FACEBOOK 1 - SUEÑOS
Desde que me inicié siempre he pensado que las redes sociales son
como la vida misma pero a lo bestia, con un inconveniente, dejan acta
notarial de éxitos y bondades, pero también de errores y ruindades.
Recién alumbrado al mundo de Facebook me lleve un par de sorpresas
sucesivas. A una de ellas hice alusión en una entrada anterior, así
que no me extiendo. A la otra me pongo porque tiene su cosa
nostálgica.
Creo que corría 2008 cuando A.M., con el que había perdido
contacto veinte años antes, me solicitó que le añadiera a su lista
de amigos de Facebook. Cómo no…!! A.M. no solo había sido compañero
de trabajo, sino de sueños. Acabábamos de pasar la oposición tras
un periodo combativo como contratados eventuales y ya estábamos
anhelando dedicarnos a lo que nos gustaba de verdad, escribir, a
poder ser poesía.
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las tertulias pasaron por Casa Isidro, El Raval, locales con dueños que escribían poesía y participaban en la tertulia, y el mítico Els quatre gats, con el espléndido cuadro de Ramón Casas |
En poco tiempo congregamos a un grupo de aspirantes a escritores, y
entre tertulia y tertulia literaria y vino, mucho vino, creímos
llegado el momento de montar nuestra propia editorial. Sin llegar a
los veinticinco años de edad y con un equipaje casi vacío
conseguimos una entrevista con Enrique Badosa, poeta reconocido y aún
en activo. Creo recordar que en un despacho del desaparecido El
Noticiero Universal de Barcelona. Nos atendió con una amabilidad y
respeto envidiables, porque nosotros le veíamos entonces como un
poeta más o menos pasado de moda y él, imagino, como dos gilipollas
que se creían capaces de comerse el parnaso. Recuerdo que se echó
las manos a la cabeza cuando le anunciamos el nombre que augurábamos
a la colección, ”Moco de pavo”. Todo entre underground y
populachero... Como es evidente el sueño, perdón, el proyecto, no
se materializó, aunque ambos publicamos poco después nuestros
primeros libros.
A.M. era un tipo raro, creo que marcado por determinados aspectos
trágicos de su infancia y adolescencia, así que no me extrañó que
tras veinte años de desconexión volviera a desaparecer de Facebook
después de media docena de pequeñas y algo peculiares
conversaciones. En el intervalo le pregunté si había seguido
escribiendo pero no llegó a contestarme. No me choca. Poco tiempo
después una amiga común me comunicó que había fallecido. Las
fechas coincidían con su desaparición en la red.
He buscado en los registros si hay alguna publicación más que su
primer y único libro y no es así. Es una pena. Tenía una
imaginación desbordante, capaz de escribir un relato de un tirón
sin corregirlo, y con algo de disciplina creo que hubiera llegado a
crear algo sonado.
Hace unas semanas busqué a otro de aquellos escritores noveles en el
mismo facebook. Fue el primero en publicar y pronto se hizo una
tarjeta de visita que bajo los apellidos señalaba con petulancia la
profesión que le adornaba: poeta. Tampoco ha vuelto a publicar y
ahora, casi cuarenta años después, supongo que abandonado por la
inspiración, se presenta en su perfil como actor figurante.
Sueños…
Canté muchas veces a viva voz este “Rosa rosae” de José Antonio
Labordeta con A.M., cuya letra resume muy bien parte de nuestra
infancia.