DIGNIDAD
En
la huelga anterior nos habían pegado un revolcón, de modo que Aznar
no se cortó y volvió a congelar los salarios de los empleados
públicos. No solo no habíamos conseguido llenar la sala de la
asamblea, sino que el personal estaba desanimado y la mayoría de las
intervenciones eran pesimistas. En aquel ambiente desolador una
compañera apeló a la dignidad de los trabajadores y trabajadoras
con palabras de contenido ético. Poco después, otro trabajador le
contestaba que eso de la dignidad estaba muy bien pero que cuando iba
a la pescadería o la frutería le pedían dinero, no dignidad, y que
una huelga sin resultados era perder una parte de la nómina a cambio
de nada. Para nuestro desconsuelo el compa se llevó una cerrada
ovación y pocos días después la huelga se ventiló con una nueva
derrota.

En
aquellos tiempos solíamos desfilar detrás de una pancarta que
exigía salarios dignos, ahora, años después, nos colocamos frente
a una pancarta para reivindicar pensiones dignas, pero ¿qué es la
dignidad? ¿Qué distingue lo digno de lo indigno?
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entrada de la benefactora o Colonia Dignidad |
Pues
bien, este verano he leído una de las novelas que Xabier Zabalo ha
escrito sobre su experiencia en la actual República Democrática del
Congo, más en concreto en su capital Kinsasa. La novela se subtitula
“la hora de la gente honrada aún no ha llegado” y describe un
universo de manguis, delatores y funcionarios corruptos, vamos, de
gente indigna, que o humilla o se deja humillar. No hay en ese
universo devastado ni una persona honrada, ¿sinónimo de digna?
No
creo que pueda haber dignidad ni honradez allí donde las personas no
pueden ir a la pescadería o a la frutería sin otro objetivo que
salir corriendo con una pescadilla o un manojo de plátanos, allí
donde la subsistencia tiene prioridad sobre la ética, pero sí entre
quienes podemos permitirnos el lujo de ni humillar ni dejarnos
humillar.
En
todo caso parece que la palabra dignidad es, como tantas otras, un
concepto demasiado abstracto y por tanto interpretable. En 1961 un
nazi prófugo, Paul Schäfer, fundó en Chile la llamada Colonia
Dignidad, un asentamiento pseudo-religioso que acabó siendo
condenado por pederastia y tráfico de armas, además de convertido
durante la dictadura de Pinochet en centro de detención y tortura.
Este verano he rescatado un CD de música sokous (rumba congoleña) que grabé hace unos años, y aquí viene que ni pripintado un corte de Bakolo Music International, lo que queda de la que fundara Papa Wendo (1925-2008) en los años cincuenta del pasado siglo (Victoria Bakolo Miziki)