trompetista Joey DeFrancesco ha dedicado a versionar obras propias y ajenas, lo que me ha ayudado a perdonarle. Para la reconciliación he escogido esta actuación en el San Francisco Jazz Center.
  


https://youtu.be/-9VPRCSJ6JI