GINGER
El verano de 2021 Enric Cervera, ex compañero de colegio marista y "amic", me pasó un corte de lo que un año después sería GINGER, ARTEfacto que, incluyendo música, poesía y collages, hoy intento presentar a los y las seguidoras del blog. La canción elegida para la ocasión era “Potser ja no haig” (Quizás ya no haya) (https://youtu.be/gOYACgdi6Eolist=OLAK5uy_mFaYxwX87EzdR7_gMEav4OWc01WOhk0Ss), una delicia que incorporé inmediatamente a la playlist de ese verano y encendía la curiosidad por el resto del disco.
No me extraña que siga enfrascado en proyectos múltiples alrededor de esos dos mundos, porque yo le recuerdo como el más vanguardista de los compas de colegio. Él no recordaba que yo mismo, con tal de seguir su estela, le había birlado en su día dos vinilos que todavía conservo (un single de Leo Ferré y el “A quick one” de los Who). Tampoco recordaba que un día trajo al cole el “Their Satanic Majesties Request” (Rolling Stones), lo que en aquel lugar y tiempos era una herejía merecedora de castigo eterno. También recuerdo su peinado beatle, las primeras patillas largas, un chaleco igual o parecido al que McCartney lucía por aquel entonces, e incluso, de eso no estoy seguro, que llegó a vestir una camisa de papel, entonces un icono pop. Cuando por fin se decantó por el contrabajo formó parte del gruperío underground de la época (Tropopausa, Perucho´s…), algunos de cuyos discos son joyas para coleccionistas, y así ha seguido hasta nuestros días, participando en cuanto le permita crear y disfrutar, algo que transmite con una ironía muy pegada a la tierra. En la actualidad Enric sigue renovando mi catálogo musical con espléndidos consejos que más de una vez acerco al blog.
El caso es que GINGER no es, como pensé en un primer impacto, un homenaje a Ginger Rogers, actriz y bailarina mítica del cine musical del pasado siglo, sino a alguien que tenía olvidado, pero enlaza muy bien con la historia: el batería de Cream, Ginger Baker.
Digo que enlaza muy bien con nuestros años mozos, porque en el intervalo preuniversitario, que yo transité en una academia de la Vía Laietana de Barcelona, es decir, ya lejos del marista “olor a café, a desayuno seco, descompuesto en las bocas tibias de los confesionarios” (Rafael Alberti), P. , otro avanzado compa de aula con gafas redondas tipo John Lennon y ojos de fumado precoz, me descubrió el solo de casi 14 minutos que Baker se largaba en “Toad” (https://youtu.be/GDDPn4k10WU), último corte en directo del legendario “Wheels of fire” (Cream), un solo que nosotros, jóvenes hambrientos de modernidad, remedábamos entre clase y clase baqueteando con las manos.
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los autores en plena "feina" |
Como no soy imparcial, solo diré que la palabra que se me ocurrió a la hora de calificar un ARTEfacto que contiene 32 poemas y otros tantos collages y canciones tratadas con un cuidado notorio es “delicatessen”, dicho así, como hablando de manjares gastronómicos. Simplemente advertir que, como los pequeños platos de un menú amplio y estrecho, hay que degustarlo con calma y sin prisas porque está lleno de sabores/sorpresa: ternura, melancolía, juego y tantas cosas más...
La belleza, el carácter artesano e independiente del “producto” merece regalarlo o auto-regalárselo a uno mismo. Se puede adquirir en FNAC o contactar a través de: gingeralbum2022@gmail.com
Ánimo!!!! vale la pena.
Para hacer boca otro pequeño entrante: “Perdre el somriure” (Perder la sonrisa)
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