PROGRESO
Dos textos sobre progreso y conservación del imprescindible “El infinito en un junco” de Irene Vallejo me han llevado a reproducirlos tal cual y aprovechar el empujón para contar algunas impresiones personales sobre el tema.
Vaya por delante que no soy enemigo de la modernidad, eso sería una estupidez, pero sí creo que a los “modernos”, me refiero a los impulsores de las nuevas tecnologías, les suele faltar espíritu autocrítico de tan pavos como están de sus conquistas. Me refiero desde luego al tipo de superdotados místicos que tan bien refleja el personaje de Peter Isherwell en “No mires hacia arriba”, gente que hace del progreso una especie de extraño culto religioso del que, por descontado, ellos son entre dioses y pontífices, pero también de sus feligreses, que se creen más listos porque profesan la fe y son capaces de manejar cuatro aplicaciones más que su vecino.
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El iluminado Peter Isherwell |
Los pontífices de ese modelo de progreso se vanaglorian de que un médico te pueda atender por internet pero le piden a otra médico de atención primaria una copia del título porque no pueden acceder a una base de datos del propio sistema de salud (experiencia que me contó la “víctima” el pasado lunes).
Pero tras el rollo aledaño nada mejor que transcribir los dos textos de Irene Vallejo sobre progresos, “conservaciones” y pérdidas.
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un libro imprescindible |
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La fregona, gran invento español |
2) "En el siglo XX, el cine ha sufrido sucesivas oleadas de destrucción producidas por los cambios de soportes. Agustín Sánchez Vidal ofrece un cómputo de pérdidas: «El material más afectado es el anterior a 1920, ya que hacia esa fecha las cintas son destruidas, al pasar las películas de una o dos bobinas (con una duración de entre diez y treinta minutos) a la duración estándar de hora y media. La emulsión se aprovecha para recuperar las sales de plata, y el soporte de celulosa, para fabricar peines y otros objetos. Las pérdidas por este concepto rondan el 80 por ciento. En torno a 1930 se pierde cerca de un 70 por ciento al producirse una oleada de destrucciones, todavía más sistemáticas, debidas al paso del cine mudo al sonoro. Y en la década de los cincuenta tiene lugar la tercera, al sustituir la película inflamable de nitrocelulosa por la seguridad del acetato. En este caso las pérdidas no resultan fáciles de cuantificar. Si se toma como ejemplo nuestro país, puede estimarse que se conserva solo un 50 por ciento de la películas del periodo sonoro hasta 1954». Cada paso del progreso ha supuesto a su vez una devastación."
El progreso también nos permite conocer la música y la vida de alguien después de muerta, en este caso de la cantante y trompetista Jaimie Branch, fallecida hace apenas unos meses. Creo que esta larga pieza, “Prayer for Amerikkka pt. 1 y 2” sobre la agresión racista a una chica de 19 años, resume muy bien la belleza desagarrada de su jazz-punk. Sé que es un poco fuerte pero vale la pena verla y escucharla entera y más de una vez.