LIBERTAD DE
EXPRESIÓN
Hace
unas semanas tuve ocasión de ver el documental (“Gas the arabs”)
que ha ganado el Goya 2019 en su versión de cortometraje (“Gaza”).
Como fue una visión casi familiar, con uno de los directores, Julio
Pérez del Campo, dispuesto a explicarnos los avatares de su
realización, no solo “padecimos” la crudeza de unas imágenes
que te sumergen en la ruina metáforica y real en la que el estado de
Israel tiene sumida a la franja de Gaza, también conocimos de
primera mano que la larga mano del lobby sionista pretende que eso,
además, no se sepa.
Para
empezar, Julio no entró en Gaza en calidad de documentalista, sino
como biólogo, su profesión original. Cuando salió del país
llevaba un trabajo aparente, fotos de huertas, parajes rurales,
etcétera, y otro real, horas de metraje oculto que transformó en
una película que no describe, únicamente expone imágenes de la
barbarie que se está produciendo en la zona.
Viendo en el documental las atrocidades cometidas por el estado de Israel, uno entiende lo que el director nos explicó al
acabar, a saber, la inicial grabación clandestina y la persecución
posterior del film, que incluyó anulaciones de su programación en
casi todos los festivales internacionales, las amenazas a los
distribuidores (un cierto número mantuvo su dignidad y la proyectó) el silencio de las cadenas televisivas tras la concesión
del premio (solo se pasó en las de Castilla La Mancha e Illes
Balears, eso sí, a horas intempestivas) y la prohibición expresa del arzobispado de Madrid a que se proyectara en la parroquia de San Carlos Borromeo (https://www.elconfidencial.com/cultura/cine/premios-goya/2019-02-01/documental-gaza-iglesia-documental-prohibicio_1798402/).
La
libertad de expresión no existe en las dictaduras. Si un periodista
o un artista se pasa un pelo se le liquida y punto (caso
Khashoggi – Arabia Saudí, por poner un ejemplo, hay cientos), pero de la que
presumen los países democráticos se hace puré cuando las potencias
colonizadoras (Israel es una estado en expansión a base de colonos
que usurpan territorios a la fuerza) y los poderes económicos persiguen, prohiben o extorsionan cualquier expresión crítica.
Es
curioso y alentador que Julio Pérez del Campo se mostrara
esperanzado en el coloquio. Supongo que es porque una persona
luchadora no se puede permitir ser pesimista.
Enlaces
para ver la película en Youtube:
Además
de los enlaces a las tres partes de la película, he incluido la
valiente dedicatoria de Julio, en la entrega de su Goya, y música palestina, de la que me declaro analfabeto y he tenido que
improvisar al redactar el blog. Espero haber acertado con un corte de
la actuación en el Olimpya de tres hermanos laudistas llamado Trío
Joubran.
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