POBRES
Para no ser menos,
las calles de Bilbao también se están llenando de pobres ostentosos, los que no
se cortan y salen a las puertas de los centros comerciales o a los portales,
principalmente de las casas bien, a pedir un euro que echarse al bolsillo.
Ya no se trata de
esas bandas de familias organizadas alrededor de un pequeño capo mafioso que
les exige una recaudación mínima al acabar la jornada de “trabajo”. Es una
nueva especie de pobre que va expandiéndose por mucho que el PIB haya subido un
pírrico 0,1% y el país grande, no sé el pequeño, ya no esté en recesión. Estos
pobres son especialmente cuidadosos. Se les nota en su forma de vestir y en los
textos de los cartones con los que nos transmiten que no tiene casa, comida,
ayuda, ni recursos, sin faltas ortográficas, con una caligrafía de persona
escolarizada.
Su despliegue viene
siendo imparable. En algunas calles del centro de Bilbao hay un pobre cada diez
portales y ya se les ve turnándose en los supermercados como siempre lo han
hecho en las iglesias.
Podía haber
dedicado una entrada al pobre de mi barrio, como antes lo hice al peluquero o
al frutero, no en vano Terry, el amigo nigeriano que empezó a vender “La
farola” y más tarde a pedir a cambio de nada a la puerta del supermercado, me
ha relatado esta mañana sus veinte días de “vacaciones” en el CIE de Aluche
(Centro de Internamiento de Extranjeros), sin poder dormir por el miedo a ser
repatriado. Ya antes de su ausencia forzada por una orden judicial, había sido
remplazado por otros dos mendigos, y si últimamente solo de vez en cuando venía
a saludarnos, a preguntar por nuestra familia y aceptar con dignidad que le pagara
un pincho de tortilla, ahora deberá pactar turno con ellos.
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viñeta de El Roto |
Es verdad. Ha
vuelto al país el pobre de solemnidad, una especie que creíamos destinada a las
naciones del tercer mundo, a las que llamábamos con superioridad y cierto
desprecio, eso, países pobres. Pero, lentamente, como una plaga bíblica, las
calles vuelven a estar pobladas de pobres nativos. Es una pandemia de alto
riesgo de la que no pueden librarnos las vacunas ni los milagros.
Según Caritas, en
2012 ya había tres millones de pobres en el estado español, más de uno por cada
veinte habitantes. Al otro lado de la barricada, el número de ricos ha aumentado
un 5,4% y un 13,2% el de millonarios. Vamos… que el dinero simplemente está
cambiando de manos.
Podría haber
escogido como banda sonora principal “Cuando la pobreza entra por la puerta el
amor sale por la ventana”, una verdad como un puño…, pero me ha parecido más
reconfortante la versión del Desolation row de Dylan que nos dejó Fabrizio de
André antes de morir tan prematuramente: La vía de la povertá (la calle de la pobreza), que puedes escuchar en Spotify:
Fabrizio De
Andrè – Via Della Povertà
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