LA PRESENTACIÓN DE “ESE PUNTO PRECISO EN EL QUE ENCALLAS”
Cuando iba con mi amigo Edorta a la presentación del libro le comenté que
mucha gente me había llamado para decirme que no podía ir, y él me recordó algo
que yo le había contado. A los pocos días de que él mismo presentara
“Para después de la nada” en la Casa del Libro hace ya seis años, hostias cómo
pasa el tiempo…, fui a la librería a algún trámite y me encontré con otra
presentación. Un par de tipos encorbatados, por lo que dijeron agente literario
y escritor, presentaban un libro de vampiros, entonces muy de moda, ante una concurrencia
de dos personas. Estuve unos minutos y pude oír que la primera tirada era
de 10.000 ejemplares. Joder!!! Pero lo digo sinceramente, no me daban ninguna
envidia. Yo iba a vender muchísimos menos libros, pero unos días antes mis
amigos habían llenado ese mismo foro.
Edorta me consolaba explicándome que él había estado en presentaciones con
un único “espectador”, pero me acordaba de aquel tipo comunicando a solo dos
personas las maravillas de un libro sobre vampiros, que no sé que tenía que ver
con su vida y la de la gente común, y tenía pánico. Sí, muchos amigos habían
tenido la grandeza de llamarme casi pidiendo perdón por su ausencia forzosa,
viajes comprometidos, compromisos familiares, recordándome que les reservara un
ejemplar, pero me angustiaba la posibilidad de enfrentarme a un auditorio
reducido. Cuando vi que, pese a esas ausencias forzadas, el “público” casi
duplicaba al de mi anterior presentación, confirmé que no hay nada que pueda
suplir a quienes te quieren y abrazan cuando sufres o, como en esta
caso, saben que te pueden dar una alegría.
Así que el pasado viernes, en “loor de multitud” de amigos, otros cuantos
amigos presentamos “Ese punto preciso en el que encallas”, editado por Agalir Ediciones Solidarias, y yo, al menos, me lo
pasé francamente bien. En unos días el libro podrá adquirirse en cualquiera de las librerías de la red de Elkar del País Vasco, y en nuestro barrio de Santutxu en la Copistería Dina.
Para la ocasión “Old friends” (“Viejos amigos”), ya sé ya sé, un poco ñoña,
pero aun así es una de mis preferidas de Simon y Garfunkel, que uno empieza a
estar en edad de soltar la lagrimilla...
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