martes, 10 de septiembre de 2024

Arte Thomasson

ARTE THOMASSON

Gracias a Pedro Torrijos, twittero al que sigo y autor de un libro tan curioso como recomendable, “La pirámide del fin del mundo”, he conocido un tipo de arte que ignoraba, el Thomasson. 

El nombre está tomado de un jugador de beisbol, Gary Thomasson, que considerado uno de los mejores del mundo fue fichado por un club japonés, convirtiéndose en el mejor pagado de la liga de ese país. La putada es que el rendimiento deportivo de Thomasson no solo fue descendente durante los dos años de su estancia en Japón, sino que acabó en el banquillo y estuvo a punto de batir el récord de strickhouse (eliminación por fallos de bateo) de la liga.

Un conocido artista de vanguardia, Genpei Akasegawa (Yokohama- 1937-2014), se basó en esa experiencia para inventarse un movimiento artístico y darle el nombre del bateador fallido. Partiendo del principio de que el arte es una “disciplina” inútil, que no tiene función ni posibilidad de uso, y tras una investigación que nació como una broma, la recopilación de elementos arquitectónicos también fallidos, Akasegawa creó con varios artistas contemporáneos la Sociedad de Observación de la Calle, dedicada a descubrir ese tipo de arte cotidiano, del que acompaño un par de ejemplos curiosos.

Otro de los miembros más destacados del grupo, tanto por lo prolífico como por la excentricidad de su obra, de tono humorístico y transgresor, es Terunobu Fujimori (Miyakawa-Mura – 1946). 

Instigador del grupo de Detectives de la Arquitectura, precedente de la sociedad antes citada, Fujimori reinvierte tanto materiales, normalmente naturales, como modos tradicionales. El  ejemplo más conocido es su famosa Casa de Té Takasugi-an (Casa de té demasiado alta), que subvierte la costumbre nipona de agacharse al entrar, ubicándola a una altura de seis metros y acceso casi imposible. 

Sin esa pretensión artística, pero también crítica, tanto del despilfarro de recursos como de la banalidad de profesionales o simples usuarios, corren por las redes ejemplos diversos que recuerdan al Arte Thomasson. 

Boniatobill, twittero con más de 40.000 seguidores, suele usar la expresión “esto pa qué…” para dar a conocer barbaridades arquitectónicas, de diseño absurdo, o simplemente de uso estúpido o temerario de objetos varios.

También habituales son los concursos, normalmente informales, sobre incumplimientos graves en la protección de riesgos laborales, pero husmeando en las redes he sabido que una federación empresarial incluso convocó un certamen real, con premio incluido, para la foto de actividad temeraria que consiguiera más twits. Acompaño un ejemplo espectacular de andamio que me parece pura creatividad thomassiana…

Como artistas reconocidos, tanto la de Akasegawa como la de Fujimori son obras muy cotizadas, algo que puede asombrar a primera vista, pero comprensible si nos acercamos a lo que el estudioso de urbanismo y  colaborador de “El Intermedio”, Erik Harley, denomina “Pormihuevismo”, un tipo de “arte” muy extendido en el reino de España y mucho más caro e inservible que el de los artistas japoneses. 

La obra más importante del “pormihuevismo” patrio es la “Ciudad de la Justicia” de la Comunidad de Madrid, un proyecto iniciado en 2004 y abandonado el 2009, tras dejar un reguero de mierda de 355 millones y un solo edificio de los catorce planteados. El único uso conocido en estos casi veinte años fue servir de morgue durante la pandemia. 

Ayer mismo se supo que uno de los entonces consejeros de la comunidad ha sido condenado a siete años de cárcel por la Audiencia Nacional, pero no, por lo menos por ahora, la principal mentora de la “ciudad”, Esperanza Aguirre que, pese a ser por entonces presidenta, ha declarado poco más o menos que “ella solo pasaba por allí”. Isabel Ayuso, su alumna aplicada, ha renovado el proyecto, que ahora prevé costará 680 millones (que venga dios y lo vea…) y, según la artillería mediático-económica normalmente a su servicio, ahorrará el coste del mantenimiento de la dispersión de inmuebles actual (hojalá…). 

Si la ciudad se lleva finalmente a término, el único edificio existente pasará milagrosamente de “obra de arte Thomasson” a simple “edificio funcional”.

Para acompañar el festín/festejo he elegido esta actuación de la "Balkan Paradise Orchestra" con Miki Florensa, guitarrista de La Pegatina, grupo que ya estuvo en el blog no hace mucho (https://charlievedella.blogspot.com/2024/02/botones.html). Por cierto, hace solo dos semanas la fanfarria catalano/balkánica ofreció un concierto de la leche en el el Urdu Folk de Orduña. 

¡¡¡ A bailar !!!