COSECHA ROJA
“Si no puedes alimentar a tu equipo de trabajo
con dos pizzas, es que es demasiado grande”
Jeff Bezos
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La agencia Pinkerton tiene una “inmaculada” hoja al servicio de grandes empresas y corporaciones. En 1875 detectives infiltrados acabaron con las revueltas de los Molly Maguires, un movimiento de origen irlandés que reivindicaba mejores condiciones laborales. Diez de sus dirigentes fueron ahorcados en 1877, tras un juicio lleno de irregularidades. En 1886 trescientos de sus agentes más aguerridos se trasladaron a Chicago para acabar con los últimos rescoldos de la huelga por la jornada de ocho horas que dio pie a la consagración del primero de mayo como día de los trabajadores. La agencia tampoco fue ajena a las masacres de la plaza de Homestead y Ludlow, en 1892 y 1914, y solo pasó a un segundo plano cuando la represión fue asumida por las policías de condado y se produjo un avance en los derechos laborales de los trabajadores a partir de la segunda década del pasado siglo.
AMAZON RESUCITA A LA PINKERTON
La noticia de que la Pinkerton viene trabajando para Amazon desde hace al menos dos años me ha llevado a revisar esa etapa más cruenta y visible de la agencia, desconociendo que seguía vivita y coleando, y de qué manera…
La agencia de detectives Pinkerton ya no necesita matones con más o menos modernas armas de repetición. Ahora todo es más sutil pero no menos contundente. Integrada como división de “inteligencia” y “protección” de la potente empresa sueca Securitas AB, su reaparición en los medios durante el presente siglo se produjo en la Universidad de York (Toronto) en 2003, cuando un pequeño grupo de detectives escoltó al activista de extrema derecha y ex asesor de Bush y Giuliani, Daniel Pipes. Pero su retorno al pasado anti sindical, algo más de cien años después de la masacre de Ludlow, se da en 2018, cuando trabajadores de Frontier Communications, en ese momento octava empresa proveedora de manga ancha en USA y en quiebra desde abril de 2020, denuncian que son seguidos e intimidados por miembros de Pinkerton.
Según diversas fuentes el trabajo para Amazon comienza en 2019, cuando la empresa de comercio electrónico introduce a “espías” de la Pinkerton en un almacén de Wroclaw (Polonia) alegando un supuesto fraude en la contratación de trabajadores. Según la portavoz de la empresa, Amazon solo pretendía "asegurar los envíos de alto valor en tránsito", no reunir información de inteligencia sobre los trabajadores del almacén; todas las actividades están "totalmente en consonancia con las leyes locales", pero lo cierto es que el Centro de Operaciones de Seguridad Global de Amazon, (a que acojona el nombre…) puso a sus analistas de datos a rastrear las actividades de las incipientes organizaciones sindicales, incluidas fecha, hora y lugar de sus reuniones.
CONSPIRACIÓN Y CONTROL SOCIAL
Como husmeador de redes varias, he frecuentado durante la pandemia comentarios que achacan el virus a una conspiración universal con un objetivo final: insertarnos un chip, financiado por Soros y Bill Gates, con el que los enviados del diablo nos controlarían definitivamente.
Lo paradójico es que quienes defienden esas tesis lo hacen a menudo de forma hiperactiva a través de Goggle y un móvil cuyo mantenimiento en línea les cuesta una pasta mensual, es decir, de redes que saben hasta la talla de sus bragas o calzoncillos. Amazon no es una excepción: su base de 30 millones de clientes en 2010 o sus más de 200 millones de apuntados al Prime Day en 2017 son datos desfasados. En el interín Jeff Bezos, el fundador, se ha convertido en el tipo más rico del mundo vendiendo únicamente el 2% de su participación en la sociedad. El futuro pasa sin duda por él, un poder omnímodo que igual sirve para meterte un espía en casa (Alexa), colaborar con la CIA, financiar las tesis de grupos políticos que niegan el cambio climático y, desde luego, atacar cualquier intento de sindicación, o sea, de “sedición” de sus trabajadores. Si es difícil que a través de sus métodos de contratación se le cuele algún rojo, más difícil es que alguien conserve el puesto de trabajo si enrojece al ver las deplorables condiciones de trabajo en sus almacenes.
COSECHA ROJA
El primer personaje de la novela del mismo nombre es Bill Quint, un sindicalista de Chicago que pronto desaparece, quizás porque Dashiell Hammett, el autor y ex agente de la Pinkerton, quería subrayar que lo que se cuece casi siempre, en ese caso en Poisonville (“ciudad venenosa”), no es una reivindicación laboral, sino quién manda en la ciudad.
Hammett abandonó la escritura en 1934, veintisiete años antes de su fallecimiento, y apenas siguió escribiendo guiones cinematográficos que le servían para sobrevivir. Desde entonces se dedicó a desarrollar decenas de actividades por los derechos civiles que acumularon casi 300 páginas en los archivos del FBI y le llevaron una temporada a la cárcel. Todo ello, sin embargo, teñido del pesimismo profético y lúcido de quien siempre se supo perdedor.
Instructivo artículo, que aún me ayuda más a sobrellevar a no ser cliente de Amazón……………………………...al día de hoy no he colaborado con eta empresa y lo de Pikerton siempre supe que la dirección la llevaba desajustada y en línea recta el automóvil se le iba a la derecha en exceso y marcadamente. Salud.
ResponderEliminarGracias por el comentario y enhorabuena por no haber caído nunca en la tentación "amazónica". A mí Pinkerton solo me sonaba a vieja novela negra. Ambos siguen...
ResponderEliminarLa Agencia Pinkerton, yo pensaba que era cosa de ficción. Que negro y escorado a estribor todo lo relacionado con las tramas detectivescas. Menos mal que tenemos a Carvallo. El video final, pues eso,precioso. Y el tema de Amazon, cuanto má consuma la gente mas poder tendrán. Capitalismo habemus...
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