BUROCRACIA
Suelo
poner como ejemplo de la complejidad legislativa y de la necesidad de
hacerlo bien, algo que viví en primera persona cuando estaba en
activo.
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Sede del BOE |
Para
no aburrir lo simplificaré. Con el fin de ajustar el acceso y
reparto de la pensión de viudedad de ex cónyuges separad@s
o divorciad@s, en 2007 se
modificó la ley general, condicionándolo a que est@s
cobraran pensión compensatoria del/la fallecid@.
El problema es que el legislador utilizó un gerundio, “siendo”,
en vez de un subjuntivo, “sea”.
Un
grupo de avispadas abogadas de Vitoria se dieron cuenta del error y
protagonizaron decenas de demandas que ganaron en todo el escalón
judicial, lo que finalmente obligó a la administración a mover la
semántica legislativa y adoptar el subjuntivo para restablecer el fin perseguido. Fin del rollo
introductor.
Ligo
esto con las dificultades que la administración, no hablo de los
gobiernos, hablo de la administración, es decir, de los servicios
públicos, sufren desde que se desató la pandemia. Esta ha puesto en
la palestra a un colectivo habitualmente denostado, el de los
empleados públicos, dándonos cuenta de que a él pertenece el
personal sanitario, el de correos, los cuerpos de seguridad, la
enseñanza pública, pero también quienes tramitan, resuelven y pagan Ertes y prestaciones sociales.

Con
pocos recursos humanos – en los últimos días hemos sabido que el
Ministerio de Sanidad, es decir, el que está llevando el peso
coordinador de la pandemia solo tiene 6.202 empleados públicos
entre todos sus organismos, y únicamente 1.044 en su núcleo central
– las distintas administraciones se están enfrentando no solo a la
falta de medios sanitarios, de protección, etc., sino también a una
avalancha de normas que tienen que aplicar sobre la marcha, y ahora
enlazo con los primeros párrafos, redactadas bajo presiones
múltiples y contra reloj, es decir, con casi inevitables errores y
contradicciones.
A
efectos comparativos señalaré que en estos cuatro meses el Gobierno
del Estado ha publicado en el BOE 370 órdenes ministeriales, 15 reales
decretos ley y 491 reales decretos. En el caso de los reales decretos
ley se han publicado tantos como los de todo 2019 y ya un 70% en el
de los reales decretos.
A
quienes desde diversos estamentos peleamos cuando estábamos en
activo por la mejora de lo que despectivamente llamamos burocracia
nos apena el tiempo perdido: la mengua progresiva de efectivos, su
envejecimiento, el aparcamiento de los proyectos eternos de “ventana
única” y claridad competencial, de desarrollo del teletrabajo, del
repliegue del acercamiento al ciudadano, sustituido por webs no ya
poco amables, sino absolutamente laberínticas e incapaces de
combinar seguridad y accesibilidad, etc.etc.etc. Recortes,
carencias, falta de herramientas que ahora echamos de menos.
Pero
como dicen los colegas de Eragin, un colectivo de jóvenes peleones
del País Vasco, en un animoso y ojalá no ingenuo slogan: “NO ES
LO QUE HAY”.
Ah, me olvidaba, y ¡VIVA EL PRIMERO DE MAYO!
Ah, me olvidaba, y ¡VIVA EL PRIMERO DE MAYO!
Y para animar otro poco más, un bailable todavía más esperanzador que he pillado por casualidad.