domingo, 23 de agosto de 2015

UN POEMA DEDICADO A MI PADRE

Cuando mi padre decidió desconectarse del mundo real hace unos años le dediqué este poema, que rememoraba algunas etapas de su vida. Incluido en un audio-libro, “Familia”, a cuya totalidad puso voz María Uriarte, este poema tenía, precisamente, una segunda versión con imágenes seleccionadas por mi hija Laia.


Como mi padre falleció el pasado jueves me ha parecido casi obligado recordarla en el blog.

martes, 18 de agosto de 2015

Un poema de Raúl Zurita

UN POEMA PARA SER VISTO DESDE EL CIELO

No sé el número de visitas que habrá tenido el poema que Raúl Zurita excavó en el desierto de Atacama a raíz del artículo que Rosa Montero le dedicó hace unos meses. Yo no he podido resistir a la tentación, y he aprovechado la indicación de sus coordenadas para descubrir una caligrafía colegial de más de tres kilómetros en una página rocosa y polvorienta. 



Detenido, preso y torturado por la dictadura de Pinochet, dicen sus biógrafos que durante su cautiverio soñó con poemas celestes. En 1982 cumplió su sueño y escribió un poema de humo con la ayuda de varios aviones en el cielo de Nueva York, y en 1993 creó el geoglifo al que hizo referencia Rosa Montero con un breve texto, “ni pena ni miedo”, que debe ser observado desde ese mismo cielo.  Helo aquí. 


lunes, 10 de agosto de 2015

EL SOL, CADA VEZ MÁS CARO

Siendo administrador anual de la comunidad de propietarios, hace unos siete años se me ocurrió proponer la instalación de placas solares en la cubierta del edificio. Un ingeniero emprendedor en renovables había subido conmigo a la cubierta, y tras una inspección que avalaba que esos 250 metros de cubierta con orientación sur eran idóneos hizo un estudio que aseguraba que en cinco años, o sea, ahora mismo, habríamos amortizado la inversión y empezado a tener beneficios.



Mis vecinos, sin duda más listos y cautelosos, descartaron la inmediata puesta en marcha del proyecto y lo metieron en el cajón de nunca jamás. Teniendo en cuenta que con los recortes a las renovables el plazo de amortización sería ahora de treinta y un años, casi seguro que ya me habrían corrido a gorrazos…

Para mayor información transcribo el artículo publicado por María José Esteso en Diagonal y os remito a la entrada que publiqué en Facebook hace unas semanas (https://www.facebook.com/carlos.berries/posts/475311502636486?pnref=story).
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Industria quiere aprobar una norma que penaliza de nuevo el autoconsumo de las renovables.

María José Esteso Poves-Diagonal-24/07/15-Edición impresa


El 5 de junio pasado, Día Mundial del Medio Ambiente, el Gobierno hizo público el segundo borrador de Real Decreto de Autoconsumo, que impone más tasas a la autoproducción energética. La normativa mantiene el llamado “impuesto al sol” y pretende gravar las instalaciones renovables, sobre todo las fotovoltaicas, no sólo las nuevas, sino las que ya están funcionando, que deberán adaptarse a los nuevos peajes.

El borrador se ha tramitado con mucha rapidez a pesar de la oposición con la que cuenta. El ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, solicitó que esta normativa se tramitara con carácter de urgencia, aunque hay otras a la espera. Tras 15 días de información pública, se han presentado cerca de 200.000 firmas de rechazo y 34.000 alegaciones, aunque éstas no tienen carácter vinculante. Pero todo indica que en los próximos Consejos de Ministros, antes de la convocatoria de las generales, quedará aprobado el Real Decreto de Autoconsumo.

Particulares, pequeñas empresas, productores de renovables, cooperativas y grupos ecologistas han denunciado este nuevo gravamen a las renovables y argumentan que beneficia al oligopolio eléctrico. Soria argumenta que es necesario que “todos los consumidores estén en igualdad de condiciones”. Mien¬tras, todos los partidos de la oposición, excepto PNV y CiU, ya se han comprometido a derogar el real decreto en caso de que sea aprobado.

Ataque a las renovables
Tras varias reformas legales y decretos, las renovables en el Estado español están paralizadas. Las puertas giratorias han situado a expolíticos de los gobiernos del PSOE y PP en los consejos de administración de las eléctricas. Hasta 43 excargos han estado en nómina de las multinacionales eléctricas españolas, incluidos los expresidentes José María Aznar y Felipe González.

“A este tipo de borradores sólo les falta poner la firma de las eléctricas”, señala Javier García Breva, exdirector del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), miembro de la Fundación Renovables.

En sólo dos años, el Ministerio de Industria ha redactado dos borradores de autoconsumo. “Ante la amenaza del impuesto al sol, aunque el primer borrador no se ha convertido en norma, se ha paralizado el autoconsumo”, dice Cote Romero, directora de Ecooo. En 2013, Soria y el secretario de Energía, Alberto Nadal, suprimieron las primas a las renovables, 3.000 millones de euros, en contra de todos los informes técnicos que no avalaban la decisión. La medida está en los tribunales gracias a la iniciativa de la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético y la Fundación Renovables. Ahora el Ejecutivo, antes del fin de la legislatura, amenaza con dejar todo atado a favor de las grandes eléctricas con la aprobación del Real Decreto de Autoconsumo.

Para la responsable de Ecooo, hay que apostar por el empoderamiento de la ciudadanía en materia de energía, en ahorro y eficiencia energética. “Está claro que el Gobierno y el oligopolio de las eléctricas están haciendo un ataque furibundo contra el autoconsumo. Porque el parque tecnológico se ha abaratado mucho y ven amenazado su negocio”, señala Romero.

Este borrador de ley salió a la luz cinco días después de que la empresa Tesla, especializada en acumuladores y coches eléctricos, anunciara una revolucionaria batería mucho más barata y más eficiente que los modelos actuales. Esta batería permite almacenar durante más horas la energía que se consigue en las horas de sol para usarla después. Una demanda de los defensores del autoconsumo que solicitan el llamado balance neto –poder usar la energía que se ven obligados a verter a la red durante las horas de sol–. El borrador del Gobierno penaliza a los productores que se enganchen a las baterías. Muchas familias se animaron a invertir en renovables gracias al decreto de 2007 que pretendía reducir las emisiones de CO2 tras la Cumbre de Kioto. Hoy, gran parte de esas casi 60.000 familias que compraron los equipos fotovoltaicos para huertos solares o placas en sus tejados tienen problemas económicos e incluso han sido desahuciadas de sus viviendas al empeñarlas en esta inversión.

En el país del sol
Según la Unión de Empresas Foto¬vol¬taicas (Unef), la instalación de nueva capacidad fotovoltaica en España en 2014 fue de apenas 22 megavatios (MW). Este ritmo de actividad responde a la “práctica paralización del mercado en España”, explican desde la Unef. Mientras que la nueva capacidad fotovoltaica en países como Reino Unido o Alemania, con la mitad de horas de sol que España, es de 2.270 MW y 1.900 MW. Lo mismo sucede en Francia, donde se han instalado 1.000 MW y ya está en marcha reducir el peso de la energía eléctrica de origen nuclear –ahora del 75%– para pasar al 50% y aumentar la cuota de las renovables en el sistema en un 32% en 2030. España también está por detrás de Portugal, que en septiembre de 2014 reguló el autoconsumo, permite vender los excedentes de energía a la red y hace posible que cualquier persona pueda producir su propia electricidad.

Pero la política energética en España tampoco cumple las recomendaciones de la UE. La Comisión Europea, donde el exministro de Medio Ambiente Miguel Arias Cañete es comisario de Acción Climática y Energía, publicó el pasado 16 de julio el documento Mejores prácticas para el autoconsumo de energías renovables, en el que se afirma que “la estrategia de la Unión Europea sitúa a los consumidores en el centro de las políticas energéticas, animándoles a asumir como suya la transición energética (…)”. El documento también señala que “el autoconsumo energético puede producir un gran número de beneficios tanto para los consumidores como para el conjunto del sistema eléctrico” y puede aminorar los costes, “especialmente en aquellos países soleados, en los que ayuda a reducir los picos de demanda producidos por el uso de los aires acondicionados”.

Los últimos de la fila
Pero la tendencia aquí es otra. Según datos de 2013, España se encuentra en el puesto decimonoveno en el cumplimento de la Directiva Europea 2009/28/CE para alcanzar el consumo del 20% de energía renovable para 2020.

Para García Breva resulta “lamentable” que ni con el Gobierno anterior ni con el actual se haya cambiado la política energética. Todo lo contrario: ambos gobiernos se han dedicado a argumentar que las energías renovables son caras, dice. “En 2010, Miguel Sebastián distribuyó un informe a los medios de comunicación que decía que las renovables nos iban a costar en los próximos 25 años 126.000 millones de euros”, explica. “Curiosamente, José Manuel Soria sacó otro documento que decía lo mismo, casi la misma cifra, 125.000 millones”, continúa. Pero aclara que si se divide esa cantidad entre los 25 años, el coste medio de las renovables sería de 5.000 millones al año. Y asegura que, si hiciéramos las cuentas de lo que nos vamos a gastar en importaciones de gas y petróleo, el resultado sería diez veces superior en los combustibles fósiles que en las energías renovables. García Breva lamenta que no se valore que España sea rica en sol.

Según ha declarado recientemente la exministra Cristina Narbona en una conferencia sobre el cambio climático, “el grado de miopía” en España con las renovables es “un problema que viene de atrás: en 2010, Miguel Sebastián fue el primero en recortar las primas a las renovables. Lo que se hizo fue un error”, admite. La exministra de Medio Ambiente apunta también que “es necesario recordar que el sol y el viento son combustibles gratuitos. Hay que promocionar las energías renovables y, sobre todo, el ahorro y la eficiencia energética”.

A pesar del parón de las renovables, un informe de la Asociación de Empresas Productoras de Energías Renovables da a conocer que el uso de renovables en España en 2013 evitó la importación de 19,7 millones de toneladas equivalentes de petróleo (7.309 millones de euros) y la emisión de 56,5 millones de toneladas de CO2a la atmósfera.

En la Cumbre del Clima de París de diciembre próximo volverá a quedar de manifiesto que el objetivo marcado por la ONU de reducir las emisiones un 70% hasta 2050 e impedir que la temperatura media del planeta suba dos grados en lo que queda de siglo es improbable: de seguir al ritmo actual, en 2020 llegaremos al límite de concentración de dióxido de carbono.
“Ya sabemos lo que está pasando y podemos ser la primera generación en hacer frente al cambio climático. Sin embargo, la urgencia no se traduce en la agenda política”, concluye Narbona.

Las distintas varas de medir la energía
Para Javier García Breva, experto en renovables, es “curioso” que tanto el Gobierno del PP como el anterior del PSOE no hayan permitido conocer los costes reales de la energía eléctrica: “Son costes reconocidos por el Gobierno de turno, pero a los que no tenemos acceso los ciudadanos”. Apunta hacia la auditoría de las cuentas de las eléctricas como demandan organizaciones de consumidores y ecologistas. García Breva explica que las eléctricas se han beneficiado de varios ‘rescates’ en los últimos gobiernos, y que los miles de euros que éstas han cobrado los ha pagado la ciudadanía en el recibo de la luz.



domingo, 2 de agosto de 2015

EL SILBIDO

En una pintoresca pirueta político-semántica, la denominada Comisión Antiviolencia ha multado hace unos días a Barça, Athletic y otras entidades por la pitada casi unánime dedicada al actual monarca español, Don Felipe VI, en la última final de copa de fútbol, alegando la realización de “actitudes intolerantes generadoras de riesgo en el propio recinto”. 

Según la comisión, la silbada colectiva atentaba a la seguridad del Estado, por lo que ha requerido el beneplácito del secretario del ídem, casi nada… Que silbar pueda considerarse violencia y su multiplicación colectiva un atentado a la seguridad del Estado no solo es la rehostia, sino que da al fenómeno una entidad que me ha inspirado unas cuantas líneas. Véase.

En mi adolescencia la forma, volumen y otras características del silbido generaban personalidad. El buen silbador, con los dedos en círculo entre los labios y un producto penetrante de decibelios altos, era un chaval de barrio que lo usaba como un elemento identitario de su pandilla. El silbido tenía un código que alternaba el aviso, la chanza o la simple  comunicación. 

Sin tantos medios musicales a mano, el silbido tenía otra utilidad: la interpretación. Yo era un niño cuando un grupo de británicos desarrapados desfilaba silbando con orgullo mientras construía un puente sobre el río Kwai en la pantalla de un cine de barrio de Barcelona y, bien o mal, además de su carácter identitario, el silbido tenía cierta categoría artística.

De aquella época es Kurt Savoy, al que en los años sesenta se conocía como “rey del silbido” y hace pocos oí ofrecérsele a Joan Manuel Serrat para un proyecto común en la Cadena Ser. Estaba Serrat recordándolo a cuentas de la parte silbada de “No hago otra cosa que pensar en ti”, cuando Savoy, que lleva décadas viviendo en Francia, telefoneó a la emisora y entró en onda. Un momento mágico, sin duda.

En fin, no sé si no es una impresión personal, pero me parece que ya no se silba mucho, así que los buenos silbadores son “rara avis”. Tengo la fortuna de contar con un compañero de trabajo, ex txistulari, que lo hace de coña, y muy de cuando en cuando descubro algún intérprete innovador, el último un artista ecléctico llamado Andrew Bird, un tipo con una obra mayormente incomestible que silba en algunas de sus canciones, del que voy a apuntar un huequillo de youtube por si alguien osa...

Pero mi gran descubrimiento en materia de silbido musical se produjo en los años ochenta del pasado siglo en un vinilo doble del gran Toots Thielemans que no he conseguido encontrar en Spotify, por lo que he tenido que echar mano de otra de sus silbadas maestras, “Bluesette”. Por cierto, confirmo en la wiki que Toots todavía vive, aunque decidió retirarse el año pasado, a los 91 de edad. Qué bonito le hubiera pitado a Felipe VI…




martes, 21 de julio de 2015

TONTERIECES Y ESTUPIDERÍAS


El juego de palabras pertenece a un tal Betoret, uno de esos tipos que uno conoce en la mili y no vuelve a ver nunca jamás, pero pese a los decenios pasados aún lo uso de vez en cuando. Así que ahí va el recuerdo, el reconocimiento y el homenaje. Y como estamos en verano, una entrada ligerita, como de playa.

El titulillo viene al dedo de algunas noticias que he leído estos días en medios diversos, noticias de descubrimientos científicos que parecen responder a las preguntas ontológicas con las que Luis Piedrahita empieza sus monólogos, léase: ¿Cuánto tardan los niños en decir “cuánto falta” en un viaje largo? Y un estudio, vaya usted a saber con qué meticulosidad y fundamento,  sentencia: una hora.

el típico ácaro veloz
No sé quién encarga y financia semejantes estudios, pero sobre todo: ¿para qué sirven y cómo coño los hacen? Qué más da que el ácaro sea el animal más rápido en proporción a su tamaño o que un 47% de las personas tome directamente la leche del envase cuando nadie las ve?

Claro, siempre podrá afirmarse que la constatación de que la siesta, según un informe de nada más y nada menos que la NASA, disminuye el riesgo de infarto, aligera la depresión y ayuda a adelgazar acabará abocando a que gobiernos serios y consecuentes propongan leyes que obliguen a los trabajadores a pegarse una cabezadita después de comer. Al fin y al cabo otro riguroso estudio  de la Universidad de Loughborough ha concluido que la siesta evita errores y aumenta la productividad. Pero hay más, leo al final del mismo artículo que la NASA cree que “la falta de siesta contribuyó al desastre ecológico de Chernóbil”. Joder!!! De ser creíbles semejantes trabajos tendrían utilidad y ya tendríamos la solución para los desastres y tristezas que asolan la tierra, siestorra que te crió, pero, sinceramente, a mí me suena a campaña publicitaria de la marca España. O no?

jueves, 9 de julio de 2015

EL MAPA

Esta vez ha sido a la inversa, un poema de Wistawa Szymborska, la premio Nobel de 1996, me ha llevado a hablar de un objeto en creciente desuso: el mapa.

Aunque útil para otras prácticas menos cotidianas (el arte de la guerra entre ellas), el mapa era antaño un producto imprescindible para viajar. Antes pues de iniciar el trayecto hacia algún destino más o menos cerrado había que saber si se disponía de mapa de trayecto y zona, y si no era así, se adquiría sin la menor duda el mapa oficial, es decir, el del MOPU, en tiempos pretéritos, Ministerio de Obras Públicas, del que, como es obvio, dependía la configuración de las carreteras del estado. Lo contrario era, a mediados del pasado siglo, exponerse a acabar perdido en algún vial secundario lleno de baches y cunetas peligrosas.

Wistawa Szymborska
Salvo en las carreteras nacionales, el mapa tenía que estar permanentemente a mano, y en viajes largos acababa maltrecho y cuarteado de tanto mal doblaje. A finales del pasado siglo, con el acelerón de las obras civiles, el mapa podía estar desfasado a mitad del viaje, porque entretanto te habían construido una autovía gratuita o de peaje.

Yo mismo he padecido numerosas veces esa caducidad que te enfrenta a carreteras inexistentes y a indicaciones incomprensibles, con salidas, cruces y rotondas novedosas. En esos casos, una vez metido en una telaraña de vías perdidas siempre acababas recurriendo al primer individuo que descansaba en el crucero o junto al rótulo del pueblo, casi siempre, con perdón, “el tonto del ídem”, muy dispuesto a atenderte, desde luego, pero también a enviarte al infierno.

El mapamundi es otra historia. No sé qué habrá sido del globo terráqueo que había en una de las estanterías de la casa de mis padres. Era de un material duro, quizás madera, y descansaba sobre una peana y un eje que le permitía girar para mostrar los países de entonces, muchos divididos o simplemente desaparecidos. En una parodia inclemente del poder, Charles Chaplin jugueteaba con un globo de plástico en “El gran dictador”, y el protagonista de “El mapa y el territorio”, de Houellebecq, es un artista posmoderno que reproduce mapas de carreteras de gran formato.

Los coches llevan ahora artefactos que te dicen el desvío de la rotonda que tienes que coger, y, según me dicen, ya no es tan habitual que el único coche de grupo que se pierde es precisamente aquel que tiene tom tom.

Pero vayamos a lo serio, el poema de la Szymborska, una lúcida reflexión sobre la versatilidad de nuestro mundo a través de los mapas que lo representan:

Mapa

Plano como la mesa
sobre la que se extiende.
Bajo él nada se mueve
ni busca una salida.
Sobre él mi humano aliento
no crea remolinos de aire
y deja en paz
toda su superficie.

Sus llanuras y valles siempre son verdes,
sus mesetas y montes, amarillos y ocres,
y los mares y océanos de un azul amigable
en sus desgarradas orillas.

Aquí todo es pequeño, cercano y accesible.
Puedo con el filo de la uña aplastar los volcanes,
acariciar los polos sin gruesos guantes;
puedo con una mirada
abarcar cualquier desierto
junto a un río que está justo ahí al lado.

Las selvas están marcadas con algunos arbolitos
entre los que sería difícil perderse.
Al este y al oeste,
sobre y bajo el ecuador,
un espacio sembrado de un silencio absoluto
y en cada oscura semilla
hay gente viviendo tan tranquila.
Fosas comunes y ruinas inesperadas,
de eso nada en esta imagen.

Las fronteras de los países son apenas visibles,
como si dudaran si ser o no ser.

Me gustan los mapas porque mienten.
Porque no dejan paso a la cruda verdad.
Porque magnánimos y con humor bonachón
me despliegan en la mesa un mundo
no de este mundo.


Y para continuar con la Szymborska, una versión algo salvaje de uno de sus poemas míticos, “Nic dwa razy” (“Nada sucede dos veces”). 
Zdrowie , o sea, salud.

jueves, 25 de junio de 2015

La quiosquera del barrio

LA QUIOSQUERA DEL BARRIO

Hace unas semanas la quiosquera del barrio me anunció que su hija se había hecho cargo de un puesto en la otra punta del ídem porque no les llegaba. Dicho así me pareció una huida hacia delante, pero la intenté animar diciéndole que estaba en una buena zona, normalmente muy transitada.

El anuncio me ha hecho pensar en la galaxia Gutenberg, es decir, en el tiempo en el que el conocimiento se asociaba a la eliminación de los bosques papeleros, y yo mismo era incapaz de dormir sin echarle un vistazo al tabloide. Ahora solo lo compro los fines de semana, con un ritual que imagino tiene que ver con una especie de subconsciente religioso.

Quien aún regenta el quiosco que hay frente al edificio en el que trabajo, en la Gran Vía, hace tiempo que ha dejado de saludarme, y me mira con cara de malos amigos cuando me ve desayunando en uno de los bares de los alrededores h/ojeando  un ejemplar de cualquiera de los diarios matinales. Lo de “matinales” me ha salido sin pensarlo.  Cuando era niño, en Barcelona los había matutinos y vespertinos, y tras el descanso dominical el colectivo periodístico elaboraba “La hoja del lunes”. Eran tiempos de vacas gordas para la prensa escrita.

Durante años, el quiosquero de la Gran Vía me guardaba un ejemplar hasta hora avanzada y mascullaba un reproche a su mujer, que aún no le había dado el relevo para ir a tomar el “hamaiketako”.  Juntos blasfemamos cuando los diarios empezaron a vender  todo tipo de separatas y artilugios domésticos, como un avance de que la era de los grandes periodistas escritos daba sus últimas bocanadas. Supongo que ahora me ve como un traidor que se ha pasado al periodismo virtual.

Pero volvamos a la quiosquera del barrio y a la liturgia de los fines de semana. Me asombra la cantidad de papel que aún inunda su espacio reducido, la persistencia de revistas de todo tipo, imagino que para hooligans de aficiones disparatadas, entre los que parecen abundar los fanáticos del porno de papel, náufragos en un océano de webs dedicadas a todas las especialidades del sexo, pero en el fondo me gusta aspirar el olor a la tinta a veces aún tierna de tanto papelajo y el modo con que la quiosquera dobla el diario al revés, quiero pensar que para mantener el anonimato ideológico del comprador, un gesto comprensible en un país en el que, hasta hace muy poco, comprar uno u otro periódico te parecía colocar a uno u otro lado de una barricada.


Joe Jackson se estrenó en 1978 con este reggae dedicado al periodismo amarillento y a mí me parece que suena muy actual…

miércoles, 10 de junio de 2015

INGER CHRISTENSEN (1935-2009), POETA DANESA

Su poemario “Alfabeto”,  escrito en 1981 y recientemente publicado por Sexto Piso en edición bilingüe, es una obra emblemática del siglo pasado. Pese a la dificultad de poder valorar una poesía sustentada en la sonoridad fonética sin tener ni idea de danés, he leído los poemas  en esa lengua y pasado de inmediato a su traducción paralela. Una experiencia curiosa e interesante…

Leer a Christensen es incorporarse a un paisaje nórdico e invernal y esperar en silencio a que las palabras, encarnadas en nieve, árboles, insectos, alimentos, fluyan con una musicalidad repetitiva que, sin querer ser cursi, me atrevería a comparar con el sonido del oleaje o con esta imagen parecida de uno de sus poemas:

“…aquí
bajo yo al sereno,
al brillante azul vespertino
del estrecho de Sund, tiro
una piedra al agua,
veo como los círculos
se expanden, llegan hasta
las costas más lejanas”

Maestra, con estudios de medicina y matemáticas, eterna aspirante al Nobel, Christensen mezcló en “Alfabeto” una escritura vanguardista no exenta de ironía, la reivindicación ecologista y la denuncia de la capacidad del hombre por devastar cuanto le rodea. Recomendable.

Un poema para complementar el alegato:

“la bomba atómica existe
Hisroshima, Nagasaki
Hiroshima 6
de agosto de 1945
Nagasaki 9
de agosto de 1945
140.000 muertos
y heridos en Hiroshima
unos 60.000 muertos
y heridos en Nagasaki
cifras que permanecen inmutables
en algún lugar de un verano
lejano y normal
desde entonces los heridos
han muerto, primero muchos, la
mayoría, luego menos, pero
todos; finalmente
los hijos de los heridos,
nacidos muertos, moribundos,
muchos, siempre
algunos, finalmente
los últimos; yo estoy
en mi cocina pelando
patatas; el grifo del agua
está abierto y casi
ahoga los gritos de los niños
que juegan en el patio;
los niños gritan y casi
ahogan los trinos de los pájaros
que están en los árboles; los pájaros
cantan y casi
ahogan el susurro
de las hojas al viento;
las hojas susurran
y casi ahogan
con su silencio el cielo,
el cielo que resplandece,
y la luz que casi
desde entonces se ha parecido
al fuego de la bomba atómica

un poco.

miércoles, 3 de junio de 2015

¿QUÉ HICISTE EL 23 DE FEBRERO DE 1981?

Parece el título de una película y una pregunta pasada de moda pero se debe a mi lectura, también con retraso, de “Anatomía de un instante” de Javier Cercas, un relato más o menos novelado del golpe del 23-F.

El libro me ha parecido apasionante, pueda uno estar o no de acuerdo con sus juicios de valor, pero imagino que su contenido sonará a antigualla a mucha gente. Hay que pensar que ya han pasado 34 años desde que aconteció, y a los nacidos después de aquel  desatino este les sonará como me sonaba a mi la guerra de Cuba o la dictadura de Primo de Rivera.

La pregunta de la entradilla tiene en mi caso una respuesta que aparece en el libro y transcribo más adelante: el 23 de febrero de 1981 me metí  en casa a esperar a que amainara. Formaba parte de la masa de desencantados que había abandonado toda militancia y estábamos a otra cosa.

En fin, soy de los que creo que la transición fue lo que fue porque no había fuerza para reorientarla, y que el 23-F fue una demostración palpable de la debilidad de los demócratas. Muy vaciadas las organizaciones que habían llevado el peso de la oposición al franquismo, ya antes muy minoritarias, reconozcámoslo, la resistencia al golpe fue, como bien dice Cercas “ninguna”. He aquí el texto:


“Apenas hubo un gesto de rechazo público al golpe en toda España hasta que ya de madrugada el Rey compareció en televisión condenando el asalto al Congreso y se dio por fracasada la intentona: salvo el jefe del gobierno provisional nombrado por el rey, Francisco Laína, o el presidente del gobierno autonómico catalán, Jordi Pujol, en la tarde del 23 de febrero todos o casi todos los responsables políticos que no habían sido secuestrados por Tejero - dirigentes de partidos, senadores, presidentes y diputados autonómicos, gobernadores civiles, alcaldes y concejales – se limitaron a aguardar el desenlace de los acontecimientos, y algunos se escondieron o escaparon o intentaron escapar al extranjero; salvo el diario El País – que sacó una edición especial a las diez de la noche – y Diario16 – que lo sacó a las doce -, apenas hubo un solo medio de comunicación que saliera en defensa de la democracia; salvo la Unión Sindical de Policía y el PSUC, el partido comunista catalán, apenas hubo una sola organización política o social que emitiera una nota de protesta y, cuando algún sindicato discutió la posibilidad de movilizar a sus afiliados, fue de inmediato disuadido de hacerlo con el argumento de que cualquier manifestación podía provocar nuevos movimientos militares. Por lo demás, aquella tarde la memoria de la guerra encerró a la gente en su casa, paralizó el país, lo silenció: nadie ofreció la menor resistencia al golpe y todo el mundo acogió el secuestro del Congreso y la toma de Valencia por los tanques con humores que variaban desde el terror a la euforia pasando por la apatía, pero con idéntica pasividad. Esa fue la respuesta popular al golpe: ninguna.”

He vuelto a oír la parodia que La Trinca dedicó por entonces al evento y hay qué ver cómo acertaron...

jueves, 21 de mayo de 2015

Hotel Bergeret Sport

HOTEL BERGERET SPORT DE HENDAYA, 
CERCA DE 100 AÑOS DE HISTORIA


Presumiendo de ser el heredero de un negocio hotelero fundado por su abuelo en 1921, Georges Bergeret, actual dueño del Bergeret Sport,  nos dice que en las últimas décadas han cerrado 45 hoteles en Hendaya. La cifra no deja de sorprenderme por dos razones. Porque no pensaba que la localidad pudiera tener semejante oferta hotelera y por esa disminución en tan poco tiempo. Georges va citando después algunos de los negocios desaparecidos - el hotel París, a apenas unos metros del Bergeret, con su estructura y su rótulo aún intacto, el Central, el lIlias, el Regine, el Grand Hotel Imatz… – lo que da más valor al testigo que ha recogido de sus antepasados. Dice, con cierto desencanto, que muchos viajeros prefieren el trato impersonal de las grandes cadenas.

Hemos caído aquí por casualidad. Habíamos previsto repetir en un hotel del otro lado del Bidasoa, en Hondarribi, pero no disponía de habitaciones libres. Hemos visto en internet que el Bergeret es un pequeño y modesto establecimiento con un porche luminoso y habitaciones dignas y no pedimos más. Pero  es que hay más...

Refugiados vascos en las estación de Hendaya
No es extraño que una ciudad como Hendaya transpire historia por sus cuatro costados. Además de ser frontera entre dos estados en intermitente enemistad, ha vivido guerras, destrucciones y naturalmente exilios a lo largo de su existencia. Unamuno vivió en el Hotel de La Gare, aún en activo, el destierro al que fue condenado por el dictador Primo de Rivera en los años veinte del pasado siglo, y fue precisamente en esa década, más exactamente en 1921 cuando fue fundado el Bergeret Sport.


A la entrada, en una vitrina llena de pequeños obsequios de sus clientes, hay un plato con el escudo de la república española. Es el regalo de un cliente especial, Víctor López Barrantes, al que tendremos el gusto de saludar.   Según nos explica Georges, ese octogenario de aspecto y cabeza jóvenes es el niño que mira Hondarribi con un catalejo en un reciente documental de la televisión francesa, mientras su padre mantiene tres habitaciones en el Bergeret Sport para que sirvan de refugio a los republicanos que cruzan la frontera huyendo de las tropas franquistas. El plato es un reconocimiento del Sr. López Barrantes a la ayuda prestada por los propietarios del hotel a esos exiliados.


Muy poco tiempo después el hotel cayó en manos de los ocupantes alemanes, que lo pusieron patas arriba. Georges nos habla con pasión de esa etapa oscura del hotel y de su familia. De la noche que los nazis detuvieron a su tío Louis, de dieciséis años, y a Serrano, su mejor amigo, de edad parecida, por repartir octavillas de la resistencia y quemar una bandera con la cruz gamada. Casi al final de la guerra, su padre, algo mayor, que ha salvado el pellejo en un interrogatorio de la Gestapo por una confusión de apellidos pero se ha tirado la guerra en Alemania cumpliendo el STO (Service de Travail Obligatoire) se entera de que su hermano Louis ha fallecido en un campo de concentración. A él le ha acompañado la fortuna. Ha trabajado durante los últimos años de la guerra con un zapatero alemán que reniega del nazismo y conseguido sobrevivir a la muerte, al hambre, la enfermedad, la desolación. 

Georges nos da una imagen gráfica del retorno al acabar la contienda: su abuela, que ha mantenido una pequeña tienda de comestibles, entra en el hotel y desentierra las sartenes, cazuelas y demás utensilios de cocina que había escondido antes de la ocupación, como si nada hubiera pasado. La familia vuelve a regentar el negocio y lo va transformando con mimo y mucho trabajo en un referente acogedor, al que los huéspedes vuelven un año tras otro desde la década de los cincuenta del pasado siglo. 


Ya en pleno XXI el Bergeret Sport, regentado ahora por el nieto del fundador, hostelero de excelente formación, y su mujer, Mari Carmen, extremeña apasionada por el negocio, conserva el sabor entrañable de los pequeños establecimientos, con un trato que convierte a sus huéspedes en una suerte de familia prolongada. Su hijo ya se curte trabajando de comercial en el mayor complejo hotelero de Hendaya, dispuesto a que el Bergerec Sport cumpla sus primeros cien años. Hay cantera…


  
Del poeta peruano César Vallejo, que dedicó a los republicanos vascos y españoles su solidaridad y un buen puñado de versos, he escogido estas dos estrofas de los  poemas “Cortejo tras la toma de Bilbao” y  “Después de la batalla”:

“Herido y muerto, hermano,
Criatura veraz, republicana, están andando en tu trono,
Desde que tu espinazo cayó famosamente;
Están andando, pálido, en tu edad flaca y anual,
Laboriosamente absorta ante los vientos.”
…………………………………………………..
“¡Y triste es la guerra, solivianta,
le pone a uno largo, ojoso;
da tumba la guerra, de caer,
da dar un salto de antropoide! 
Tú lo hueles: pisaste distraído tu brazo entre cadáveres;
tú lo viste: tocaste tus testículos poniéndote rojísimo;
tú lo oíste en tu boca de soldado natural,
comiéndote una ostra gemebunda.”

miércoles, 13 de mayo de 2015

Fumadores

FUMADORES

Aunque dejé de fumar hace ya casi dieciocho años, cada vez me siento más solidario con los que siguen aspirando alquitranes contra viento y marea. Una legislación restrictiva en progresión les va conduciendo a un ostracismo y clandestinidad que hasta no hace tanto era más propia de consumidores de sustancias psicotrópicas por vía parenteral.

La puerta del edificio en el que trabajo, en plena Gran Vía de Bilbao, suele estar “custodiada” por centinelas que fuman a hurtadillas el pitillo entre horas que ahuyenta el mono de su adicción. De cuando en cuando son motivo de chanza, consejos, reprobaciones, que soportan con la resignación de quien tiene la batalla perdida. No solo se están jugando un cáncer de vejiga, útero, próstata o pulmón, son además tratados como pecadores y apestadas que la gente rehúye y menosprecia cuando están en ello. Ojo!  si son simples fumadores de hachís o marihuana es distinto. Es curioso, pero este consumo ha pasado a ser mejor visto que el del tabaco mondo y lirondo.

Me asombra pensar que no hace tanto fumábamos donde nos daba la gana, incluidos ascensores, autobuses, aviones y hospitales, sin el menor recato. En un viaje de avión a Mallorca a finales de los años setenta se sentó a mi lado una mujer que me sacaba una cabeza. En un momento dado se dirigió a mí para pedirme fuego. Me mosqueó su voz algo varonil y sus facciones demasiado  marcadas. Al día siguiente leí en la prensa que aquella mujer, una tal Bibi Anderson, iba a actuar en una famosa sala de fiestas de Palma. Hace mucho menos me encontré a un tipo con su pijama de enfermo convaleciente fumando en los wáteres del Hospital de Ciudad Real. Al fin y al cabo la de los médicos es, presiento, una de las profesiones más fumadoras.

Impresionado por su versión del “So in love” de Cole Porter, en 1997 compré un Cd de K. D.Land, “Drag”, que dedicaba a la afición al tabaco.  Entre las doce canciones figuraba esta versión de “The joker”, la historia de un bufón que presume de buenas maneras amatorias y mejor marihuana, que la Steve Miller Band había popularizado en 1973.


Que usted lo cale bien…

martes, 28 de abril de 2015

LA TERRAZA

LA TERRAZA

Se vende el segundo piso de uno de los inmuebles de la calle Particular de Estraunza de Bilbao. Se trata de un edificio de clase media alta ubicado en un lugar umbrío, a menudo azotado por corrientes de aire, y rodeado de un urbanismo hoy achacoso que intenta remontar con nuevos o renovados negocios de hostelería, una tienda de diseño mobiliario, otra de modas, un pequeño gimnasio…

La venta se anuncia en una terraza decorada por un arbolillo desangelado y varias macetas con geranios apenas mantenidas por un riego semanal. Imagino esas plantas en su mejor momento. Alimentadas por un servicio que igual planchaba las camisas y blusas de los señores con raya inglesa que horneaba croissants o pasteles de arroz. El lugar escenifica quizás un mundo en decadencia. Los hijos de esa clase social, educados en los cercanos jesuitas o en colegios del opus, se han ido mudando a la franja litoral que separa Las Arenas de la playa de Gorliz y dejado atrás un mobiliario afrancesado con pantallas de luz indirecta y algún cuadro de firma secundaria.

Pero volvamos a la terraza. He dicho terraza aunque solo lo sea a medias. Claro, estamos en Bilbao, y si su campo de fútbol es una catedral y como dice Leo Harlem comer en esta ciudad es un escándalo, un balcón de cuatro por dos es una terraza y no se hable más. Vendidas como un plus que encarece la venta de una vivienda, su primer destino es encajonarlas, paradójicamente, por una estructura de aluminio o PVC y meter un arcón, un tendedero, una bicicleta, algunas plantas, es decir, convertirlas en trasteros con vistas a la calle. Será cosa del clima…

Aun así las terrazas – dejémoslo así – de Bilbao trasparentan el carácter, las vivencias, la ideología de sus moradores. Hay terrazas con un ordenado muestrario de flores de temporada y otras con un desorden de abandono. Paseando por la ciudad, principalmente por sus barrios periféricos, en otoño, hay una profunda fragancia a matojos de marihuana secándose a la intemperie. En las casas de la Tabacalera, a unos metros de la nuestra, hay una bandera palestina en uno de los balcones. En los números pares se puede ver un paño grande de Bob Marley junto a otro del Che. En algunas fachadas hay enseñas pidiendo el acercamiento de presos, y en las semanas venideras, con la final de copa a la vuelta de la esquina, los balcones y ventanas de toda la ciudad se teñirán de banderolas zurigorris (blanquirojas) con la esperanza de ganar el trofeo y pasearlo en gabarra por la ría.

El 30 de enero de 1969 los Beatles se subieron a la terraza/azotea de su empresa Apple, en la calle de Saville Row y realizaron el que sería último concierto de su carrera musical como grupo. Esta es una de las canciones que interpretaron.


jueves, 16 de abril de 2015

¡OSTRAS, PERO SI ES JAMES CAAN!

Uno de los chistes blancos de mi época era tal que así: un tío está meando en un urinario público y en eso que entra John Wayne y se le pone al lado. El tipo reconoce al actor, da un giro de 90 grados y mientras lo mea de arriba abajo dice con sorpresa: ¡ostras, pero si es John Wayne!

El chiste es flojo y contado por mí una petardada. Los chistes no son mi fuerte. Los cuento al revés, me entra la risa nerviosa antes de empezarlos y los introduzco en el peor de los  momentos. Envidio a esos tipos que los encadenan sin respiro con el tono apropiado, el gesto y la voz adecuada, desatando una risa contagiosa e imparable.

Hace unos días volví a ver “Irma la dulce”. Es, creo, una  de las películas del maravilloso Billy Wilder que peor han envejecido. Ni una candorosa Shirley MacLaine salva ese París de cartón piedra, esas putas de vodevil, y a un Jack Lemmon histriónico, sobreactuado en una historia rebasada por el tiempo. Que eso le pase a un director que mantiene en perfecta actualidad la casi totalidad de sus filmes, un autor rompedor, siempre dispuesto a poner en solfa la doble moral, es una pena.

Pues bien, en un momento dado un soldado americano atraviesa el hotelito que frecuentan las prostitutas callejeras que circundan el mercado de Les Halles. Y sí, ese jovencito casi irreconocible es James Caan, el mismo actor que Ford Coppola descubriría poco después en la tierna “Llueve bajo mi corazón” y lanzó al estrellato en las dos primeras entregas de “EL padrino”. Este reconocimiento, que he tenido que confirmar en la “wiki”, me ha hecho pensar en la parte dura de la carrera de los actores, forzados a pillar lo que les caiga con tal de que o se les conozca o no se les olvide. Es su sino…


Billy Wilder envolvió una de sus películas más divertidas, “Avanti”, con la preciosa “Senza fine”, de Gino Paoli. Militante y cantante progresista, Paoli la cantó una vez más en la fiesta del 1º de mayo de 2011. Helo aquí.

lunes, 6 de abril de 2015

"SOMEWHERE OVER THE RAINBOW" POR POPA CHUBBY


Después de tanta saeta, velones y encapuchados, Popa Chubby pinta la mona con una versión un poco salvaje del "Somewhere over the rainbow". 
Felices pascuas.

miércoles, 25 de marzo de 2015

La estilográfica

LA ESTILOGRÁFICA

Cuando cumplí 21 años, en aquel tiempo frontera de la mayoría de edad, mis padres me regalaron una pluma estilográfica. No sé qué habrá sido de ella. Supongo que la perdí de vista en alguna mudanza sin darle no ya el valor material sino el simbólico, ligado a una mayoría de edad que me llegaba, paradojas, mientras hacía la mili en Toledo. Al parecer hasta ese momento tenía edad para aprender a matar o a morir por la patria, pero no para abrir una cuenta corriente o emanciparme.

Creo que la pluma estilográfica otorgaba un status más cultural que de clase, y se asociaba a abogados, médicos, profesores, que la blandían para extender recetas ilegibles y dictámenes jurídicos llenos de latinajos. Los políticos aún las intercambian después de firmar pactos, acuerdos, constituciones, y las guardan como Stradivarius que interpretan la sinfonía de la historia.

Recuerdo que de niño envidiaba a los chicos mayores, que tiraban de estilográfica en los arcos del patio del colegio copiándose los problemas de mates los unos a otros. Yo me conformaba con materiales hoy en desuso -plumilla, tintero, secante- y admiraba la plasticidad de la tinta brotando del artilugio y la limpieza del acabado en la cuadrícula.

La pluma estilográfica es ya, también, un utensilio arqueológico, y pronto lo serán los rotuladores que las imitaron con fortuna desigual. La caligrafía es una artesanía a extinguir, como la cerámica popular o el encaje de bolillos, y hasta la mecanografía, una habilidad que servía para trabajar en la banca o ser funcionario, tiene los días contados.

Pero hay nuevas habilidades. Supe el otro día que hay estudiantes que son capaces de teclear con el móvil a la espalda para evadir el control de sus profesores y puedo imaginar que las generaciones que nos siguen tendrán más desarrollados los dedos pulgares, con los que ahora se comunican compulsivamente para informar a amigos y colegas de cosas intrascendentes.  Simple y sencillamente: es lo que hay.

Para acabar,  la única canción conocida por mí que nombra el instrumento, “Cucurrucucú paloma”, de Franco Battiato.

jueves, 19 de marzo de 2015

EL ECLIPSE

Como mañana disfrutaremos de un eclipse parcial de sol, nada mejor que este cuento del maestro Monterroso poniendo en su sitio a los "civilizadores".


Cuando fray Bartolomé Arrazola se sintió perdido aceptó que ya nada podría salvarlo. La selva poderosa de Guatemala lo había apresado, implacable y definitiva. Ante su ignorancia topográfica se sentó con tranquilidad a esperar la muerte. Quiso morir allí, sin ninguna esperanza, aislado, con el pensamiento fijo en la España distante, particularmente en el convento de los Abrojos, donde Carlos Quinto condescendiera una vez a bajar de su eminencia para decirle que confiaba en el celo religioso de su labor redentora.


Al despertar se encontró rodeado por un grupo de indígenas de rostro impasible que se disponían a sacrificarlo ante un altar, un altar que a Bartolomé le pareció como el lecho en que descansaría, al fin, de sus temores, de su destino, de sí mismo.


Tres años en el país le habían conferido un mediano dominio de las lenguas nativas. Intentó algo. Dijo algunas palabras que fueron comprendidas.


Entonces floreció en él una idea que tuvo por digna de su talento y de su cultura universal y de su arduo conocimiento de Aristóteles. Recordó que para ese día se esperaba un eclipse total de sol. Y dispuso, en lo más íntimo, valerse de aquel conocimiento para engañar a sus opresores y salvar la vida.

-Si me matáis -les dijo- puedo hacer que el sol se oscurezca en su altura.

Los indígenas lo miraron fijamente y Bartolomé sorprendió la incredulidad en sus ojos. Vio que se produjo un pequeño consejo, y esperó confiado, no sin cierto desdén.


Dos horas después el corazón de fray Bartolomé Arrazola chorreaba su sangre vehemente sobre la piedra de los sacrificios (brillante bajo la opaca luz de un sol eclipsado), mientras uno de los indígenas recitaba sin ninguna inflexión de voz, sin prisa, una por una, las infinitas fechas en que se producirían eclipses solares y lunares, que los astrónomos de la comunidad maya habían previsto y anotado en sus códices sin la valiosa ayuda de Aristóteles.