Con
la vuelta a Bilbao he dejado atrás los vinilos y las músicas
veraniegas y he decidido elegir aunque sea con algo de tardanza, no
la canción, sino el disco del verano, una antigualla, desde luego,
pero sin duda excepcional: el “Highway
61 Revisited”, de
Bob Dylan, que
tiene
la friolera de 55 años de edad.
Leo
que está situado, según la revista Rolling Stone, en el puesto
cuarto de los Lps de todos los tiempos, siempre detrás del “Pet
Sounds” de los Beach Boys y los “Sgt. Pepper´s Lonely
Hearts
Club Band” y “Revolver”,
de los Beatles. Como toda lista es subjetiva y
depende
del momento histórico y de las tendencias artísticas, me quedo con
la de veces que lo he pinchado este verano con la boca abierta y
unos abocetados gestos rockeros. Solo
faltaría...
Conteniendo
la canción que la misma revista sitúa en primer lugar de todos los
tiempos, “Like a rolling stone”, cosa que comparto, es en ese
momento (1965) el vinilo más revolucionario (los Beach Boys y
Beatles sacarían sus mejores obras uno y dos años después).
Dedicado
a la carretera 61, que pasa por su lugar de nacimiento, y dicen que
a un poema de Pessoa, Dylan contó con varios pesos pesados para la
electrificación de su universo musical y elaboró un ramillete de
letras bien engarzadas a un momento social en ebullición. En fin,
como no quiero alargarme, ahí queda la propuesta de repasarlo. 55
años después aún suena a modernidad.
Y como hemos hablado de los Beatles y de su eterno Sargento Pepper´s,
aprovecho la recomendación y descubrimiento que me proporcionó mi
amigo Enric hace unas semanas con la increíble interpretación de
The Analogues (qué acertado el nombre del grupo...). Vale la pena
oírlo entero (al final hay algunas canciones de regalo) y comprobar cómo conseguir clavar un disco tan de
estudio (qué grande George Martin...) que los propios Beatles no se
atrevieron a interpretar en directo.
Y
de postre un descubrimiento personal y casi tan reciente como este
blog. Un trío británico que hace música electrónica con instrumentos
acústicos, Go Go Penguin. Joder…qué pedazo selección!!!
La concesión del
premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana a Raúl Zurita
(Santiago de Chile – 1950) parece un gol por la escuadra del jurado, una concesión de la ex reina
consorte al gobierno más nominalmente republicano de las últimas ocho décadas o, quién sabe, una especie de venganza personal al
emérito huido.
No en vano Zurita,
al que dediqué una entrada hace cinco años, es, en el lenguaje
montaraz de la derecha extrema, un peligroso comunista que ha ido
dejando tras de sí un largo reguero de literatura anti represiva.
Pero sobre todas las
calificaciones Raúl Zurita es un poeta “raro”. Enormemente
Zurita en un gesto característico
prolífico - le he contado hasta 35 obras poéticas, además de
perfomances, en las que llegaba a herirse o automutilarse, y discos y
conciertos acompañando/acompañado a/de distintos grupos musicales –
está considerado como el poeta de la “desesperanza” y compara
sus experiencias de martirio con la figura de Cristo. No en vano sus
primeros libros tienen claras connotaciones religiosas -
“Purgatorio”, “Anteparaíso”, “El paraíso está vacío”,
“Inri”, este último poemario ya de 2003 – y juega, como en el
caso de la palabra “patria”, que reconoce despreciaba antes del
golpe militar de Pinochet, con darles un contenido diametralmente
opuesto al conferido por la dictadura: el dios del hambre, la patria
de tablas…
Como exponente de
una “rareza” de carácter que acrecentó la tortura a la que fue
sometido durante 25 días, vuelvo a dos de su obras más curiosas y
espectaculares (aposta lo de “espectáculo”): “La vida nueva”,
poema escrito
por
cinco aviones que trazaban letras de humo blanco en
el
cielo de Nueva York; y “Ni pena ni miedo”, verso escrito sobre el
terreno rocoso del desierto de Atacama que ya reproduje en su momento
(https://charlievedella.blogspot.com/2015/08/un-poema-para-ser-visto-desde-el-cielo.html).
El
primer evento fue grabado en vídeo por Juan Downey el 2 de junio de
1982 y
estaba compuesto por quince
frases de entre
7
y
9
kilómetros de largo.
El
segundo mide más de tres kilómetros y, como es evidente, solo puede
leerse desde el cielo. Todo un alarde.
Como
otra de sus “rarezas” consiste en liderar con versos a grupos
como “González y los asistentes” y “Los electrodomésticos”,
es de recibo mostrar alguna de las actuaciones que corren por Youtube ("Verás", con los primeros) y, cómo no, un pedazo del cielo de Nueva York surcado por palabras. Enhorabuena, colega.
ORDUÑA:
UNA CAPILLA SIXTINA LAICA EN LOS HASTIALES
Creo
que es algo común. Has pasado mil veces por esa calle del centro de
tu ciudad, elevas la mirada y das con un bello detalle
arquitectónico, un mirador, una gárgola, el tirador de una puerta,
una cornisa…
Sentado
ociosamente en los arcos de la plaza de Orduña he comprobado que es
un suceso repetido. Una turista que no ha pasado, o sí, por la
oficina de turismo, levanta la vista y se pasma de que sobre su
cabeza están algunos de los cómicos de los que oyó hablar a sus
antepasados, Charlot, por descontado, pero también Cantinflas o
Charlie River, así que agarra la cámara o el móvil y hace una
foto. Ahí empieza la capilla sixtina laica que, variada en estilo y
contenido, techa los hastiales de la plaza.
Orduña, vista general
Inauguradas
a finales de 2012 (https://charlievedella.blogspot.com/2012/10/13-artistas-vascos-plasman-la-historia_29.html) y anunciadas como las pinturas murales de mayor
superficie de Europa, catorce obras de trece artistas (uno de ellos,
Porrilló, repite con dos) dignifican la techumbre arqueada de la
plaza de los Fueros, el centro histórico y comercial de la villa.
Algun@s de ell@s,
no sé si tod@s,
está ligados de alguna manera a Orduña, sea porque son vecin@s
o han sido premiad@s en el concurso anual de pintura al aire libre.
Por cierto, un tipo
de concurso practicado
por un modelo de artista
admirable y
en extinción, el/la
pintor@
de caballete, alguien con
cualidades hoy en desuso: el olfato para elegir la
composición, es decir,
el paisaje a interpretar; y la precisión plástica en tiempo récord.
Y es que, por
lo que he visto al indagar en la obra del autor de mi mural
preferido, el dedicado al Salto
de agua del Nervión, los
concursos de pintura rápida son un buen medio de subsistencia. Claro
está, si uno es capaz de ganar alguno de los premios en liza, pues
tal es el caso de José
Reyes Ramos (Bilbao – 1963).
Mi preferido, Salto de agua del Nervión de José Reyes Ramos
Los
cinéfilos de mi juventud decían que había que ver cine en las
primeras filas, algo a lo que desistí pronto por su evidente
incomodidad y definitivamente tras descubrir a cineastas como Tati, o
películas como ”El guateque”, en las que en cada fotograma
coincidían varios gags visuales imposibles de captar a un tiempo
desde tan cerca.
Ese
problema, además de la postura obligada, hace difícil contemplar
los 460 metros cuadrados de bóveda que Miguel Ángel pintó en la
llamada Capilla Sixtina sin acabar con torticolis, y pese a medida y
motivos más terrenales, la techumbre orduñesa también requiere una
mirada sosegada y a poder ser reiterada. Nos ayudará a conocer
diversos estilos, desde un realismo onírico o costumbrista hasta el
abstracto, pasando por el expresionismo y el collage, con temática
igualmente variada, pero en su mayor parte dedicada a la historia de
la ciudad y a la singularidad y privilegio de ver nacer el Nervión,
eje del desarrollo industrial del territorio de Bizkaia. Así que ya
sabéis, solo está a apenas 40 kilómetros de Bilbao y Vitoria.
Ah! me olvidaba. Hay nuevos murales en Orduña pero los dejamos para otro día...
He
aquí el pequeño documental elaborado en su día para la
presentación de la obra.
El
blog cumplió 8 años en junio. Aquel 29 de junio publiqué “Aitor
no para de llorar”
(https://charlievedella.blogspot.com/2012/09/aitor-no-para-de-llorar-ese-dia-aitor.html),
una especie de crónica personal de la final de la Copa del Rey de
fútbol de ese año. Aunque releyéndola me parece la mar de digna
solo tuvo 13 visitas, y pese a que se trataba de un canto al orgullo
athlético, un amigo me dijo que se me veía el plumero culé. Vaya
debut...
Pitada al emérito en la final de copa de 2012
262
entradas y 8 años más tarde, el número total de visitas al blog
acaba de alcanzar la cifra de 45.000, con una media de algo
más de 170 por entrada. Para mí, que nunca he publicado un libro
con más de 1.000 ejemplares de tirada, un auténtico exitazo.
Recuerdo
que cuando empecé se hacían múltiples bromas sobre los blogs. Una
de ellas venía a decir que entre las cosas que uno tenía que hacer
en la vida, las clásicas de plantar un árbol, tener un hijo y
escribir un libro, se colaba la de publicar un blog. En mi caso,
además de completar el cuarteto, suelo presumir de haber modificado
una ley de presupuestos a cuenta de la equiparación de derechos y
deberes de ambos padres en los casos de adopción internacional,
obviamente con la ayuda de dos compas sindicales y la proposición de
ley presentada por grupo de Izquierda Unida de la época.
Creo
que la fiebre del blog ha pasado de moda y ahora solo quedamos unas
centenas, quizás millares de irreductibles, incapaces de sintetizar
una idea en el espacio corto de twitter. De hecho, los twitteros que
no se conforman con acertar con dos o tres frases ingeniosas y
quieren argumentarlas, acaban recurriendo a hilos interminables de
incómoda@ lectura. Así
que sigo pensando que el formato del blog es muy adecuado para la
manifestación de opiniones.
Hace
ya tiempo que otro amigo me dijo que mi blog parecía un diario
personal: así es. El blog, como toda escritura de periodicidad
corta, tiene mucho de descarga emocional, de desahogo. Una amiga
opina que escribo muy duro. Otras, contrariamente, me suelen
caracterizar por la tendencia a la nostalgia y a una cierta ternura
retrospectiva. Hay quien se sorprende de la aparición del ferretero,
el frutero, el artista o el asesino del barrio, pero siempre he sido
muy chauvinista de barriada, sea esta Santutxu o el Camp del Grassot.
Poco antes del confinamiento otro amigo me confesó que creía que
yo era un erudito musical. Cuando le dije que no tenía ni idea de
solfeo y que mi pasión por la música no impedía que tuviera que
dedicar bastante tiempo a completar la información de las piezas que
elegía, casi le extrañó. Y es que hasta algo tan humilde como un blog
de unas decenas de líneas requiere un esfuerzo de documentación, y
aún así, la cagas más a menudo de lo que cabría desear. Pero para
mí eso tiene una doble perspectiva muy gratificante: aprendes y
compartes conocimiento.
Suelo
tener pocos comentarios en el mismo blog, siempre solidariamente positivos, y
bastantes más a través del correo electrónico, el guasap o
personalmente. Hay quien demuestra su afecto no faltando nunca a la
cita, y aunque sea en dos líneas, comenta la última entrada y algún
detalle que alienta a seguir. L@s
hay que, generos@s,
lo comparten inmediatamente en Facebook. Especialistas en
música, deportivos o económicos que me asesoran de cuando en
cuando. También recurro a amig@s
que me ayudan
a traducir canciones o poemas del francés, el inglés o el italiano.
No l@s
nombro para no olvidar a nadie pero tod@s
saben quienes son: l@s
amig@s,
es decir, la gente por la que vale la pena vivir.
De este modo y a través de los años el blog es para mí un lugar de
encuentro y ha servido, también,
para el reencuentro.
Para
esta especie de balance con agradecimiento colectivo he elegido una
maravilla clásica de alegría, también múltiple,
que encontré casualmente: “Forêts
paisibles”, pasaje de Indes Galantes de Jean-Philippe Rameau
(1683-1764),
interpretado por Les Arts Florissants, grupo sinfónico y vocal
fundado en Caen (Francia), en su cuarenta aniversario. Todo
ello buscado, aprendido y compartido...
Siguiendo la
costumbre de acercarme a mi vieja colección de vinilos durante los veranos orduñeses, he elegido una vez más un ejemplar casi olvidado, el doble recopilatorio dedicado a Richie Havens (1941-2013)
que Polydor lanzó en España con el rimbombante nombre de POP HISTORY Vol. 11.
Por delante de
número tan aciago la colección había editado antologías de
Jimi Hendrix, Cream, John Mayall, The Who y otros grupos menos
conocidos como Taste o The Spotnicks.
Pop History Vol.11
Se trata de una grabación no muy conseguida, Richie Havens no era ni un buen intérprete – la mayor parte de su repertorio eran versiones – ni desde un luego un creador avanzado, así que el disco contiene, principalmente y como tantas otras cosas, un buen puñado de nostalgia.
Eso sí, Richie
Havens tuvo sus minutos de gloria. Tal día como hoy, 15 de agosto pero de hace la friolera
de 51 años, el músico se subió al escenario e inauguró el mítico
festival de Woodstock. Aunque tenía que salir en quinta posición el retraso de la mayoría de músicos, porque las autopistas estaban
colapsadas, le llevó a presentarlo y a tocar durante tres horas
seguidas, incluso agotando su todavía corto catálogo.
Esa actuación
inicial, recogida en el documental estrenado al año siguiente, le
convirtió en leyenda y permitió vivir de esas rentas artísticas y un
característico rasgueo de guitarra hasta su fallecimiento en 2013.
He elegido una
canción de la que no he encontrado vídeo en directo pero me parece
una de las más conseguidas de las que conozco, “Shouldn't
all
the
world
be
dancing”
(https://youtu.be/8JJO0KLUR5A),
de
la banda sonora del film underground
“Ciao Manhattan”, y “Freedom”
(https://youtu.be/SQ0I0SRW9_U),
incorporada al documental del festival.
Solo a mediados de los años setenta, después de ver “La trama” y tras una conversación absorta con un cinéfilo, descubrí que esa no era la primera película en color de Alfred Hitchock.
Era la consecuencia de conocer la obra de los clásicos en las viejas y pesadas televisiones de las décadas anteriores, con una tecnología que solo permitía su reproducción en blanco y negro. Pero no todo fue malo. Eso ocurría porque, pese a ser tiempos de censura, la televisión única ofrecía ciclos de directores y actores de épocas anteriores.
La calidad de las pelis que dan en la tele ha decaído en paralelo a la de sus programas y protagonistas. Solo algunos canales de pago nos permiten ver paquetes de interés, aunque casi siempre incompletos y repetitivos, obviando gran parte de la filmografía del homenajeado.
También muy de cuando en cuando, zapeando y por pura casualidad, descubres alguna pequeña joya. Hace poco “Mother”, una obra del oscarizado Bong Joon-ho antes de saber quién era y degustar la espléndida “Parásitos”.
Como todo peliculero me gusta saber que tal director o actor, de los que me ha parecido descubrir aspectos positivos, acaban siendo figuras reconocidas por los críticos. También coincidir con un erudito. Hace unos meses me dio un enorme subidón oír decir al compositor Fernando Velázquez, con varios Goyas en sus vitrinas, que la mejor banda sonora que conocía era el plano secuencia de la llegada a Dunquerque de “Expiación”(Oscar a la mejor banda sonora 2007), algo que, con la venia de Tarantino y desde luego que Stanley Donen, vengo defendiendo desde hace años.
Entre la morralla, que a veces sirve apara adormecerte, para confirmar lo fantasmas que son los yanquis cuando se les va la mano, la cantidad de mierda que se filma y proyecta, puede haber sorpresas, un acierto, un apunte, simplemente un detalle que te hace atender las imágenes que surgen de la caja tonta. Así que voy a hablar de dos pelis de tele, esos productos de segunda fila que tienen ese “noséqué”.
Aunque no sea una obra maestra solo la escena inicial de “Tres fugitivos” (Francis Veber – 1989) merece reconocimiento. Versión norteamericana de “Los fugitivos”, del mismo director, repite con exactitud sus escenas más hilarantes, aunque con un nuevo personaje, la hija del frustrado ladrón, interpretado por un notable secundario, Martin Short. El actor principal es mi venerado Nick Nolte, a quien sus diversas adicciones han impedido darnos más alegrías.
La otra peli que me descubrió la tele entre zapeos es otra comedia, en este caso negra, “Un funeral de muerte” (2007). Dirigida por el actor y director Franck Oz, es una gamberrada que pone patas arriba la corrección británica. El reventador principal de un funeral que se prometía dentro de los cánones es Peter Dinklage, el Lannister de “Juego de tronos”. Me hubiera gustado encontrar alguna de las escenas más graciosas pero debo conformarme con el trailer oficial.
Así que nunca es tarde para descubrirlas. Creo que no es difícil encontrarlas husmeando en las redes o, en el peor de los casos, estar al loro para cazarla entre la aburrida programación de alguna cadena. No prometo exclamaciones pero sí divertimento.
Aunque
puede que no guste a quienes me han acompañado en ocasiones diversas
siempre he defendido que mis mejores experiencias viajeras se han
dado cuando me he quedado o las he vivido solo, o casi…
Estoy leyendo la
primera parte de la autobiografía de Joan Margarit, habitual del
blog, y cuenta una experiencia que, unida a emociones recientes, ha
estimulado meterme en estas harinas.
Arenys de Mar, años sesenta
En plena
adolescencia un grupo de boy scouts, entre los que se encuentra el
poeta, decide hacer una excursión a un molino de Montmeló, entonces
un pueblo de apenas mil habitantes. Pese a que sus compañeros no han
llegado al punto de cita, Margarit piensa que cogerán el próximo
tren y embarca solo. No sabe que la excursión se ha suspendido y que
él es el único que no se ha enterado porque sus padres no tienen
teléfono y nadie ha podido avisarle. Sin embargo el viaje, resuelto
de un modo favorable gracias a la hospitalidad de un lugareño, se
convierte en una experiencia que recordará toda su vida.
Con catorce años
hice algo parecido pero de forma voluntaria. Apañé unos ahorros,
les conté alguna media verdad a mis padres y me fui solo a Arenys de
Mar, entonces una bella localidad de la costa pero en invierno
bastante desabrida. Ahora recuerdo aquella aventurilla con cierta
ternura, pero en aquel momento, sin otra perspectiva que vagar por un
pueblo casi desértico, fue tan aburrido que acabé pasando la tarde
en un cine de sesión continua.
Y ahora el
paréntesis emocional y luego sigo. En las últimas semanas he gozado
de dos de esas sorpresas que te hacen disfrutar de la vida. Hace unos
días recibí por guasap la imagen que acompaño, un collage con
fecha de 1980 que no recordaba haber regalado a Fabrizio, un amigo
romano con el que mantengo un contacto virtual reconfortante y me ha
ayudado alguna vez a traducir expresiones coloquiales del italiano en
este blog. El hecho de conservar ese recuerdo “artístico”
demuestra que la amistad no sabe de distancias.
Y bien, este envío
inesperado y entrañable me devuelve a Margarit, porque conocí a
Fabrizio en mi primera visita a Roma, setiembre de 1979, tras un
episodio semejante al que él hace mención.
El collage, tal como me lo ha enviado Fabrizio
Al llegar a Roma
tras un interminable viaje en barco y ferrocarril descubro que mi
contacto, un periodista iraní que colaboraba en Interviu, se había
cruzado conmigo. Mientras yo llegaba a Roma, él lo hacía a
Barcelona y yo no tenía donde ir. Tras una noche en una cochambrosa
y cara pensión cercana a la estación pude contactar con su pareja,
y ella y una amiga me dieron cobijo en el pasillo del piso que tenían
alquilado. Durante toda la semana camino hasta once horas diarias,
sin coger ni un solo medio de transporte, perdido por sus barrios,
fueran estos turísticos o no. Solo al atardecer, cuando las chicas
volvían de sus trabajos, tenían la hospitalidad de enseñarme la
Roma más escondida y nocturna y presentarme a algunos de sus amigos,
entre ellos a Fabrizio. Entre todos los recuerdos uno muy especial:
ver “Nashville” al aire libre en las termas de Caracalla.
Creo que viajar en
soledad te permite degustar, saborear lo que te pasa, aunque sea
anodino, y muchas imágenes o conversaciones, sean interesantes
o triviales, te acompañarán como si se trataran de algo
determinante a lo largo de la vida. Así que además de la imagen
nocturna de las termas de Caracalla me quedo con la lectura de un
relato de Tom Wolfe en el tren que me lleva a Roma, la de un
barrendero que luce una larga cola de caballo en Trastevere, y, desde
luego, la de Fabrizio y sus amigas cenando una enorme pizza al aire libre en una
cálida noche de setiembre. Triviales o no,
ahí siguen, ahí están.
La
segunda sorpresa emocional me la ha dado
Enric, músico, compañero y amigo del colegio que me ha
localizado a través del blog. Sin comunicarnos durante más de
treinta años ambos hemos descubierto que nos seguíamos a distancia,
en un largo viaje solitario y paralelo que ahora se cruza. En mi caso
husmeando en su carrera musical o acercándome a la puerta de su casa
familiar en los cada vez más espaciados viajes a Barcelona, como si
fuera posible que la casualidad nos hiciera encontrarnos. Durante
este mes ambos nos hemos puesto más al día de nuestras cosas, y si
salimos de una vez de esta odisea vírica sé que nos daremos un
abrazo y “recuperaremos” el tiempo que nos queda.
Como es evidente uso
un par de canciones en las que participa para cerrar este recorrido
emocional: “Cristall”, del grupo Naïf, que él compuso, y la
deliciosa “Silvye”, con Les Anciens, un homenaje a la Vartan, en
mi caso al menos, y tras la Hardy, amor platónico de nuestros años
mozos. Por cierto, la música de Enric ya estuvo con anterioridad en estas páginas (https://charlievedella.blogspot.com/2018/03/facebok-2.html).
La Joven Dolores hizo el trayecto Ibiza-Formentera hasta el 2000
Como
tantos ingenuos en los años setenta del pasado siglo, la primera vez
que visité la isla de Formentera pensé que era el lugar ideal para
vivir. Se llegaba al port de la Savina con una barcaza para no más
de treinta pasajeros que temblaba cada vez que un ola de tamaño
medio alcanzaba su estribor, pero una vez en la lengua de arena que
casi alcanza el islote de S´Espalmador era como si entraras a vivir
en una canción de Pink Floyd. Leo ahora que la isla llega a albergar
hasta 60.000 habitantes en verano, cuatro veces su población
habitual, cuando en ninguna de las cuatro veces que la visité en
aquellos tiempos llegué a dormir bajo techo, entre otras cosas
porque no había apenas plazas turísticas donde hacerlo.
Frente
al aroma a pachuli y hachís de los archipiélagos mediterráneos de
los años setenta, las islasde Índico, Pacífico y Caribe tienen una
extensa tradición literaria y fílmica, normalmente en el género de
aventuras. Desde “La Isla del tesoro” hasta “El señor de las
moscas”, pasando por “Robinson Crusoe”, las islas han generado
un espacio imaginario muy atractivo para alguien que siempre quiera
ser niño. De esa época recuerdo una película familiar muy “disney”
que exaltaba mi deseo de que se hiciera realidad, “Los robinsones
de los mares del sur”, que descubro fue el film de acción real más
caro hasta aquella fecha (1960). Entre las más actuales reivindicó
“Náufrago”, que vi por primera vez con mi hija pequeña y ambos
consideramos una de las mejores interpretaciones de Tom Hanks.
Allá
donde el Ibaizabal-Nervión cambia de nombre y género y se convierte en ría
acostumbra a crecer un islote. Lentamente, durante meses, va
apareciendo un pedregal, más adelante arbustos y finalmente un
pequeño arbolado. Supongo que el islote busca pertinaz su sitio
primigenio y acostumbro a enseñar esa pugna de la naturaleza por
recobrar su espacio a los foráneos. Ya adentrados en la curva del
barrio de La Peña el cicerone enseña al forastero que la isla que
allí hubo es el parque que ahora pisa, así que crucemos los dedos
para que el agua no se vengue y recobre su cauce.
Resulta
curioso que al otro lado de la villa ésta haya recuperado una isla, un
pretendido Manhattan bochero (1) de más de dos kilómetros de largo, Zorrozaurre.
Hace unos días la rodeé en cayac, nueva y gratificante afición
deportiva, y observé que de momento las obras solo allanan terrenos
que en un futuro serán ocupados por nuevas edificaciones. Según el
proyecto, y menos mal, con un amplio porcentaje de vivienda
protegida.
Durante
el confinamiento las islas han salido mejor paradas que los
continentes. A fin de cuentas el “aislamiento” es consustancial a
su condición geográfica y eso sufren o disfrutan sus vecinos según
deseo o simple resignación. No sé si las estadísticas siguen
confirmando que en las islas se dan más suicidios y enfermedades
psíquicas como causa de la sensación de encierro y de la
consanguinidad. Imagino que no. De sus puertos y aeropuertos arrancan puentes, autopistas marinas o entre nubes que las unen permanentemente a tierra firme, y
en su mayor parte son ya destinos masivos prestos al mestizaje.
Tal
parece que ocurre en la Formentera paradisíaca de mi juventud, dicen
que convertida en un vertedero turístico de ruido y drogas
sintéticas. Siempre nos quedará Pink Floyd…
(1)
Bocho es una de las denominaciones que los bilbaínos dan a la villa,
a la que asimilan a los hoyos que los críos hacían para jugar a las
canicas.
"More" (1969), ópera prima de Barbet Schroeder, se desarrolla entre Ibiza y Formentera. Su música fue compuesta mayoritariamente por el incombustible Roger Waters o por los cuatro Pink Floyd. Esta pieza corta, "A spanish piece", es la única compuesta e interpretada en solitario por David Gilmour.
La portada "lisérgica" del LP es una foto del Molí Vell de La Mola (Formentera).
Claramunt en su primera etapa gitana a la derecha de la foto
El pintor Luis Claramunt (Barcelona 1951 – Zarautz 2000) decidió convertirse en el heterónimo gitano de sí mismo. Coincidí con él en el viejo claustro de la universidad de Barcelona, aunque desapareció en segundo curso, cuando los aprendices de filósofos tuvimos que trasladar los bártulos a la escuela de Estudios Mercantiles. Creo que nunca llegué a cruzar una palabra con él. Casi siempre solo y con la leyenda parece que falsa de haber participado en una reyerta entre facciones radicales, acostumbraba a dar vueltas a la columnata a paso largo, y en pleno invierno vestía un polo de manga corta de color azul. Una mañana coincidí con él en los wáteres y descubrí que combatía el frío dando tragos de algún licor, seguramente coñac, de una petaca de metal.
En
dos o tres años Claramunt mutó su vestimenta progre por traje con
chaleco oscuro, y aunque siguió llevando el pelo largo, lo engominó
hacia atrás y se elevó sobre botines puncha como el gitano
heterónimo que quería ser. Su prima Silvia Martínez Palou
(file:///C:/Users/charl/Downloads/SMP_TESIS%20(4).pdf),
que le dedicó su tesis doctoral , parafrasea palabras de Michel
Foucault para decir que quiso “hacer de su cuerpo un fragmento de
espacio imaginario”. Solo su apellido catalán le traicionaba. De
saberlo, yo le hubiera podido prestar cualquiera de mis dos Cortés.
Claramunt dejó atrás los escarceos filosóficos y se dedicó a pintar a lo bestia, autodidacta en los recursos pero consciente en los objetivos: arte bruto, expresionismo de colores y formas agrestes, como el paisaje de la Barcelona canalla, lumpen y marginal a la que pertenecía por vocación.
Estación del Norte de Barcelona
Abandoné su recuerdo cuando yo mismo dejé nuestra ciudad natal, y ahora que repaso
su biografía para escribir el blog descubro que vivió en
Bilbao, imagino que en alguno de las zonas gitanas de la villa, y
murió en Zarautz, sin llegar a los cincuenta años de edad. Lo cierto es que, pese a esa coincidencia geo-biográfica, nunca le
volví a ver.
Observo
su obra y me parece sobrevalorada, quizás porque la genialidad, y en
este caso la autenticidad, se mide más por la actitud que por la
aptitud. Juana de Aizpuru, avispada galerista, lo pescó pronto e
imagino que supo venderle como enfant terrible hasta que los
problemas con el alcohol, la enfermedad y la crisis le llevaron a la
decadencia.
Leo
que murió en casa de su hermana Victoria, ayudado económicamente
por esta y el benjamín de la familia. También se dice que el pintor
inspiró al personaje central de la novela “El amante bilingüe”,
de Juan Marsé.
Autorretrato
Helios
Gómez (Sevilla
1905- Barcelona 1956) no necesitaba ir de gitano porque lo
era. Di con él mientras yo mismo preparaba una novela fallida e
inédita, “El retorno de la Columna Durutti”, título basado
expresamente en un equívoco: el de la mítica publicación de la
Internacional Situacionista y del primer disco del grupo de
Manchester, “The Durutti Column”. Creía que el error fonético
atraería los cazadores de gazapos, sabedores de que el líder
anarquista se apellidaba Durruti y no Durutti, que más parece una
marca de fetuccini.
Pero
vayamos al grano. Reconozco que incitado por un prejuicio racista me
llamó la atención la biografía de Helios Gómez, así que localicé
y compré uno de los libros publicados sobre su obra, “La
revolución gráfica”, en 2010. Ahora he repasado el libro y
buscado si la Associació Cultural que fundara su hijo, seguía en
pie. Así es, tiene una estupenda página web
(http://www.heliosgomez.org/associacio.htm)
y veo que ha seguido publicando.
Helios
Gómez fue un excelente y muy reconocido dibujante y cartelista
republicano. Republicano en sentido amplio, porque a lo largo de su
vida transitó por toda su escala ideológica: de la CNT a una
desconocida Liberación Nacional Republicana que él mismo creara en
la posguerra, pasando por el BOC, el PCE o la UGT, además de
colaboraciones, en este caso profesionales en distintos órganos de
otras organizaciones, el POUM, o la milicia cultural que pergeñó
Durruti, para la que creo la revista “El frente”.
Además
de su acercamiento a Durruti, otros dos hechos enlazan con la primera
parte de este blog sobre “Verosímiles...”: que el gurú crítico
Jean Cassou fuera prologuista de sus libros y que coincidiera con Max
Aub en el campo de concentración de Vernet D`Ariége.
La
obra gráfica de Gómez es un compendio de las vanguardias del primer
tercio del siglo XX. Su obra, casi siempre en tinta china negra,
tiene rasgos cubistas, futuristas, constructivistas, pero si hay algo
que la caracteriza es un expresionismo agrio fruto de un espíritu
más rebelde que revolucionario.
Bombardeo de una escuela 1938
De
lo que conozco me quedo con su última época (“Viva octubre”,
“La columna en marcha” y “Horrores de la guerra”) que le
acercan al mundo del cómic, con imágenes colectivas muy detalladas.
Tras
su paso por varios campos de concentración, entre ellos el citado
Vernet D`Ariége, vuelve a Barcelona en 1942 y se aparta de la
ilustración por motivos evidentes de autocensura, pasándose a la
pintura surrealista y al muralismo (Jazz Colón y Residencia Sant
Jaume, ambos desaparecidos).
Mención aparte merece la llamada
Capilla Gitana, mural realizado por Gómez durante su “estancia”
en la cárcel Modelo de Barcelona por propaganda y asociación ilegal
entre 1948 y 1954. Actualmente está tapado por una capa de pintura
en una celda de la cuarta galería y es reivindicado por numerosas
asociaciones en el marco de la recuperación de la cárcel como
museo.
Interesados meteos en la página web de la asociación.
Después
de dos “bichos raros” como Claramunt y Gómez, permanentemente
rebelados contra los estereotipos sociales, habrá que reincidir en
lo musical.
Hace
unas semanas vi una de la primeras películas del reciente
nonagenario Clint Eastwood, “Escalofrío en la noche” (1971), un
thriller vulgar y anticuado que solo salva un Clint en plena forma
física. Pues bien, en la película suena “First
time ever i saw your face”,la
canción que dio su primer Grammy a Roberta Flack.
El
compositor es el cantante folk Ewan MacColl (1915-1989), otro
outsider por su militancia izquierdista. MacColl había compuesto la
canción para Peggy Seeger y detestaba la versión lenta y edulcorada
de Roberta Flack.
Para
los que suene el apellido MacColl, efectivamente, se trata del padre
de Kirsty (1959-2000), muy conocida por la maravillosa “Fairytale
of New York”, que
interpretó junto a los Pogues y
creo haber incluido en el blog hace tiempo.
Cuando la construcción del personaje de una novela te hace dudar de su existencia es que el autor ha hecho bingo. Recuerdo que en mis tiempos de estudiante estuvo de moda un texto del filósofo Della Volpe sobre el concepto de verosimilitud en el cine, que él, cuestionando el dogmatismo neorrealista, ampliaba al terreno de lo poético.
La actualidad, si bien no adornada precisamente por la lírica, parece darle la razón. ¿Alguien en su sano juicio hubiera creído verosímil hace un año que los ciudadanos de todo el mundo paseáramos protegidos por una mascarilla porque un virus maligno se había extendido por los confines de la tierra? ¿Alguna persona minímamente cuerda hubiera considerado verosímil que la primera potencia mundial fuera gobernada durante cuatro años por un ignorante atrevido y temerario como Donald Trump? Pues ahí lo tenéis. La realidad siempre supera a la ficción.
No es el caso de la entrañable “Todo lo que se llevó el diablo”, de Pérez Andújar (San Adriá del Besós 1965), en la que la construcción prolija del ficticio Arcos Paulín, pertrechada de excelentes y bien documentados trampantojos históricos, me llevó a buscar su existencia real por internet. No podía ser que ese dibujante de cómics, que posó junto al mítico Hervé, autor de Tintín, al que no consideraba amigo sino competidor, fuera solo un fantasma de papel tintado.
Pero P. Andújar es un equilibrista del homenaje y la verosimilitud. Así que veamos el laberinto extenuante de nombres fingidos y robados, lo que llamamos heterónimos, que fragua para acreditar al personaje: “El piloto sin rostro”, la obra más famosa de Paulín, que en Bélgica adopta el nombre de Paul D`Arc, existe, pero su autoría le corresponde a un autor real secundario, Jean Graton. P. Andújar convierte al piloto de coches Michel Vaillant, el personaje original, en un piloto de aviones que, como aquel, esconde su rostro en la visera opaca del casco. Para rizar el rizo Paul D`Arc, instalado en París y afiliado al PCF, pasa a colaborar asiduamente en una editorial comunista que, y esto también es verdad, se llamaba curiosamente Vaillant. En la ficción coincide con otro dibujante, José Cabrero, también real, que como Paulín en la novela sobrevivió al campo de concentración de Mauthausen dibujando viñetas pornográficas para los guardianes del campo.
Como puede apreciarse la mejor forma de hacer caer al lector es acompañar al personaje de un cierto número de trampas reales que finjan veracidad. ¿No os suena? Está de moda. Es lo que actualmente llamamos bulos o, en algunos casos, investigación judicial.
Max Aub: No es extraño que Pérez Andújar recoja la figura de Arcos Paulín de un
Foto de los "padres" y de Torres Campalans con Picasso
curioso relato de Max Aub, “Manuscrito Cuervo”,memoria sobre su estancia en el campo de concentración de Vernet D`Ariége.
Max Aub (París 1903 . México 1972) es el bromista por antonomasia del heterónimo. He sabido preparando este blog que, además de sus dos conocidos autores imaginarios, el escritor Luis Petreña y el pintor cubista Jusep Torres Campalans, tuvo la osadía de inventarse una antología de poetas de diversas lenguas y nacionalidades, hasta 69, adornándolos con pequeñas notas biográficas. Habrá que conseguirla como sea porque seguro que da de sí.
Mientras, me ceñiré al caso de Torres Campalans, que es el que conozco porque compré el libro cuando Destino publicó una extraordinaria edición en 1999, pero sobre todo por lo redondo del resultado.
Ya en las primeras páginas coloca Aub el señuelo que acompañará el resto de la historia: un poeta mejicano le presenta a un “hombre, alto de color, seco”, José Torres, que se dedica a no hacer nada y vive “en el monte, con los chamulas”. El escritor tiene dos conversaciones con el pintor, y tiempo después, de vuelta a París, le habla de él a Jean Cassou, en aquellos tiempos el hispanista y crítico de arte de moda, que se sorprende y le enseña catálogos y notas propias. Ya está. Max Aub se mete “de hocico en su vida”, es decir, se ve empujado a escribir su biografía.
No soy un erudito bibliográfico, pero de lo que conozco y he tenido noticia, la biografía imaginaria de Jusep Torres Campalans es el más completo fake new de la literatura, en palabras suyas una historia que tuvo que reconstruir como un rompecabezas. Por el libro pasan multitud de críticos, escritores y artistas reales (además de Cassou, Gris, Picasso, Renau y Malraux, a quien dedica el libro, entre otros). Algunos de ellos le facilitan documentos, incluso catálogos.
Pero los elementos que apuntalan la ficción, los que hicieron dudar de la existencia real del pintor son dos: 1) el hecho de que tanto Cassou como otros críticos y artistas que aparecen en la trama no la desmintieran y 2) la reproducción de cuadros, dibujos, bocetos e incluso fotos de Torres Campalans, así como un catálogo detallado de la obra conservada (58 trabajos), con medidas, material empleado, pequeña descripción y hasta supuesto propietario. Para enredar más la cosa Aub pone en duda la autoría de alguno de los cuadros, lo cual es ya la repera: poner en cuestión la autenticidad de la obra que uno mismo ha inventado.
El cuadro "La venganza será terrible" obra de... obra"
La duda sobre la existencia real del pintor duró dos años, y ello pese a que Max Aub, bromista hasta la sepultura, dejó huellas del engaño, como esos asesinos en serie que buscan reconocimiento retando y dejando rastros a sus perseguidores, principalmente en fechas o con la recreación de artículos periodísticos reales.
Le he dado muchas vueltas al coco para recordar algún caso musical que pudiera servir para la ocasión y he corroborado algo que creía recordar del último LP de Cream, en el que aparecía entre los créditos un desconocido “angelo misterioso”, identidad que por problemas legales ocultaba al beatle George Harrison. El video juega con la querella amorosa por Pattie Boyd, un tanto de revista rosa, pero es el único en el que, aunque en foto, aparece l´angelo.