DOS POEMAS VULGARES
DE VICENT ANDRÉS ESTELLÉS
PARA
EL DÍA DE SAN VALENTÍN
De
entre los analgésicos que aliviaron el periodo de mili que sufrí en
Alcoi hace ya cuarenta años hay dos que suelo destacar porque además
tienen mucho que ver entre sí. Un concierto de Ovidi Montllor en
aquel, su pueblo natal, y el recital de poesía de uno de sus
“letristas” habituales, Vincent Andrés Estellés.
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curiosa foto de Montllor con Estellés y una desconocida |
A
Estellés (Burjassot 1924-1993) ya le he paseado por el blog porque
es uno de de mis poetas preferidos
Escritor
y periodista, es autor de una poesía sumamente personal, casi
siempre autobiográfica, crítica, desgarrada, hay quien dice que
vulgar. Como dije en aquella ocasión, algunos de sus poemas son la
vida misma y esa es su grandeza: convertir lo vulgar en una belleza
que te hace reír, llorar, siempre emocionar.
Como
su obra está rociada de sexo, me ha parecido el autor ideal para
celebrar como debe ser el día de los enamorados con dos poemas que
se complementan y tienen unos mismos vocablos iniciales: “Els amants” (“Los amantes”) y “No escric
èglogues” (“No escribo églogas”). El segundo en una versión
musicada en la voz de Juli Mira que aconsejo escuchar y leer a un tiempo porque contagia
alegría a ritmo de pasodoble.
ELS
AMANTS
No
hi havia a València dos amants com nosaltres.
Feroçment ens amàvem des del matí a la nit. Tot ho recorde mentre vas estenent la roba. Han passat anys, molts anys; han passat moltes coses. De sobta encara em pren aquell vent o l'amor i rodolem per terra entre abraços i besos. No comprenem l'amor com un costum amable, com un costum pacífic de compliment i teles. Es desperta, de sobta, com un vell huracà, i ens tomba en terra els dos, ens ajunta, ens empeny. Jo desitjava, a voltes, un amor educat i en marxa el tocadiscos, negligentment besant-te, ara un muscle i després el peçó d'una orella. El nostre amor és un amor brusc i salvatge, i tenim l'enyorança amarga de la terra, d'anar a rebolcons entre besos i arraps. Què voleu que hi faça! Elemental, ja ho sé. Ignorem el Petrarca i ignorem moltes coses. Les Estances de Riba i les "Rimas" de Bécquer. Després, tombats en terra de qualsevol manera, comprenem que som bàrbars, i que això no deu ser, que no estem en l'edat, i tot això i allò. No hi havia a València dos amants com nosaltres, car d'amants com nosaltres en són parits ben pocs. |
LOS
AMANTES
"No
había en Valencia dos amantes como nosotros.
Ferozmente
nos amábamos de la mañana a la noche.
Lo recuerdo todo mientras tiendes la ropa. Han pasado años, muchos años; han pasado muchas cosas. De pronto aún me atrapa aquel viento o el amor y rodamos por el suelo entre abrazos y besos. No comprendemos el amor como una costumbre amable, como una costumbre pacífica de cumplidos y telas. Se despierta, de pronto, como un viejo huracán, y nos tumba a los dos en el suelo, nos junta, nos empuja. Yo deseaba, a veces, un amor educado y el tocadiscos en marcha, negligentemente besándote, ahora un hombro y después el lóbulo de una oreja. Nuestro amor es un amor brusco y salvaje, y tenemos la añoranza amarga de la tierra, de andar a revolcones entre besos y arañazos. ¡Qué queréis que haga! Elemental, ya lo sé. Ignoramos a Petrarca e ignoramos muchas cosas. Las Estancias de Riba y las Rimas de Bécquer. Después, tumbados en el suelo de cualquier manera, comprendemos que somos unos bárbaros, y que esto no puede ser, que no estamos en la edad, y todo esto y aquello.
No
había en Valencia dos amantes como nosotros,
porque amantes como nosotros se han parido muy pocos." |
NO
ESCRIBO ÉGLOGAS
No
había en Valencia dos piernas como las tuyas.
Dulcemente
las recuerdo, con los ojos llenos de lágrimas,
con
una telaraña de lágrimas en los ojos.
¿Dónde
estás? ¿Dónde tus piernas tan adorables?
Recorro
la Alameda, aquellos lugares familiares.
Cruzo
las noches. Evoco los pretiles del río.
Un
cadáver verdoso. Un cadáver fosfórico.
El
espectro de Francisco de la Torre, quizás.
No
había en Valencia dos piernas como las tuyas.
Largamente
escribiría sobre tus piernas.
Como
si anduvieses por el agua, entre un agua invisible,
entre
un agua clarísima, venías por la calle.
La
carne graciosa y fresca como un cántaro de Serra.
Y
yo te evoco erguida sobre tus piernas.
Cargaban
los hombres los ventrudos camiones.
Venían
autobuses de Gandía y Paterna.
Salían
voces de los bares, olor de aceite frito.
Tú
venías solemne sobre tus piernas.
¡Oh
la solemnidad de tu carne tierna,
de
tu cuerpo adorable sobre tus largas piernas!
Calle
abajo, venías entre los solares, los gritos,
los
niños que jugaban al salir de la escuela,
la
mujer recogía la ropa en la azotea,
el
hombre recomponía lentamente un reloj
mientras
un amigo hablaba de sus años de prisión
por
cosas de la guerra, tú venías solemne,
con
más solemnidad que el crepúsculo, o con una
dignidad
que el crepúsculo recibía solamente de tí.
Toda
la majestad amada del crepúsculo.
No
había en Valencia dos piernas como las tuyas,
con
la viva alegría de la virginidad.
Siempre
venías, nunca llegabas del todo,
y
yo te quería así, y yo lo quería así:
Nací
para esperarte, para ver cómo venías.
Inútilmente
recorro los crepúsculos, las noches.
Veo
los hombres que cargan lentamente camiones.
Veo
los bares, el aceite frito, las parejas de amantes.
Yo
recuerdo unas piernas, tus piernas desnudas,
tus
largas piernas llenas de dignidad.
No
había en Valencia dos piernas como las tuyas.
Un
cadáver verdoso, un cadáver fosfórico
va
tocando las aldabas, va preguntando por ti.
Se
despierta Ausiàs March en el vaso del carnero.
No
sé nada de ti. Han pasado siglos, días.
Inútilmente
recorro Valencia. No escribo Églogas.
Muy txulo, como siempre.
ResponderEliminarGracias, Cele. Reemplazas a Koldo. Él me ponía comentarios a menudo, y siempre alegres y amistosos.
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