CATEDRAL
Henry Beyle (Grenoble - 1783-1842), entró un día en la Basílica de
la Santa Croce de Florencia y le dio un vahído ante la contemplación
del templo, un éxtasis que desde entonces es llamado “síndrome de
Stendhal”, alias del autor de “Rojo y negro”. Actualmente
debería pagar 8 euros, 48 por una visita guiada, para recorrerla
entre cientos de turistas que huelen a sudor y protección solar, y
pese a que la basílica preserva su esplendor la emoción no sería
la misma.
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La Pagoda |
El fenómeno de la gentrificación, del que ya he hablado en otras
ocasiones, hiere la belleza de los templos turísticos, es decir,
los mejores, diseñados para enaltecer, asombrar, estremecer,
dependiendo del estilo, el volumen o el color y la luz velada que
entra por sus rosetones y vidrieras, al eliminar algunas de sus
características principales, el silencio y la sensación de soledad
compartida.
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Iglesia de los Dominicos de Alcobendas |
Aunque las iglesias eran el epicentro de la vida social y un lugar de
encuentro, y en su interior se producían y reproducen arengas
destinadas a amedrentar a los fieles, a salvo de las muchedumbres
preservan el sobrecogimiento que impone la intención artística, a
veces contenida, otras excesiva, de quiénes las idearon.
Miguel Fisac (Daimiel – 1913-2006) era pariente y paisano de mi
abuelo materno. Aunque vivió hasta 2006 no le llegué a conocer, y
pese a mi interés por cualquier tipo de expresión artística no lo
hice en su caso, creo que por el prejuicio de haber sido el
arquitecto estrella del opus-dei durante buena parte de su vida
profesional. Para los desatentos a la arquitectura les recuerdo un
acontecimiento controvertido que cundió entre los medios
periodísticos de la época: la demolición de un edificio
emblemático de Madrid llamado La Pagoda. Fisac era el creador de
obra tan peculiar. Según las malas lenguas pagó su tosca salida de
la secta, así definió al Opus al largarse, y pese a la oposición del
colegio de arquitectos, Álvarez del Manzano, alcalde y él mismo
miembro de la “obra”, se responsabilizó de su demolición en
1999.
Hablo de Fisac por desagravio personal y porque durante su época
religiosa diseñó hasta siete Iglesias, algunas de ellas con una
mezcla de sobriedad y luminosidad que impresiona. No en vano tres de
sus construcciones están consideradas entre los veinte mejores
edificios de Madrid en el siglo XX, entre ellos la iglesia de los
dominicos de Alcobendas.

Paul Horn era otro “místico” de la belleza, también dopado por
la creencia religiosa, en este caso cristiana, pero en la mayoría de sus discos inclinada al hinduismo. Quería haber incrustado el corte en el blog por una autenticidad sonora en vivo que incluye hasta una tos y su mayúscula hermosura, pero al buscarlo en internet he visto que el disco no ha sido digitalizado. Se ofrece por un precio módico en Spotify (https://www.merchbar.com/vinyl-records/paul-horn/paul-horn-in-concert-st-marys-cathedral-s-f),
en su formato de vinilo inicial, y yo lo presto previa garantía de
conservación. He podido incorporar, eso sí, una de las múltiples
versiones corales que hay en Youtube.
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Catedral de Bilbao |
Sigo con las catedrales para confesar que a veces, en los días
desapacibles o multitudinarios, me gusta entrar en la de Bilbao, que
en épocas no turísticas es, para un apóstata como yo, un remanso
en el que reposar la mente y admirar la hermosura del coro, los
vitrales, pero sobre todo del triforio que la rodea. Me apunto por
tanto a la heterodoxia de Fisac, que algún crítico calificó de
“pagana”, porque me permite suplir la religiosidad por la emoción
que Stendhal sintió por la belleza.
Pero para rebajar el famoso síndrome he elegido otro viejo tema en
directo, “Cathedral”, de Crosby Stills and Nash, un grito airado y
dolorido por ese Cristo “en nombre de quien tantas personas han
mentido y muerto”. Amén.
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