viernes, 1 de mayo de 2020

Burocracia


BUROCRACIA


Suelo poner como ejemplo de la complejidad legislativa y de la necesidad de hacerlo bien, algo que viví en primera persona cuando estaba en activo.

Sede del BOE
Para no aburrir lo simplificaré. Con el fin de ajustar el acceso y reparto de la pensión de viudedad de ex cónyuges separad@s o divorciad@s, en 2007 se modificó la ley general, condicionándolo a que est@s cobraran pensión compensatoria del/la fallecid@. El problema es que el legislador utilizó un gerundio, “siendo”, en vez de un subjuntivo, “sea”.

Un grupo de avispadas abogadas de Vitoria se dieron cuenta del error y protagonizaron decenas de demandas que ganaron en todo el escalón judicial, lo que finalmente obligó a la administración a mover la semántica legislativa y adoptar el subjuntivo para restablecer el fin perseguido. Fin del rollo introductor.

Ligo esto con las dificultades que la administración, no hablo de los gobiernos, hablo de la administración, es decir, de los servicios públicos, sufren desde que se desató la pandemia. Esta ha puesto en la palestra a un colectivo habitualmente denostado, el de los empleados públicos, dándonos cuenta de que a él pertenece el personal sanitario, el de correos, los cuerpos de seguridad, la enseñanza pública, pero también quienes tramitan, resuelven y pagan Ertes y prestaciones sociales.

Y bien, ahora sabemos que el estado español es el quinto por la cola de la UE en porcentaje de funcionarios por cada mil habitantes. Por cierto, un tercio son interinos o temporales, algunos con hasta 35 años de servicios; por cierto de nuevo, en la Administración del Estado el personal laboral perteneciente a la última categoría profesional es mileurista (14.573,86 euros anuales + trienios); por cierto, finalmente, la edad media de ese colectivo está alrededor de los 55 años.

Con pocos recursos humanos – en los últimos días hemos sabido que el Ministerio de Sanidad, es decir, el que está llevando el peso coordinador de la pandemia solo tiene 6.202 empleados públicos entre todos sus organismos, y únicamente 1.044 en su núcleo central – las distintas administraciones se están enfrentando no solo a la falta de medios sanitarios, de protección, etc., sino también a una avalancha de normas que tienen que aplicar sobre la marcha, y ahora enlazo con los primeros párrafos, redactadas bajo presiones múltiples y contra reloj, es decir, con casi inevitables errores y contradicciones.

A efectos comparativos señalaré que en estos cuatro meses el Gobierno del Estado ha publicado en el BOE 370 órdenes ministeriales, 15 reales decretos ley y 491 reales decretos. En el caso de los reales decretos ley se han publicado tantos como los de todo 2019 y ya un 70% en el de los reales decretos.

A quienes desde diversos estamentos peleamos cuando estábamos en activo por la mejora de lo que despectivamente llamamos burocracia nos apena el tiempo perdido: la mengua progresiva de efectivos, su envejecimiento, el aparcamiento de los proyectos eternos de “ventana única” y claridad competencial, de desarrollo del teletrabajo, del repliegue del acercamiento al ciudadano, sustituido por webs no ya poco amables, sino absolutamente laberínticas e incapaces de combinar seguridad y accesibilidad, etc.etc.etc. Recortes, carencias, falta de herramientas que ahora echamos de menos. 

Pero como dicen los colegas de Eragin, un colectivo de jóvenes peleones del País Vasco, en un animoso y ojalá no ingenuo slogan: NO ES LO QUE HAY”.

Ah, me olvidaba, y ¡VIVA EL PRIMERO DE MAYO!



Y para animar otro poco más, un bailable todavía más esperanzador que he pillado por casualidad.