martes, 17 de mayo de 2016

UN POEMA DE ALFONSO PASCAL


Alfonso Pascual Ros (Iruña 1965) ganó en 2014 el XXX Premio Jaén de Poesía con un poemario dedicado al segundo de sus hijos, Pedro (“Cuaderno para Pedro – Un día de estos se nos va a morir Juan Gelman”). Ya lo había hecho con el primero de ellos, Miguel, en 2008 (“Cuaderno para Miguel – Oteizas”). Ambos son, pues, libros complementarios con segundas referencias, el poeta argentino Juan Gelman y el arquitecto vasco, Jorge de Oteiza.


Lo he leído con cierto retraso alentado por una crítica bondadosa y la verdad es que, pese a que o quizás porque se trata de una poesía que me es formalmente lejana, me ha sorprendido, lo que ya es…

Con una temática pelín endogámica a mi gusto, centrada en el oficio propio, el de poeta, Pascal hace uso del anacronismo para conversar o apelar al citado Gelman, Cernuda, Labordeta, Carver o Bukowski, entre otros…con un estilo sarcástico que come de todos ellos.

Recurro a este poema porque, además de bueno, me parece representativo de un punto de vista sobre la poesía, evidentemente terrenal, que comparto. Para interesados, el libro está publicado por Hiperión y es baratito.

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Poeta de provincias con paisaje de constable al fondo
sigue las instrucciones de un manual del buen poeta

Mira que no hay manera, Pedro, 
de entusiasmarme con amaneceres, 
puedes testificarlo, hijo, 
que llevo una semana como liebre 
saltando de la cama hacia las cuatro 
armado con el lápiz y el cuaderno, 
llegar de noche al campo y esperar 
que salga el sol. Hasta he probado 
sentarme junto a un río como dicen 
con rumor de fontanas, escuchar 
el canto de los pájaros, 
mover los cangilones, 
desnudarme y tumbarme boca arriba 
para entrar en contacto con la tierra, 
ver pasar las ovejas por el fondo 
soñando mientras tanto en amoríos, 
en tu madre también, que no hay manera 
de entrar en comunión con el paisaje. 
He probado a cambiarme de cuaderno 
y de marca de lápiz, la tonsura, 
a recoger frambuesas, nomeolvides, 
contar versos de once con los dedos, 
recitar poesía pastoril 
mientras escucho a Mozart 
y las Cuatro Estaciones de Vivaldi, 
doblarme en las posturas y ejercicios 
de las respiraciones básicas, 
el loto y las flexiones espinales. 
Desisto, hijo, lo dejo, ser poeta 
se escapa de mi alcance. No he ganado 
más que para pinchazos, pulmonías 
y para que tu madre 
me espere en el salón más que enfadada, 
que a ver qué explicación y que a estas horas, 
y padre de familia, tú de dónde, 
con la ropa empapada y sin zapatos, 
qué ejemplo tú para tus hijos, 
abierta la bragueta, oliendo a flores. 

martes, 10 de mayo de 2016

Autocares

PARADA DE AUTOCARES

Frente al centro en el que he trabajado los últimos diecisiete años en la Gran Vía de Bilbao suelen hacer parada autocares de última generación que dan servicio a algunos de los colegios privados con más pedigrí de la comarca. No hay que olvidar que la Gran Vía es una de las cinco calles más caras del reino y esos autocares no se cortan un pelo e invaden la parada de autobús de los mortales.

He solido coincidir con sus horarios matinales y a veces con los vespertinos, y nunca he llegado a acostumbrarme. A la entrega o espera de los alumnos, un grupo de latinas, varias madres de aspecto juvenil y elegante, y uno o dos padres, nunca más. Veo a los niños de un uniforme clásico de americana azul luciendo el escudo del colegio, corbata haciendo juego y pantalón gris corto. En uno de ellos niños y niñas de corta edad gastan una gorra de jinete un tanto estrafalaria, pero no sé por qué extraña genética son generalmente rubi@s y guap@s. No creo que canten “carrascales” ni otro tipo de piezas chuscas o subidas de tono mientras viajan a colegios situados en lugares lejanos, normalmente bellos parajes alejados del bullicio urbano; quizás canciones o himnos en lenguas extranjeras…

Algunas mañanas he observado a los más díscolos sentados en el bordillo de la acera fumando. Se han desabotonado  la camisa y aligerado el nudo de la corbata. Cuando se acerca el verano, a mediodía, las adolescentes se arremangan las faldas y la camisa del uniforme y lucen como “lolitas” en las campas del parque cercano. Imagino a estos chicos y chicas rebeldes dilapidando patrimonio en las discotecas de Eivissa, mientras la mayoría del alumnado, siempre formal, crea offshores en Panamá y dirige los centros del poder industrial, financiero y político del país en años venideros. 

La parada es una metáfora, el punto de partida de un viaje diario que conduce a un determinado proyecto de futuro. Como decían Los Secretos: “Todo sigue igual”.





miércoles, 4 de mayo de 2016

EN LA MUERTE DE GIANMARIA TESTA

Me acabo de enterar por casualidad de la muerte del cantautor Gianmaria Testa el pasado  30 de marzo, y me alegro de haberle dedicado un espacio en el blog en un momento más feliz, octubre de 2013, creo que una noche de luna llena (http://charlievedella.blogspot.com.es/2013/10/biancaluna-de-gianmaria-testa-en-directo.html).

Dedicado desde la publicación de “De questa parte del mare” en 2006 a divulgar la tragedia de las migraciones contemporáneas mediante bellísimas canciones, era un hombre humilde, discreto y, calificativo casi unánime, básicamente bueno. Su muerte, como su obra, ha pasado desapercibida en nuestro país. Nunca es tarde... 



Seminatori di grano
sono arrivati che faceva giorno
uomini e donne all'altipiano
col passo lento, silenzioso, accorto
dei seminatori di grano
e hanno cercato quello che non c'era
fra la discarica e la ferrovia
e hanno cercato quello che non c'era
dietro i binocoli della polizia
e hanno piegato le mani e gli occhi al vento
prima di andare via
fino alla strada e con la notte intorno
sono arrivati dall'altipiano
uomini e donne con lo sguardo assorto
dei seminatori di grano
e hanno lasciato quello che non c'era
alla discarica e alla ferrovia
e hanno lasciato quello che non c'era
agli occhi liquidi della polizia
e hanno disteso le mani contro il vento
che li portava via


Sembradores de trigo
han llegado cuando empieza el día
Hombres y mujeres al altiplano
con el paso lento, silencioso, cauto
de los sembradores de trigo
Y han buscado lo que no era
entre el vertedero y el ferrocarril
e intentado lo que no era
detrás de los prismáticos de la policía
y plegado las manos y los ojos al viento
antes de salir
a la carretera rodeados por la noche
Han llegado al altiplano
hombres y mujeres con la mirada absorta
de los sembradores de trigo
y han dejado lo que no era
entre el vertedero y el ferrocarril
y han dejado lo que no era
en los ojos líquidos de la policía
y  extendido sus manos contra el viento
que los conduce

martes, 26 de abril de 2016

Marsé, "Tito ubicuo"

“TITO UBICUO”, EL RELATO 
QUE JUAN MARSÉ NUNCA ESCRIBIÓ


Si todos los españolitos y españolitas que dicen o decían haber vivido el París del 68 hubieran participado realmente en la revuelta, superarían al número de franceses y quizás desequilibrado la balanza a su favor. Quienes presumen de haber asistido al mítico concierto de los Rolling Stones en el verano de 1982 son tantos que hubieran llenado varias veces el estadio Vicente Calderón. También los hay a millares que dicen haber corrido delante de los toros por la calle Estafeta, leído el Ulises de Joyce o acostado con Ava Gardner. 

Tito, el de la derecha, con varios dirigentes
de las Brigadas Internacionales
Parece que entre los republicanos barceloneses también fue motivo de farde haber conocido a Josip Broz Tito, entonces combatiente en las Brigadas Internacionales, y más adelante héroe de la resistencia antifascista y líder de la que fue República Federal Socialista de Yugoeslavia. Entre aquellos los padres adoptivos de Juan Marsé, tal como éste relató años más tarde:
“Mis padres contaban que Tito había estado en su casa. Yo soy muy escéptico en esto. Porque esa misma historia se la he oído contar a bastantes personas. Fue algo así como una fantasmada que empezó a circular y resultaba que todo el mundo había tenido a Tito en su casa. Es cierto que la gente de las Brigadas Internacionales andaba por muchas casas comiendo y durmiendo, pero de ahí  a que Tito estuviera en tantas casas…Simplemente, no puede ser. Era una forma de alardear. Hubo un tiempo en que tuve la intención de escribir un cuento que se titulase “Tito ubicuo”.”

Lo curioso es que ni siquiera se ha podido verificar la estancia de Tito en la Guerra Civil, un hecho que él mismo desmintió en una entrevista a la revista Life (“Nunca luché en España, una sola vez visité España y pasé un solo día en Madrid”), aunque otras fuentes lo sitúan El Viso de Madrid, Alcalá de Henares, Pozoblanco, Albacete, y desde luego Barcelona, ciudad en la que incluso se le asigna un domicilio concreto, el número 428 de la Diagonal.  Sí está confirmado que dirigió el alistamiento de voluntarios en Francis y  Suiza. Pues eso, “Tito ubicuo”.

He encontrado esta canción de un cantante de folk irlandés, Christy Moore, “Viva la quinta brigada”, en la que nombra a varios combatientes que sí participaron en las Brigadas Internacionales. Es una bonita pieza y un vídeo emocionante. 




jueves, 14 de abril de 2016

MUJERES POETAS DE LA GENERACIÓN BEAT


A raíz de una conferencia celebrada en 1994 Gregory Corso, uno de los poetas/machos de la generación beat, decía que también “hubo mujeres, estaban allí, yo las conocí, sus familias las encerraron en manicomios, se las sometía a tratamientos por electrochoque. En los años 50 si eras hombre podías ser rebelde, pero si eras mujer tu familia te encerraba. Hubo casos, yo los conocí. Algún día alguien escribirá sobre ellas”.

Annalisa Marí ha cumplido la apuesta y recopilado, seleccionado y traducido la obra de 10 poetas pertenecientes a esa generación en un libro publicado por Bartleby Editores.

Estas 10 mujeres, algunas emparejadas más o menos coyunturalmente con los gurús de la generación,  Fritsch, Orlovsky, Ginsberg, a los que lanzan dardos envenenados en algunos de sus poemas, muestran a través de la antología su capacidad literaria, su atrevimiento y, en algunos casos, parte de la tragedia que las persiguió por el mero hecho de ser mujeres: Denise Levertov conoció la cárcel; Lenore Kandel acabó sus días en una silla de ruedas, tras un accidente de moto viajando con su marido, miembro de los Hells Angels; Elise Cowen se tiró por una ventana a los 29 años después de darse una vuelta por varios hospitales psiquiátricos; Janine Pommy  enviudó a los 20 años de edad del pintor peruano Fernando Vega, muerto de sobredosis de heroína.

Ginsberg, Waldman y Corso
Casi todas fueron activistas políticas, flirtearon en algún momento con las drogas y el budismo zen; compartieron amantes de uno u otro sexo; y practicaron y practican (hay supervivientes) una poesía peleona y atrevida, sin puntos, mayúsculas, con lecturas paralelas, siempre apegada a su condición de mujeres.

Como siempre que dedico una entrada a la poesía he aventurado una pequeña selección para hacer boca. Que lo que hay que hacer es comprar el libro, joder!!!

“…siempre he sido a la vez
tan mujer como para derramar lágrimas de emoción
y tan hombre 
como para conducir mi coche en cualquier dirección”
(de “Conducción temeraria” – Hettie Jones)

“Quise un coño de placer dorado
más puro que la heroína
para honrarte…”
(de “Quise un coño de placer dorado” – Elise Cowen)

“¿Cómo perdonarte esta sangre
que no había de fluir de nuevo, si no fijarse feliz en mi vientre
para crecer y hacerse hijo?
(de “Menstruación, septiembre 1964” – Diane di Prima)

“…te amo/ amo tu polla en mi mano
se agita como un pájaro
entre mis dedos
mientras te hinchas y endureces en mi mano
desflorando mis dedos
con tu fuerza rígida
eres hermoso / eres hermoso
eres cien veces hermoso…”
(de Poema Dios/amor” – Lenore Kandel)

“…No seas tan cobarde e indulgente luego
No te preocupes por lo que piensa todo el mundo
No te preocupes por lo que piensa todo el mundo
Sobre ti
No hay nadie más inteligente ni más iluminado ni más famoso
Por el amor de dios Allen, súbete los pantalones tan holgados…”
(de “Algunas líneas para un amigo famoso” – Anne Waldman)

“…Esto es periódico
Llega con la luna llena
Dejadme aullarle a la noche
Que ningún hombre me toque…”
(de “La grieta del mundo” – Anne Waldman)

“…Anne se ha vuelto loca, está hecha un desastre, es inútil
Está ausente, no hay nada que hacer
Golpea su tambor
Golpea su tambor en el templo interior
Al sonido del tambor ella repite
“Buda, Buda”
Es la melodía más dulce.”
(de “A la manera de Mirabai” – Anne Waldman)

“… pero oh          yo no soy cristo
bendiciendo a mis verdugos
no soy buda       no soy santa
tampoco poseo esa fuerza incandescente
de la fe iluminada…”
(de “Poema para tiranos” – Lenore Kandel)

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Como se nombra a Odetta en uno de los poemas del libro, qué mejor para musicar el texto que su apasionada interpretación de “The house of the rising sun” (La casa del sol naciente), una de las canciones más versionadas y, según la revista Rolling Stone, entre las 500 más bellas de todos los tiempos.

miércoles, 30 de marzo de 2016

ESCALERAS

ESCALERAS

Nací en una ciudad que asocia la palabra escalera a un ámbito vecinal, reducido y cercano.  La escalera es un lugar de tránsito y encuentro entre personas que comparten un mismo espacio, el edificio, y por esa razón ha servido a menudo para retratar microcosmos ficticios. Los ejemplos son tan numerosos como dispares, desde un referente teatral como “Historia de una escalera”, de Buero Vallejo, hasta la irreverente y cañí “La que se avecina”, pasando por tantas y tantas obras de diversa calidad y condición.

Las escaleras vecinales tienen un color y un olor característico que las hace material de nuestros sueños. Sus habitantes forman parte de nuestra biografía. Algunos tienen la llave de casa,  nos han oído gritar y gozar, nos han surtido de sal, huevos, un limón…conocen parte de nuestras glorias y derrotas.

Escalera de los Maristas de Iturribide
Para pasar a un terreno más físico, he conocido escaleras de variedad social y material.  Algunas lucen una decoración elegante, a veces recargada, con molduras, cuadros, plantas, asientos. Sus escalones están hechos de materiales nobles, mármol, madera, o torpes sucedáneos. Tienen un olor políticamente correcto, o sea, a casi nada, o a la fritanga característica de los barrios humildes, o a la maría secándose en las casas con jóvenes hedonistas. Las escaleras viejas, como lo fue la de mi abuela materna antes de que reformaran el edificio y pusieran ascensor, tienen los escalones ollados de tanto pisarlas y fregarlas con líquidos corrosivos.

Me alegra comprobar que hay niños que todavía juegan a subir las escaleras de dos en dos para llegar antes que el ascensor, que saltan los tramos apoyándose en pared y barandilla o usan ésta como un tobogán infinito, y que aún hay parejas que pelan la pava y se besan tierna o apasionadamente en la entrada y los rellanos.  

Hasta aquí las escaleras privadas, pero hablemos de las públicas. Ya lo hice en su momento de los ascensores de Bilbao, y aproveché los cuadros surrealistas de Lazkano para acicalar el blog, pero no de las numerosas escaleras que me llamaron la atención cuando vine a vivir a esta ciudad, hace ya 30 años. Bilbao era y es una ciudad plagada de escaleras públicas, normalmente entre su ensanche y los barrios que crecieron en la posguerra , en laderas, pendientes, lomas y colinas. Se trataba por norma general de estructuras  asépticas, de puro hormigón, sin barandillas, quebradas, agrietadas y llenas de verdín, porque nacían como daños colaterales de un urbanismo desordenado. 

Hemingway en los sanfermines de 1959 
Al verme rodeado de escaleras que comunicaban calles, edificios, barrios, vaguadas,  pensé que merecían un libro fotográfico; que algún profesional las retratara y diera un cierto orden estético. Recordé entonces que hacía años, su mujer, con la que yo trabajaba, me había presentado  a Julio Ubiña. Supongo que a la mayoría ese nombre no os dice nada. Yo supe entonces que era un fotógrafo más o menos conocido, pero no hasta el punto de ser uno de los referentes de la época. Ni mucho menos que era uno de los fotógrafos de Carmen Amaya, y el que había inmortalizado a Heminway en los sanfermines de 1959. Julio era un tipo afable, muy cercano a la gente joven, y recuerdo que en uno de las pocas conversaciones que mantuvimos me pidió que le propusiera algún tema. La idea de un álbum con retratos de barmans y camareros de Barcelona, que yo imaginaba con textos míos, nunca se llegó a realizar. Por lo menos ni él ni yo lo llevamos a cabo, pero siempre que pienso en el inmenso campo fotográfico que ofrecen las escaleras de Bilbao me acuerdo de él, que supe falleció relativamente joven en 1988.

Calzadas de Mallona
El tiempo las ha ido adecentando, dotándolas de barandillas, iluminándolas, mecanizándolas o complementándolas con rampas y ascensores, no siempre acertadamente, pero es lo que hay. Una de las más cool, la que baja desde la explanada del  Guggenheim  a la ría, ha sido apodada como la escalera de los cojos, pues ese es el efecto que produce su huella desproporcionada, quizás un capricho de Frank Gehry;  otra, una de las primeras que conocí, tiene un puntito blade runner cuando la iluminan de noche, la de los Maristas de la calle Iturribide; y la que toda la vida se ha llamado así, “escaleras de Solokoetxe”, combina rampa y escalinata, e iluminada es una bella combinación de modernidad y ambiente de barrio.

Pero en esta mi ciudad de adopción, yo me quedo no con una escalera, sino con una calzada paralela, la desaprovechada y poco conocida (a lo mejor  es lo que hace que conserve su sabor natural) de Mallona, que nos permite descender desde el cementerio de Begoña a la plaza de Unamuno por adoquines centenarios.

De acompañamiento musical una canción de casa de barrio pobre; “Cuando la pobreza entra por la puerta”, de El último de la fila.



viernes, 18 de marzo de 2016

Paolo Fresu

PAOLO FRESU INTERPRETA A MONTEVERDI


Traigo por segunda vez al blog a Paolo Fresu, y uno  no se cansa…, aprovechando que acaba de publicar Mare Nostrum II, otra vez al lado de Richard Galliano y Jan Lundgren. Este disco incluye una nueva versión del madrigal de Monteverdi, “Si dolce è il tormento”. Sobran los adjetivos… 

En Youtube solo he encontrado la que interpretó junto al pianista Uri Caine hace unos años. No importa. También vale la pena. Y para escuchar todo Mare Nostrum II: https://open.spotify.com/album/4o01vFPQ9LRl5BkE7MutEQ. 

Ahora que los más viejos podemos recordar el tiempo en que la semana santa era un espacio para meditación obligada, belleza laica de inspiración divina. Que nadie se prive.


Claudio Giovanni Monteverdi (Cremona, 15 de mayo de 1567 - Venecia, 29 de noviembre de 1643) compositor, gambista y cantante compuso “Si dolce è l tormento” en 1624, un madrigal integrado en Quarto scherzo delle ariose vaghezze.  




Si dolce è’l tormento / Es tan dulce el tormento
Ch’in seno mi sta, / que tengo en mi pecho,
Ch’io vivo contento / que vivo contento
Per cruda beltà. / por una beldad cruel.
Nel ciel di bellezza /En el cielo de la belleza
S’accreschi fierezza / aumenta la fiereza
Et manchi pietà: / y falta la piedad:
Che sempre qual scoglio / Que siempre cual roca
All’onda d’orgoglio / a la ola de su orgullo
Mia fede sarà. / mi fe estará.
La speme fallace / La falsa esperanza
Rivolgam’ il piè. / me revuelve.
Diletto ne pace / Ni alegría ni paz
Non scendano a me. / descienden a mí.
E l’empia ch’adoro / Y la impía a la que adoro
Mi nieghi ristoro / me niega el consuelo
Di buona mercè: / de buena merced:
Tra doglia infinita, / Entre dolores infinitos,
Tra speme tradita / entre la esperanza traicionada
Vivrà la mia fè. / vivirá mi fe.
Per foco e per gelo / Por fuego o por hielo
Riposo non hò. / no tengo reposo.
Nel porto del Cielo / A la puerta del Cielo
Riposo haverò. / reposo tendré.
Se colpo mortale / Si el golpe mortal
Con rigido strale / de una rígida flecha
Il cor m’impiagò, / me hiere el corazón,
Cangiando mia sorte / cambiando mi suerte
Col dardo di morte / con dardo de muerte
Il cor sanerò. / el corazón sanará.

lunes, 7 de marzo de 2016

UN POEMA DE LISEL MUELLER PARA EL 8 DE MARZO

No soy amigo de festividades y efemérides, y si hay que celebrarlas prefiero hacerlo con cautela, pero en este caso es el poema, "Vivir juntos" de Lisel Mueller, que he releído hace unos días, el que merece sin duda una celebración, así que, qué mejor que hacerlo el 8 de marzo...  Zorionak, felicitats, felicidades, chicas!!!

Vivir juntos

Hablando de maravillas, vivo 
junto contigo, cuando podría haber vivido
con otro cualquiera,
cuando podría haber sido la mujer de Abelardo
o la fulana de un papa del Renacimiento
o la esposa de un campesino sin comida suficiente
ni suficiente amor, mis niños
muertos por la plaga. Podría haber dormido
en una alcoba cerca del hombre
de la nariz dorada que apunta
a las estrellas,
o haber cosido una bandera estrellada
para un general con dientes de madera.
Podría haber sido la Pocahontas ejemplar
o una mujer sin nombre
llorando en la cama del Amo
por mi marido, cambiada por una mula,
hija mía, perdida en una apuesta borracha.
Podría haber sido amarrada al palo de un tótem
para apaciguar a un dios vengativo
o abandonada, niña sin provecho,
a la muerte en el acantilado. Me gusta pensar
que podría haber sido Mary Shelley
enamorada del ángel insidioso,
o la amiga de Mary. Podría haber sido tú.
Este poema no tiene fin, las probabilidades 
    en contra nuestra son interminables,
nuestras oportunidades de vivir juntos
estadísticamente inexistentes;
aún así lo hemos hecho, vivir en un tiempo
en que racionalistas de ajustados sombreros
y destocados Testigos de Jehová
están de acuerdo en casi todo,
vivir con nuestros niños vivaces
quienes —para los interminables si—
podrían haberse perdido el vivir
juntos con maravillas y locuras
y anhelos y engaños y deseos
y error y humor y compasión
y viajes y voces y rostros
y colores y veranos y mañanas
y conocimiento y lágrimas y azar.



Alive Together

Speaking of marvels, I am alive
together with you, when I might have been
alive with anyone under the sun,
when I might have been Abelard's woman
or the whore of a Renaissance pop
or a peasant wife with not enough food
and not enough love, with my children
dead of the plague. I might have slept
in an alcove next to the man
with the golden nose, who poked it
into the business of stars,
or sewn a starry flag
for a general with wooden teeth.
I might have been the exemplary Pocahontas
or a woman without a name
weeping in Master's bed
for my husband, exchanged for a mule,
my daughter, lost in a drunken bet.
I might have been stretched on a totem pole
to appease a vindictive god
or left, a useless girl-child,
to die on a cliff. I like to think
I might have been Mary Shelley
in love with a wrong-headed angel,
or Mary's friend. I might have been you.
This poem is endless, the odds against us are endless,
our chances of being alive together
statistically nonexistent;
still we have made it, alive in a time
when rationalists in square hats
and hatless Jehovah's Witnesses
agree it is almost over,
alive with our lively children
who--but for endless ifs--
might have missed out on being alive
together with marvels and follies
and longings and lies and wishes
and error and humor and mercy
and journeys and voices and faces
and colors and summers and mornings
and knowledge and tears and chance.


Lisel Mueller: nacida en Hamburgo en 1924,  emigró a USA a los 15 años, donde ha desarrollado su carrera de escritora. Ganó el el premio nacional al mejor libro de los Estados Unidos en 1981 y el Premio Pulitzer de poesía en 1997.

La canción es vieja, pero a mi sigue pareciendo estupenda: “Nosaltres les dones” (“Nosotras las mujeres”) de María del Mar Bonet: https://open.spotify.com/track/4zoz82rM77EcalKPU1PjgD

jueves, 3 de marzo de 2016

ALICIA B. PASTORE, ENHEBRANDO BELLEZA

Durante los dos últimos años he dedicado algunas entradas a poesía hecha por mujeres, Estela Guerra, Inger Christensen, Wistawa Szymborska… Tengo pendiente una sobre las mujeres de la generación beat, a raíz de la publicación de un libro recopilatorio, y no podía dejar más tiempo sin hablar de “Enhebrados”, de Alicia B. Pastore.

Con la distancia que uno debe tomar con la información que viene de las redes sociales no creo equivocarme si defino a Alicia Pastore como bonaerense militante, mujer comprometida y agitadora cultural,  con una actividad literaria y divulgadora que a mí, ya se lo he comentado en algún chat, me da envidia, porque es tan frenética que cuesta seguir.
Enhebrados en la calle Buenos Aires de Bilbao

A inicios del pasado verano Alicia me envió “Enhebrados”, y yo paseé el libro por Bilbao, en correspondencia a sus fotos de mi último poemario frente a la Casa Rosada y el Obelisco, pero he tardado en dedicarle unas líneas por la dificultad y atención que se merece. 

Digo dificultad porque siempre me da la impresión de que detrás de sus palabras hay secretos que solo las mujeres entienden. Es como si tuvieran un idioma distinto que a los hombres nos cuesta comprender. Mientras nosotros nos solemos enfrascar en versos largos, descriptivos, casi siempre cercanos a la prosa, ellas desnudan los poemas de palabras superficiales, en el caso de Alicia hasta lo telegráfico (“…El niño, hombre temprano…”;…”No hay luz y es de noche…”), siempre con un amplio margen  a la sugerencia. 

En el caso de “Enhebrados” la misma estructura del poemario, una concatenación que va enhebrando la última palabra de cada poema con el título del siguiente, parece referirse a un oficio o actividad, la costura, que los hombres mayores asociamos a las mujeres que nos precedieron. El hilo va componiendo versos simples, a menudo de un solo vocablo, abundando en figuras poéticas de todo tipo: oxímoron (“duerme el desvelo”, “se celebra el llanto”, “el silencio nombra”…), personificaciones (“ahora las casas merodean”, “ella baja hasta el secreto”…), imágenes surrealistas (“Un viento con botas”, “la mancha azul roba a dentelladas la última ocasión de un hombre de negocios”…).

Pese a la brevedad del poemario (62 páginas) yo diría que hay varios libros en uno, todos desgarrados, con un desconsuelo (“no da opción la esperanza”) que deja muy poco margen a la ironía (solo he detectado ese “Dios, que no es sordo, /la acompaña/ hasta la farmacia”) aunque con un hilo común, el deseo, la ausencia, el poder, siempre asociado a la falsedad y la apariencia (“intimidan desde el rezo,/ embaucan desde la caricia”, “dinastías estridentes”, “vociferan jubilosos/ su ejecución/ en el patíbulo de la fama”…).

Savia, la segunda parte del libro es el relato de una vida, cómo no,  desde el punto de vista de una mujer (“Cuencos de savia/ los pechos,/ él los besa”, “panza redonda/ lo hace padre”,  “el niño es avaro/ de amor/ y devora”, “alivio es el hijo/tu mismo rostro”, “ve por primera vez esa cana”, “sus ojos se tientan/a veces/asoman al abismo/del frasco de pastillas/que acecha desde el vidrio”, “ahora esas casas/merodean/sobre baldíos grises/entre muertes/y otros abandonos”, “busca en un dios precario…una luz que despeje los indicios”, “escapando de sus dedos/de los dedos/de las manos/de los mártires/ y verdugos”) y Entrega, la parte final, más descriptiva (“unos dedos diligentes/apuran una fuga/sobre el piano…”, “la mujer pasa/frente a los ojos/del ciego,/único lugar/ donde no tiembla”, “la mendiga/hace guardia/en la puerta del bar”…) es una sucesión, una melodía de imágenes que acaban retornando al punto de partida, la aguja por la que alguien, un huésped, “enhebra lentamente su pesada herrumbre”.

Pero como toda selección me parece un atrevimiento, nada mejor que sumergirse en los distintos enlaces que nos llevan a sus versos y a su febril actividad divulgadora :.. \..\Libros\Alicia-Pastore-27-4-1.pdf 
http://agnesyelnomeolvides.blogspot.com.ar/ 
http://hacedores-del-arte.blogspot.com.ar/ 
http://de-rayo-en-fiesta.blogspot.com.ar/ 
youtube.com/c/uncaoslucido 
google.com/+uncaoslucido

De acompañamiento musical “Buenos Aires” de Xoel López, uno de los temas de “Atlántico”, considerado mejor álbum de autor español en 2013.


lunes, 22 de febrero de 2016

La azafata

LA AZAFATA

El 6 de noviembre de 2014, en una entrada motivada por el día de todos los santos, recordaba que ”a unos metros de la tumba de mi abuelo paterno en Barcelona había una sepultura con el busto de una azafata fallecida en un accidente en los años cuarenta o cincuenta del pasado siglo” (http://charlievedella.blogspot.com.es/2014/11/el-cementerio-el-recien-pasado1-de.html), una imagen que me impresionaba cuando era niño, por el realismo de la imagen y la juventud de la muchacha.


Desde que murió mi abuela, que cuando venía de visita a Barcelona acudía al cementerio a adecentar el nicho, cambiar las flores y rezar algo, no he vuelto a visitarlo. Sospecho incluso que, alejados todos sus familiares de la ciudad, los restos de mi abuelo habrán desaparecido o sido llevados a una fosa común, pero es, como el sonido de la tierra cayendo sobre el féretro de mi otro abuelo, emociones que te acompañan de por vida.

El periodista holandés Edwin Winkels, afincado en Barcelona desde hace dos décadas, debió sentir una emoción similar cuando visitó el cementerio tras el funeral de un conocido. Vio el busto realista de la azafata y un sentido epitafio que acababa, “tus nuevos compañeros de vuelo serán ángeles como tú", y no solo se decidió a saber de quién se trataba y cuáles fueron las circunstancias de su muerte, sino que tiró del personaje para escribir una novela, “El último vuelo”, que ha presentado hace unas semanas.

Gracias a Winkels sé más de Maribel Sastre, la única azafata de un vuelo de Aviaco que se estrelló en un macizo de la provincia de Segovia el 4 de diciembre de 1958. Tenía solo 18 años de edad. En las fotos que rememoran su corto pasado profesional, Maribel es una chica esbelta que camina
con un gesto tímido junto a varios pilotos. Eligió un destino arriesgado, en una época en la que la aviación era, como recuerdan las crónicas dedicadas a la publicación, un producto de lujo o de aventureros en un país que apenas salía de la miseria profunda de la posguerra. Aún años después viajé con mis padres a la hoy cosmopolita isla de Ibiza en un bimotor que aterrizó, literalmente, sobre una pista de tierra polvorienta. Claro, que eso era antes de que los gestores de capitales provincianas se empeñaran y empeñaran a sus ciudadanos por aeropuertos inservibles.

Maribel Sastre tendría ahora 75 años, una edad que hoy puede considerarse relativamente temprana para morir. Pese a ser contemporánea de ellos no conoció a los Beatles. En 1958, el año del accidente, la canción del año fue “Canastos”, interpretada por Gloria Lasso y Luis Mariano. Yo he preferido la número 2 porque el disco de cuatro canciones sonaba a menudo en casa de mis padres: “Mariquilla”, de José Luis y su guitarra.






jueves, 28 de enero de 2016

ANIVERSARIO

Como mañana es el tercer aniversario de la muerte de mi cuñado y amigo Ángel, aprovecho para publicar el micro relato que, dedicado a él, ha sido seleccionado para su edición en papel en el recientemente resuelto II Concurso Internacional de Micro Relatos, convocado por Ediciones de Letras. 

Argentinos vocacionales declarados, teníamos planificado un viaje a aquel país que al final no pudimos realizar. Por esa razón y el contenido final del micro relato, he escogido esta foto junto a un asado en una de nuestras asistencias a la fiesta que los bonaerenses dedican todos los años a Juan de Garay, segundo fundador de Buenos Aires, en Villalba de Losa, su lugar de nacimiento.

Vaya por Ángel!!!
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TRASPLANTES

Se han estudiado concienzudamente las posibilidades de rechazo de los órganos trasplantados, pero no sus consecuencias. Mario Quintana dejó de amar a su mujer de toda la vida cuando le pusieron el corazón de un hombre abrupto. A Felipe Temorís le quitaron la hiel que le hundía en la melancolía cuando su hígado fue cambiado por el de un hombre joven. Es desde entonces un ser jovial que mira el futuro con esperanza. Fermina Ciempozuelos no sabe lo que es la pereza desde que limpia su cuerpo con el riñón de un ejecutivo del Citybank que aplastó coche y huesos cerca de Collado Villalba. Mi cuñado Ángel no acabó el camino de Santiago con los pulmones de un corredor de fondo, pero el hombre al que cedió su alma es, como él, forofo de Boca y habla lunfardo. 

jueves, 21 de enero de 2016

El fechador

EL FECHADOR

Hace unos días volví a ver “El tambor de hojalata”, la historia de ese niño rebelde que no quiere crecer, y comprobé que, pese a sus rasgos de realismo mágico, hoy algo pasados de moda, ha aguantado bien el paso del tiempo. 

Cuando los nazis invaden Gdansk, la resistencia se refugia en la central de correos, desde la que les planta cara durante unas horas. En una de las escenas aparece un funcionario con un curioso matasellos de caucho y me he dado cuenta de que no se trata de una pieza arqueológica totalmente desaparecida, porque da la casualidad de que tengo una antigualla semejante en mi mesa  de trabajo, un fechador giratorio. 

No deja de ser chocante que en un contexto muy informatizado, donde el papel está en desuso, la comunicación se ejercita mediante buzones corporativos virtuales y muchos trámites pueden ser autogestionados por los usuarios, sobrevivan sellos y fechadores de caucho, por más que estemos acostumbrados a  ver a una funcionaria del Tribunal Constitucional registrando con un sello aparatoso el último recurso. Todo ello, por cierto, tras un mostrador (otro anacronismo) a modo de barricada.

El caso es que como apenas me quedan unos meses para jubilarme le he dado al fechador que sigue en mi mesa de trabajo un cierto valor simbólico, con esa vieja y permanente función de dar fe del paso de los días, los meses y los años, y como amante de la arqueología urbana y contemporánea me he distraído relacionando los restos prehistóricos que aún pueden encontrarse  en una cata más o menos superficial de mi entorno: una cajita con clips, una grapadora (una curiosidad: hace años las grapadoras que adquiría la administración siempre eran suizas, imagino que un signo de calidad), un calendario de hojas múltiples, con su santoral y su frase del día, dos gavetas metálicas, un cubilete con lápices y rotuladores…instrumentos que fueron de indispensable utilidad, como en mi infancia otros objetos desaparecidos: tinteros, punteros, plumillas, secantes o gomas de borrar.

Bueno, supongo que a todos nos hubiera gustado plantarnos en algún momento de nuestras vidas, como el niño del tambor de hojalata; conseguir que la rueda del fechador se bloquease en un momento feliz, pero como por el momento es imposible, conformémonos con que el deseo de Tequila se haya cumplido, aunque solo sea en parte: “Que el tiempo no te cambie”.

jueves, 7 de enero de 2016

EL ESTAMBUL DE ORHAN PAMUK

Acabo de leer el libro autobiográfico que Orhan Pamuk dedicó a “Estambul” en 2003, con una visión de la ciudad, ahora, trece años después, si cabe más melancólica y asociada a la palabra amargura, y he encontrado reflexiones sabias, como éstas que parecen enseñar el trasfondo de algunas de las cosas que están pasando ahora mismito por éstos y aquellos mundos… 


“La primera vez que me llevaron a la mezquita…Descubrí de nuevo que la religión era algo de los pobres pero también que, al contrario de los que se deducía por las caricaturas de los periódicos y por el ambiente republicano de casa, los piadosos eran personas inofensivas.

Pero por el ambiente despectivo de casa, que a veces se convertía en una furia autoritaria, también podía comprender que, aunque aquella gente fuera buena y pura, existía una contradicción entre su bondad y las cosas que creían que dificultaba grandes proyectos de modernización, de europeización y el desarrollo. No tanto como propietarios de bienes materiales sino como poseedores del derecho a juzgar, ya que éramos positivistas y occidentalizados, debíamos oponernos violentamente a que aquellos ignorantes se vincularan excesivamente a sus creencias, no solo para defender nuestros intereses sino también los del país…

Notaba que aquellas simpáticas creencias delos pobres podían alcanzar horribles dimensiones, que llegaban a amenazarnos a nosotros y a la patria y al Estado, que sentíamos más nuestros que suyos; también podía intuir que de esa manera quedaba justificada nuestra existencia como clase dominante…

La burguesía occidentalizada de Estambul siempre ha apoyado los golpes y las intervenciones de los militares en política que acontecían en Ankara, no por miedo a los ataques de la izquierda, sino, sobre todo, porque un día las clases inferiores y los ricos provincianos podían hacer bandera de la religión y unirse contra su estilo de vida.”


Buscando música turca he encontrado esta curiosidad. Se trata de Öykü y Berk Gürman, dos hermanos estambulís amantes del flamenco.