No hay sala de cine en derribo, superviviente o simplemente en venta que se libre de que la fotografíe, algo que se ha ido repitiendo a lo largo del blog con más o menos insistencia, ya que no se trata de una búsqueda sino solo de un tropiezo. Supongo que hay ahí algo de la mala conciencia de no defenderlas como se debe, es decir, asistiendo a ellas, o de asirnos a un mundo que desaparece más rápido de lo que nunca pensamos. En este último año han caído cuatro de los que luego hablaré, pero antes haré algún pequeño ejercicio de memoria.
Cuando yo era niño las salas de cines eran auténticos templos laicos, una especie de cara B o antítesis de las iglesias católicas. Ambas tenían su ceremonia, su ritual, pero si en unas te sumergías en una realidad telúrica, de un gris azulado apenas mitigado por las pinceladas de color que las vidrieras dejaban en los muros y columnas del recinto, en las salas de cine la luz provenía de la ventana a una realidad que nos hacía soñar en Technicolor.
cine Regio
No creo que de niño pasara más de una semana sin ir al cine a cualquiera de la decena de salas que había a otras tantas manzanas de casa. “Piperos”, como llamaba mi padre a los de poca monta, o con ínfulas de cine de estreno, categoría que no se daba en los barrios, salvo honrosas y bien situadas excepciones.
La memoria de los cines es también una memoria del aprendizaje de la vida, no solo por las películas que viéramos, aveces eso era hasta secundario, sino por nuestra actitud hacia y en ellos. De muy niño puedo recordar sesiones eternas con mi abuelo materno, dos películas, más NoDo y cortos de Jaimito, Charlot o Tom y Jerry. Me veo llevado de la mano a un mundo desconocido que luego me hará reír o sufrir pesadillas. Durante más de cuatro horas permaneceré quieto en la butaca. Algunos sábados incluso cenaremos el bocadillo de tortilla que mi madre haya preparado mientras aprendemos los nombres de los héroes y las estrellas de entonces.
el Versalles
Ir solo, quiero decir, sin la compañía de un familiar, era un salto cualitativo tan espectacular como llevar los primeros pantalones largos. En esa época adolescente la actitud hacia las salas de cine no era ajena al lío que uno tenía en la cabeza. Está la película de héroes, a poder ser de guerra todavía, o esa otra en la que dicen apenas se ve una tetilla. Vas con alguna chica y es un lugar fantástico para pegarte los primeros lotes. También está el amigo de tu hermano mayor, que habla de películas extrañas, con subtítulos. Algunas tardes te acercas con la pandilla al cine más pipero del barrio. Por cinco pesetas puedes hacer el gamberro durante toda la tarde. Más tarde, cuando vayas a la universidad, no faltarás a los cine clubs, espacios curiosamente libres donde se habla mal del régimen. Pero de entre los momentos mágicos de esa época de inmadurez, quizás también de la época dorada del cine, me quedo con el baile que varias filas de chavales emprendemos en el intermedio de un sala de cine colegial cuando suena el “With a girl like you” de los Troggs, una irreverencia impensable en los templos religiosos.
Las salas de cine eran tan majestuosas que hoy día, salvo que su derribo permita construir en vertical, se hace difícil la recuperación de su espacio para otros menesteres. Algunas, las más afortunadas, se han reconvertido en pequeños multicines que sobreviven como pueden frente a la invasión de las plataformas audiovisuales, otras son garajes o supermercados profundos, pero muchas de ellas, como dos de las que reproduzco, llevan años en venta, como ruinas de viejos conventos o ermitas que nadie quiere.
Para volver al principio un repaso a las últimas adquisiciones fotográficas: el cine Arinco, de Palamós, al que asistí de niño/adolescente, sigue vivo, aunque convertido en multicine; inaugurado en 1943 y cerrado en 1989 el cine Regio, de Tudela, una monstruosidad diseñada por Víctor Eúsa, arquitecto estrella del régimen franquista en Navarra, se vende en la actualidad por 1,5 millón de euros; más reciente es el cine Versalles, también en Tudela e igualmente en venta, que veo en internet hospedó al cine-club Muskaria y por lo menos estuvo abierto hasta 2001; en cuanto al Phenomena de Barcelona, aunque con otro nombre, cine Nápoles, era uno de los cines de mi infancia y adolescencia. También sobrevive, dicen que remodelado con las más avanzadas técnicas de imagen y sonido.
No sé por cuanto tiempo, pero continuará...
Y de acompañamiento musical, cómo no acabar con el “With a girl like you”...
Como todos los veranos retorno a las estanterías para repasar la memoria que representan los vinilos acumulados, hasta que estos casi desaparecieran a principios de los años noventa del pasado siglo.
Venía este año con hambre de Joni Mitchell, sobre todo tras revisar en invierno el directo que sirvió de grabación al maravilloso “Shadows and light”, título que acompañó una época personal que yo también recuerdo teñida de sombras y luces. Así que a ello.
Veo en el video, con su homenaje inicial a “Rebelde sin causa”, la música y las bandas callejeras de los años cincuenta, a una Mitchell en plenitud de madurez física y musical, dominando el escenario, acompañada de algunos de los mejores, prometedores y avanzados músicos de jazz del momento, y las sombras se tornan casi siempre en luz, y el disco y el concierto en el chute de alivio que fue para mí, y supongo que para ella, en aquellos años.
Desde unos inicios en el ámbito de la música folk-country, Mitchell había derivado hacia el jazz a mediados de los 70, acompañándose en las grabaciones por músicos que cultivaban ese estilo musical. “Shadows and light” es prácticamente una recopilación de temas de una época que acaba con un disco fallido, el que no llegó a cerrar con Charlie Mingus, fallecido mientras se grababa.
Sin desmerecer a músicos que aparecen en discos de ese periodo, entre ellos Jaco Pastorius, que aquí repite, creo que el quinteto que la acompaña, con un Pat Metheny en sus mejores tiempos (bellísimo su solo hacia el minuto 39), era casi inmejorable, principalmente porque se trataba de heterodoxos del jazz.
Joni Mitchell, de aspecto triste, acompañada de Graham Nash
Creo además que la canción que da nombre al doble elepé, con esa relación de antónimos, ceguera y vista, noche y día, diablo del placer y la crueldad, mal y bien, correcto e incorrecto, sombras y luces, resume de algún modo los avatares vitales de la cantante, no sé si de forma premeditada y quizás pensando en un futuro luminoso que nunca acabó de aposentarse.
Hija de familia humilde, pobre ella misma, madre muy joven, tuvo que dar en adopción a su hija porque no tenía recursos para mantenerla, enferma permanente por las secuelas de una poliomelitis infantil, pagó cara su imagen de mujer libre siendo ridiculizada por la revista Rolling Stone, que a inicios de los 60 publicó un árbol con sus múltiples amantes. Según dijo en una entrevista, en aquella época era perseguida como objeto sexual por “acosadores carniceros tipo Manson”. Harta de la industria discográfica, a la que calificó de “pozo negro” (por lo que he visto es una de las grandes de la música que apenas aparece en Spotify, no así en Youtube), prácticamente dejó de componer y grabar a finales del siglo pasado, con pequeños regresos y temas viejos.
Sin embargo, y mientras preparaba este blog, he visto que en el último año ha hecho dos apariciones públicas, en un anfiteatro de Washington y en el Festival de Newport. En los videos de este último canta sentada, acompañada de una cachaba y de su amiga Brandi Carlile. Ya no usa su guitarra de afinación abierta, y su voz, que en sus tiempos cubría más de cuatro octavas, tiene ahora las sombras y cicatrices de la edad. Quizás porque es una muestra a la vez tierna y cruel del paso del tiempo no he podido dejar pasar la interpretación de “Both sides now”, su primer gran éxito como compositora y una de las más bellas canciones de todos los tiempos.
https://youtu.be/jxiluPSmAF8
Pero lo mejor para homenajearla es volver a verla en el “Shadows and light” de su etapa de aún joven madurez. A mí, recordándome también joven, se me eriza la piel.
https://youtu.be/bLKb9Ms68ME
Tampoco quería pasar la ocasión sin hablar de las letras de sus canciones, las que conozco de gran calidad, y he encontrado una actuación con subtítulos más que potables de una de las más emblemáticas, “Song for Sharon”, porque resume el conflicto entre deseo y realidad que la ha acompañado de por vida. En este caso la paradoja que establece con su amiga Sharon. De joven, Joni Mitchell quería llevar una vida humilde y común, casarse y ser feliz en una pequeña granja y Sharon quería ser cantante. En la canción, la Mitchell hace referencia a los papeles cambiados: “Sharon tú tienes un marido y una familia y una granja. Yo tengo la manzana de la tentación”.
Dicen los libros sagrados del judeo-cristianismo que Moisés, que acababa de recibir las Tablas de la Ley del mismísimo Yahweh, tuvo un cabreo de la leche al ver que en su ausencia los judíos habían construido un becerro de oro al que adoraban y las tiró al suelo, dejándolas hechas unas trizas.
Esa leyenda, con un Moisés muy parecido a Charlton Heston, me reconduce a los primeros años colegiales y otro tipo de tablas, estas de madera, más pequeñas y menos sacras, las tablillas, extensiones del pupitre para ubicar tintero, punteros y plumillas, herramientas con las que los chavales de la época aprendimos a escribir en letra inglesa.
Muchos de esos huecos recónditos, un espacio que también usábamos para hacer carreras de minicars y esconder minúsculas chuletas, fueron testigos de otro tipo de tablas, las que de forma repetitiva nos enseñaron a sumar, restar, multiplicar… todas estas tablas, incluidas las de la ley de dios, que Moisés restauró dando inicio a la celebración judía del Yom Kippur, están en desuso. Los mandamientos tienen ahora una escala jerárquica, siempre al servicio del poder; desaparecieron los pupitres; y la memoria o está desprestigiada o ha sido suplida por la wikipedia y el ChatGPT.
También están en proceso de desaparición los tabloides, periódicos de pequeño formato que apenas cabían en los kioskos en los años setenta y ochenta del pasado siglo, y la amenaza se extiende en mi caso a otra parte de mi memoria, la sentimental que nos liga a las raíces de donde venimos.
las Tablas en época boyante
Me refiero a la Tablas de Daimiel, el pueblo de nacimiento de mi abuelo materno, un humedal de algo más de 30 kilómetros cuadrados declarado Reserva de la Biosfera en 1981, que languidece asediado por el hiper-regadío y una gestión siempre a la defensiva de los poderes públicos.
La primera vez que las vi en la adolescencia me pareció mentira que en medio de una llanura, convertida en verano en secarral, pudiera haber un lugar tan paradisíaco. Según su página web aún subsisten especies propias, como garzas, patos, rállidos, nutrias, zorros, diversos tipos de ranas y lagartos, además de algunos peces, como los cachuelos o la carpa común. Si el clima y un cierto nivel de agua lo permite, veranean o hibernan garzas imperiales, cigüeñas negras, grullas y aguiluchos laguneros, algo que empieza a ser casi un milagro.
La denominación de “tabla” se debe a su característica de encharcamiento por la confluencia de los ríos Guadiana y Cigüela en un espacio plano, de tabla, y del brote del extenso acuífero 23, situado en la zona occidental de la llanura manchega, uno de los de mayor volumen de España.
foto tomada por mí en 2012
El problema es que la sequía afecta a la llegada de agua de ambos ríos, pero sobre todo a la sobreexplotación del acuífero. Hace apenas 10 años había quien presumía de cultivar arroz en la zona, una barbaridad tratándose de un cultivo que se efectúa en terrenos y campos encharcados. Según un informe de la asociación ecologista WWF, ya en 2019 se extraía un 72% más del volumen permitido por los planes hidrológicos, el equivalente a algo más de 62.000 campos de fútbol.
Se decía hace tiempo que muchos de los conflictos, incluso de guerra, del siglo XXI se producirían por el uso y la propiedad del agua. De norte a sur de la península esos conflictos ya están ahí: una pugna entre el cortoplacismo y el futuro, el despilfarro de los recursos hídricos o la contención y el decrecimiento, el capitalismo salvaje o el capitalismo inteligente y el socialismo.
Mientras, veo las fotos de las Tablas en la actualidad, con apenas un 5% de su territorio inundado y se me encoge el corazón. Si mi abuelo, el yayo Justo, levantara la cabeza…
Para consolar el
ánimo, un homenaje a las pocas tablas que siguen en auge, las de
surf, con su grupo paradigmático, los Beach Boys.
Es obvio que todo avance científico o tecnológico tiene sus detractores. Que se lo digan a la pobre Hipatia, lapidada por ser mujer inteligente, astrónoma y filósofa avanzada; a Giordano Bruno, quemado en la hoguera por ir más allá del heliocentrismo con un modelo panteísta que la iglesia católica no podía consentir; o a Semmelweis, médico húngaro perseguido con saña por la corporación médica al defender medidas profilácticas contra la fiebre puerperal...
Lo sorprendente con la Inteligencia Artificial (IA) es que hayan sido más de 10.000 expertos, entre ellos algunos de sus impulsores, como Steve Wozniak o el mismísimo y controvertido Elon Musk quienes estén pidiendo una limitación o cuanto menos regulación de los entrenamientos de la IA (introducción y conclusión a partir de bases de datos). En su apelación, los expertos aseguran que la velocidad con la que se está desarrollando va a producir “un cambio profundo en la historia de la humanidad”, al entrar en una “carrera fuera de control para desarrollar e implementar mentes digitales cada vez más poderosas que ni siquiera sus creadores pueden entender, predecir o controlar de forma fiable”.
Desconectando a HAL9000
Imagino que el temor está fundado en hipótesis contrastadas, principalmente en el vértigo que produce no controlar lo que uno mismo ha iniciado, también en la filmoteca y abundante literatura en la materia. Ningún cinéfilo de mi generación dejará de evocar el momento en que el ordenador Hal9000 o los replicantes se rebelaban en “2001 odisea del espacio” o en “Blade Runner” respectivamente. En ambos casos acaban perdiendo la batalla, porque el “dios creador” mantiene el control final de su “funcionamiento”.
Hace unas semanas, cabreado por la vacuidad con que muchos corporativos, periodistas y políticos nos tratan, aterrorizado por el cultivo y culto a la estupidez que se da en las redes sociales, qué triste decir esto de un modelo de socialización comunicativa, colgué en una de ellas que mi única esperanza era la Inteligencia Artificial. Supongo que no deja de ser una muestra más de la misma estupidez de la que me quejo, en este caso la mía, pero mi hipótesis optimista es que una IA que sobrepase las capacidades humanas será ecuánime, pragmática y tendrá como prioridad la supervivencia. Buscará la estabilidad y no el conflicto. Creará instrumentos que hagan innecesario el trabajo. Optará en cada momento por la medida más apropiada. Preverá catástrofes e impulsará los medios necesarios para combatirlas. El gran riesgo, que previamente elimine lo prescindible, los humanos, y ahí la moralidad entra en clara contradicción con lo necesario.
Pero volviendo a la parte optimista de la hipótesis. Si no precinde de nosotros no veo a la IA convirtiendo Doñana en un desierto lleno de viveros de plástico que según WWF ya genera 4.500 toneladas anuales de residuos, a ambas castillas en un mar de purines o a la minúscula provincia de Bizkaia, con una distancia máxima que no llega a los 100 kilómetros, en una red de Guggenheim para el “solaz” de miles de cruceristas europeos.
Ese es al menos mi utópico deseo, aunque claro, con la contradicción de hacerlo desde posiciones morales, algo que, como decía antes, no tiene nada que ver con la inteligencia pero que, como ella, están pasadas de moda entre los humanos de carne y hueso.
Creo que nunca la había traído al blog, gran laguna, así que aunque algo
tarde ahí está Tina Turner (Tennessee – 1939-2023) en una de sus
últimas giras (2009) pero todavía con la energía que nunca la abandonó.
En el cine de los años cincuenta y sesenta del pasado siglo los peinados de volumen crepado eran uno de los peores enemigos de un niño o adolescente que no pasara de 1,40, porque nos impedía ver la totalidad de la pantalla.
De modo que para que la gente de aquella generación recuerde a Bobbie Gentry nada como enseñar una imagen de la época, la de una bellísima mujer con un complejo peinado dispuesto a jorobarte la peli estrella de la sesión continua, pero sobre todo mencionar y escuchar la más icónica de sus canciones, “Ode to Billie Joe”, una pieza de tono soul sureño y letra de extraordinaria calidad que colocó en la cima de la lista de Bilboard durante cuatro semanas en 1967.
La biografía de Bobbie Gentry es muy curiosa, porque complementa un apego al mundo banal y ultracapitalista de Las Vegas, donde empezó en cabarets y clubs nocturnos y desarrolló gran parte de su carrera, con una obra compleja, muy avanzada para su época. Entre sus peculiaridades, la de tres matrimonios que apenas llegaron al año de vida, seguramente gracias a un feminismo de rompe y rasga, y una retirada prematura en 1981. En medio un par de éxitos y el desconcierto de los críticos, que no acertaban a clasificarla. Gentry era, además de compositora y autora de las letras, diseñadora de las portadas e incluso de la ropa con la que posaba. Algunos periodistas de la época, seguramente descolocados, la calificaban como “hembra alfa”, tal era el carácter de una mujer que reivindicaba un papel protagonista en todo lo que tocaba.
Bobbie Gentry sigue viva pero tan apartada del mundanal ruido que según unos en una granja de Menphis y otros de Los Ángeles, la evidencia de huir de un mundo en la que seguiría siendo una rara avis.
De acompañamiento sonoro una interpretación en directo y la letra traducida de la “Ode to Billie Joe”, un texto cortante sobre la indiferencia, el paso del tiempo y la vida cotidiana que inspiró una película del mismo nombre en 1976; y la versión original de su otro gran éxito, “Fancy”, denuncia de la inoportunidad de ser mujer y pobre.
Era
el 3 de junio, otro adormecido y polvoriento Delta Day. Yo
estaba cortando algodón y mi hermano atando heno. Paramos a la
hora de la cena y caminamos de regreso a casa para comer. Mamá
gritó por la puerta de atrás, “ acordaros todos de limpiaros los
pies". Luego dijo: «Esta mañana recibí noticias de
Choctaw Ridge. hoy Billie Joe Macallister saltó del puente
Tallahatchie ». Y papá le dijo a mamá mientras pasaba los
frijoles «Bueno, Billie Joe nunca tuvo mucho sentido, pasa los
bizcochos, por favor, hay cinco acres más en los cuarenta de
más abajo, tengo que arar ». Mamá
dijo: "ha sido una lástima lo de Billie Joe; de cualquier
forma parece que nada sale bien en Choctaw Ridge y ahora Billie
Joe MacAllister saltó del puente de Tallahatchie ". Mi
hermano recordó que él, Tom y Billie Joe pusieron una rana en
mi espalda en el show de fotos del condado de Carroll ¿Y yo no
estuve hablando con él después de la iglesia el domingo pasado por
la noche? Voy a
comer otro trozo de tarta de manzana, sabes?, simplemente
no parece que esté bien. Lo vi en el aserradero ayer en Choctaw
Ridge y ahora me dices que Billie Joe saltó del puente
Tallahatchie. Mamá me dijo: «Hija, ¿qué le ha pasado a tu
apetito? He estado cocinando toda la mañana y no has probado ni
un bocado. Ese agradable y joven predicador, el Hermano Taylor,
pasó hoy por aquí. Dijo que estaría encantado de cenar el
domingo. Por cierto, también dijo que vio a una chica que se
parecía mucho a ti en Choctaw Ridge, y que
ella y Billie Joe estaban tirando algo del Puente Tallahatchie
» Ahora, un año después de las noticias sobre Billie Joe, mi
hermano se casó con Becky Thompson y compraron una tienda en
Tupelo. Hubo un virus, papá lo cogió y murió la primavera
pasada, y ahora mamá no parece querer hacer gran cosa, Yo
paso mucho tiempo recogiendo flores en Choctaw Ridge
y las
arrojo al agua fangosa desde el puente de Tallahatchie.
En la tradición judeocristiana, más en concreto en el Génesis, primer libro de la Biblia, dios castiga a hombres y ángeles díscolos con un diluvio, “lluvia copiosa y violenta”, de cuarenta días y cuarenta noches. Como es obvio, el llamado “diluvio universal” no fue tan universal, por más que sucesos parecidos aparezcan en la tradición oral o escrita de las más diversas culturas, china, hindú, inca o chadiana. En el caso de la judeocristiana las lluvias torrenciales se sitúan en Mesopotamia (“tierra entre dos ríos”), el Tigris y el Éufrates, en una zona que actualmente abarca gran parte de Irak y el noreste de Siria.
La palabra lluvia está de moda. En nuestra península casi siempre lo estuvo, no digamos cuanto más viajemos hacia el sur, donde el agua es más valorada por los nativos que cualquier pedrusco precioso. Todavía hay lugares en los que las poblaciones afectadas salen en rogativa al mismo dios que provocó el diluvio universal, con el fin de que se apiade y les envía aunque sea unas gotas. He encontrado varias muestras recientes que atestiguan el hecho, como la que acompaño del Cristo de la Estrella en La Algaba, pueblo de la provincial de Huelva, si bien hay más público fotografiando el evento que orando con la devoción que la ocasión requiere.
Rogativas al Cristo de La Algaba
La falta de lluvias, pero no solo, provoca las pertinaces sequías a las que solía referirse el dictador Franco al hablar del citado fenómeno meteorológico. Pese a que en su momento, sobre todo por su obsesión por inaugurar pantanos, tenía el apodo de “Paco el rana”, la implantación de embalses que mitigaran la falta de agua no fue un invento suyo. Dos planes nacionales hidrológicos de 1902 y 1933, auspiciados por Rafael Gasset e Indalecio Prieto, demuestran que la preocupación y construcción hídrica tenía precedentes.
Decía que la sequía, es decir, la falta de agua no solo está provocada por la ausencia de lluvia. Es evidente que sin lluvia la cosa se complica, pero una actividad humana nociva, como es el caso de la proliferación de pozos ilegales en zona de acuíferos o el uso intensivo del regadío en lugares que históricamente eran de secano, empeoran sustancialmente la situación. De actualidad la locura que se pretende en Doñana y la casi desecación de las Tablas de Daimiel. Y qué decir de la “España de las piscinas”, a la que ya dediqué un blog hace casi un año (https://charlievedella.blogspot.com/2022/06/piscinas-3.html).
También auguran los científicos que las lluvias serán en el futuro torrenciales, lo que nos devuelve al mito del diluvio universal y a la necesidad de Noés capaces de construir un arca metafórica que nos salve del desastre.
La lluvia es protagonista de películas, sea como elemento jovial, “Cantando bajo la lluvia”, o inquietante, el caso de “Blade Runner”. En cuanto a canciones, los Beatles le dedicaron una específica, “Rain”, y hay himnos que la utilizan como icónica sustancia, el caso de la hermosa “A hard rain´s a gonna fall”, de Dylan con el estribillo: “y es dura, es dura, es dura, es muy dura, es muy dura la lluvia que va a caer”.
Pero para le gente de mi generación creo que hay otro himno más emblemático, pienso que porque daba a la lluvia un valor sustantivo de esperanza. La compuso Pablo Guerrero en 1972 y he encontrado esta estupenda versión cuarenta años más tardía (2012), acompañado de un grupo de colegas más que conocidos: “A cántaros”.
El año pasado se celebró en nuestro barrio una exposición de fotografía doméstica, un género que está adquiriendo relevancia porque reescribe la historia gráfica desde el punto de vista de cotidianidad, aportando documentación ignorada por la historia con mayúsculas, la verdad impostada, asediada por los protocolos, siempre parcial y generalmente narrada por los vencedores de las contiendas económicas, políticas y guerreras.
El invierno de 2007 un joven historiador llamado John Maloof compró por 380 dólares un lote subastado. Se trataba de un montón de cajas con cientos de objetos diversos, extrañas colecciones y ropas, pero principalmente de negativos fotográficos, unos 150.000, y cientos de películas de 8 y 16 milímetros y casettes. Era el legado dejado por una tal Vivian Maier (Nueva York 1926-2009).
A lo largo de una investigación que narra en un excelente documental, Maloof va desvelando la vida poliédrica, contradictoria pero apasionante de una mujer solitaria, sin parejas conocidas ni descendencia, que compaginaba el cuidado de niños de familias bien de Nueva York con la obsesión por coleccionar cuanto pillaba, principalmente imágenes fotográficas y fílmicas del mundo que la envolvía. A través de esa indagación sabemos por los comentarios a menudo divergentes de quienes la contrataron o fueron cuidados por ella que era de origen francés por parte materna, de la que había heredado un acento que a veces exageraba para enmascarar su identidad, algo que acrecentaba haciéndose llamar por apellidos ajenos, como Sra. Smith, variando el suyo, Mayer o Meyer, o su propio nombre, el hipocorístico Viv en vez de Vivian, y, desde luego, manteniendo bajo candado real el archivo de toda índole que fue acumulando. En una ocasión manifestó que “era como una espía”.
Si no espía, Vivian Maier sí fue una especie de notaria de la vida cotidiana del Nueva York de la segunda mitad del siglo pasado, una mujer de metro ochenta de estatura y ademanes masculinos que deambulaba por sus calles con una eterna Rolleiflex colgando del cuello.
Sus fotos más antiguas corresponden al año de 1951 e inician una extraordinaria visión de la ciudad que únicamente interrumpe en dos ocasiones: un desconcertante viaje por Tailandia, India, Egipto, Yemen y varios países de Sudamérica; y visitas esporádicas a la aldea cercana a los Alpes franceses donde había nacido su madre.
Por lo que se vislumbra a lo largo de los testimonios de quienes la conocieron, Maier escondía también un mundo interior sombrío, un lado oscuro y morboso. Coleccionaba recortes de periódicos que recreaban asesinatos y delitos diversos, y testimonios de niños a los que cuidó hablan de una mujer huraña, incluso maltratadora, lo que contrasta con quienes recuerdan gratamente el periodo en el que les llevaba a aventurarse y buscar desechos a lo largo de la ciudad. En todos los casos se concluye su carácter solitario, rodeada de un misterio que aliñaba escondiendo e impostando su identidad, si bien su obra describe una necesidad obsesiva de acoger, entender, acompañarse de las personas y las cosas que la rodeaban, a veces cruda, otras irónica, tierna, hasta compasiva...
Siempre he oído decir a los fotógrafos profesionales que a veces hay que hacer cientos de fotos para obtener lo que buscan. Entre los miles de negativos en blanco y negro o color de Vivian Maier hay sin duda muchos donde encontrar lo que creemos que buscaba. Yo he elegido uno de sus curiosos y múltiples autorretratos y solo una ínfima muestra más o menos representativa del Nueva York que retrató, ya que en internet se pueden encontrar cientos de sus fotografías.
Para conocer mejor al personaje este es el enlace al documental “Descubriendo a Vivian Maier”:
Aunque con la omnipresencia de un glamouroso Sting en sus mejores tiempos, la fotografía de este video del "Englishman in New York" podría estar firmada por la propia Vivian.
UN
POEMA DE GIOCONDA BELLI, MUJER “EX-NICARAGÜENSE”, PARA EL 8 DE
MARZO
Hace solo unas semanas el Tribunal de Apelaciones de la Circunscripción de Managua privó de la nacionalidad nicaragüense a Gioconda Belli y otras 93 personas, por el recurrente y muy manido delito de ser “traidores a la patria”.
La estupidez de los dictadores, sobre todo cuando como Daniel Ortega se convierten en su vejez en el envés de lo que fueron, les hace pensar que la nacionalidad, la identidad, es algo que se priva por conducto reglamentario, cuando forma parte la memoria individual y/o colectiva. También les pertenece, creen, el termómetro de la “traición a la patria”, una graduación que sigue dejando un reguero de injusticia y sangre a lo largo del mundo.
Comprometida como mujer y como nicaragüense y partícipe de los mejores momentos del sandinismo, el que echó al dictador Somoza y abrió la esperanza de un país libre del imperialismo de los vecinos del norte, Belli ostenta numerosos premios literarios internacionales y una profusa carrera narrativa, poética y ensayística.
Como dicen los compañeros del Colectivo Acero, grupo mexicano de la izquierda alternativa que hace unos días publicaba este poema en Facebook, “despojada de su nacionalidad y de sus bienes personales, desde su segundo exilio, sigue luchando con sus armas…”, las palabras.
Despatriada
No
tengo dónde vivir.
Escogí
las palabras.
Allá
quedan mis libros
mi
casa. El jardín, sus colibríes
las
palmeras enormes
las
apodadas Bismarck
por
su aspecto imponente.
No
tengo dónde vivir.
Escogí
las palabras.
Hablar
por los que callan
entender
esas rabias
que
no tienen remedio.
Se
cerraron las puertas
dejé
los muebles blancos
la
terraza donde bailan volcanes a lo lejos
el
lago con su piel fosforescente
la
noche afuera y sus colorines trastocados
me
fui con las palabras bajo el brazo
ellas
son mi delito, mi pecado
ni
Dios me haría tragármelas de nuevo.
Allí
quedan mis perros Macondo y Caramelo
sus
perfiles tan dulces
su
amor desde las patas hasta el pelo.
Mi
cama con el mosquitero
ese
lugar donde cerrar los ojos
e
imaginar que el mundo cambia
y
obedece mis deseos.
No
fue así. No fue así.
Mi
futuro en la boca es lo que quiero
decir,
decir el corazón, vomitar el asco y la ranura.
Queda
mi ropa yerta en el ropero
mis
zapatos mis paisajes del día y de la noche
el
sofá donde escribo
las
ventanas.
Me
fui con mis palabras a la calle
las
abrazo, las escojo
soy
libre
aunque
no tenga nada.
Para redondear el festejo el poema que Gioconda dedicó al 8 de marzo, en la voz de María Teresa Aviña, rapsoda y dobladora mexicana.
"Descenso de Cristo al limbo" (Agnolo di Bronzino)
El ímpetu antiabortista de la derechona más rancia ha hecho que me acuerde del limbo, al que tenía casi olvidado. Supongo que porque la misma iglesia católica había decidido cerrarlo definitivamente como ente real y temporal y darle la identidad metafórica y ambigua que da su nuevo catecismo: “confiado a la misericordia divina”. Antes de hacerlo, el limbo era el espacio al que iban los niños que morían sin haber sido bautizados, un espacio gelatinoso que podías asociar a la duermevela o al estado narcótico que te producía la quina Santa Catalina o la copita de anís que ganabas en el tiro al blanco de la feria del pueblo. Por entonces todavía no se había inventado la llave “allen” y la digestión duraba dos horas y media, como mínimo.
Hace años un tío de mi mujer solía preguntarse que quién sacaba ahora del infierno a Newton o a Galileo?, y me pregunto yo qué será de los millones de niños que flotan en ese limbo que ahora sé, husmeando por los siempre inescrutables textos de la iglesia católica, que era un invento piadoso del catolicismo “buenista”, porque contradecía el dogma del Concilio de Cartago (siglo V) que abocaba a los niños a la condenación infernal, si bien, como decía Agustín de Hipona, de padecimiento “mitissimo”, algo así como “calmo”, “dulce”, “indulgente”. Y es que hay que reconocer que a la hora de sortear enigmas y contradicciones no hay nada como la literatura vaticana...
Sirva este discurso teológico para acabar hablando de los embriones que el vicepresi de Castilla León, el caballista pijo y algo cortete García Gallardo, quiere que latan en la conciencia de chavalitas que van a abortar porque no se quieren joder la vida. Para este “hombre de bien”, que a mi modo de ver encarna en realidad la historia de una maldad, esos embriones ya son seres humanos pero, eso sí, no con la suficiente envergadura como para aspirar al cielo, así que pásese la pelota a la misericordia de su dios. Tío, tú a lo tuyo, a la hípica...
En fin, recuerdo que cuando en el colegio marista nos describían los espacios postmortem, infierno, purgatorio, cielo… siempre me sentí especialmente atraído por el limbo, algo así como ese nirvana de la sedación colonoscópica que ahora, ya tan mayor, saboreo cada tres años, e imagino será como la muerte dulce, calma, indulgente de la eutanasia. ¡Viva el limbo!
Siento repetirme tanto con Paolo Fresu, al que sabéis venero, pero es que este "Calmo" venía como anillo al dedo.
Aquí está la segunda
parte del último disco del boss con versiones de sus intérpretes
iniciales y así poder comparar. La verdad es que me lo he pasado muy
bien buscando en internet y conociendo a tipos de los que ni siquiera
había oído hablar (casi un 50% de ellos). También encontrando algunas joyas históricas en Youtube.
Como en el blog anterior el primer enlace es la versión de Springsteen en Soptify y el segundo a los videos de youtube con los originales o similares, siempre en directo. Espero que disfrutéis.
Se trata de uno de
los grandes éxitos de The Temptations, otro de los grupos estrella
del sello Motown, consiguiendo el número 1 en la lista de R&B de
Bilboard en 1968. Ha sido muy versionada, entre otros intérpretes
por The Faces y la mismísima Aretha Franklin en un tardío 1983.
Una de las canciones
más conocidas de la recopilación, a la que Springsteen da un tono
de himno coral alejado del original. Fue compuesta por Ahmet Ertegun
y Betty Nelson, esposa de Ben E. King en 1962. Este la catapultó a
las listas de éxitos, con especial y curiosa relevancia en Italia,
donde fue versionada por Adriano Celentano y Peppino si Capri. Yo me
quedo con la maravilla de Johnny Halliday cantándola en Amsterdam en
1963.
Compuesta y lanzada
por William Bell en 1962, obtuvo mayor éxito al ser versionada por
Chuck Jackson al año siguiente. Miembro de la productora Stax y
amigo de Otis Redding, leo en la wiki que Bell debía haber viajado
con este en el accidente de aviación que acabó con su vida. He
encontrado una interpretación del propio Bell, que sigue en activo,
en un pequeño club hace ya más de una década.
Es uno de los pocos
lentos del disco y la segunda vez que el boss se acompaña de Sam
Moore, en esta canción también compuesta por William Bell junto a
Booker T. Jones. Podemos ver y escuchar a un Bell en buena forma en
el Lincoln Center el año 2009 con un apoteósico y curioso final.
Springsteen vuelve a
los Four Tops versionando con fiereza una canción de 1967 que tuvo
mejor suerte en Europa que en su propio país. A veces se encuentran
maravillas en Youtube, como este video promocional de la Motown.
Balada de desamor
llevada al número 7 de Bilboard en 1966 por Jimmy Ruffin
(1936-2014), a quien dos años antes la Motown había descartado para
formar parte de The Temptations por preferir a su hermano David. El
boss le da un tono coral algo alejado del original, pero sobre todo
de la edulcorada versión de Paul Young, que, no obstante, la catapultó al número 1 en Canadá y EEUU en 1992
(https://youtu.be/FGDJSTwU4U8).
El disco se cierra
con la versión del primer éxito en solitario de Diana Ross en 1969,
publicado como interpretado con las Supremes cuando estas ya no
colaboraron en la grabación. El caso es que la canción tampoco era
inédita, ya que había sido editada por dos de sus compositores,
Jonnny and Jackey, en 1961. El youtube corresponde a la última
actuación del grupo en el show de Ed Sullivan el 21 de diciembre de
1969, y su título y letra, “algún día estaremos juntos”,
parecen una alegoría de su separación.
Cuando descubrí el
maravilloso “Grettings from Asbury Park, N.J.”, que acaba de
cumplir 50 años, nombré a Springsteen sucesor de Dylan y compré
cada uno de sus vinilos hasta “Born in the USA”. Desde entonces,
algo repetitivo y creo que viviendo principalmente de sus directos, solo le sigo a cierta
distancia y principalmente cuando saca algo que me llama la atención.
Husmeé el LP que dedicó a Pete Seeger y ahora me ha parecido
interesante ver qué tipo de soul ha llevado al boss a dedicar un
disco doble a ese tipo de música negra, unas pesquisas que me han
llevado varios días y comparto en dos blogs para no cansar ni
aburrir.
En esta primera
entrega quiero destacar algo que podéis comprobar comparando
original y sucedáneo: el gran respeto de Springsteen a los creadores
iniciales, algo que algunos críticos incluso han tachado de
“excesivamente mimético”.
Y dos adevertencias. El primer enlace es a la versión de Springsteen en Spotify, y en el caso de los originales he optado preferentemente por versiones en directo que he encontrado en Youtube. Continuará...
1) “Only the strong survive” - La versión original es de Jerry Butler (1939 – 2019). Se trata de un éxito de 1968 que alcanzó el número 4 de la lista general de Bilboard. Versionada por varios artistas, entre ellos Billy Paul, Rod Stewart y Elvis Presley.
2) “Soul days” (que
Springsteen canta con Sam Moore) -El original corresponde a Dobie Gray (1940-2011). Es una canción relativamente reciente, ya que fue conocida en 2000. Compuesta por Jonnie Barnett (1945-2002), poco conocido músico de countrie y blues.
3) “Nightshift” - Dada a conocer por The Commodores fue elegida mejor canción de R&B en los Grammy de 1985. Se trata de una canción que homenajea a Jackie Wilson y Marvin Gaye, ambos fallecidos el año anterior.
4) “Do i love you
(indeed i do)” - Interpretada inicialmente por Frank Wilson (1940-2012) en 1965 y es un sencillo muy valorado por los coleccionistas porque tuvo producción y tirada escasa. Springsteen se puede liberar algo más que en otras ocasiones del original y reforzar el acompañamiento de viento, pero siempre con inequívoco respeto.
5) “The sun ain´t
gonna shine anymore” - Grabado inicialmente en solitario por Franchie Valli (1934- ), miembro de los Four Seasons, en 1966 fue lanzado a la fama por The Walker Brothers, convirtiéndolo en uno de sus grandes éxitos y llegando a encabezar la lista inglesa de sencillos. Está considerada por los críticos como una de las mejores 500 canciones de todos los tiempos.
6) “Turn back the
hands of time” - Número 1 durante dos semanas en la lista de R&B de Bilboard, fue lanzada por Tyrone Davis (1938-2005) en 1970. Es, además de un bello tema, un fantástico bailable para los guateques y discotecas de la época.
7) “When she was my
girl” - Fue lanzado como single por unos ya veteranos Four Tops el año 1981 y alcanzó el número 11 en la lista yanqui de Bilboard y el número 3 en la inglesa, lo que supuso la revitalización de un grupo que había abanderado la marca Motown en los sesenta. Según la revista Rolling Stone el cuarteto es el 79 en la lista de mejores artistas musicales de todos los tiempos.
8) “Hey western union
man” - Es el segundo éxito de Jerry Butler que Springsteen incluye en esta recopilación de música soul. Número 1 en la lista de Bilboard R&B en 1968, fue versionado por Al Kooper y Diana Ross and The Supremes un año después.